Tarde del 11 de julio de 1968, 25 grados, lleno absoluto en el Bernabéu. La final de la Copa del Generalísimo reunía a Real Madrid y Barcelona. El conjunto blanco, entrenado por Miguel Muñoz, se había proclamado campeón de Liga –la décimo tercera-, sobrepasando a los azulgrana, entrenados por aquel entonces por Salvador Artigas, y buscaban el doblete.

Era la última oportunidad para el Barcelona de conseguir algo importante en la temporada 67/68. Como aliciente, estaba el hecho de que el partido se jugase en el Bernabéu -única vez que se ha disputado la final en terreno no neutral-, escenario inmejorable para que los azulgrana conquistasen su décimo sexta Copa.

El Madrid había ganado la Liga y buscaba el doblete

El Barcelona había superado al Sporting, Real Sociedad, Athletic de Bilbao y Atlético de Madrid hasta llegar a la final, mientras que el Real Madrid dejó atrás a Calvo Sotelo, Sevilla, Zaragoza y Celta. Madrileños y catalanes se volvían a ver las caras en una final de Copa 32 años después. En aquella ocasión -1936-, el equipo ‘merengue’ se llevó el trofeo al imponerse 2-1 a los ‘culés, con dianas de Eugenio y Lecue.

El Real Madrid llegaba con solo 14 hombres, plagado de bajas, con la ausencia de De Diego, que se encontraba cumpliendo el servicio militar, y las lesiones de Calpe, Gonzálvez, Bueno, Gento, Velázquez, Félix Ruiz y Veloso, por lo que saltaron al césped: Betancort, Miera, Zunzunegui, Sanchís, Pirri, Zoco, Serena, Amancio, Grosso, José Luis y Miguel Pérez. Por parte del Barcelona el once era el siguiente: Sadurní, Torres, Gallego, Eladio, Zabalza, Fusté, Rifé, Zaldúa, Mendoza, Pereda y Rexach.

El encuentro comenzó con más dominio de los blancos, que no podían imaginar lo que estaba a punto de ocurrir. Corría el minuto seis de partido y Zabalza envió el balón a Rifé, quien puso un centro desde la banda izquierda. Al esférico llegó el central Zunzunegui, quien, en un mal despeje, se metió el balón en propia puerta. El partido acababa de comenzar y los de Muñoz no podían creerse el regalo que acababan de hacerle a su eterno rival.

El Madrid pudo empatar en una jugada tras un saque de banda que acabó con Serena poniendo un centro que su compañero chutó desde la frontal del área para perforar la red. No obstante, el colegiado ya había pitado falta a favor del Madrid, de Eladio y Gallego sobre Serena, por lo que el tanto no subió al marcador. La falta también la puso Serena, la despejó de cabeza Pereda y le cayó a un jugador del equipo blanco, que chutó para que Grosso, de cabeza, rozase el empate.

El primer saque de esquina de la tarde fue para el Barcelona. Rexach puso el balón, tocó de cabeza Mendoza y la dejó para que Zaldúa disparase a puerta, tiro que fue atajado sin problemas por Betancort, aunque la jugada había sido invalidada.

Amancio fue el más destacado del equipo de la capital

Ahí aprovechó el Real Madrid para el contragolpe, de los pies de Amancio, que dribló y dejó atrás de forma impecable a su marcador, Zabalza, y a Eladio; se escoró y, antes de que el balón se perdiese por línea de fondo, puso el centro, al que llegó Miguel Pérez. Este, libre de marca, se lanzó para peinar el esférico y enviarlo al primer palo, poniendo de nuevo en alerta al conjunto azulgrana que, una vez más, vio cómo los blancos acariciaban el gol.

Los de Muñoz lo intentaron también con el disparo lejano, en una ocasión que fue atrapada por Sadurní. Artigas cambió de banda a Rexach, que pasó a la derecha, y a Rifé, que pasó a la izquierda, y lo mismo hizo el Real Madrid. Sanchís pasó al lateral derecho y Miera, al izquierdo, para poder seguir haciendo el marcaje por hombre.

