El Manchester United del mítico Álex Ferguson llegaba a la capital española dispuesto a pelear por un puesto en las semifinales pero delante tenía a un Madrid equilibrado, solvente y cargado de calidad. El fichaje de Ronaldo Nazario aportaba un plus de electricidad y clase a una delantera de lujo a la que Zinedine Zidane proponía bailar a su antojo. El francés todavía iluminaba el campo con aquellas ruletas marsellesas que le hacían brillar por encima de los demás. Aquel era el inolvidable Madrid de Zidane y Makélélé.

Pese a jugar el primer partido en casa, el Real Madrid no se dejó ninguna bala en la recámara. Salió a matar la eliminatoria desde el primer minuto y se puso por delante gracias a un fenomenal derechazo de Luis Figo, que desató su pierna diestra para golpear magistralmente un balón que se coló, a cámara lenta, por la escuadra del guardameta del United, Fabien Barthez. El lateral Gary Neville, incrédulo, observaba en el aire la parábola del esférico. A los 12' minutos de partido el Madrid marcaba el primero y arreciaba con su fútbol cósmico al campeón de la Premier League. 

La solvencia en el centro del campo tenían nombres y apellidos. Claude Makélélé y Flavio Conceiçao aguantaban al Manchester United cuando David Beckham y Ryan Giggs amenazan las bandas de Roberto Carlos y Míchel Salgado. Arriba un solitario Ruud Van Nistelrooy se desesperaba ante la falta de oportunidades. El Madrid triangulaba rápido y basculaba mejor cuando Paul Scholes y Roy Keane se alargaban en el campo. Y fruto de un robo de Roberto Carlos al mismo Scholes nacería el segundo gol de la noche. El robo del lateral brasileño y la posterior asistencia de Zidane a Raúl, quien resolvería fríamente ante el meta francés, daban al Madrid una importante ventaja en el marcador que reflejaba a la perfección el fútbol compulsivo de los blancos. 

Tras la reanudación Raúl volvía a poner en pie al público de Chamartín. Contra vertiginosa del equipo local, comandado de nuevo por Zinedine y perfectamente asistida por Figo. El portugués se inventa una bicicleta en el ala este del equipo de Ferguson, deshace al central Wes Brown y le regala un pase franco al 7 blanco, que bate por tercera vez, y con un precioso tiro cruzado, al guardameta galo. Ruge el Bernabéu y llora estoicamente el conjunto británico, que marcaría minutos después el tanto que se llevarían de regreso a Old Trafford. El Madrid se gustó y perdonó una goleada histórica ante un rival que vino a guardar la ropa. Pero Ronaldo, apenas inédito, aguardaba su momento. Faltaba la vuelta.