Adelardo Rodríguez (Badajoz, 1939) puede ser considerado el jugador más importante en la historia del Atlético de Madrid. La razón reside en los más de 400 partidos que disputó con la única camiseta que defendió como profesional y los 10 títulos que celebró como jugador rojiblanco: 3 Ligas, 5 Copas, una Recopa y una Copa Intercontinental. Nadie ha vuelto a superar tales registros.

Disfrutó de la etapa más gloriosa del club y lució el brazalete de capitán en el partido que pudo cambiar su historia. En Bruselas, frente al Bayern de Munich, el Atlético y Adelardo se quedaron a solo 15 segundos de alzar al cielo la Copa de Europa. 40 años después la historia concede una nueva oportunidad a los rojiblancos frente al único rival que podría mejorar un enfrentamiento contra los alemanes.

P: Si el fútbol le debe algo al Atlético de Madrid, ¿se le ocurre un escenario mejor para que se lo devuelva que la final de la Champions contra el Real Madrid?

R: Creo que si hay justicia deportiva la final tendría que ser para nosotros después de tantos años, además aquella final la perdimos inmerecidamente porque jugamos mejor que el Bayern, les tuvimos dominados, pero el fútbol es un juego y a falta de 15 segundos nos hicieron ese gol y nos destrozaron a todo el equipo. Pero aquí nadie da nada.

¿En qué estado cree que llegan ambos equipos? ¿Quién es su favorito?

Los dos son los mejores de Europa. Han hecho una gran Champions, pero si somos justos y sinceros el Atletico ha tenido un camino más difícil con el Milan, el Chelsea y el Barcelona. El Madrid ha tenido una semifinal contra el Bayern y no ha tenido ningún contrincante más. El Atleti ha estado luchando desde el principio y ha llegado a la final con mucho merecimiento.

Si finalmente no llega Diego Costa, ¿qué jugadores cree que deben tomar las riendas del equipo?

No es que Diego Costa tome las riendas, es que los contrarios le temen. Las riendas las toman todos los jugadores: se apoyan, se ayudan y es un equipo que lucha y pelea hasta el último momento.

¿Cuáles cree que serán las claves del partido?

El Madrid tiene arriba a gente que es rematadora que tiene mucho peligro: Cristiano, Benzemá, Di María… Empiezas a enumerarlos y todos hacen mucho daño. El Atleti tiene contra eso una fe y una actitud en el campo que demuestra que son todos compañeros y se ayudan y van a por todas, eso es muy importante.

¿Preferiría que no jugase Cristiano Ronaldo?

Tal como a nosotros nos ha tocado la china con Diego Costa, que es un hombre muy importante para el Atleti, preferiría que no jugara Cristiano. Pero sé que va a jugar porque no tiene nada.

¿Con qué jugador de los que forman la plantilla se siente más identificado?

Siempre me fijo en los que han jugado y juegan en mi puesto, los mediocampistas. Gabi, Koke o Mario son jugadores de la cantera y me recuerdan mucho a mi estilo, aunque yo era quizás algo más atrevido. Cuando tenía la oportunidad me incorporaba al ataque, que es lo que a veces les digo, que suban arriba, porque tienen condiciones para hacer gol. Tiago ordena más la defensa y tiene más experiencia.

¿Ve posible que alguien le quite alguno de los récords de jugador con más partidos y más títulos?

Hoy en día en el fútbol es muy difícil que un jugador se quede tantos años en un equipo, porque si destacas en este equipo siempre tienes otros en Inglaterra, Italia o cualquier país que se lo quieren llevar. Si un jugador de la cantera siguiera aquí 14 o 15 años, creo que sí que llegaría a pasarme. Porque antes jugábamos casi la mitad de los partidos que se juegan ahora.

¿Las finales de Copa ganadas al Madrid de Di Stéfano son comparables a la situación actual que vive el Atlético?

Sí, porque venían de ganar 5 Copas de Europa seguidas. Tenían unos jugadores impresionantes como Di Stéfano, Puskas, Gento, Del Sol… Creo que se asemeja mucho lo de hoy en día a lo que entonces pasaba.

Vivió la etapa más gloriosa del club en la década de los 60 y principios de los 70, ¿es posible a corto o medio plazo repetir tantos éxitos?

Lo que está claro es que en aquella época se procuraba mantener un equipo y una columna vertebral. Si faltaba algún jugador o se retiraba, se intentaba fichar lo que más necesitaba el equipo, hoy en día no. Se firman muchos jugadores, pero el Atleti tiene un problema: que no tiene esa capacidad para tener esas plantillas. Ya ha dicho Miguel Ángel Gil que él va a procurar mantener este equipo, porque sabe que manteniéndolo y ayudando con un par de jugadores se puede continuar con este ritmo. Pero es muy difícil por todos esos equipos que enseguida ven a un jugador, les parece muy bueno y lo compran.

Todos esos éxitos desembocaron en la participación en la Copa de Europa en la temporada 1974/1975. ¿Cómo lo vivió el equipo?

