Ángel Cappa es, posiblemente, el entrenador de fútbol que más ha peleado contra el resultadismo en los últimos tiempos. Donde otros ven simplemente tres puntos, Cappa ve un trasfondo estético que da sentido a una victoria o a una derrota. Donde otros ven una competición, él ve un juego que evoca sentimientos en quien lo siente. Donde unos ven un terreno donde lucirse, él ve un lugar donde reinvindicase. Así es Ángel Cappa y así intentó que fueran los equipos que dirigió. Así es Ángel Cappa, un romántico del fútbol.

Surgido de las inferiores de Villa Mitre, Ángel Cappa debuta en el primer equipo de Olimpo en 1965 para retirarse con la misma camiseta trece años más tarde. Hoy en día es prácticamente imposible ver jugadores que desarrollen su trayectoria en un solo club más allá de los Totti, Scholes o Giggs. ¿Hasta qué punto influye el negocio en el mundo del fútbol como para superar incluso a los sentimientos?

"No es que el negocio intervenga en el fútbol, es que se ha apoderado de él"

El jugador no es dueño de su destino, generalmente. El jugador es llevado como cualquier otro objeto de consumo y los que dirigen el club y más intereses futbolísticos tienen hacen que el jugador se vaya a un lado o al otro. Muchas veces no puede elegir el jugador. Además, claro, no solo ponen dinero al jugador, también a los representantes, al club, el dinero que se maneja por debajo de la mesa...hay un montón de cuestiones que hacen eso. Lo que pasa es que el negocio no es que intervenga en el fútbol profesional, que evidentemente tiene que intervenir, sino que se ha apoderado del fútbol e impone su criterio, sus valores y sus normas. En televisión, por ejemplo. Partidos los viernes, los sábados o los lunes a las once de la noche. Eso quiere decir que gobierna el fútbol y éste está supeditado a lo que dice el negocio y el jugador es el último al que se le consulta o, generalmente, no se lo consulta. Fíjate que ahora la FIFA dice que se equivocó y que se enteraron ahora que en Qatar hace calor en verano, pero al jugador no le preguntaron nunca, es más o menos como un trabajador, es decir, nadie lo consulta.

Posiblemente su cara sea una de las más reconocidas del entorno de Villa Mitre, club del cual es reconocido hincha. ¿Nunca ha pensado en coger las riendas del club que le vio nacer?

Villa Mitre es mi barrio, donde yo nací. Yo a lo único que aspiraba era a llegar al primer equipo de Villa Mitre, esas eran todas mis aspiraciones, y yo creo que sigue siendo. Después todo vino porque sí, pero yo nunca me lo planteé porque soy hincha de Villa Mitre, donde tengo mis amigos, tengo mi familia y claro, que te echen de otro lado es doloroso, pero que te echen de tu casa, que alguna vez pasa, es peor todavía. Por eso nunca se me planteó asumir ese riesgo y no lo haría nunca ni lo haré por esa razón.

Usted estudió dos carreras universitarias: Filosofía y Psicopedagogía. Sin embargo, el prototipo de jugador argentino que llega joven a Europa es el de futbolista de potrero con apenas formación académica. ¿Qué diferencias existen entre los jugadores que proceden de un entorno acomodado y de un entorno limitado económicamente tanto a la hora de jugar como de tratar con ellos?

"Se aprende más en la calle que en las escuelas de fútbol"

El hecho del estudio no influye para nada. El fútbol es aparte, tiene una inteligencia especial, como todo. Hay gente que es muy inteligente para matemáticas y nulo para letras, y al revés. Me acuerdo una anécdota: Sartre era nulo para las matemáticas y tenía un profesor particular porque no había manera de que apruebe esa materia y el profesor le dijo a la madre que su hijo tenía cierta subnormalidad, y era que simplemente no tenía esa habilidad para las matemáticas. Y en el fútbol también se necesita una inteligencia aparte. El trato es como cualquier otra persona, no hace falta ser letrado para ser inteligente y para ser amable, buena gente o solidario. Entonces no tiene ninguna importancia en el fútbol, pero sí la tiene como persona. Cuanto más estudies, cuanto más sepas, mejor para él. En el tipo de juego según la escuela de fútbol, pero generalmente en la calle se aprende más. O se aprendía, porque ahora cambiaron las cosas y estamos viviendo otra manera de sociedad y, por lo tanto, en la calle ya hay muy pocos chicos jugando, por lo menos aquí en Madrid. En otros países sí. A lo mejor en Argentina, en el interior, o en Colombia...pero se aprende más en la calle que en las escuelas de fútbol.

