En una categoría en la que es complicadísimo jugar si tienes menos de veintitrés años salvo que estés en un filial, Borja Valle Balonga (Ponferrada, 09-07-1992) ha conseguido hacerse su sitio en el C.D. Ourense, donde el gusto de Luisito por el buen fútbol le ha allanado el camino hacia la titularidad. 

Tras tocar el cielo siendo uno de los jugadores importantes de la Ponferradina 10/11 en Segunda División, Borja ha visto cómo, en el club berciano, han preferido apostar por gente de fuera antes que por él, encontrando en Ourense, en la Segunda División B y, sobre todo, en el míster, la situación más adecuada para seguir creciendo como futbolista.

Trayectoria

Toda la carrera de Borja, hasta hace poco más de un año, transcurrió en su Ponferrada natal. Su primer club fue el C.D. Garden, al que llegó en el año 2000 y en el que permaneció siete temporadas. Únicamente tuvo un entrenador allí: Torrico, que fue cambiando de categoría a la vez que lo hacían los chavales. Fue tal el grado de confianza que Borja llegó a tener con él que siempre decía que, si alguna vez llegaba a ser alguien en el fútbol, no concebía a otra persona que no fuese Torrico como representante. Estando en el C.D. Garden, acudió cada año con la selección provincial de León, mientras que, en 'cadete B', lo hizo también con la selección autonómica. 

Al terminar su etapa alevín, la Ponferradina comenzó a 'cortejarle'. El Garden le quedaba pequeño pero Borja aún era un niño y estaba a gusto allí. Finalmente, en el verano de 2007, decide junto a Juan -su padre- que es el momento de dar el paso, cambiar de aires y comenzar una nueva etapa. Borja recuerda el impacto que le causó la reunión con Paco Abad -quien sería su entrenador a lo largo de la siguiente temporada-, en la que se dio cuenta de la seriedad del proyecto que la Ponferradina de planteaba ya desde su primer año allí. 

El berciano se adapta rápidamente al club de sus amores, aunque la vida comienza a cambiarle en la temporada 09/10, su segundo año juvenil. Borja comenzaba la temporada con el 'juvenil A', que militaba en Liga Nacional; un buen día, el entrenador del filial se fija en él, y deja los entrenos del juvenil -aunque sigue jugando con ellos- para enrolarse en las filas del 'B'. Poco a poco, va ganando importancia en el filial, hasta tal punto que Carlos Granero -entonces entrenador del primer equipo- decide que quiere seguir a Borja más de cerca y, mediada la segunda vuelta, le incorpora a sus entrenamientos. En la jornada 38, con el filial ascendido matemáticamente a Tercera División y el primer equipo clasificado para el play off, Granero decide premiar a Borja con su debut en Segunda División B, en el Estadio Ruta de la Plata, en Zamora, con el dorsal 28 a la espalda. Todo esto tenía a nuestro protagonista envuelto en una nube. Tras tantos años acudiendo a El Toralín a animar a su equipo, ahora era uno más. Soñaba más intensamente que nunca con un Toralín coreando su nombre. 

La Ponferradina asciende a Segunda División y Borja Valle hace la pretemporada con el primer equipo a las órdenes de Granero. Su debut en El Toralín se produce en el tradicional amistoso que cada verano juegan Ponferradina y Sporting. Con muchísimos nervios, Valle salta al campo en el minuto 60, es cubierto por Lora y, con 1-1, el Pichu Cuéllar saca una mano increíble que le impide darle el triunfo a su equipo. Otro pasito más estaba dado. 

