Alemania sufrió una montaña de rusa de emociones para pasar a octavos de final de la EURO 2020. Desde la decepción frente a Francia, al éxtasis contra Portugal hasta acabar en la angustia de Múnich con Hungría casi como verdugo. Alemania jugó eliminada prácticamente todo el encuentro, pero su empuje terminó encontrando recompensa en el gol de Goretzka. El empate de Francia y Portugal la aúpa a un segundo puesto que la llevará a enfrentarse a Inglaterra en octavos.

Heroica Hungría

Tras atemorizar a Portugal y neutralizar a Francia, Hungría volvió a imprimir determinación personalidad para desestabilizar los cimientos del Allianz. El bloque de Marco Rossi avanzaba unido a presionar, abriéndose y defendiendo de forma coordinada como si de un acordeón se tratase. Se ajustó al ritmo alemán, replegándose sin conceder espacios o mordiendo en salida para desquiciar al bloque teutón. La fiereza de Nagy, Négo, Fiola, Szalai y Sallai castigó cada pérdida. Los dos puntas dieron aire y crearon el contragolpe del 1-0, que sirvió para que el eterno Szalai cabecease al arco de Neuer. La defensa amuralló el área (Nagy en las coberturas y Orban en el despeje), se borró a Gosens y Kimmich de la ecuación y se dejó liberados a los centrales teutones. Hungría sufrió el asedio, pero lo aguantó durante 84 minutos de forma heroica.

Hungría rozó la gesta / FOTO: UEFA
Hungría rozó la gesta / FOTO: UEFA

Mostraron entereza cuando recibieron el 1-1 y solo tardaron 91 segundos en ponerse de nuevo por delante. La Mannschaft transmitía una debilidad fragante que Szalai volvió a usar para proyectar y crear el espacio a Schäfer en el 1-2. El empate alemán dejó el sacrificio en algo más que lo anecdótico, porque la valía casi derroca a una potencia.

Hungría celebra el 1-2 / FOTO: UEFA
Hungría celebra el 1-2 / FOTO: UEFA

Alemania se desbloquea en el abismo

Los germanos sufrieron el arraigo de un bloque compacto y disciplinado que no les dejó reproducir su fútbol. Bajo la tormenta de Múnich, su monólogo se esterilizaba cuando Hungría le presionaba. Le costaba llegar arriba, encontrar a Kimmich, Gosens y los delanteros, siendo Toni Kroos quien se erigió como comandante. El del Real Madrid dejó un primer tiempo con un 94% de precisión en el pase, 2/2 centros, 2 pases clave y 6/6 balones en largo, aunque el partido lo terminó con 14 de 15. Su lucidez despertaba al juego, aportándole ritmo y ofreciéndole escenarios en los que Hungría tardaba más en responder (el cambio de sentido).

Kroos marcó los tiempos / FOTO: UEFA
Kroos marcó los tiempos / FOTO: UEFA

Atacaban el área con centros que Gulácsi o un defensa resolvían con mayor o menor dificultad. Las piezas se movían (Havertz, Sané y Gnabry por dentro), pero sin espacios en los que recibir, el juego se fue ahogando. Sin poder girar a Hungría, Kimmich se interiorizó para entrar en contacto con el balón y Alemania encontró el gol. El tanto de Havertz fue producto del error de Gulácasi, aunque se echase por tierra en menos de dos minutos. Löw quemó todas sus naves cargando el área de efectivos, pero fue el desparpajo de Musiala lo que cambió el guion. Retando al carrilero, abrió campo hasta que el balón llegó en un rechace al corazón del área. Goretzka apareció para empalar, rescatar a Alemania y firmar el empate que les clasificaba.

Alemania celebra el 1-1 / FOTO: UEFA
Alemania celebra el 1-1 / FOTO: UEFA

La fragilidad atrás y la falta de ideas arriba le hizo rozar el abismo, pero Kroos, Kimmich, su empuje y la grandilocuencia de su historia fueron las que empujaron para evitar el cataclismo.

Goretzka salvó los muebles / FOTO: UEFA
Goretzka salvó los muebles / FOTO: UEFA