Reconocía en una entrevista que no estaba conforme con su papel como padre porque podía haber sido mejor. ¿Es uno de los sacrificios que conlleva el fútbol en su vertiente profesional?

No, eso es mi capacidad. No tiene nada que ver eso. Yo siempre creo que podía haberlo hecho mejor, que podía haber sido mejor padre. Lo único que ahora tengo es el cariño de mis hijos. Me llevo muy bien con ellos ahora. Cuando eran más pequeños a mí me costaba más, pero ahora que ya son grandes me llevo muy bien con los tres y tengo una relación afectiva muy sólida. Pero siempre pienso que podía haber sido mejor padre, no tiene nada que ver el fútbol, ha sido mi capacidad. Además, escucha, uno aprende. Cuando uno es padre no sabe el oficio y va aprendiendo con el hijo y todos los hijos son distintos. Cuando aprendiste a ser padre de un chico de seis años el chico ya tiene doce, y cuando aprendiste a ser padre de un chico de doce ya tiene veinte y son así. Y cuando sos grande reconoces lo que antes pensabas como defecto de tus padres que ellos, pobres tipos, también hicieron lo que pudieron.

Estuvo exiliado durante el gobierno de Videla y en un partido entre Holanda y Argentina en Suiza mostró en la grada una pancarta que rezaba ‘Videla asesino’. ¿Cree que posicionarse políticamente le ha condicionado en su carrera deportiva? ¿Sería positivo que los futbolistas mostrasen sus ideologías políticas para acortar las distancias con el aficionado?

"Es saludable que cualquier persona tenga conciencia política y que conozca la realidad más allá de la que nos venden"

No recuerdo bien qué decía la pancarta. No la saqué yo, fueron unos compañeros en Suiza, creo que se jugó en Berna, con los que colaboré,

nada más. Para empezar, no tomé posición en ese momento sino que ya había militado en Bahía Blanca, por eso me tuve que ir. En cuanto al fútbolista, yo creo que es saludable que cualquier persona tenga conciencia política y que conozca la realidad más allá de la realidad que le venden, que piense y que actúe dentro de la sociedad por todos los jóvenes para tratar de modificarla y hacerla mejor, así que no solo el futbolista. Lo que pasa es que el futbolista está, muchas veces, en una situación donde le resulta muy difícil ese tipo de toma de conciencia, a pesar de que el 90% proviene de la clase obrera, pero la situación particular que viven los hace caer muchas veces en trampa. Al tener más posibilidades económicas viven la fantasía de haber ascendido socialmente y entonces se quedan sin terreno debajo de los pies porque es una fantasía, es mentira que hayan ascendido socialmente y terminan despegándose de su clase y sin tener dónde ubicarse, la mayoría.

De hecho, usted llegó a diferenciar en su día entre fútbol de izquierdas y fútbol de derechas según el estilo.

Sí, pero es una manera metafórica de hablar. Evidentemente, Messi no hace gambetas de izquierdas y Cristiano Ronaldo no hace goles con ideología de derechas, es una manera de decir. A la derecha le interesa la eficacia y a la izquierda, supuestamente, le interesa la eficacia pero supuestamente también el contenido. A la derecha el contenido no le importa, hay que ganar y punto. Había una vez, acá, una de las campañas electorales del PP, me parece que era sino es antes, pero la derecha de España donde los carteles decían 'Eficacia'. Efectivamente, aquel al que le interesa el juego, aquel que se emociona con el juego y no solamente con el resultado sería un fútbol de izquierdas. Y aquel que solo le importa el resultado sería un fútbol de derechas, pero es una manera de hablar, literalmente no es así.

¿El fútbol tendría mejor aspecto y más salud si los grandes clubes no vivieran distanciados de la realidad social de sus países? ¿Falta conciencia social en el mundo del fútbol a la hora de pagar fichajes, de poner precio a las entradas o al merchandising?