De nuevo el Real Madrid tuvo el gol en sus pies, en una jugada de Amancio, cuyo pase logró enviar Torres a córner antes de que Miguel Pérez llegase al remate. El equipo blanco disponía de las mejores ocasiones. Amancio lo volvió a intentar, dejando atrás a dos defensas con un vistoso autopase y colgando un balón que atrapó finalmente Sadurní, cuyas paradas lo convirtieron en el héroe azulgrana de la noche.

Los azulgrana apenas lograban incomodar a Betancort, ya que la solidez defensiva del rival impedía que los balones pasasen. Por el contrario, la banda derecha del Madrid era una autopista directa a la portería de Sadurní. Por ahí llegaban las ocasiones de más peligro, como las comentadas anteriormente de Serena y Amancio, o la que más tarde tuvo también Miguel Pérez.

No solo el acierto de cara a portería le fallaba al Madrid sino que Pirri también tuvo que retirarse del terreno de juego tras haberse hecho daño en el hombro. Mientras el madridista bajaba al vestuario para que el doctor pudiese examinarle, el Barcelona tuvo una de sus ocasiones más claras de la primera parte: un cabezazo de Pereda que se marchó por encima del travesaño, y tras el cual volvía a ingresar en el terreno de juego Pirri, que acabó con una luxación de hombro.

Con un Madrid que habitaba en campo contrario y un Barcelona errante en los pases y carente de profundidad se llegó al descanso.

Los azulgrana atacan

Ya comenzada la segunda mitad, Amancio probó el disparo desde fuera del área, pero acabó atrapando Sadurní. El Barcelona intentó sin éxito aumentar la ventaja sobre el luminoso con sendos disparos desde fuera del área. Un Barcelona espeso e incapaz de elaborar una jugada, pero que, tras el descanso, consiguió acercarse algo más al área de Betancort. Tampoco el Madrid tuvo demasiadas ocasiones en esta segunda parte, y apenas lograron incomodar a Sadurní, salvo un remate de cabeza de Grosso que envió a córner.

Betancort y la red impidieron a Fusté y Pereda marcar el segundo

Rifé retrasó su posición para formar un 4-4-2, dejando a Rexach y Mendoza como referencias en ataque en el conjunto catalán. La ocasión más clara de la segunda mitad llegó desde un saque de esquina, el tercero para el Barcelona. Rexach botó el saque y Fusté remató de cabeza al segundo palo, obligando al guardameta madridista a estirarse para atrapar el esférico.

Los azulgrana se animaron en el ataque y la siguiente oportunidad fue para Pereda, cuyo disparo desde la frontal impactó en el lateral de la red.

Poco más pasó de ahí al final, y así, lentamente, fue muriendo el partido. El colegiado decretó el final del encuentro, que proclamó al Barcelona vencedor tras la desafortunada jugada de Zunzutegui, que anotó el único tanto del encuentro. Así, los catalanes conseguían, en territorio enemigo, tomar la revancha de la final del 36, perdida ante los blancos.

La final de las botellas

La final de Copa entre Madrid y Barcelona de la temporada 67/68 no se recordará por el buen juego de ambos equipos sino por la polémica generada durante y después del encuentro, que pasó a conocerse como “la final de las botellas”. La consecución del título por parte de los azulgrana en ‘territorio enemigo’ y los errores arbitrales que según el madridismo llevaron a ello –consideraron que Gallego debió ser expulsado por una dura entrada a Serena, y que no se señaló un penalti al propio Serena-, no sentaron muy bien a un determinado sector de los aficionados blancos, que no dudaron en lanzar botellas al terreno de juego, una de las cuales impactó a Zabalza.

Esa fue la forma de protestar ante el, a su juicio, mal arbitraje de Antonio Rigo, a quien, además, consideraban que había beneficiado al Barcelona en la semifinal ante el Atlético. De ahí el nombre con el que desde entonces se refiere a esta final -tras la cual Rigo declaró haberse hecho antimadridista- , y cuyos incidentes hicieron que se prohibiese la venta de botellas de vidrio en los estadios.

El Madrid del equipo “ye-ye”

En los equipos titulares que salieron al campo en aquella final de la Copa se encontraban numerosos jugadores cuya brillante calidad perdura aún hoy en día.