Veníamos de unos años anteriores en los que el equipo se había renovado un poco tras la marcha de Rivilla, Collar. Pero la columna vertebral seguía estando, y además vinieron Salcedo, Capón, un poco antes Alberto, Irureta… Es decir, en 1970, que fuimos campeones de Liga con Marcel Domingo, ya estaban completos todos los puestos. En 1972 fuimos campeones de Copa y en 1973 de Liga. El equipo estaba hecho, tenía jugadores veteranos como yo, que tenía 32 años cuando llegó Max Merkel [temporada 1971/1972].

En la primera ronda un gol de Salcedo en la prórroga frente al Galatasaray dio el pase a los octavos, ¿cómo se desarrolló la eliminatoria?

Llegamos al estadio del Galatasaray una hora y media antes y ya estaba a rebosar con la gente dando gritos y voces. Nosotros la verdad es que nos asustamos, nos dejó impresionados el público turco. Pero hicimos una piña, les dije a los compañeros que iba a ser una batalla y que teníamos que ir adelante. Ese primer partido nos costó, la verdad.

En las dos rondas posteriores se sucedieron dos victorias fuera de casa y dos empates en el Calderón, ¿por qué sufría más el equipo como local?

Quizá porque nosotros teníamos un contraataque que era mortal. Perdíamos la pelota y rápidamente nos cerrábamos atrás, como hace hoy en día muy bien el equipo. Pero cuando teníamos un contraataque muy rápido, que creo que es algo que hoy le falta al equipo. Nosotros pillábamos al rival desprevenido y apoyábamos muy bien a los delanteros, yo me asomaba mucho, Irureta, los laterales como Melo y Capón o Calleja… En un contraataque matábamos a los equipos. Por eso quizá fuera de casa resolvíamos mejor la papeleta.

Y llegó la semifinal contra el Celtic de Glasgow…

La prensa escocesa calentó mucho el partido. Llegaron a decir que la prensa española había perseguido a Babacan en su país, no sé para qué. Levantaron muchos rumores. Como teníamos a Panadero y a Ayala decían que jugarían contra un equipo asesino. Pero nosotros no nos enteramos, estábamos en nuestro hotel, con el míster, que llevaba un aparato en el que ponía una cinta con el “Viva España”, que era el himno nuestro siempre que jugábamos fuera en la Copa de Europa. Cuando vimos aquel bullicio de gente en el estadio, sobre todo cuando atacaban y centraban desde el medio campo, que gritaban “¡Ohhhh!”, le dije a Reina: “Compadre, aquí o vamos a por ellos o nos van a matar. Y vas a empezar tú”, porque nos había dicho el entrenador que cada vez que centrasen yo le pegaba una voz y él salía y despejaba, porque tenía muy buen despeje de puños. Así, cada vez que llegaba un balón, lo mandaba al centro del campo y la gente se sorprendía. Se terminó haciendo el dueño del área grande, pero entonces empezaron a darnos patadas por todos lados y nosotros respondimos, porque si no nos habrían destrozado.

"En Glasgow, cuando terminó el partido y entramos a la caseta recibimos palos de la cabeza a los pies tanto jugadores como directivos"

Panadero Díaz dijo que lo que hizo fue para que le metieran preso y el entrenador del Celtic explicó que lo único que pedía era que en la vuelta les dejasen jugar al fútbol, ¿fue para tanto?

Él no había visto la entrada, pero yo sí. Dimos patadas y el juego fue muy duro, pero porque ellos nos obligaron. Nosotros no íbamos a jugar duro, íbamos a jugar un partido y a ver si podíamos ganar. Él y Johnstone venían ya picados de una final de la Intercontinental entre el Celtic y Racing de Avellaneda, y en Glasgow dijeron que volvía el defensa asesino. Panadero se la tenía jurada y en cuanto Johnstone le buscó un poco las cosquillas y cayó. La primera tarjeta no fue muy fuerte, pero la segunda es verdad que fue para que le hubieran metido preso.

Además de las sanciones a los jugadores, el club fue multado. France Football llegó a preguntarse si la Copa de Europa había muerto en Glasgow y afirmó que de la decisión de la UEFA dependía la respuesta. ¿Hubo opciones reales de que expulsasen al Atlético de la competición?

Le buscaron tres pies al gato. Fue un partido duro, que nosotros no lo buscamos, sino que nos lo encontramos. Si dicen eso, tendrían que haber cerrado también el campo de Glasgow, porque cuando terminó el partido y entramos a la caseta recibimos palos de la cabeza a los pies tanto jugadores como directivos por parte de gente que había en los pasillos como la policía. Recuerdo que Ovejero recordó su época de boxeador y pegó a un guardia que estaba dando patadas y porrazos a un jugador del Atleti. O sea que si nos ponemos así yo creo que la UEFA no fue justa. Fuimos culpables y acpetamos la culpa, pero los demás también la tuvieron.

En la vuelta un gol suyo sentenció la eliminatoria y dio el pase definitivo a la final de Bruselas.