"La mayoría de los clubes de fútbol son de derechas"

Los clubes no viven distanciados de la realidad, los clubes son de derechas la mayoría. Nunca ha habido, por lo menos en los clubes importantes, un trabajador o un obrero siendo presidente de un club. Son los recontramultimillonarios los que son presidentes y son, por supuesto, con ideología de derechas. En absoluto tienen en cuenta al espectador, para nada. Lo único que tienen en cuenta es el dinero. Igual que la economía neoliberal no habla de gente, habla de números y dentro de esos números dice que es necesario usar un eufemismo, un reajuste salarial. O sea, detrás de esa palabra hay gente que pasa hambre y que tienen drama, mucha gente. Pero eso no les importa, y a los dirigentes de los clubes tampoco. En absoluto. Son de derechas, por lo que no están despegados de la realidad.

Puede que la frase más característica de Ángel Cappa sea ‘No todo es ganar. También influye cómo se gana’, lo que ha generado que se diferencien cappistas y no cappistas y de lo que muchos se han aprovechado para tirarle tierra encima. ¿Qué sensaciones se ha llevado cuando sus equipos han ganado jugando mal y cuando han perdido jugando bien?

"No se puede reducir el fútbol a un resultado como no se puede reducir el amor a un orgasmo"

Cuando uno dice en este oficio mío: 'Lo que yo pretendo es que mi equipo juegue bien' ya te rodeas de enemigo. Te dicen: 'Este vende humo', '¿a quién le ganó?', ¿quién es este tipo?' y simplemente por decir eso. Yo quiero que mi equipo juegue bien porque me gusta que juegue bien, pero acá hay que ganar y nada más. Entonces empiezas a rodearte de una exigencia que los demás no tienen porque tu equipo no solo tiene que ganar, sino que tiene que jugar maravillosamente bien. Los demás si ganan está bien, pero a vos le dicen '¿dónde está el que quería jugar bien?', 'es un mentiroso, lo que le importa es ganar'. Por supuesto, lo primero que uno quiere es ganar, pero yo no estoy conforme solamente con ganar porque el fútbol no es solamente el resultado. Y no se puede reducir solamente el fútbol al resultado como no se puede reducir el amor al orgasmo. El amor no es solamente el orgasmo. Hay un montón de cosas que hacen que una persona viva enamorada de otra. Y en el fútbol es lo mismo. Claro que quiero ganar y me interesa ganar, y si gano no me voy a poner a llorar, pero no estoy conforme. Quiero ganar jugando bien porque gano el doble. Y si juego bien y no gano, no estoy feliz de la vida pero bueno, me queda la satisfacción de haber jugado bien y de entender, cosa que yo aún no entendí, de que se gana o se pierde y que esto tiene también un componente de azar. Hay veces que uno hace todo lo posible por ganar y juega mejor que el rival y no gana y otras veces que gana sin hacer todo eso. ¿Por qué? Porque el fútbol, como todo juego, tiene una lógica pero también, como digo, un componente de azar.

Precisamente, uno de los problemas que arrastra el fútbol argentino es el resultadismo de la mayoría de sus técnicos y el 'ponganhuevismo' que reclama la gente a sus jugadores por encima del buen juego. ¿Cómo se puede terminar con esta espiral que acaba perjudicando al propio fútbol argentino?

"Han conseguido borrar la identidad del fútbol argentino. Peor que en la Argentina no se juega en ninguna parte"

Todo contribuye a que lo único que importe sea el resultado y se ha convertido el fútbol argentino donde peor se juega de las ligas más importantes del mundo, con mucha diferencia. Peor que en la Argentina no se juega en ninguna parte, y mira que yo he estado por casi todo el mundo. Eso es lo que se ha conseguido. Y después ganar, cuando juegan internacionalmente los equipos argentinos, tampoco ganan. Ahora, que alguno gane en el fútbol argentino, naturalmente. Pésimamente, alguno gana y el otro pierde, como siempre. Los campeonatos cortos, el haber convertido el fútbol argentino para la venta de jugadores y nada más...todo eso contribuye a que se haya perdido la escuela y la tradición futbolística de Argentina. Entonces, los chicos jóvenes que no vieron jugar el otro fútbol entienden que esto es ganar y ya está. El otro día ganó River una eliminatoria con San Lorenzo. Ganó 0-1 en la cancha de San Lorenzo, de casualidad, y empató cero a cero sin pasar la mitad de la cancha en la cancha de River. ¡Eso era imposible de entender veinte años atrás! Eso era que la gente hubiera censurado al equipo. Y mirabas a las tribunas y la gente festejaba. ¡En la cancha de River se festejaba eso! Es imposible, River se redujo a un equipo de la C en cuanto a identidad futbolística. Independiente y River eran la fuente más allá de los equipos rosarinos y ahora se perdió todo eso. Cualquiera juega en River y si gana River de esa manera, la gente festeja igual. Entonces, han conseguido borrar la identidad del fútbol argentino que te digo. Insisto: peor que en Argentina no se juega en ninguna parte.

