"¿Italia el equipo más bonito? No sé, sin duda somos guapos", respondía Roberto Mancini tras sumar su tercera victoria consecutiva en la Eurocopa. Desde la llegada del técnico en 2018, la Azzurri está atravesando un proceso de renovación de jugadores y regeneración de estilo de juego para poder volver a ser solvente en cuanto a competitividad en Europa y el mundo.

La Selección Italiana ha encontrado un rumbo que supo afianzar en la actual competencia. Dos goleadas ante Turquía y Suiza y una victoria ante Gales, lo certifican. Los italianos sumaron 9 de 9, quedando como líderes del Grupo A.

  • Mancini logró exprimirle el jugo a las 'promesas'

El técnico ha sabido encajar las piezas en el armado del equipo en la Eurocopa. Futbolistas jóvenes como Manuel Locatelli, Nicolò Barella y Leonardo Spinazzola pudieron encontrar su lugar en un armado con jugadores experimentados (Chiellini, Bonucci, Jorginho e Immobile).

Locatelli es un mediocampista universal: defiende, gestiona el balón, mantiene bien la posición, marca goles. El juego de toque de la Azzurra, muy parecido al del Sassuolo, fue ideal para mostrarle a Europa sus virtudes que lleva avisando sobre su potencial desde que debutó en el Milan a los 18 años.

Barella cumple con todo lo que le pida su entrenador. Su dinamismo y estado físico le permiten ser un futbolista polifuncional en el armado de Mancini: puede convertirse en enganche, en mediocentro posicional, hasta en lateral en un mismo encuentro. "Nicolò nunca se rinde. Debe solo marcar algún gol más", bromeaba el técnico.

Spinazzola ha marcado la diferencia atacando la profundidad en el último tercio del campo. El rendimiento del lateral izquierdo lleva varios meses siendo una novedad, y logró mostrar su mejor nivel durante esta Eurocopa. Es un lateral muy disciplinado tácticamente y rápido a pesar de su altura.

Locatelli, Barella y Spinazzola / Fotomontaje: Pedro Alegre
  • El Plan 'Maestro'

Italia hizo un 'click' desde que se quedó afuera del Mundial 2018 y se actualizó en la línea de las selecciones europeas más modernas, sin renunciar a su idiosincrasia puesto que la mayoría de sus jugadores militan en la liga italiana.

El cambio generacional va tomando fuerza y forma de la mano del recambio futbolístico, al mando de un entrenador que también lo ha entendido así. No obstante, el manual de Mancini no olvida las viejas costumbres italianas, como los goles a balón parado, un clásico que nunca ha dejado de estar a la moda.

"Mancini nos permite expresar al máximo nuestra calidad. Nos da muchos consejos, fue un gran jugador", explicaba Lorenzo Insigne en la previa del partido frente a Austria.

En el fútbol debe predominar la paciencia. Es precisamente la Azzurri una de las selecciones que necesitaba un respiro juntando el plan y la mano de obra. Es la oportunidad perfecta para Mancini y su equipo, de cambiar una etiqueta generada con un currículum tan abultado (4 mundiales y una Eurocopa), pero también poco elogiado en la historia. El proceso de formación está en marcha y el partido ante Austria puede marcar el comienzo de una ilusión que no pensará detenerse en el combinado italiano.

Mancini, el ajedrecista / Foto: 90min