Isacio Calleja García (Valle de Cerrato, Palencia; 6 de diciembre de 1936) es historia viva del Atlético de Madrid, de eso no hay duda. Los títulos obtenidos en sus 14 temporadas como rojiblanco así lo demuestran: 2 Ligas, 4 Copas y una Recopa. Además, formó parte del que hasta hace poco era el único logro de la Selección Española, la Eurocopa de 1964.

Su despacho, en el que lleva ejerciendo su labor de procurador de los tribunales desde que colgase las botas en 1972, parece más un museo fotográfico en el que poder repasar varios lustros de la historia del club. Durante la entrevista nos adentramos en su memoria, que no olvida ningún detalle, para disfrutar durante más de dos horas de relatos futbolísticos, historias y anécdotas del que es hasta la fecha el 5º jugador que más veces ha defendido la camiseta del Atlético de Madrid.

Pregunta: ¿Quién le puso el mote de "El Chato"?

R: No estoy seguro completamente, pero hay un 99% de probabilidades de que fuera Griffa. Tenía y sigo manteniendo con él una gran amistad, igual que con Alvarito, Ramiro... En general tengo muy buena relación con todos, porque un aspecto positivo de que los clubes ejercieran el derecho de retención es que se creaban unos vínculos muy grandes con los compañeros. De hecho, compartí casa con Luis, primero, y después con Griffa, entre otros.

P: Usted afirmó que nunca tuvo como intención convertirse en futbolista profesional.

R: Me gustaba muchísimo, pero no pensaba en dedicarme a ello. De niño, en el internado de los Maristas en Palencia ya me encantaba. Cuando llegué a Madrid jugué con los compañeros de la Facultad de Derecho y en Tercera Regional, luego en Tercera División con el Guadalajara, y después al primer equipo.

P: ¿Cuándo empezó a estudiar Derecho, cómo lo compaginó con el fútbol?

R: El primer curso, el de 1955/1956 lo hice sin problemas, igual que el segundo, aunque me quedó una asignatura: Derecho Civil I. Hasta entonces había estado jugando en Tercera Regional, y para poder ir a los partidos me recogían en la residencia de estudiantes con una moto. Era horrible cuando llegaba el invierno y teníamos que irnos a las 8 de la mañana, pero como me gustaba mucho me costaba menos esfuerzo. Luego pasé a jugar con el Guadalajara, aunque nunca entrenaba con ellos, porque tenía que estudiar, igual que otros 5 o 6 compañeros. Así que los domingos íbamos hasta allí a jugar, y cuando tocaba partido fuera de casa teníamos que salir a las 9 en varios taxis para jugar en Castilla La Mancha o Extremadura, y acabábamos llegando a los pueblos a la hora de comer.

P: ¿Qué ocurrió cuando empezó a jugar en el Atlético?

R: Fernando Daucik nos exigía que entrenásemos como los profesionales, porque yo entré en el equipo amateur. Yo le expliqué que no podía ir a entrenar y perder las clases, así que llegamos a un acuerdo en el que me daban 3.000 pesetas al mes para poder pagarme la matrícula, los libros y la pensión en la que vivía. En agosto de 1958 volví a Madrid a examinarme de nuevo de Derecho Civil, y me dijeron que me quedase en el equipo amateur.

P: Y fue precisamente Fernando Daucik quien le situó como defensa y le hizo debutar ¿no?

R: Jugaba con el número 10, y metía un montón de goles. En el Guadalajara marqué más de 20, y en el equipo amateur del Atlético, junto al hijo del propio Daucik, también llevaba alrededor de 20 goles hasta que debuté con el primer equipo el 4 de enero de 1959. Y salí precisamente "de 10", sustituyendo a Peiró.

"Jugaba con el número 10, y metía un montón de goles"

P: En el segundo partido le tocó enfrentarse al Real Madrid ¿Qué recuerda de aquel partido?

R: Fue el 22 de febrero de 1959, en el Metropolitano. Daucik me dijo esta vez que jugaría como volante y que tendría que cubrir a Kopa. Aquello me dejó un poco confundido, porque nunca había jugado en esa posición. Al final ganamos 2-1, con goles de Peiró, en la portería de la famosa gradona, y Vavá.

P: También estuvo en la Gira que realizó el Atlético por Sudamérica en la que Miguel Martínez cayó en coma ¿No es así?

R: Así es. Fue una Gira muy larga, que duró casi 40 días y estuvimos en todos los grandes países del continente. Entramos por Río de Janeiro, y recogimos a Ufarte, que lo acababa de fichar el Atlético, y que a mí me dejó alucinado por lo buen jugador que era. Además, también me acuerdo de un gol de Adelardo en Bolivia, a 3800 metros, en el que se recorrió todo el campo hasta marcar. Fue increíble precisamente por el derroche físico que hizo, teniendo en cuenta la altitud.

P: De todos los títulos que usted ganó, ¿Hay alguno que recuerde con más ilusión?

R: Todos son buenos recuerdos, incluso aquellos que en su momento no lo fueron hoy en día los comento con cariño con los compañeros. Uno de los más especiales fue la Recopa, por la novedad, ya que era la primera edición que se disputaba. Jugamos la semifinal con el Motor Jena, de Alemania del Este, por lo que tuvimos que actuar como locales en Suecia, porque los equipos de este país no podían jugar en España. En la final contra la Fiorentina empatamos a uno, y como se jugaba el Mundial de Chile, tuvimos que jugar el desempate en septiembre.