Foto: Inmaculada Rego (VAVEL)

Uno de los pros que tiene el fútbol argentino es el gran ambiente de sus estadios, la pasión de su gente. Sin embargo, esa pasión mostrada por los hinchas es eclipsada por unos pocos llamados ‘barras bravas’. ¿Realmente es imposible acabar con ellas como muchas veces se hace ver? ¿Usted tuvo algún trato o se sintió apretado por ellos en algún momento?

Yo tuve suerte. En ningún equipo de los que estuve ocurrió eso. Nunca tuve un problema con la barra brava. Jamás. Pero bueno, eso es suerte. Se puede eliminar la violencia en el fútbol porque las barras bravas son negocios. Por eso se pelean, y se pelean entre ellos también. Son negocios que dan mucho dinero, aunque parezca que no, en cuanto a tráfico de estupefacientes, robos, entradas...es un enorme negocio. Ahora, esto viene de hace muchísimo tiempo atrás, de hace treinta años o más. Entonces, la gente de la barra brava tenía convivencia con los políticos, con los sindicatos, con la policía y se formó una red que quitó la voluntad política de terminar con eso. Tienen un poder tan grande que a veces se les escapa de las manos pero no está ligado al fútbol, está ligado al negocio que da muchísimo dinero.

¿Y la solución es jugar sin hinchada visitante?

"Jugar sin hinchadas visitantes no tiene ningún sentido"

No, eso es otra de las barbaridades que ha hecho la Asociación de Fútbol Argentino. No tiene sentido. Esto es como si hay una banda de delincuentes que asaltan los pequeños negocios del barrio y lo que hace la autoridad es cerrar todos los negocios para evitar la violencia. Es una cosa descabellada, una cosa propia de una conducción del fútbol argentino decadente y, digamos, sin ningún tipo de idea. No tiene ningún sentido.

Toda la carrera que no hizo como futbolista la hizo como técnico, llegando a sentarse hasta en catorce banquillos y en espacios muy cortos de tiempo. ¿Cuál ha sido el más especial para usted? ¿Y en el que sintió más fuera de lugar? ¿Qué destacaría de haber entrenado hasta en seis países diferentes?

"La gente de Huracán me hizo ser hincha de Huracán"

Donde yo me sentí feliz fue en Huracán porque inmediatamente ese equipo jugaba como yo quería. Yo era hincha de Huracán. Conectaba con la ideología de la gente, conectaba con su manera de sentir el fútbol, conectaba con la aureola que rodea a Huracán, un club de barrio más o menos como el mío, como todos los barrios, que tiene los valores de ese barrio. Un barrio muy tanguero, muy romántico. A tal punto que en el último partido, cuando nos robaron, un periodista escribió agradeciéndole al árbitro haber cometido esos errores porque un equipo tan romántico tenía que terminar así, tenía que terminar siendo robado para continuar con el romanticismo y la utopía. No podía ser un equipo que ganar el campeonato. Bueno, fue una exageración del periodista pero más o menos es eso. Ahí es donde me sentí más feliz y donde todavía hay una relación con la gente. Hace poco fue mi cumpleaños y recibí decenas de mensajes de felicitación de la gente de Huracán. Digamos que la gente de Huracán me hizo hincha de Huracán. Soy hincha de Villa Mitre y de Huracán. Donde no me sentí bien fue en varios clubes donde no pude hacer que el equipo jugara como a mí me gustaba, sobre todo en Gimnasia y Esgrima. El equipo no llegó a jugar como yo quería. En River sí. En River el equipo jugó varios partidos como yo quería. Otros no, pero muchos sí. En Gimnasia estuve muy poco tiempo, diez o doce partidos. Sin querer entro también en las urgencias de los clubes. No se puede decir eso con diez o doce partidos. ¡Es una barbaridad! Eso se puede decir con dos años en un club pero no con doce partidos. Tampoco en México, en el Atlante, un equipo que jugaba bien pero que alguien estornudaba y era un gol en contra nuestra. Era una cosa increíble. Me acuerdo que una vez que jugamos en el Azteca el equipo jugó muy bien, ganaba uno a cero teniendo muchas situaciones de gol y sobre la hora nos empataron. Entonces, el título del diario fue '¿Qué tiene que hacer Atlante para ganar un partido?'. Era increíble. Salvo eso, en la mayoría el equipo llegó a jugar bien. Después uno gana o no gana, eso depende de muchos factores, pero sí, lo que a mí me queda es que jamás me traicioné. Jamás me dije que con este equipo no se podía jugar bien, vamos a jugar de otra manera. Eso nunca lo hice. Es decir, yo prefiero morir respetando lo que significa para mí el fútbol.

