La temporada que acaba de finalizar en San Mamés se podría catalogar como la peor de los últimos años en Bilbao. El recuerdo de una campaña repleta de emociones y excitación contrasta con la actual, donde el equipo no ha optado a ningún título ni objetivo más allá de la permanencia matemática. Europa se acabó en la fase previa con resultados desastrosos y algo engañosos en lo que a juego se refiere, aunque no desplegaran el futbol que maravilló a Europa, quizá merecieron más. En la Copa del Rey, una bochornosa eliminatoria contra el Éibar en dieciseisavos, con tan solo tres disparos en 180 minutos por parte de los rojiblancos, y la despedida de La Catedral de su competición por antonomasia, fueron sucesos igual de inolvidables que de imperdonables. En la liga, nunca hubo opciones para nada más que el descenso, algo que no entraba en los planes de la parroquia bilbaína.

Pero el germen, tanto de los éxitos y los fracasos como de las sonrisas y las lágrimas tiene nombre y apellidos: Marcelo Alberto Bielsa Caldera. Argentino de corazón, como no podría ser de otra forma, Bielsa llegaba con credenciales y un estatus internacional muy respetado a Bilbao.

Marcelo Bielsa, siempre diferente

Bielsa es diferente al resto, siempre lo ha sido y siempre lo será. Nacido el 21 de julio de 1955 en la ciudad de Rosario, creció en la cuna de una familia de juristas con gran patrimonio y prestigio dentro de la sociedad argentina. Fue jugador en Newell’s Old Boys, club al que pertenece su corazón y del que, tras finalizar su etapa como futbolista, llegó a ser técnico; previo paso de la dirección de un quiosco local donde el argentino podía leer cuanta prensa quisiera.

En Newell’s empezó la leyenda de El Loco y su frase lapidaria -¡Newell’s Carajo!-, que marcaría su devenir tras ganar el torneo Apertura. Pasó por diversos equipos sudamericanos más, pero la única experiencia europea de Bielsa fue el R.C.D Espanyol, dónde se quedó a medio camino tras la llamada de la selección albiceleste a la que no pudo rechazar. El apodo de 'loco' lo labró casi sin querer al no conceder entrevistas individuales durante su periplo en la selección argentina, ya que tuvo un desengaño después de que un periodista traicionara una declaración en off the record. Aunque ese no es el único motivo del mote, su método de trabajo casi enfermizo hace que Bielsa demande instalaciones muy completas para poder trabajar e incluso vivir allí.

El Athletic de Caparrós

Con todo, el argentino llegó a la ciudad del Botxo con el orgullo de tener una filosofía muy definida y un esquema táctico de juego muy claro. El Athletic que recogió Bielsa no era un equipo cualquiera. Tras dos años de buenos resultados en relación a la dinámica de mediados de década, los rojiblancos habían conseguido clasificarse para Europa League, y apenas tres años antes habían sido finalistas de Copa con una inolvidable semifinal en San Mamés. Era un equipo compacto, sobrio y bien equilibrado; con jóvenes y veteranos, teniendo en el 2011 al abuelo (Armando) y bebé (Muniain) de la liga. Pero la reticencia a la victoria, la falta de atrevimiento por parte de Joaquin –o Jokin, como le conocían en Bilbao- Caparrós, sentenciaron su futuro en Vizcaya y Josu Urrutia ganó las elecciones presentando como gran baza electoral a Marcelo Bielsa.

Un loco en Bilbao

El ‘’Fútbol Total’’ de Bielsa acabó maravillando a toda Europa durante la temporada pasada. Aunque los resultados no fueron los que cabía esperar tras lo conseguido, se llegó a dos finales con un fútbol de miedo, en liga -competición de la regularidad por excelencia- se acabó en décima posición y con un equipo totalmente exprimido. Dieron fe de este cansancio en la final de Copa del Rey y Europa League, sobre todo en ésta última. En las finalísimas, el equipo sucumbió ante un Barça letal, y un Atlético de Madrid comandado por ‘’el tigre’’ Falcao.

