El Atlético Sanluqueño encajó la mayor goleada de la temporada en su casa precisamente el día que menos lo necesitaba. La semana transcurrió 'calentita' después de los rumores llegados desde Cádiz sobre una suculenta prima al Sanluqueño por ganar a los amarillos mientras que tampoco faltaron voces que decían todo lo contrario, es decir, que el choque de ayer estaba poco menos que arreglado para que el Cádiz se salvara de todo peligro.

Al final, el resultado de 0-3 resulta engañoso y propicio para mentes calenturientas pero quien asistió al partido no debe tener ni el más mínimo ápice de dudas. Los verdiblancos se dejaron la piel sobre el césped y no desmerecieron en nada al Cádiz, que simplemente tuvo la fortuna de adelantarse muy pronto en el marcador y supo jugar a partir de entonces muy bien sus cartas. Los de Buenaventura, por su parte, no le perdieron nunca la cara al partido y en la segunda mitad tuvieron ocasiones para empatar antes del 0-2, jugada que nació de un claro fuera de juego.

Pronto llegó el primer gol, a los 5', obra de Peragón. Rompió a la defensa verdiblanca, se plantó ante Fran y aunque el portero rechazó su primer disparo no pudo hacer nada en el segundo. A partir de ahí, el cuadro visitante se plantó bien en el campo y salía en rápidas contras con mucho peligro, mientras que los locales intentaban buscar el hueco en la zaga amarilla. Romerito, de cabeza, y Óscar Silva, con un lanzamiento lejano, llevaron el miedo a la meta de Aulestia.
 
En la segunda parte, el equipo de Buenaventura salió con mejor actitud que el Cádiz, llegando a encerrarse atrás buscando rápidas contras. En el 65' Diego Ramírez remató de cabeza y, cuándo el balón parecía que entraba, Espinar metió la pierna desviando el balón por encima del larguero.
 
Más tarde, el Atlético tuvo una oportunidad mucho más clara por parte de Espinar, que se plantó delante de Aulestia después de un desajuste defensivo, regateó al portero y envió el balón al larguero. Si hubiera entrado, el partido hubiera cambiado por completo.
 
A renglón seguido, llegó el segundo gol cadista, que comenzó con Belencoso metro y medio más adelantado que la defensa verdiblanca. Pero, el árbitro, una vez más, hizo la vista gorda. Belencoso le cedió el balón Carlos Álvarez y, tras regatearse a Dani, colocó el balón imparable para Fran.
 
El Sanluqueño lo siguió intentando, pero la fuerzas fueron menguando y llegó la impotencia. En otra contra, Granell hacía el tercero. Sólo hubo tiempo para que Espinar enviara un balón al poste.