Dice que en su trayectoria prefirió morir que renunciar sus ideales. ¿Se puede llevar a cabo la misma idea en diferentes clubes con jugadores tan diferentes entre un fútbol y otro?

Siempre se puede intentar jugar bien. Estamos hablando de Primera División porque puedes decirle que dé la pelota a un compañero porque si no le puedes decir que dé la pelota a un compañero, no estamos hablando de Primera División, es otra historia. Para llegar a Primera División el jugador tuvo que pasar, en cualquier país del mundo, muchos filtros. Hay infinidad de chicos que quieren jugar al fútbol y son muy pocos los que llegan a Primera. Entonces, si la exigencia tuya, 'por favor, dale la pelota a uno con la misma camiseta', hasta ahí puedes estar. Otra cosa es que a partir de ahí sea el que juega Iniesta o sea Juan Pérez. O sea, Juan Pérez le podrá dar la pelota a un compañero pero Iniesta ya podrá inventar otra historia. Quiero decir que se puede intentar jugar bien en cualquier lado pero ganar es otra historia. Para ganar uno necesita jugadores, buenos jugadores. Podrás intentar jugar bien pero otra cosa es ganar. No un partido, te estoy diciendo ganar un campeonato. Sin embargo, con buenos jugadores y con ideas muy vulgares o con pocas ideas sí se puede ganar, como ha demostrado el Madrid de Mourinho, que ha ganado una Liga con una idea muy vulgar. ¿Por qué? Porque tenía jugadores excepcionales. Entonces ganar es una cosa y tratar de jugar bien otra. Puedo tratar de jugar bien con los camareros de esta cafetería, ahora, para ganar necesitas más calidad.

¿Es lícito que un entrenador varíe sus ideas por la falta de calidad en su plantilla, de resultados o por la presencia de una gran estrella en el vestuario?

"El jugador brillante tiene que incorporarse dentro de lo colectivo y lo colectivo dentro del jugador brillante"

No, siempre hay que jugar para lo colectivo. Eso de que hay que jugar para un jugador no es cierto. El jugador brillante tiene que incorporarse dentro de lo colectivo y lo colectivo dentro del jugador. Eso lo aclaró muy bien Iniesta, que me acuerdo que en una entrevista dijo que Messi era mejor porque jugaba en el Barcelona y el Barcelona era mejor porque jugaba Messi. Eso es una cuestión dialéctica que si hablamos de filosofía no se puede ignorar. Cambiar las ideas sí es lícito, ¿cómo no va a ser lícito? Cada uno es dueño de pensar como quiera. Lo que hay que tener claro es la interpretación del fútbol y lo que no se puede es tener una idea clara y en el medio del camino cambiar de idea porque el jugador de fútbol se desorienta. Primero hay que tener una idea clara, cualquiera que sea. Para ganar se ha demostrado que se puede ganar con diferentes ideas de fútbol. Lo que no puedes es decir que si pierdes tres partidos ahora vamos a tocar. Y si no nos sale tocando vamos a tirar pelotazos largos. Eso es lo que no se puede porque, para todo, tú tienes que tener las cosas claras. Y a partir de ahí saber que con eso se puede ganar o perder.

Como técnico, Ángel Cappa fue campeón en tres continentes. ¿Qué diferencias hay entre el fútbol europeo, el sudamericano y el africano? ¿Es cierto que cada día se recortan las diferencias existentes?