Siempre ambicioso, pero consciente de la dificultad de conseguir el objetivo, Borja comenzaba la temporada oficial con el filial, en Tercera División. Era juvenil de tercer año y tenía ante sí un reto apasionante. El año no comenzó bien para el primer equipo y, como siempre pasa, los primeros en desaparecer son los jóvenes. Toca volver a los entrenamientos del filial y esperar pacientemente por una nueva oportunidad, que le llegaría ya con el nuevo míster. Tras el relevo en el banquillo del primer equipo, Borja se pone a las órdenes de Claudio Barragán, que le haría debutar en Segunda División en El Alcoraz, Huesca, en un partido que jamás olvidará. A raíz de ahí, Borja Valle se convirtió en un habitual en las convocatorias del primer equipo, gozando de bastantes minutos. El 12 de marzo de 2011 quedará siempre grabado en la memoria de Borja: el Albacete visitaba El Toralín. Óscar de Paula adelantaba a los bercianos, Calle empataba para los albaceteños y, en el minuto 75, Claudio Barragán busca desatascar el ataque local con Borja Valle: "Hoy marcas", le dijo el míster y, efectivamente, ya en el tiempo de descuento, el hoy guardameta del Levante Keylor Navas saca de puerta, recoge de cabeza Jonathan Ruiz, que golpea el balón en dirección a portería. Keylor salta en busca de la pelota pero Borja, haciendo un ejercicio de tranquilidad tremendo, controla la pelota, se deshace de Navas y se planta solo frente a la portería, rematando la jugada con el gol de la victoria para su equipo. Sale disparado, la emoción era tremenda; hace ademán de quitarse la camiseta, pero seguro que se le pasa por la cabeza una posible amarilla y se la deja puesta; corre, sin rumbo fijo, hay que soltar adrenalina, estoy seguro de que, si hubiese encontrado una puerta abierta en el campo, se habría ido corriendo hasta León, pero no la había. Finalmente, se decide por tirarse al suelo, boca arriba, seguramente para intentar asimilar lo que había conseguido. Terminó el partido y El Toralín coreaba su nombre…¡Lo había conseguido! Al fin, esa afición de la que siempre había formado parte, le reconocía el trabajo bien hecho durante tantos años. Seguro que aquel día le costó conciliar el sueño. 

Termina la temporada, la Ponferradina desciende a Segunda B; Borja firma su primer contrato profesional; el reto continúa. Borja, que había sido importante en la mitad final del año en Segunda División, no cuenta con demasiados minutos en el primer tramo de la temporada, aunque hay un acontecimiento que también hay que recalcar: la eliminatoria de Copa del Rey frente al Real Madrid. El 13 de diciembre de 2011, el Real Madrid visita El Toralín y Borja Valle es titular. En la sobremesa previa al partido, Deportes Cuatro emite un reportaje en el que apodan a nuestro protagonista 'El Cristiano de El Bierzo', algo que a buen seguro fue visto por el astro portugués, que tuvo unos cuantos gestos de complicidad con Borja a lo largo del partido, algo que el berciano no terminaba de creerse que le estuviera sucediendo. Hablaron antes del partido, Valle se aseguró de que la camiseta del de Madeira sería suya; al final del choque, no le hizo falta perseguirle, fue Cristiano quien le buscó a él y le entregó el 'souvenir' más cotizado de la noche. 

Diecinueve días después, la vuelta. El Santiago Bernabéu esperaba. Borja Valle lo recuerda con emoción: "El momento en el que recorres la Castellana en el bus, escoltado por la policía, con mareas ingentes de personas yendo hacia el estadio y atisbas a ver el Bernabéu, te sientes jugador de elite. En el vestuario, lo que más me sorprendió fue la enorme cesta de fruta; no te puedes imaginar el tamaño que tenía. Pero sin duda, lo más impactante, es el momento de subir las escaleras que van a dar al césped. Según las vas subiendo, miras hacia arriba y, por muy arriba que mires, el estadio no se acaba nunca; es espectacular. Aquel día estuve con cara de tonto todo el partido. Recuerdo sentarme en el banquillo y pensar en todos los jugadores que habrían pasado por allí… Fue un día inolvidable".

El partido en el Bernabéu puso punto y final a la etapa de Borja en la Ponferradina. Aquella navidad fue muy diferente a las demás; fueron días muy duros para Borja y Juan que, más que nunca, fueron una sola persona. Había que aparcar el sueño que ver a Borja triunfando en El Toralín y buscar otro lugar en el que seguir creciendo. El destino fue Vigo; el equipo, el filial del Celta; la ilusión de Borja, grande; el miedo, aún mayor. "Precisamente el miedo fue el que me impulsó a tomar la decisión", confiesa. Sin embargo, todo fueron buenas noticias al llegar: unos compañeros que le facilitaron muchísimo la adaptación, todos fueron encantadores en el club, las instalaciones eran espectaculares, tenía muchísimos minutos… Lo más duro para Borja fue la rotura que sufrió en el recto abdominal, que no le dejó estar en plenas condiciones en los dos meses finales de competición en los que tanto se jugaba el equipo. Alguna aparición tuvo previa infiltración, pero la impotencia que sintió a lo largo de aquellas semanas fue grande. Finalmente, no pudieron hacer nada y consumaron el descenso en La Roda, en la última jornada; no haber podido ayudar a la salvación del Celta B es una espina que le costará sacarse a Borja. 

