La perla del Getafe ha dejado atrás el Coliseum Alfonso Pérez, el estadio que le permitió ser el futbolista mediático y reconocido que ahora es. Sus aptitudes y cualidades no pasaron desapercibidas para un público entregado y a los pies del joven marroquí que llegó a Getafe con apenas dos botas debajo del brazo. Su carrera se presumía (y presume) meteórica, rumbo al estrellato donde los futbolistas se acomodan para disfrutar de unos logros dignos de la afición de este gran deporte. La magia que Barrada mostró sobre el verde madrileño, y del resto de campos de la Liga BBVA, dejó las huellas de un futbolista tan necesario como ya añorado por el Getafe.

La llegada del joven Abdel

La historia de Abdel Barrada es la historia de superación de un futbolista que antepuso su sueño de triunfar en el futbol a la cruda realidad del panorama social. Criado en la cantera del Paris Saint-Germain, se mantuvo tres temporadas en la fábrica del coloso francés, donde nunca llegó a despuntar o llamar la atención de los directivos del primer equipo. Desolado con el futuro que se le presentaba en Francia y acompañado de una dura situación económica personal, decidió emprender un arriesgado viaje hacia otro destino que le pudiese dar la oportunidad de demostrar el fútbol que guardaba en sus botas. Y con estas mismas y un billete de ida sin retorno, emprendió un viaje hacia un país con una de las mejores ligas del mundo, España.

No tardó en presentarse a pruebas de acceso para diferentes filiales de equipos de la localidad de Madrid, pero el club que vio en él más allá de su apariencia, fue el Getafe.

Con el filial azulón disputó varios entrenamientos de prueba, para que el entonces entrenador Emilio Ferreras, escogiese futbolistas de calidad. Y el técnico no tardó en darse cuenta del enorme potencial que escondía Abdel. Fuerza, garra, técnica y un desparpajo inaudito en un joven jugador que tan solo contaba con 20 años. No le hizo falta más muestras al míster para incorporarlo a las filas de su combinado.

El primer año con el filial no desmereció en espectáculo, presentando sobre el césped getafense a un jugador diferente, con la chispa de la que disfrutan unos pocos privilegiados, unida a una faceta técnica sin igual, la cual sólo exigía ser pulido por el entrenador adecuado. Esta primera temporada con el filial azulón, le sirvió para despegar hacia el primer equipo por medio de los entrenamientos de pretemporada de la siguiente campaña. En este caso, el hombre que daría el empujón necesario a Barrada fue Luis García. El entrenador madrileño, quedó asombrado con la calidad del franco-marroquí y no dudó ni un momento en incorporarle al primer equipo.

Abdel demostró que pese a ser joven, tenía calidad reluciente

La alegría no desmereció el acto, y el joven Abdel vio como todo el esfuerzo, actitud y persistencia, se veían recompensados con la oportunidad de disputar encuentros con la elástica de un equipo de la Primera División Española. Tal fue así que no pasaron muchos encuentros en asentarse como pieza desequilibrante en los esquemas de Luis, su participación en la mediapunta ofrecía un abanico de posibilidades lo suficientemente amplio como para ser un referente dentro del campo. La irregularidad marcaba su carente estabilidad en los onces iniciales, pero cuando el ex del Paris Saint-Germain ponía todas sus cualidades sobre el césped, el Getafe conseguía los mejores resultados. Su calidad quedó latente en el partido que enfrentaban a Getafe y Mallorca en el Iberostar en diciembre de 2011. Un partido que comenzaba poniéndose en contra para los azulones, pero que no tardó en volcar por medio de una magnífica participación de Abdel. El canterano francés sacó en el partido todas sus cualidades elevadas al máximo exponente. Jerarquía en la mediapunta, movilizó la columna vertebral de un Getafe muerto desde la medular; se echó todo el equipo a cuestas y decidió poner rumbo firme a la portería contraria. Finalizó con movilidad y la chispa que iluminó un marcador que sentenció un 1-2 final gracias a un sublime doblete de Abdel, mostrando ya no solo su buen hacer en el campo con el balón, sino su más que emergente capacidad goleadora.

Este partido quedará en la mente de Abdel, y del aficionado azulón, como el encuentro que le irguió como un jugador de una calidad futbolística inconmensurable; a partir de este encuentro la presión ascendió y con ello la irregularidad del franco-marroquí.

La pasada temporada ya firmó como jugador de pleno derecho con el primer equipo, y su calidad quedaba al servicio de un Luis García que se lamía los labios al prever todo lo que Abdel podría ofrecer sobre el campo. En el inicio de esta Liga, Abdel arrancó con fuerza el tren con destino a la victoria, de la misma manera que su tren inferior arranca enormes zancadas sobre los terrenos de juego. El comienzo fue espectacular, traduciéndose en goles. Dos tantos anotados en los primeros cuatro partidos de la competición, incluyendo un magnífico gol frente al Real Madrid que también vino acompañado de una participación sublime en la victoria frente a los merengues. Tal fue la expectación en torno al jugador que la historia se volvía a repetir. A mayor presión, mayor irregularidad, como si de una fatídica maldición se cerniese en torno al joven Abdel, el cual comenzó a sacar su calidad a cuentagotas.

Pese a ello, la temporada de Barrada finalizó como una de las más importantes con el Getafe, siendo un fijo en las alineaciones del míster y luciendo grandes participaciones en partidos de gran dificultad. Es por esta razón que en este mercado estival, el futuro de Abdel se veía más fuera que dentro del combinado azulón. La salida del mediapunta era necesaria tanto para las arcas del club, como para la progresión del futbolista. Llovieron las ofertas, pero el presidente Ángel Torres se mostró decidido a no dejar marchar a su perla por menos de unos 10 millones de euros bien estipulados.

La relación de Ángel Torres con Abdel siempre se ha presumido como buena, en numerosas ocasiones el máximo dirigente azulón ha apuntado su simpatía y cariño a Abdel, a quien le dio la oportunidad de triunfar después de llegar en unas pésimas circunstancias.

El adiós

El Coliseum Alfonso Pérez no volverá a ver a Barrada como jugador azulón, al menos durante las próximas cuatro campañas. El colectivo echará de menos esa persistente lucha por el balón que Barrada siempre imponía en el campo. La cualidad de albergar un jugador desequilibrante, dio importantes resultados a un Getafe que siente el vacío de una de sus estrellas. La posesión en la mediapunta queda huérfana, el gol a balón parado queda a expensas de un solitario Pedro León y por supuesto, los regates con sabor francés, la técnica del futbolista que imprimía soberbios pases al hueco, tardarán en tener un sustituto a la altura.

Con esta gran carta de credenciales, Barrada pone rumbo a los Emiratos Árabes, dispuesto a triunfar en una liga emergente de la mano del Al-Jazira, equipo dirigido por el técnico Luis Milla quien ya coincidió en Getafe siendo el segundo de Laudrup.

El Futro de Abdel es prometedor, si bien se esperaba que el próximo salto de Barrada fuese con destino a un grande del panorama europeo, la llamada de los petrodólares y la más que importante influencia de la situación económica, acabaron por decantar el futuro de Barrada en un destino exótico, donde muchos son los futbolistas de renombre que aterrizan y que por supuesto, acompañarán a un Abdel que se le espera con cariño en los terrenos de juego europeos.

(Foto del cuerpo: AS)

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Sobre el autor
Sergio de Acuña Porras
Redactor en VAVEL.com, colaborador en la sección del Getafe CF. Representante de VAVEL en encuentros deportivos de la Segunda División B del fútbol español. Contacto: [email protected]