La UEFA tuvo que recoger velas, porque aquí el partido fue espectacular. La gente no tiró ni almohadillas, que por entonces era costumbre. Ellos salieron a provocar al público. Hasta salieron a calentar al campo, cuando antes eso no se hacía, para que la gente se empezase a cabrear y a chillar, intentando que el equipo después entrase al trapo y se volviera a repetir la historia.

A usted le asignó un marcaje sobre Hoeness, posiblemente el jugador más rápido del Bayern, y a pesar de que usted ya era veterano solventó la papeleta. ¿Cómo lo hizo?

Sí, en el primer partido. No sé cómo jugué porque no me veía, pero me han dicho que hice un partido muy completo. Sabíamos lo que era Uli Hoeness en el Bayern y en la selección alemana y por lo visto le hice un buen marcaje. Yo era un hombre que era obediente. A mí me mandaban hacer una cosa y yo procuraba hacerla bien.

Dijo usted que tras el gol de Luis se vio levantando la Copa…

Me veía con la copa, alzándola. Uli Hoeness ya se estaba yendo incluso al vestuario y le pregunté al Toto Lorenzo que si me iba a mi puesto y le seguía. Me dijo que siguiera pegado a él. Fuimos andando hasta el córner y vimos el gol [de Schwarzenbeck], él pego un bote para arriba celebrándolo y yo me caí al lado del poste del córner.

Ha llegado a decir que la llorera en el vestuario fue importante. ¿Cómo estaba el equipo?

La mía fue muy grande. Porque la película del partido la tenía delante de mis ojos y no podíamos creernos que en esas décimas de segundo hubiéramos perdido una final.

¿Influyó más el factor psicológico o emocional que el físico en el segundo partido?

Creo que el estado físico. Los alemanes eran muy fuertes, pero en el primer partido estando el equipo completo no se notó nada. Pero es que además de que fue 48 más tarde, nosotros teníamos unos cuantos jugadores tocados y lesionados y otros sancionados. El equipo estaba muy mermado.

¿Está de acuerdo con aquello que dijo Vicente Calderón tras el partido de que el Atlético era “el Pupas”?

Fue un cúmulo de acontecimientos que nos venían ocurriendo, pero enseguida se le respondió que el Atleti era un equipo que ganaba títulos y que estaba ahí arriba. Lo hemos pasado mal, pero ahora también se está demostrando.

¿Cómo se vivió en el vestuario que Luis se convirtiera en el nuevo entrenador tras la destitución del Toto Lorenzo?

La noticia nos llegó estando en el vestuario y nos alegramos porque Luis era un hombre con mucha personalidad, que sabía mandar, que se le veía que iba a triunfar como entrenador. Era un hombre muy extrovertido, que en ‘petit comité’ era muy agradable, que había que conocerlo para saber cómo era.

¿También comenzó a llamarles de usted como hizo en el futuro con el resto de sus jugadores?

Yo le tuve de compañero 10 años y fui con Gárate y Ufarte a su vestuario y le dijimos que nos alegrábamos mucho, que le deseábamos la mejor suerte del mundo y que estábamos a su disposición. Él se nos quedó mirando y nos dijo: “Miren ustedes…”. Nos quedamos mirando entre nosotros y nos dijimos que ahí ya no nos podíamos arrimar porque nos podían dar con un palo en la cabeza (risas). El entrenador tiene que tener ese carácter, y seguramente por eso yo no he sido entrenador.

"No creo que hubiera cambiado ganar una Copa en Chamartín al Madrid por levantar esa Copa de Europa"

El Bayern se negó a jugar la Interncontinental por las polémicas eliminatorias disputadas en Argentina años antes, ¿fue para tanto?

Nosotros nos encontramos un ambiente normal, de fútbol. Con un público muy bullicioso, que cantaba mucho, pero los jugadores no hicieron nada de lo que hablaban los escoceses y los ingleses, que les habían hecho de todo. Yo he jugado en Argentina muchas veces y nunca nos han hecho nada.

¿Cómo vive un jugador 40 años después de aquella final un homenaje como el que organizó la Peña Los 50?

Fue un acto muy bonito, muy romántico, muy emotivo. Hablábamos de que no sé si ha llegado tarde, pero ha llegado el reconocimiento de un hecho histórico. Fue algo entrañable, porque había jugadores que no había visto en años. Nosotros no nos hemos acordado mucho de la final, no le dimos la importancia que se le está dando ahora.

¿Entonces equipo de Simeone también está haciendo historia?

Ya lo creo, la temporada que ha hecho ha sido espectacular. De todas formas hoy en día la prensa, la radio y la televisión no son lo que era hace 40 años. Entonces no se hablaba tanto de una final, no se le daba el bombo que se le está dando ahora, por la cantidad de medios que hay. Pero la importancia se la ha ganado el equipo.

¿Qué hubiera cambiado por levantar aquella Copa de Europa?

Nunca lo he pensado. Lo que he hecho ha sido bueno para el club y no creo que hubiera cambiado ganar una Copa en Chamartín al Madrid por levantar esa Copa de Europa. Para la historia del club es más importante, pero igual para mí no. No levanté la Copa de Europa, pero levanté la Intercontinental, que para mí es igual.