Sí, eso es verdad. Fijáte que Pasolini, que jugaba al fútbol, escribió una vez que había una vez un fútbol en prosa, que sería el europeo, y un fútbol poético, que sería el sudamericano. Fijáte como cambió todo eso. Yo creo que ahora Argentina mira con envidia al Barcelona y a la Selección española por cómo juega. El fútbol poético cambió de sueño. Las diferencias son que en Europa, hasta ahora, se manejaba más dinero y por tanto las condiciones para jugar al fútbol son mucho mejores que en Sudamérica en general, salvo algunos clubes. Y en Sudáfrica digamos que no hay una organización adecuada para el talento de los jugadores. Yo estuve en Sudáfrica y tuve jugadores con mucho talento, con mucha capacidad futbolística, pero la organización del fútbol en general no estaba de acuerdo con esa capacidad.

Foto: Inmaculada Rego (VAVEL)

Dirigió junto a Valdano en el Real Madrid y junto a Menotti en el Barcelona. ¿Cuál es la gran diferencia en las categorías de formación entre unos y otros para que existan a día de hoy dos estilos tan diferenciados?

"El Real Madrid no sabe lo que quiere, no sabe cuál es su identidad"

Lo que pasa es que el Barcelona tiene una escuela desde hace mucho tiempo y además, el jugador que sale de la cantera es utilizado en el primer equipo. El Barcelona ha jugado finales con nueve jugadores de la cantera. En cambio, el Madrid no. Primero que cambia de estilo permanentemente. El Madrid no sabe lo que quiere, de hace mucho tiempo. No sabe cual es su identidad y tampoco utiliza los jugadores de la cantera. Tiene una cantera, aparece un jugador y ese jugador no es utilizado porque su filosofía es comprar el más caro del mercado. Mata, Negredo...muchos jugadores que salieron de ahí se tienen que ir. Esa es la cuestión. Primero, no tener una idea clara. A qué jugar, a qué quieren jugar. El presidente Florentino Pérez ha dicho muchas veces 'yo quiero ganar'. Y Sacachispas también quiere ganar. ¿De qué manera? Es como decir: 'yo quiero llegar a la meta'. Muy bien. Evidentemente, todos los corredores quieren llegar a la meta. Ahora, ¿cómo? ¿Qué camino eligen? El Madrid no lo tiene claro. Todos los años cambia de proyecto y de idea. Entonces claro, los jugadores de la cantera están preparados para qué, para jugar con qué idea. En cambio el del Barcelona hace mucho tiempo que tiene una idea clara y además, dentro de esa idea, utiliza a sus jugadores. No siempre se van a dar que aparezacan tantos jugadores de la cantera, evidentemente, porque esto no es una regla matemática, pero sí que cuando aparecen juegan en Primera.

Situémonos en el año 2005. Usted firma como técnico del Mamelodi Sundonws sudafricano. ¿Qué le lleva a aceptar una oferta que supone vivir muy lejos de casa, hablar otro idioma en un continente desconocido profesionalmente para usted y de una liga con tan poco cartel?

Todo eso (sonríe). Conocer todo eso. Es decir, siempre se hablaba de que el fútbol africano era el futuro del fútbol y que África tiene potencial y yo quería conocerlo. Estaba sin trabajo, me ofrecieron eso y me fui, evidentemente. Me dieron dos años de contrato, me vine al año porque tuve problemas personales y me tuve que alejar de ahí y entonces tuve una experiencia magnífica. Lo primero, conocer un país tan interesante como Sudáfrica y después meterme en el fútbol africano y meterme dentro. Todo eso fue muy apasionante. Allí se hablaba inglés y yo conozco cuatro palabras o cinco. Más o menos como Ana Botella (risas). Entonces la primera charla que le di a los jugadores...ese día ganaron y cuando volvieron les dije: '¿Saben por qué ganaron? Porque no me entendieron nada'. Pero me las rebuscaba como podía, fue una experiencia.

¿Y por aquel entonces se vivía allí la fiebre del Mundial que albergarían en 2010?

Sí, fue muy interesante. Conocí jugadores buenísimos y conocí el fútbol africano. Conocí un país apasionante por su historia y conseguí meterme dentro de la vida cotidiana, que es muy distinta cuando uno la conoce un poquito. Fue una experiencia maravillosa.