La bendita locura de Javi Martínez como central

El modelo de máxima exigencia que Bielsa ha utilizado en el Athletic puede ser muy efectivo a corto plazo, siempre contando con jugadores que se adapten al sistema, pero a la larga puede acarrear consecuencias muy negativas en lo físico y lo psicológico. Las dobles sesiones continuas, y la utilización de un once fijo durante toda una temporada ha provocado consecuencias negativas en la presente temporada. Aún así, terco y romántico con sus principios, Bielsa morirá con su filosofía sea quien sea el que se ponga por delante. No hay que obviar grandes aciertos como la re-colocación de Javi Martínez de mediocentro a central, hecho que permitió que el equipo ganara un central que tuviera la suficiente calidad como para superar la primera línea de presión del equipo rival y poder practicar el juego combinativo que desea el loco.

Sistema inamovible

El sistema de juego del Athletic ha sido un 4-3-3, con una línea de pressing arriba y –casi siempre, pero sin el casi- una defensa al hombre tras la línea del balón. Bielsa siempre intenta dejar un hombre libre (un defensor) para lograr superioridad numérica ante el ataque rival. La asociación es lo que prima en el esquema de Bielsa, el juego combinativo y los relevos ofensivos han sido durante estas dos temporadas la principal arma de doble filo de este Athletic, que modificaba sus posiciones a lo largo del encuentro para ocupar todo el campo y aprovechar al máximo los espacios.

El deseo de Bielsa de tener superioridad numérica no solo lo pretende en la defensa, en el ataque también, donde en muchas ocasiones, hasta siete u ocho jugadores se vuelcan en el ataque, después los dos centrales tienen que mantener las marcas y replegarse con rapidez. ‘’Al costar recomponer, compromtés tu arco, pero si no arriesgás, perdés muy rápido la pelota y se la entregás al rival, que entonces te ataca’’, sentencia Bielsa. Si algo se le ha criticado a Bielsa durante su estancia en Bilbao es la ausencia de alternativas y la poca eficacia de la defensa individual, algo que pese a las críticas no ha cambiado.

Luces y sombras en Bilbao

En dos temporadas repletas de luces y sombras, de finales jugadas y perdidas, de calma y tempestad, de entradas y salidas; Marcelo Bielsa ha acertado y se ha equivocado a partes iguales: consiguió alzar al Athletic a la cima del fútbol europeo, coronándose en Old Trafford en un partido histórico. Bielsa logró un hito tan espectacular como alcanzar dos finales y en muchos partidos por ‘La Catedral’ ha desplegado un fútbol nunca visto en Bilbao. Por el contrario, están las dos finales perdidas, el borrón de este año, donde el Athletic no ha sabido despedir San Mamés como se merecía y la sensación de la doble vara de medir que tiene el argentino a la hora de juzgar a diferentes jugadores.

Comienzo complicado, 2 puntos de 15

A pesar del éxito de los leones en la pasada campaña, los inicios no fueron fáciles. El equipo no terminaba de adaptarse al juego propuesto por Bielsa y muchos dudaban que el de Rosario fuese el entrenador ideal para el club vizcaíno. Tan solo consiguieron sumar dos puntos de los primeros quince posibles y el “loco” consiguió la primera victoria al frente del banquillo rojiblanco precisamente en un derbi, frente a la Real Sociedad en Anoeta. A partir de ahí, el Athletic despegó y llegó a tocar el cielo con la punta de los dedos. Iraizoz, Iraola, Javi Martínez, Amorebieta, Aurtenetxe, Iturraspe, Herrera, De Marcos, Susaeta, Llorente y Muniain formaban el once que enamoró a todo el continente durante su paso por Europa League. Los de Bielsa deslumbraron y arrasaron en Old Trafford para finalmente conseguir el tan deseado pase a la final, dejando por el camino al Schalke de Raúl y al Sporting de Lisboa.