En las filas del Madrid se pueden destacar a varios futbolistas que formaron parte del denominado equipo “ye-ye” –que dos años antes conquistó la sexta Copa de Europa en Bruselas ante el Partizan de Belgrado-, como Amancio, uno de los mejores de la final ante el Barcelona. El gallego cumplía por entonces su sexta temporada en el conjunto blanco –estuvo en total 14- y su calidad futbolística por banda era sobradamente conocida.

La polivalencia de Pirri le hizo ganarse el apodo de 'el obrero'

Lo caro de su traspaso -10 millones de pesetas- estuvo a punto de cerrarle las puertas en el conjunto de la capital, de no ser porque Don Santiago Bernabéu insistió en su fichaje. También fue internacional absoluto y participó en la primera Eurocopa que ganó España, en 1964, cuando derrotó a la Unión Soviética por 2-1. En aquella Eurocopa también estuvo Zoco, quien, tras 12 temporadas como jugador blanco, permaneció más tarde ligado al club como delegado del primer equipo.

Otro de los importantes de aquel equipo era Pirri, polivalente donde los hubiese, y del que destacaba su entrega. También Grosso fue un “todoterreno”, llegando incluso a hacer de portero. Llegó al Madrid con 15 años y su versatilidad le valió el apodo de 'el obrero'.

También destacable es la trayectoria de Sanchís, quien antes de fichar por el Madrid, con 26 años, formó parte del juvenil del Barcelona. Empezó como atacante para pasar a la línea defensiva. Además de su paso por el equipo de la capital, a Sanchís se le recordará por el gol que marcó a Suiza en el Mundial de Inglaterra del 66, y que sirvió para que los españoles pasasen de ronda.

Un Barcelona falto de éxitos

Por parte del Barcelona no se encontraban grandes fichajes, dado que la economía del club no lo permitía, lo que también influyó en su capacidad competitiva para luchar por títulos –solo consiguieron dos Copas de España y una de Ferias en la década de los 60-. No obstante, sí que se pueden dar unas pinceladas de algunos de los integrantes de aquel once titular en la final del Bernabéu.

Sadurní fue uno de los mejores del bando azulgrana en la “final de las botellas”. Destacó por su seguridad y consiguió tres trofeos Zamora con la camiseta azulgrana (68/69, 73/74 y 74/75). Junto a Torres y Rifé formaron una de las mejores defensas de la historia del club. Este último fue posteriormente entrenador del primer equipo, con Torres como segundo.

Rexach se mantiene como uno de los máximos goleadores de la historia del club catalán

Por su parte, Rifé se convertiría, dos años más tarde, en uno de los protagonistas del partido de vuelta de cuartos de final de la Copa, que volvía a enfrentar a Barcelona y Real Madrid, esta vez en el Camp Nou. El catalán cometió falta sobre Velázquez fuera del área, aunque el colegiado Guruceta acabó decretando penalti. El Barcelona cayó eliminado con un global de 3-1 y el Madrid se acabó proclamando campeón en la final ante el Valencia.

Fusté fue otro de los titulares y que además participó, al igual que Pereda, en la Eurocopa del 64. El centrocampista, de buena técnica y disparo, llegó a ser capitán del equipo catalán, con el que conquistó siete títulos.

Carles Rexach fue otro de los titulares de la final en el Bernabéu. Del canterano barcelonista, que fue una de las revelaciones de la temporada 67/68, se podrían resaltar su técnica y dribling, aunque no contaba con el apoyo total de la afición. El extremo es uno de los máximos goleadores de la historia del club y uno de los que más veces ha vestido la camiseta azulgrana.

Fotos: TVE.

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Sobre el autor
Rocío Bonachera
Licenciada en Periodismo y máster en Periodismo Deportivo. Coordinadora de la sección del Málaga y editora. Redactora del Málaga y del FC Barcelona en Vavel.com y colaboradora en The Best Football (Radio Vavel). Antes trabajé en la Ser, Hispagenda (Bruselas), 20 Publicaciones e Impresiona. Me encantan los nuevos retos. [email protected]