Al salir campeón, en España las hinchadas van a su respectiva fuente y en Buenos Aires van al Obelisco. ¿Qué se hace en Sudáfrica?

Se hizo una fiesta en la casa del presidente, que tenía una casa extraordinaria. Era magnífica. Tenía una arquitectura muy sencilla pero maravillosa. Nada más. Eso sí, con la alegría de siempre y conociendo otra cultura. Por ejemplo, la manera de concentrarse antes de salir a la cancha con cantos dentro del vestuario que eran conmovedores. Esos cantos africanos en los que uno tiene la voz cantante y el resto hacen los coros. Maravilloso. Cómo rezaban antes y después del partido, con qué profundidad. Fue todo una experiencia y, además, había jugadores muy técnicos, la mayoría. No solamente de mi equipo, del resto también, pero la organización era muy mala. Uno se daba cuenta de que dependía de la generación de futbolistas, como Costa de Marfil, Camerún en su momento, Nigeria en el suyo. Cuando se va esa generación no hay nada detrás. Muy poco nivel organizativo, cosa que ocurre todo lo contrario en Asia, donde están muy organizados y ocupan otro papel.

La siguiente parada es el Alfredo Ducó, donde Huracán hizo una de las mejores temporadas que se recuerdan, ya que un gol ilegal privó al equipo del título. En la charla previa a saltar al césped, usted dijo a los jugadores que ‘llenaron de orgullo al fútbol argentino’ y que ‘llenaron de felicidad a la gente’. ¿Qué le faltó al equipo para salir campeón, más allá de la falta de Larrivey, y qué sensaciones tuvo tras caer derrotado de aquella manera?

"Perder así es horrible, no se te va nunca en la vida porque fue un robo descarado"

Justo antes de salir lo que yo quería era despedirme de los jugadores, despedir esa temporada. Yo sabía que después, si hubiéramos ganado, era imposible dar esa charla, tener esa serenidad. Y si perdíamos tampoco. Entonces me despedí de los jugadores, agradecí lo que hicieron y efectivamente, me llenaron de orgullo, a la gente y al fútbol argentino. ¿Qué le faltó a ese equipo? Ese equipo tenía 19 partidos. Era un equipo en formación. El dolor más profundo que yo tengo como entrenador es ese, que se interrumpió un proceso que acababa de nacer. Huracán del 73, que fue campeón, Menotti llegó en la mitad del 71, estuvo todo el 72, que fueron terceros, y en el 73. Es decir, vivió un proceso lógico. Esto tenía diecinueve partidos, estaba empezando y por las circunstancias del fútbol argentino y su necesidad económica se rompió todo en diecinueve partidos. Si se hubiera perdido el último partido legalmente, se hubiera sentido que llegamos hasta ahí y era muchísimo lo que hicimos, no solamente en resultado, sino en cuanto al placer, en cuanto a la alegría y la emoción. Yo todavía tengo partidos que tengo de ese equipo y me emociono viendo a la gente llorando en la cancha de emoción, viendo a la gente de pie, aplaudiendo como si estuviera en el teatro. Lo que pasa que perder así es horrible, no se te va nunca en la vida porque es un robo descarado. Te ves despojado de eso y sientes el orgullo de decir bueno, les obligamos a que nos roben porque de otra manera no nos podían ganar, pero por otro lado piensas que le han quitado la ilusión a tanta gente que ha vivido un momento de felicidad tan grande en un equipo tan pequeño que es muy difícil que se repita rápidamente eso que te llena de amargura y de bronca. Y esto, que ha sido malinterpretado por la gente de Vélez, lo he dicho infinidad de veces y no me prestan atención. Tampoco Vélez merecía ganar así porque Vélez había jugado bien. Tanto Vélez como Lanús, como Huracán merecían ganar. Cualquiera de los tres hubiera sido campeón merecidamente, como fue Vélez campeón merecidamente. Solamente que el último partido se lo regalaron. Nada más que eso. Pero Vélez había hecho un gran campeonato. Entonces, no lo entiende la gente de Vélez que me ha puesto a mí como el gran enemigo por haber dicho la verdad. ¿Y sabe por qué? Porque saben que es verdad. Porque saben que fue un robo y no les gusta que se lo digan. Porque si tienes un hijo feo, sabes que tu hijo es feo pero no te gusta que el vecino te diga '¡que hijo más feo que tiene usted!'.

