Nunca había hecho un cambio tan radical en menos de media hora. La mañana empezó en la Ciutadella, zona noble con universidad de élite y Parlament a la vista. En los despachos y pasillos se decide el futuro de una Cataluña que quiere reencontrarse, sin saber aún cuál será su camino. Llamadas de teléfono ocultas, intereses cada vez más visibles y la hipocresía mejor disfrazada con las mejores galas que la institución merece. Media hora después, previo paso por la estatua de Colón -presente en todas las conversas por unos días- y un par de estaciones, llego a otra Barcelona. Justo delante del Paral.lel está el Molino, un teatro emblemático de la zona, a punto de cerrar por problemas económicos. Es una de las zonas olvidadas de la ciudad, no interesa, y, como tantas otras cosas, es abandonada a su suerte. Los ajetreados turistas dejan paso a numerosas nacionalidades, todas de clase trabajadora. No hay traje ni papel, solo la preocupación por tirar adelante de la manera más digna posible.

Allí está Jacinto Ela (Añisok, 1982), sonriente. Desconozco si vive allí, pero parece una parte más de ese barrio, de la misma forma que otras 50 procedencias. 'Es otro mundo', me comenta. Sus distintas etapas vitales le han llevado por diferentes lugares, pero no se ha querido alejar de la normalidad: 'no existen diferentes mundos: el mundo del espectáculo, el mundo del fútbol, el mundo del arte. Todos vivimos en el mismo, crear burbujas solo sirve para aislarnos a los unos de los otros'. En el Raval se siente como en casa. Un día le dijeron que podría ser rey, príncipe elegido por Nike como mejor jugador del mundo; ahora es educador social, pinta camisetas y es feliz. En un mundo centrado en transferencias, inputs, outputs y déficits, fríos conceptos económicos que no reflejan a las personas, él es el mejor ejemplo de que el ser humano siempre será mucho más que un coleccionista de dinero.

P: Su aventura empezó en Inglaterra.

R: Gordon Strachan me quiso fichar para el Coventry, no quise ir,  estaban en segunda y no me atraía el proyecto. Con Southampton ya estaban en primera y además estaba Le Tissier, solo por poder jugar con un tipo así ya estaba justificado ir a Inglaterra. En cuanto cambió de entrenador el Southampton y entró Strachan, yo pensé que al haberme querido antes se acordaría de mí, pero no contó conmigo en ningún momento. Yo vi como los jugadores del 'reserves' podían subir, bajar,etc. pero yo siempre seguía ahí. Llegamos, bueno, mejor dicho, llegaron a la final de la FA Cup y perdieron con el Arsenal, fue un gran éxito para el club, pero yo no me sentía partícipe de nada de aquello. Cuando estás en un equipo que gana cosas y no juegas, puedes apuntarte el tanto en tu currículum, lo peor es cuando el equipo baja, que eso también queda como una mancha. Y tú eras el suplente de esos que bajaron, o sea que imagínate lo malo que eres (risas).

P: Después estuviste en Escocia.

R: El nivel era malísimo a nivel de fútbol, es horrible. El club iba muy mal de dinero y en cuanto fueron justos nos echaron a todos los extranjeros (los que más cobrábamos). Hasta entonces habíamos ido bastante bien, jugábamos al fútbol y la tocábamos, la gente lo disfrutaba y yo estaba seguro que llegaríamos a subir a primera… pero los problemas económicos lo mandaron todo a rodar. De todas maneras, yo desde el día que firmé ya tenía claro que no llegaría hasta diciembre. Simplemente no lo veía. Además siempre jugábamos contra los mismos equipos, dos veces en nuestro campo y dos veces en el suyo… y el Dundee era un equipo muy poco profesional. En el Southampton se hacían comidas con el equipo, te sentía mucho más arropado; en Escocia nos teníamos que lavar la ropa en casa y para comer te daban un sándwich (risas). Habría sido mejor que me descontaran 200 euros del sueldo y al menos nos hubieran lavado las camisetas. Tanto en Inglaterra como en Escocia aprendí mucho a nivel de juego, la nobleza de seguir disputando el balón y no dejarse caer me hizo mejor como jugador. El jugador que está pensando en provocar la falta no está pendiente de otra oportunidad u otro final para la jugada, quitarte eso te hace más rápido, más efectivo.