Pero el Athletic bajó a la tierra y los sueños de miles de aficionados se desvanecieron. A pesar de que el camino hacia las dos finales fue muy distinto, el resultado sería el mismo. El “tigre” Falcao no perdonó a los de Bielsa y en la final de Copa del Rey el FC. Barcelona venció por 0-3 al Athletic, idéntico resultado que el cosechado en Bucarest. Dos finales jugadas, dos dolorosas derrotas.

Segunda temporada convulsa

Desde que la temporada acabara con la final de la Copa del Rey, la luz se apagó en Bilbao. El verano dejó paso a un eclipse que se sobrepuso a todo lo conseguido por el equipo durante el año. Así, desde que el periodo estival diera comienzo, el aficionado rojiblanco no ha podido pegar ojo tranquilo ni una semana siquiera. Antes incluso de la Eurocopa, ya se empezó a hablar de la posible no continuación de Bielsa en el banquillo rojiblanco. La afición, que veía que sus ilusiones de cara a la temporada 2012-2013 se podían truncar, mostró su afecto y apoyo a la continuación de Bielsa como técnico rojiblanco. Pues el estilo y el sistema táctico de Bielsa revolucionaron a un Athletic que nunca vio mover la pelota así por el verde de San Mamés.

La confirmación de Bielsa como entrenador se solapó con los rumores de la posible salida de las dos estrellas bilbaínas, Fernando Llorente y Javi Martínez. Antes de que estos rumores fueran realmente palpables y no simples columnas de humo avivadas por los periódicos y su falta de información veraniega, apareció el conflicto entre el presidente Josu Urrutia y Marcelo Bielsa.

''No había cumplido los plazos previstos y estaba estafando al club''

El técnico rosarino, que demandó una completa modernización y remodelación de las instalaciones de Lezama para poder trabajar según las condiciones que él consideraba óptimas, tuvo un encontronazo con los trabajadores de la constructora encargada de las ‘’obras de Lezama’’. El mismo Bielsa reconoció que se había equivocado en su reacción pues según afirmó él mismo, ‘’llegaron a las manos’’. Aunque aún así, justificó su acción dado que la constructora ‘’no había cumplido los plazos previstos y estaba estafando al club’’. A todo esto, el presidente rojiblanco, Josu Urrutia, compareció ante los medios disculpándose ante la constructora y reconociendo que las obras ‘’iban por buen camino’’, instantáneamente, Bielsa, siempre peculiar, abrió un perfil de Facebook y manifestó su malestar por las declaraciones del presidente donde se sentía maltratado, según el propio Bielsa, no iba a permitir que lo tratasen como ''mentiroso''. Aunque sentenció y aclaró que seguiría entrenando al Athletic, esto aconteció como una rotura de relaciones entre presidente y entrenador.

Y cuando las aguas volvían a su cauce

La salida de Javi Martínez al Bayern de Múnich y la no renovación de Llorente se unieron al conflicto entre entrenador y presidente, lo que provocó grandes tensiones en el club cuando todavía la temporada no había comenzado.Cuando parecía que las aguas volvían a su cauce tras el agitado verano vivido en Lezama, una nueva polémica azotó al vestuario rojiblanco. En octubre del pasado año se hacía público un audio en el que se podía escuchar la charla de Marcelo Bielsa a sus jugadores tras perder la final de Copa del Rey ante el FC. Barcelona.

En medio del caos, alguien filtró un discurso en el vestuario

Alguien dentro del vestuario grabó la última charla de Marcelo Bielsa la pasada temporada y lo filtró a la prensa. En el audio se pueden escuchar las duras palabras de Bielsa, aunque no es esto lo que sorprende, sino que haya sido un integrante del vestuario quien lo filtrara ya que, quien lo hiciera, buscaba cuestionar al entrenador en un momento delicado y probablemente su destitución o dimisión. Demasiadas decepciones para Marcelo en tan poco tiempo. Aun así, la afición respondió a su favor y tomó como suya la charla ofrecida por Bielsa.