Los promedios mandaron a River Plate al descenso en 2010. Sin embargo, de los técnicos que dirigieron River por aquella época usted fue el que mejor promedio de victorias obtuvo. Con un sistema tan complejo de descensos en el que se contabilizan las tres últimas temporadas, ¿uno se siente culpable o salpicado por la consecuencia final a pesar de haber sido el que mejores resultados sacó?

"El descenso de River fue responsabilidad directa de los dirigentes"

No, de ninguna manera. Aquello fue culpabilidad directa de los dirigentes. Son tres años, es mucho tiempo. Son ciento catorce partidos. No te puedes sentir culpable con dieciocho partidos, es imposible. Pero tampoco los jugadores ni tampoco JJ López. Esto viene de mucho tiempo atrás. Lo que pasó en River es la consecuencia de un desastre que hicieron los dirigentes durante tres años. Nadie se puede sentir culpable en cuanto a los jugadores, en cuanto al entrenador. Ahora, hay periodistas que me echaron la culpa a mí. También con Huracán, que descendió un año y medio después. También en Gimnasia, donde estuve diez o doce partidos. Pero bueno, toda la gente sabe que no es cierto. La gente sabe perfectamente bien que no es así y bueno, esos periodistas evidentemente dicen cualquier cosa. Si hay alguien que no es culpable es quien más puntos hizo de todos esos, que soy yo. O el menos culpable, digamos. Ninguno de los entrenadores o de los jugadores son culpables. River tenía un montón de jugadores. Si vemos en esos tres años todos los jugadores que vendió y no tenía una moneda, no tenía un duro como se dice en España, te das cuenta de lo que fue, de lo que hicieron los dirigentes con River. Ni siquiera había, según me comentaron los dirigentes que estaban en ese momento, las semillas para el césped que plantaban. Se habían llevado hasta las semillas del césped que plantan en la cancha. Fíjate que culpabilidad pueden tener los jugadores o los entrenadores.

De todos los países donde has vivido, ¿por qué a día de hoy en España?

No fue una decisión que yo tomé. La vida te va llevando. Yo vine aquí, digamos, escapando de la dictadura militar. Aquí conocí a mi mujer, aquí tengo hijos españoles y cuando uno piensa que puede volver tiene otras obligaciones, otras raíces. Además, volver a mi ciudad, a Bahía Blanca, porque yo no soy de Buenos Aires...La ciudad sigue su camino cuando no estás y cuando vuelves, la nostalgia que tu tienes ya pasó. Te insertas en otra sociedad y te quedas sin raíces y de lo que era tu ciudad ya no tienes raíces, pero tampoco donde vives. Te quedas un poco en el aire, pero no lo digo con pesar. Eso tiene sus compensaciones. Yo he estado en lugares donde nunca soñé con estar. Soy un tipo de Villa Mitre y aspiraba a ser jugador de Villa Mitre, y lo conseguí porque para mí era el centro del mundo. Y fíjate, he estado en el Real Madrid, en River, en Sudáfrica, en Méjico, en grandes escenarios. Nada es gratis. Siempre uno paga un poco y disfruta, los que tienen suerte, porque hay gente que paga solamente.

¿Se puede decir que Ángel Cappa está oficialmente retirado o un proyecto ilusionante puede hacerle regresar?

"Estoy cansado de fútbol, pero si hay una propuesta que me ilusiona seguro que dejo todo"

Yo ya estoy cansado del fútbol y del entorno que lo rodea. Además, soy consciente que tengo una edad donde hay que dejar paso a la gente joven. No tengo ganas de viajar más, en España por supuesto no trabajo, pero me siento muy cómodo con la vida que llevo ahora: ver fútbol, comentar partidos...pero si hay una propuesta, no cualquiera, porque cualquiera ya no, si hay una propuesta que me ilusiona estoy seguro que dejo todo. Por un lado estoy esperando que no ocurra esa propuesta, pero por otro lado si ocurre seguro que caigo en la tentación. Espero que no ocurra.

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Sobre el autor
Fernando Beltrán
Me he pasado la vida pegando patadas a todo aquello que me ha impedido soñar, que me ha impedido tener ilusiones y que ha trabado mis proyectos.