Regreso a Madrid. Al Madrid de noviembre de 1990. Unos kilómetros más al norte de la capital, en Torremocha del Jarama, nace un crío al que pusieron por nombre Borja y portaba los apellidos García Freire. Sus primeros pasos con un balón en los pies le sitúan lejos de su hogar, al sur de capital, en el distrito de Villaverde, en un equipo con el mismo nombre.

Nacimiento en el fútbol

El salto que le convierte en un jugador profesional le asciende hasta Tercera División. En 2007, el madrileño viste la franja roja del Rayo Vallecano, defendiendo las categorías inferiores del club. De las tres temporadas que pasa en el equipo filial, la más exitosa es la 2009-2010, en la que sus compañeros y él logran un meritoria ascenso a Segunda División B. Además de quedar primeros, se consiguió un hito en la historia del filial vallecano, puesto que fue la primera y única temporada que el Rayo Vallecano B disputó en Segunda División B. Este protagonista escribió las líneas importantes, ya que un gol suyo que conseguía empatar al Hospitalet fue clave en la fase de ascenso.

Su buen rendimiento, que ya le había dado la oportunidad de debutar con el primer equipo rayista en 2008, le llevó de manera oficial a la primera plantilla. También llegó a disputar la fase clasificatoria para el Europeo de República Checa con la selección Sub-19. Corría el año 2010 y José Ramón Sandoval llamó a Borja. El polluelo salía del cascarón y se hacía hombre. Segunda División ya eran palabras mayores. Después de los 10 goles en 42 partidos con el filial en la última temporada, se ganó también un puesto regularmente titular en el equipo de Sandoval. 30 partidos disputados, en los que decayó su rendimiento de cara a puerta, con tres tantos logrados. Sin embargo, a nivel colectivo seguía sirviendo de talismán a la entidad de la franja, puesto que se consumó el ascenso a Primera División.

La miel negada

El madrileño, entonces jugando de volante en una de las dos bandas, preferiblemente la derecha, no pudo disfrutar del ascenso. Hizo las maletas y se puso en camino hacia Córdoba, capital del Califato. Allí se destapó como jugador, se hizo definitivamente mayor. En la Liga Adelante, el mediocentro cuajó una espectacular temporada como goleador, llegando a la asombrosa cifra de 17 goles. Y sin olvidar los dos que marcó en Copa del Rey y que le fijaron un techo anotador contra el que aún lucha a día de hoy. 19 goles en 41 partidos.

En el Córdoba, su talismán perdió la magia en el apartado colectivo. Si bien fue un pilar de su equipo, gracias a su verticalidad y pegada, él y los suyos sufrieron un duro revés ante el Valladolid de Djukic, que terminó haciéndose con el ascenso. En lo personal, su temporada en Córdoba le abrió las puertas del Real Madrid Castilla.

Otra joya llega a “La Fábrica”

No fue barato, pero bien que lo valía. Hacerse con los servicios del buque insignia del Córdoba le costó al Madrid millón y medio de euros. El alto precio pagado se entiende si se mira su reciente contrato con el Córdoba para las siguientes cuatro temporadas. Pero el Real Madrid Castilla no pudo esperar y le “robó” la joya al conjunto que entrenaba Paco Jémez, hoy ligado al Rayo Vallecano. Para Alberto Toril fue un deseo necesario y concedido.

Sin embargo, en el Real Madrid Castilla no todo ha ido sobre ruedas. Después de la fantástica temporada en el equipo sureño, se esperaba mucho de él. Borja tuvo que competir con jugadores de la talla de Jesé o Morata y no siempre salía bien parado de sus actuaciones. Generó ciertas dudas. Su promedio goleador decayó en la primera temporada de blanco, rozando los dos dígitos (9 goles) en 41 partidos.

Un nuevo despertar

La temporada 2013-2014 no está siendo fácil. Ni para Borja ni para nadie. El mediocentro, normalmente caído a una banda, ha aprendido un bello pero difícil oficio: el “mediapuntismo”. Un lugar del campo donde puedes ser el mejor o el peor, sin casi hueco para un término medio. El “diez” a la espalda y su nueva posición demuestran los galones que le entregó Alberto Toril al comienzo de temporada. Sin embargo, su lujo en el juego y su calidad en el pase mermaron aún más su faceta goleadora, que ahora mismo queda en unas escuetas cifras: 2 goles en 17 partidos.

Hubo un decrecimiento del jugador, al que se acusó de pasividad. Es cierto que no destaca por su lucha, pero tampoco le es indispensable, porque lo sufraga con su talento y habilidad. Con la destitución de Toril y la llegada de José Manuel Díaz, el progreso colectivo y particular del jugador ha mejorado de nuevo. En los últimos partidos está demostrando una calidad útil, solidaria. Al retrasar su posición y colaborar con los mediocentros en la salida del balón, es lógico que decrezca su promedio anotador, pero si el “diez” está en forma, debe ser una pieza clave para José Manuel Díaz.

Foto 1: rayoherald.com

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Sobre el autor
Sergio  Vicente Z.
Graduado en Filología Hispánica. Máster de Profesorado. Apasionado del fútbol y de las letras. Adoro cuando se juntan. Prefiero las buenas intenciones que acaban en fracaso que el éxito basado en las malas.