P: El nivel es bajo, pero imagino que la experiencia a nivel de aficionados fue bien distinta.

R: Increíble, cuando más disfruté del fútbol fue tanto en Escocia como en Inglaterra. El Camp Nou parece un teatro, en cambio ahí cualquier lucha, una entrada dura o algo que diera a entender que te estabas esforzando y ya tenías al público detrás. Cada vez que cruzabas el medio del campo tenías a toda la gente levantada animando. Por lo que respecta al ambiente es algo insuperable.

En Escocia también me volví muy antiCeltic y antiRangers, me parecían muy abusones, con jugadores que en la liga eran como superestrellas vapuleando al pobre Dunfermline o al Hibernian; pero después en Europa no marcaban ningún tipo de diferencia. Siempre quería que perdieran sus partidos. 

P: Cuando se habla de que los futbolistas pueden ser como mercancía ¿Qué piensas?

R: Yo nunca fui negocio para nadie (risas), nadie se forró haciendo negocios conmigo, el que sacó más dinero de los tratos fui yo. En los casos de segunda B nunca sabes lo que te va a pasar. Puedes jugar el 80% de los partidos y que no te renueven. En segunda B la posición clave es el delantero y el defensa central, el resto es más flexible y se acaba jugando donde te digan. En ese tipo de categorías eres tú quien se tiene que ofrecer a los clubes y no tanto al revés.

'Decir que los futbolistas son mercancía es puro victimismo'

P: Una especie de autónomo del fútbol.

R: Exacto, como autónomos. A mucha gente le cambian de empresa y no se queja, y en nuestro caso sigues ganando dinero en otro sitio por hacer lo mismo. El futbolista va donde quiere, en la NBA el equipo puede decidir dónde, cómo y cuándo vas a un sitio, en cambio en este deporte el futbolista manda. Es puro victimismo hablar de que somos ‘mercancía’, como mucho se puede hablar en ese sentido en los equipos de primera, pero incluso ahí el futbolista tiene una gran capacidad de decisión: puede decidir si se queda porque no tiene ofertas, si se va a un club donde pueda jugar, si quiere mantener sus aspiraciones profesionales (jugar en clubs de Champions, por ejemplo) una vez ya tiene un buen sueldo... En este caso me viene a la cabeza Falcao, que puede irse al Mónaco. ¿De qué sirve ganar tanto dinero? No te lo vas a comer. Quieren hacer un 'PSG2', pero me cuesta de entender que alguien dé un paso así.

P: Al ser de Guinea Ecuatorial, un territorio marcado como toda África por la época colonial, ¿Qué piensas cuando una selección francesa se planta con media docena de jugadores con orígenes en países arruinados por el colonialismo francés? ¿Cómo veías tu caso entonces y como lo ves ahora?

R: Integrarse no significa desintegrarse de lo anterior. Yo llevo toda mi vida en España, y cuando llegué aquí durante mucho tiempo incluso lo consideré mi casa. Después lees y ves cosas y vas siendo consciente de otros factores. Yo soy negro, por lo tanto africano. Hay que tener en cuenta las raíces de cada uno, algunos dominicanos por ejemplo no sienten que sean africanos, aunque cualquier persona negra tiene sus orígenes en el mismo sitio, y ese es África. Y en todos los casos estamos hablando de gente que han sido trasladados de un lugar a otro para ser esclavizados. 

Los jugadores franceses estamos hablando ya mucho de segundas o terceras generaciones, algunos ya han nacido ahí incluso y no han estado nunca en el país de origen de sus padres. Son plenamente franceses, han estudiado, se han criado ahí y pagan sus impuestos ahí. Sin embargo, Lilian Thuram en su última participación con la selección en la Euro 2004, les dio libros a todos sus compañeros negros de la selección. Él es de Guadalupe, y su abuelo era un esclavo; y les dijo al resto que tenían mucho tiempo libre en la concentración y que lo aprovecharan para conocerse. Les comentó ‘somos franceses, somos Francia, pero no debemos olvidar, debemos tener en cuenta quién somos y de dónde venimos’. Al principio no piensas en eso a la hora de salir al campo, pero con el tiempo fui aprendiendo sobre temas más históricos y decidí que si jugaba para algún país, sería para Guinea Ecuatorial.

