Duelo cumbre en la zona alta de la Serie A, donde dos equipos históricos como el Inter de Milán y la Roma de José Mourinho se vieron las caras en el Giuseppe Meazza. Un duelo con intereses diferentes, pero con la misma finalidad de ganar el partido y que, con mucho merecimiento, se lo acabó llevando los de Inzaghi por 3-1.

Empezó el duelo como se esperaba desde el comienzo, con los negriazules tomando la iniciativa con el cuero y buscando huecos ante una Roma bien posicionada, a la espera de salir al contragolpe y hacer daño al espacio con velocidad. Los primeros compases del encuentro fueron tranquilos para ambos porteros, donde Rui Patricio solo tuvo que despejar una falta ejecutada por Dimarco en el minuto cinco.

Poco a poco, la Roma fue creando ocasiones y pisando área rival. El ensanchamiento del juego por las bandas apoyándose en Zalewski y Karsdorp fue clave para que llegasen a Handanovic con peligro, aunque poco se les vieron en los primeros 45 minutos. Çalhanoglu recibió al borde del área y disparó al poste izquierdo, pero una grandiosa estirada de Rui Patricio evitó que se rompiera el empate.

Poco a poco el Inter se vio cómodo y superior en el marcador. Denzel Dumfries salió como alma que lleva el diablo por su banda derecha donde, desde ahí, se acomodó el balón a su pie izquierdo para batir al meta luso y adelantarse en el marcador. Necesitó el Inter media hora para tirar abajo el muro romano.

Minutos más tarde, Brozovic anotó uno de los goles de la jornada. Un balón al hueco de Perisic le llegó al croata que, tras recortar y escorarse para tomar ángulo, disparó con la diestra para firmar un golazo al que Rui Patricio solo pudo mirar cómo entraba el balón al fondo de las mallas. Dos goles que fulminaron las esperanzas de los romanos para intentar llevarse un complicado encuentro desde el inicio.

De esta forma terminó una primera mitad con un claro dueño en el marcador, que no quiso distracciones desde el primer minuto, pero que también fue a por más en la segunda mitad.

Segunda mitad

A los siete minutos de comenzar la segunda mitad. Lautaro Martínez remató un córner botado por Çalhanoglu de cabeza al palo derecho para hacer el tercero, sentenciar el choque y mandar un mensaje a Milan y Nápoles de que van enserio a por el Scudetto.

El paso de los minutos sirvió para que ambos técnicos dieran entrada a las sustituciones pertinentes, aunque la Roma no pudo darle la vuelta al resultado. Un resultado tan abultado hizo que los de La Lupa bajasen el ritmo a la vez que se desmotivasen. La Roma quiso combinar en zona de tres cuartos del rival, pero la falta de efectividad en los metros finales fue lo que condenó al conjunto romano.

Llegados ya al último cuarto de hora del choque, no se movieron apenas las piezas de su casillero. El Inter controló muy bien el resultado, defendiéndose de cualquier ataque liderado por Abraham, y esperando pacientemente en su campo el fallo rival para salir al contragolpe.

A pesar de no tener opciones, la Roma no se rindió y luchó hasta el final. Un zapatazo de Mkhitaryan en el 84’ dejó a Handanovic de piedra y recortó distancias a cinco minutos de finalizar el choque. El Inter contestó casi de forma inmediata saliendo al ataque encerrando a los romanos en su área, aunque sin poder anotar el cuarto.

Con poco más que ofrecer, el colegiado señaló el final del partido y el Inter de Milán ganó de forma contundente a la Roma de Mourinho, que se complica su permanencia en puestos de Europa League. Los de Inzhagi demostraron tener calidad en ambas áreas y dominaron el partido sin muchos apuros. De momento, se colocan líderes de la Serie A a expensas de lo que haga el Milan el domingo.