"En el fútbol la realidad es que si no te vas tú, te terminan echando"

P: Poco después de jugar aquella final, Peiró se marchó al Torino. ¿Cómo se produjo aquel fichaje?

R: Fuimos a jugar a Sevilla contra el Sevilla y ganamos 4-0, y todos los goles los marcó él. Antes, ya habíamos jugado contra el Valencia en el Metropolitano, en el que había marcado otros dos goles. Su último partido fue frente al Deportivo, en Coruña, y al volver de allí en el coche-cama, en la mismo andén de la Estación del Norte nos enteramos de que le habían vendido.

P: Después de haberse convertido en un emblema del club, ¿cómo se produjo su retirada?

R: Me retiré por 3 motivos. El primero de ellos fue que el club llevaba renovándome por una temporada desde hacía 4 años, y según pasaba el tiempo, las opciones de renovar eran menores. Y aquel año volvió a proponerme renovar por una temporada más, desoyendo mis peticiones de renovar por dos años. La razón por la que pedía 2 en vez de 1 era que si en la primera temporada el entrenador dejaba de contar conmigo, tendría una temporada para organizar mi vida y poder elegir el camino que iba a tomar. Otro motivo, más nostálgico, fue que a pesar de tener 35 años, Kubala decidió convocarme para jugar con la Selección Española frente a Uruguay en el Vicente Calderón. Además, como en aquella época el jugador más veterano debía ejercer como capitán, me tocó a mí llevar el brazalete. La última razón que me hizo tomar la decisión, aunque yo ya había manifestado a Don Vicente Calderón que probablemente no renovaría, fue la victoria en la Copa frente al Valencia. Lo sentí mucho, pero en el fútbol la realidad es que si no te vas tú, te terminan echando.

P: Por si fuera poco, también ganó la Eurocopa de 1964, y jugó la final como titular. ¿Se vivió de la misma manera como se viven actualmente los éxitos de la Seleción?

R: Se recuerda como algo testimonial, pero había mucha expectación. La diferencia es que no tuvo tanta relevancia en los medios de comunicación como lo tiene ahora, pero la gente estaba muy ilusionada. Además, eran otros tiempos.

P: ¿A qué se refiere?

R: Después de la final, que se jugó a las 5 de la tarde, teníamos una cena oficial. Y Rivilla me acercó hasta su casa, aunque quería que me llevase su coche hasta la mía y luego pasase a buscarle. Finalmente, cuando llegamos a su casa decidí esperar a un taxi para irme yo a mi casa a cambiarme, pero no conseguí parar a ninguno, por lo que tuve que volver a mi casa en un tranvía abarrotado en el que iban muchos aficionados, pero lo hice tranquilamente y sin ningún problema.

P :¿Cómo se produjo su debut con la Selección Española?

R: Fue frente a Gales, en 1961. Estábamos en la fase de clasificación para el Mundial de Chile 62, y allí ganamos 1-2, y el partido de vuelta empatamos a uno. Fueron los dos últimos partidos de Ramallets como portero de la Selección. Recuerdo también que como ya jugaba de defensa, me tocó cubrir en la vuelta a Cliff Jones, que según Don Pedro Escartín era "el mejor extremo derecho de las Islas". El propio Pedro Escartín me tenía loco, porque antes del partido, mientras íbamos caminando me decía: "¡Que viene Cliff Jones!", porque uno de los problemas en aquella época era que no conocías físicamente al rival hasta que no estabas en el césped, por lo que estas situaciones eran difíciles de llevar. Por suerte le defendí muy bien. Como nos clasificamos, en junio de ese año jugamos contra Argentina en Sevilla, y ganamos 2-0. Era la primera vez que España le ganaba a Argentina. Por si fueran pocas vivencias, en la vuelta a Madrid, se dieron un cúmulo de circunstancias porque me permitieron aprobar de una vez Derecho Civil, pues hasta entonces no lo había conseguido.

P: Se enfrentó a muchos de los mejores jugadores de la época. ¿Quién fue el rival que le puso en mayores aprietos?

R: Aunque no tuvo especial relevancia, cubriendo a Miguel Pérez sufrí muchísimo. Era un buen jugador, aunque no cuajó como aparentaba en un principio. Luego también marqué a Puskas en el partido de desempate de la Copa de Europa en Zaragoza, que nos marcó el gol que nos eliminó con la pierna derecha. Marqué a Luis Suárez, Del Sol, o a Corbatta.

P: ¿Qué diferencias ve entre el fútbol de hoy en día y el de antes?

R: Al principio las camisas ni siquiera tenían cosido el escudo. Además, con el aire, no sólo te frenaban, sino que permitía al rival poder agarrarte más fácilmente. Recuerdo también el estadio de Atocha, siempre lleno de barro y casi sin césped, y cuando no llovía ya se encargaban ellos de inundar el campo. Había muchos estadios así. Otro aspecto importante es el balón, pues recuerdo que rematar aquellos balones de cuero eran lo más equivalente a recibir una descarga eléctrica. Y no era algo que hubiera quedado para los equipos más modestos, pues la final de la Recopa contra la Fiorentina que jugamos en Glasgow la disputamos con uno que aún llevaba el zurcido de cuero en uno de los bordes.

P: ¿Sabría contestar a la pregunta: "Por qué somos del Atleti"?

R: Me sorprendió la canción de Sabina, porque habla del sentimiento. Me sorprende muchísimo cuando algún aficionado es capaz de recordarme una situación histórica del Atlético como si la hubiera vivido él mismo.

Entrevista realizada por Ignacio Paramio y Víctor Manuel Molina

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