'Yo soy negro, por lo tanto africano (...) estamos hablando de gente que fue esclavizada'

P: Son de sobras conocidos los tópicos negativos sobre África, pero no se tratan tanto los motivos que implican a Occidente. ¿Crees que se conocen entre el gran público?

R: No aparecen demasiado en los medios de comunicación y entonces la imagen que hay es muy básica. Yo cuando veo el típico comentario de ‘es que España ya es como África’ en plan despectivo pienso, ya les gustaría poseer aquello tan especial que tiene África. Yo cada vez leo menos periódicos y televisión y no por ello estoy menos informado.

P: Ahora hunde al periodismo…

R: Se ha acomodado mucho el periodismo en general, se vive de la publicidad y entonces eso hace que todo esté muy limitado a nivel de contenidos. Además ahora el Internet les ha pasado factura a los medios tradicionales, y estamos llegando a niveles muy absurdos. Uno puede llegar a saber qué periódico lee por los comentarios que hace, no solo en el tema de África sino en todos los niveles, la información no está hecha para que pensemos, sino para que la repitamos.

Un conocido mío, le ves y te habla de Mas, de los catalanes independentistas, y de que si los nacionalistas son tan malos y digo ‘tú lees el Mundo’, y no tiene de qué extrañarse, me está repitiendo el periódico de cabo a rabo. Después ves Público y también dices 'el mundo no es así,esto es un panfleto'. De todas maneras, en Internet hay varias páginas interesantes de cosas muy diversas.

P: ¿Crees que acontecimientos como la Copa de África ayudan a legitimar a los Obiang?

R: Todo marcha bien, y no hay liga de fútbol, pero se monta una competición. Te dejas un dineral y luego los estadios están semivacíos, pero el mensaje que se pretende dar con eso es ‘mira qué buenos que somos que os hemos llevado el fútbol hasta aquí, es lo máximo y lo hemos conseguido nosotros, para el pueblo’.

'El fútbol sirve para decir que todo marcha bien'

P: Años antes, tú jugaste con esa selección. ¿Qué pasaba por tu cabeza sabiendo que tu resultado tendría una transcendencia política?

R: Después de tantos años fuera quería devolver algo a mi país. De todas maneras, una vez ahí me encontré con varias cosas que no me gustaban: jugadores que no cobraban, gente que no era de ahí para rellenar -había gente de Brasil, Nigeria, Chad-. No había ningún vínculo con lo que era Guinea Ecuatorial,  no había seriedad. No quise ser parte de esa farsa y decidí dejarlo después de jugar unos cuantos partidos.

P: Por qué está tan dejado de banda el sistema dictatorial guineano, ni siquiera la antigua metrópolis (España) parece estar muy implicada para erradicarlo.

R: Ha habido un proceso de olvido generalizado en este tema. A la práctica es como si no hubiera ocurrido nunca, no sale en los libros de historia, no aparece en los medios de comunicación, y así no hay manera que llegue a la gente. Y el nivel de acceso al contacto social a través de las redes es limitado ahí, si entras en Facebook te sale la web del gobierno.

P: ¿Crees que puede haber algún tipo de cambio pronto?

R: Creo que la primavera árabe puede llegar ahí, de hecho están asustados por eso, de ahí tanto control en las redes sociales y los medios de comunicación. Son solo 1 millón de personas y el país está dividido en unos pocos que viven muy bien y lo tienen prácticamente todo, y el resto, que no tiene prácticamente nada. De todas formas, tal y como está montado el sistema, para que haya un cambio deberá haber riesgos que pueden acabar con asesinatos. La gente vive como puede, pero va tirando. Y mientras eso pase nadie se arriesgará a morir. Dios quiera que eso no empeore y que la gente pueda seguir viviendo dignamente, pero espero que haya un cambio pronto en Guinea.