Regresa a la Ponferradina aún lesionado, sin encontrar en ningún momento las sensaciones que le permitieran recuperar su mejor versión. La pretemporada fue más un trabajo continuado luchando por una recuperación que no tenía fecha. En el club, para añadir cierto dramatismo a la situación, le retiran su confianza… Cuando todo se tornaba negro, aparece la figura de Luisito, el entrenador del C.D. Ourense. Le llamó para interesarse por él, tanto por saber si estaría dispuesto a irse a Ourense como para ver cómo estaba de la lesión; se puso en contacto con Borja una y mil veces, siguiendo el día a día de la recuperación y, finalmente, optó por confiar: se tiró a la piscina y fichó a un jugador que estaba lesionado sin una fecha prevista para el alta. Borja estaba bien, aunque puntualmente sufría muchos dolores que le impedían siquiera entrenar. El riesgo que corrió Luisito fue grande, pero salió bien. Borja, convencido de que irse a Ourense ha sido una de las mejores decisiones que tomó en su vida, ha cuajado una buena temporada en Ourense, devolviéndole a Luisito toda la confianza que había depositado en él. 

 

Análisis individual

A pesar de ser diestro, la posición en la que más cómodo se encuentra Borja es la de extremo izquierdo. Estamos ante un físico portentoso; quizás sus dos principales virtudes sean, de hecho, la potencia y la resistencia. Ofensivamente, Valle es un dolor de cabeza constante para el lateral rival. No estamos ante un extremo que brille por su técnica pero, si unimos su increíble potencia al tremendo orgullo propio que posee, la suma es una bomba de relojería. Defensivamente, su gran resistencia física le otorga la capacidad de poder presionar cada balón que pasa por el lateral, cualidad con la que consigue generar bastante inquietud en la defensa rival. En definitiva, estamos ante un futbolista que mantiene un alto nivel de intensidad a lo largo de los noventa minutos y que consigue trasladar al campo la casta y las ganas que le pone a cada momento de la vida. 

Borja comenzó, ya de pequeño, jugando en la posición en la que juega hoy aunque, tras fichar por la Ponferradina en el año 2007, intentaron reconvertirle a mediocentro. Con el paso de los años, fueron adelantándole su posición, primero a mediapunta y, posteriormente, a delantero centro, demarcación en la que disputó todos los minutos de los que dispuso en Segunda División. Sus cesiones a Celta B y C.D. Ourense le han devuelto a los orígenes, recuperando la mejor versión de Borja Valle dando guerra en la banda izquierda. De todas formas, Luisito ha explotado en momentos puntuales su polivalencia, habiendo dado minutos a Borja en todas las posiciones salvo el lateral diestro y el centro de la defensa. 

Entre risas, sus compañeros siempre destacan su potencia. "Eres un animal", le repiten una y otra vez. No es un virtuoso del fútbol, pero para robar el balón, irse por velocidad y terminar la jugada poniendo un centro o disparando a portería desde el vértice del área no hace falta magia, y eso bien lo sabe Borja, que sabe aprovechar al máximo cada una de sus virtudes. 

Proyección de futuro

Borja termina contrato el próximo mes de junio con la Ponferradina, con la que no se prevé que vaya a renovar. En Ourense, ha cuajado una temporada más que correcta, con mucho protagonismo en el equipo y aportando su granito de arena a la consecución un objetivo colectivo -la salvación- que está a punto de conseguirse. 

Los números de Borja Valle invitan a pensar que pueda seguir creciendo durante la próxima temporada. Su perfil coincide claramente con lo que buscan los filiales fuertes de la Segunda División B, algo que no tardaremos en ver si se concreta. 

Las dos próximas temporadas serán claves para saber hasta dónde llegará Borja aunque, si todo sigue su curso natural, no hay lesiones que le corten su progresión y tiene esa suerte que siempre hace falta para triunfar en cualquier faceta de la vida, estaremos ante un futbolista que, sin duda alguna, tendrá su cuota de protagonismo en el fútbol profesional

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