Bob Dylan, considerado uno de los compositores y músicos más influyentes y prolíficos del siglo XX, describía el impertérrito paso de la vida de esta forma: "Ayer es sólo un recuerdo; mañana nunca es lo que se supone que es" . Una vida, que acoge múltiples acontecimientos cargados de sentimentalismos, vivencias e historias grabadas en la retina de una ciudad y una pasión, el fútbol.

Origen de la rivalidad

Una legendaria rivalidad curtida por el tiempo que divide a la vieja Hispalis. Esa Sevilla que se transforma en una ciudad majestuosa cuando vive unos momentos que siente muy suyos y sin los cuales, la idiosincrasia sevillana, perdería todo su carisma. La Semana Santa, la Feria de Abril, y casi con toda intensidad, el derbi futbolístico completan el ramillete de pasiones y colores que ensalza el espíritu sevillano que envuelve a la ciudad de la Giralda.

Una rivalidad que nace cogida de la mano del fútbol andaluz enmarcada en el amor a unos colores y de rivalidad con los contrarios. Pepinos contra merengues, palanganas contra verderones, simbolizan esa encarnizada aversión que han presidido los enfrentamientos entre ambos clubes sevillanos.

El primer partido celebrado entre el Sevilla FC y el Real Betis Balompié fue un amistoso con motivo de la disputa de la Copa de la Sociedad Artística Sevillana, que tuvo lugar

el seis de enero de 1915, disputado en uno de los campos del Prado de San Sebastián con triunfo verdiblanco por uno a cero. Tan solo un mes después, con motivo de la disputa de la I Copa del Duque de Santo Mauro, el siete de febrero de dicho año volverán a verse las caras ambos equipos con victoria, esta vez, del Sevilla FC por cuatro tantos a tres. La tensión entre las aficiones llegó a tal extremo, que en esa tempranera fecha, hubo agresiones e invasión de campo obligando al árbitro a dar por finalizado el partido antes de tiempo.

En 1928 se enfrentaron por primera vez en Liga

Un año más tarde, en 1916, llegaría el primer derbi en competición oficial, en un encuentro correspondiente a las semifinales del Campeonato de Andalucía y con él nació una de las razones de arraigo y del triunfo del balompié en Sevilla. En la capital hispalense se vivió este encuentro como muy pocas veces se había vivido un espectáculo. Dos aficiones numerosas indicaron el camino por los que iban a discurrir todos los derbis. Aquel envite finalizó con tablas en el marcador. Empate a dos.

Hay que remontarse a la temporada 1928/1929, año de creación de la Liga, para presenciar el primer duelo en competición liguera en el que Real Betis y Sevilla FC, quedaron enmarcados en la Segunda División de aquella originaria contienda. Un triunfo en su respectivo feudo para cada equipo saldó la temporada inaugural de la liga española.

1935: año glorioso para el fútbol sevillano

Corría el año 1935 cuando España se preparaba para un cambio de tendencia en su historia. En el plano deportivo, arribó la primera Vuelta a España, pasando a ser una de las tres grandes del ciclismo en carretera. En el panorama futbolístico, desembarcó la temporada más ilustre y representativa para los equipos de la ciudad.

Año que acogería los dos primeros duelos entre rojos y verdes en Primera División. El Real Betis se hizo con su único título liguero aquel curso derrotando en esa temporada al Sevilla cero a tres en su estadio y empatando a dos en territorio bético.

Por su parte, el Sevilla se haría con la Copa del Presidente de la República de Fútbol, la primera Copa de su historia, derrotando al Sabadell por cero a tres; culminando de esta forma un año mágico para el balompié hispalense.

En 1935 el Real Betis se hizo con la Liga y el Sevilla con la Copa

Tras la Guerra Civil, llegaría la goleada más abultada por parte del Sevilla FC en los derbis sevillanos hasta entonces disputados. El club de Nervión derrota por cinco goles a cero al Real Betis Balompié el diecisiete de enero de 1943, venciendo también fuera, en la mayor goleada a domicilio por dos a cinco, a finales de dicho año.

Al finalizar ese año, el Real Betis bajaría a Segunda División atravesando un periodo de quince años vagando por categorías inferiores, fechas en las que se forjó el famoso “manque pierda”, tan característico de la afición de La Palmera.

Revive la rivalidad en los sesenta

El Betis comenzaba su andadura en la máxima categoría tras muchos años en ausencia y letargo y no pudo regresar de la mejor manera posible. Venció al eterno rival, por dos tantos a cuatro, en el primer encuentro oficial que se disputó en el Ramón Sánchez Pizjuán, en la antesala de los años sesenta. Los goles de Del Sol, Areta y Kuzman, por partida doble, tumbaron a los de Nervión.

En Heliópolis, volvió a obtener el triunfo el cuadro bético por dos goles a cero confirmando el regreso a la élite del fútbol por la puerta grande. A partir de entonces, los derbis, van a ser bastante frecuentes en la década de los sesenta con una igualdad latente en lo que al apartado deportivo se refiere entre ambos clubes rivales de la ciudad.

El Betis ganó el primer duelo liguero en el Sánchez Pizjuán

Ambos equipos despiden la década marcada por la llegada del hombre a la Luna jugando en Segunda División, en una época muy pareja para nervionenses y heliopolitanos. Dos a dos en el Villamarín y cero a uno en el Pizjuán, culminan la temporada con el ascenso del Sevilla FC a Primera División.