Desde aquí poco podemos hacer, lo mínimo es intentar no dar lecciones a los demás sobre aquello que deben hacer y aquello que no; en realidad nosotros vivimos en un país democrático (con muchos problemas, pero sin llegar al nivel de Guinea) y ellos son los que están sufriendo.

'En Guinea Ecuatorial hay mucho control en las redes sociales y los medios de comunicación (...) están asustados de los posibles cambios'

P: ¿Qué rol tiene el immigrante en la sociedad europea? ¿Notaste cambios entre España e Inglaterra?

R: En Inglaterra nunca tuve ningún problema en ese aspecto. En el tema colonial, después de ocupar a países durante años, dejaron venir a los habitantes de esas colonias, en ese sentido fueron más ‘legales’, hay muchos paquistaníes o indios por ejemplo, y forman parte de esa sociedad, no es nada extraña su presencia.  En cambio en España existe un cierto sentimiento de superioridad que no entiendo, creo que ese nacionalismo se explica quizá por la proximidad de un periodo de tanta ignorancia como el franquismo. Si se es ignorante enseguida te quedas con los tópicos de que ‘nos quitan el trabajo’ o directamente de mira qué raros que son, mira lo que comen, mira qué costumbres tienen, etc.

Algo que he observado, con el paso de los años, es que el papel que suele ocupar el africano es de asistencia o de ayuda social. El bantú se conforma normalmente con tener una vivienda e ir tirando tranquilamente. Dentro de nuestro imaginario seguramente guardamos eso, tanto yo (educador social), como mis hermanos tenemos profesiones directamente relacionadas con la sociedad y su desarrollo. He llegado a preguntar a mis amigos a qué se quieren dedicar, y muchos de ellos te comentan cosas sociales, más que el tema del mundo de los negocios. Forrarse no tiene demasiado sentido en nuestro modo de ver la vida, y más si sabes que tienes a familiares en casa sufriendo. De todas maneras, creo que somos más que válidos para ocupar puestos más altos a nivel de negocios, si te fijas nunca encontrarás a un tendero negro, o al propietario de un negocio que sea negro. Verás que el acompañante del conductor, el que ayuda o el que tiene un papel secundario es negro. Creo que con el paso de los años tendríamos que revertir eso.

P: ¿Podría un inmigrante de origen entrar en política? Holanda, con alcaldes de grandes ciudades de origen marroquí, sería un ejemplo en este sentido.

R: A medio-largo plazo. Los políticos representan a la burguesía, ni siquiera son representativos de lo que es Barcelona. Este barrio (Raval), por ejemplo, no tiene ningún tipo de representante en el Parlament. No pueden ni siquiera representar a una ciudad entera, hay unos intereses muy concretos y esos son los que están ahí. El camino para los inmigrantes ahí aún no se ha abierto prácticamente, y de momento no creo que eso cambie.

'Los políticos representan a la burguesía, ni siquiera representan a toda Barcelona'

P: ¿Te ayudó el fútbol a facilitar tu integración?

R: Sin duda. Al principio no me fijé para nada en el fútbol, pero en la escuela empiezas a jugar, a poco que te coordines bien ya destacas entre los niños, de ahí al Espanyol y dio comienzo mi carrera. El hecho de venir de niño también es importante, cuando eres niño no hay barreras, el niño no ve negro, chino, amarillo, blanco, ve otro niño. En cambio cuando te haces mayor ya haces el cambio de niño a negro, y siempre serás un negro, hagas lo que hagas. Algo que me ha hecho gracia siempre es el tópico del deporte y los negros: 'el negro corre más, pero no sabe nadar', eso es mentira. En África no hay piscinas, y adquirir una bicicleta de forma personal ha sido difícil durante muchos años, por eso no sale nadie. En los 100 metros, los mejores salen de Jamaica y USA, nunca de África. Eso se debe a su entrenamiento, no por otra cosa, por eso no salen de Camerún y Nigeria. En el fútbol basta con el balón, es algo que se aprende sobre todo en la calle, por eso es algo tan socializador.