El técnico argentino, con el tono que le caracteriza, intentó en la charla hacer reflexionar a sus jugadores sobre la derrota y que fuesen conscientes de que detrás de un partido perdido se encuentran las ilusiones y los sentimientos de miles de aficionados, por lo que no cabía estar riéndose tras el partido mientras la familia rojiblanca lloraba desconsolada. A pesar de que la afición respaldó a Bielsa, las filtraciones hicieron mucho daño en el club y en la imagen de éste. El Athletic era un grupo agujereado por los malos resultados, el mal juego impensable la pasada campaña y las lesiones que terminó de romperse por las numerosas polémicas que azotaron al club.

Pero las desgracias para el club vizcaíno no acababan allí. El Eibar dio la campanada en San Mamés al eliminar de la Copa del Rey al, por entonces, vigente subcampeón. Los de Garitano se adelantaron con un penalti marcado por Mikel Arruabarrena, ex del Athletic. El árbitro señaló la pena máxima tras una falta cometida por Amorebieta, que justo después fue cambiado por el técnico de Rosario. A pesar de que Aduriz empató el encuentro en el 88, los rojiblancos quedaron fuera de la competición por el 0-0 cosechado en Ipurua. La temprana eliminación de Copa puso en entredicho el proyecto deportivo de Bielsa y a punto estuvo de costarle el puesto.

Bielsa, fiel a sus principios

Marcelo Bielsa tuvo que recomponer su once de gala en la temporada que termina. A la marcha de Javi Martínez se le unieron los casos extra deportivos de Llorente y Amorebieta, que les dejaron prácticamente fuera del equipo. Además, hay que sumarle que jugadores vitales durante la pasada campaña como Aurtenetxe, Iturraspe o Iraola, han rendido muy por debajo de los niveles exigidos.

Iturraspe ha pasado de ser titular indiscutible a ocupar el banquillo en beneficio de San José debido a las malas actuaciones en las primeras jornadas y a la fragilidad defensiva del Athletic. Se sabía cuándo llegó a Bilbao que Marcelo Bielsa es una persona fiel a sus principios y firme en las decisiones. A pesar del bajo rendimiento mostrado esta temporada por Aurtenetxe e Iraola y de las críticas recibidas, el de Rosario ha optado por mantenerlos en el once.

Su confianza en Laporte fue determinante

Pero Bielsa encontró solución a las piezas del puzle. Gurpegui, Ekiza y el joven Laporte han intentado que el equipo no notase la falta de los dos zagueros internacionales y San José, reconvertido en central, sustituyó a Iturraspe para poner fin al coladero que tenía el Athletic a modo de defensa. Ruiz de Galarreta enamoró a Bielsa durante las primeras semanas del rosarino como entrenador del Athletic, vio en él un centrocampista capaz de mantener el equilibrio del equipo y ha querido contar con el siempre que las lesiones se lo han permitido. Bielsa quería seguir, terminar el proyecto que le ilusionaba pero el argentino se va de la misma mano de la que llegó.

Agur Marcelo

Bielsa se marchará de Bilbao con un único título en sus vitrinas. No tiene forma de copa ni de medalla, pues es la estima inexorable de su gente, de la hinchada rojiblanca que hasta en los momentos más duros, siguió apostando por el entrenador cayera quien cayera. La próxima temporada Marcelo Bielsa no estará en Bilbao, pero el recuerdo de su figura permanecerá en la memoria de cuantos aficionados al futbol y del Athletic disfrutaron de la magia de la pasada temporada; Bielsa quedará entre los mejores, entre Pentland, Daucik y junto Clemente, Rojo y Koldo Aguirre.

Aunque no haya habido títulos deportivos, Marcelo abandonará Bilbao llevándose el trofeo más preciado de todos. La estima, la emoción y el corazón de toda la afición rojiblanca. Eskerrik Asko, Marcelo.