Dos años más tarde, en 1971, regresaría el Betis a la élite en una campaña donde el Sevilla volvería a bajar de categoría y el club verdiblanco obtuvo un discreto decimotercer puesto.

1975-1999: intercambio de golpes a domicilio

Los ochenta se avecinaban en España como cruciales para el resto de nuestra historia. La democracia se abría paso a ritmo de sufragio universal, dejando en el horizonte el ciclo de totalitarismo de los últimos tiempos. Así pues, la Copa del Mundo, aterrizaba en suelo español para coronar a Italia con la vitola de tricampeona.

El año setenta y siete irrumpía en Sevilla con la consecución de la primera Copa del Rey por parte del Real Betis. Jugadores de la talla de Biosca, Diarte, Cardeñosa o Calderón, llevaron al club a conquistar el título copero después de una eterna tanda de penaltis frente al Athletic de Bilbao.

El Sevilla, por su parte, se llevaba los dos duelos aquella campaña al imponerse cero a uno en Heliópolis y ganar en el Pizjuán por tres a dos.

La década de los ochenta se vivía con tranquilidad, a lo que a resultados en derbis se refiere, hasta sus últimos trazos donde los asaltos a territorios vecinos fueron muy frecuentes.

Cuatro temporadas de desilusiones locales envuelven la llegada de los noventa. Desde el ochenta y seis hasta el noventa todos fueron derrotas en feudo propio, tanto de un bando como de otro. Uno a dos y uno a tres fueron los resultados más repetidos en aquellos atípicos años que abrían paso a la última década del siglo XX.

El siglo se despedía en el fútbol sevillano con la irrupción de la Ley del Deporte, por la cual, los clubes que se habían convertido en sociedad anónima debían presentar un aval como previsión de deudas. Ante esta tesitura, el club de Eduardo Dato, se topó con un descenso administrativo que a la postre fue infructuoso al terminar retractándose la Federación y admitiendo la presencia de veintidós equipos en la Liga.

Betis se proclama campeón de Copa en 1977, mientras que el Sevilla se lleva los dos enfrentamientos ese año

En el Betis se abría paso una de las figuras más influyentes en los últimos tiempos, Ruiz de Lopera, que se convirtió en máximo accionista tras la conversión del club en sociedad anónima.

Sumergidas ambas entidades en un panorama de inestabilidad, tan solo coincidieron cinco temporadas esa década en la categoría reina de nuestro fútbol. En el feudo verdiblanco tres empates y una victoria para cada contendiente, dicta la igualdad reflejada en los marcadores. En el Pizjuán, tres victorias locales por dos béticas dejan partidos para la historia como el cero a tres del Betis en la 96/97 o la devolución de éste con el tres cero de los sevillistas en la temporada 99/00. Quevedo, Juan Carlos, Loren, Olías, Alexis y Alfonso son nombres propios que resuenan en la mente de una y otra afición.

Siglo XXI: orgullo y honor siguen en juego

Arrancaba el siglo con los eternos rivales en Segunda División. Aquella campaña se caracterizó por el regreso de la mano a la máxima categoría, ya que, ambos equipos,consiguieron el ascenso. El Sevilla se marcó una temporada asombrosa alzándose campeón con ochenta puntos, mientras que el Betis hizo lo propio siguiendo la estela de su vecino, posicionándose en el segundo puesto con setenta y cinco puntos.

El derbi vivido en el Ruiz de Lopera coronó a un Sevilla que se impuso por uno a tres con goles de Olivera y Tevenet. El tanto bético fue obra de Capi.

Un empate a uno en Nervión cerró los derbis disputados aquel curso.

Volverían a verse las caras de nuevo de manera continuada hasta 2009, en la cúspide. Ocho años consecutivos entre 2000 y 2008 que dejan un cómputo global de cuatro empates y dos triunfos para cada equipo en el desfasado Ruiz de Lopera. En suelo nervionense, cuatro triunfos para el Sevilla, tres empates y una victoria bética hacían indicar el cambio de ciclo que arribaba al fútbol hispalense. Cabe destacar, el triunfo rojiblanco el seis de enero de 2008 por tres goles a cero con goles de Luis Fabiano y Dani Alves. Jugadores que simbolizan la época dorada del club de Eduardo Dato con dos Copas de la UEFA, dos Copas del Rey, una Supercopa de Europa y otra de España.

En cambio, el Betis se encontraba en una convulsa situación institucional con un mandatario cada vez más apagado y obsoleto que terminó con el club en Segunda División.

Las goles de Beñat y la 'manita' son los últimos episodios significativos de los derbis

Tras el periplo de dos años en la categoría de Plata, el club se moderniza dejando atrás una época de altibajos para regresar hasta nuestros días a una categoría que nunca debió perder al igual que su acérrimo rival y enemigo, el Sevilla FC, la Primera División española.

Las últimas confrontaciones dejan en el recuerdo los tiros libres de Beñat, la espigada presencia de Negredo o la reciente manita, que alientan una rivalidad centenaria respaldada por un ambiente de tensión.

El nerviosismo, la incredulidad, la más enfervorizada disputa, el choque de dos filosofías diferentes siguen haciendo del derbi, el cénit futbolístico más esplendoroso que se puede sentir en la ciudad de Sevilla.

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