P: Uno de los colectivos más importantes a la hora de decidir el futuro de Cataluña será el colectivo inmigrante. ¿Cómo ves el tema del derecho a decidir? ¿Votarías a favor o en contra de la independencia?

R: Yo no he tenido nunca problemas con ultranacionalistas catalanes, en cambio con los fachas he pillado bastante a nivel de racismo. Solo por eso ya votaría que sí. En este asunto imagino que entran conceptos históricos, el más próximo el del franquismo, que prohíban tu lengua es algo muy fuerte, no estamos hablando de cualquier cosa. Aquí la gente se cambia de idioma si ven que no entiendes el castellano. Cuando viene alguien hablando del tema del idioma, la imposición y los problemas que hay en Cataluña, está mintiendo. Además no es ni original, porque ya lo han dicho muchos antes que él, y nada, cualquier persona que haya venido un fin de semana aquí se dará cuenta que nada de eso es así.

No estamos hablando de que se enseñe catalán en Madrid, sino de que se enseñe catalán en Cataluña a niños que sino no la conocerían, y el castellano ya se habla y se conoce también sin ningún tipo de dificultad. No veo donde está la polémica en aprender un idioma más. En mi casa, por ejemplo, mis padres hablaban fang (el idioma de Guinea Ecuatorial) entre ellos y a nosotros nos hablaban en castellano. Nosotros tenemos ya como lengua materna el castellano y no hemos podido aprender el fang. En ese sentido tendrían que haber sido más catalanes.

'Hablar de imposición en Cataluña con el idioma es mentir. Además no es ni original'

P: ¿Qué significa eso de ‘más catalanes’?

R: Más atentos con el tema de la lengua. Si tú enseñas tu lengua originaria en casa y encima el niño en la escuela aprende otra, pues ya acabas sabiendo varios idiomas a una edad muy temprana. Algo que veo como educador es una cierta segregación entre colegios, hay padres que no quieren que sus hijos ‘se mezclen’, y al final acabamos teniendo un centro con todo de gente blanca y otro centro donde están el resto. Y ahí hay mucho trabajo por hacer, se dice que van más retrasados en la materia, y seguramente sea así, pero te encuentras a un niño de 9 años que habla castellano, urdú, inglés y catalán. Lleva dos años aquí y ya ha aprendido el idioma, y cuenta con cuatro, con que aprenda uno más ya no le dejan ser presidente del gobierno. Además, estos niños tienen un bagaje a nivel de convivencia con gente completamente diferente, y ese es otro valor añadido que los del otro centro no tienen.

'El independentismo ha crecido en el mundo rural, que ahora Mas se apropie del movimiento no me gusta'

P: ¿Qué puntos flacos le ves al independentismo?

R: El movimiento independentista ha crecido mucho en el mundo rural, y que ahora Mas se apropie del movimiento no me gusta. Te viene aquí a decir que él es de no sé dónde representando a no sé quién. Está claro que esas personas necesitan un político que sirva a esa inquietud, pero da la sensación que él quiere servirse a sí mismo con el movimiento, en lugar de representar a ese otro mundo que es el independentismo de base.

Hay otro punto que también es un tanto preocupante, si Mas y los suyos han sido capaces de hacer lo que hacen sin tener todo el control, no me quiero imaginar lo que podría pasar si tuvieran su coto privado.

P: ¿Por qué cree que ha tenido tanto éxito la frase ‘No hay que mezclar fútbol con política'?

R: Lo de no hay que mezclar fútbol con política sirve para que la gente pueda seguir siendo manipulada sin que sea consciente de ello. Después ves como salen Rajoy o Esperanza Aguirre a hablar del espíritu de unidad y esas cosas poniendo de ejemplo a la selección entre otras tonterías. Algo que llega a tanta gente es imposible que no tenga implicaciones políticas, la frase simplemente es utilizada para que la gente se quede en ese estado de comodidad mientras le siguen vendiendo la moto.

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