No se recuerda un año tan pésimo en el FC Barcelona en la última década, la mejor de la historia del club. Ni siquiera el último año de Frank Rijkaard en el banco azulgrana fue tan malo y con tan pocos aspectos positivos que el que ha consumado Gerardo Martino durante la presente campaña. Una Supercopa de España, conseguida sin ganar a su rival, el paupérrimo bagaje de un equipo que estaba llamado para hacer historia y que se marcha al Mundial de Brasil con la sensación de un ciclo que, por más que quieran continuar, está acabado y que hace falta una profunda renovación, tanto en banquillo, como en el campo, además también del palco.

Una Liga perdida en el último choque, ante una afición entregada para la causa, una Final de la Copa del Rey que no se pudo ganar ante el eterno rival, aquel que consiguió ganar la Décima UEFA Champions League en una edición en la que el conjunto azulgrana no llegó a semifinales pese hacerlo en las últimas seis ediciones y que nunca dio la sensación de poder, ni querer, ganarla.

Unos míseros 72 minutos para los jugadores canteranos que llegaban del filial, cuando en los últimos años se superaban, con creces, los 1500 por campaña y con futbolistas que conseguían un rol importante, como Sergio Busquets, Pedro o Tello, que pasó de ser clave para Guardiola a ser revulsivo para Vilanova y estar lastrado para Martino. Un técnico que se traicionó a sí mismo y a sus ideas para no enfrentarse a vacas sagradas, que prometió rotaciones pero que a la hora de la verdad, cuando se jugaban los títulos, siempre apostaba por los mismos futbolistas, que nunca rindieron a la altura del escudo que representan.

Socios votando un proyecto multimillonario y que endeudará históricamente al club lanzado por un presidente que salió por la puerta de atrás tras destaparse casos ilegales tanto en el club como fuera de él y de ser perseguido por la justicia. Pañoladas a los jugadores propias de la época del nuñismo, ese momento del pasado al que quisieron regresar poniendo extraoficialmente en el mercado al mejor jugador del mundo, Leo Messi, como hicieron en antaño con Maradona o Ronaldo. Fichajes que se anuncian por 57 millones y que, sin terminar de cerrar una cifra, a día de hoy va por más de 100. Champions blancas y año en blanco para los azulgrana. Lo que hace cinco años parecía una utopía, éste se ha hecho realidad y el Barcelona vuelve a sus peores pesadillas.

Una pretemporada sin preparación pero con maquillaje

Los primeros días del FC Barcelona 2013/14 fueron una muestra inequívoca de lo que se avecinaba por la Ciudad Condal. Guardiola, ahora en Múnich, estalló en una rueda de prensa contra la Junta Directiva, a la que acusó de no dejarlo tranquilo y seguir utilizando su nombre en polémicas y debates. El mismo Pep convenció a la gran perla del club culé, Thiago, para que recalase en el que por entonces era el actual campeón de Europa. El canterano, cansado de estar en el ostracismo con Vilanova, decidió emprender el camino dirección a Alemania.

A los pocos días de echar a rodar el proyecto del campeón nacional llegó el primer mazazo para un club acostumbrado a los males extradeportivos en los últimos años. Tito Vilanova, entrenador del primer equipo, tenía que dejar el club para recuperarse de una terrible enfermedad de la cual había recaído una vez más. En ese momento, a marchas forzadas, comenzaron negociaciones con varios técncios para, finalmente, terminar firmando a un argentino desconocido en Europa pero con historial en Sudamérica. Gerardo 'Tata' Martino llegaba al Camp Nou siendo una apuesta personal del presidente, Sandro Rosell, que lo fichó sin miramiento alguno.

El argentino dio buenas sensaciones en su presentación ante los medios y con unas palabras que encandilaron a los seguidores y socios culés. Prometiendo volver a los orígenes, a la cantera, el toque, la presión y el juego de equipo, decidió no fichar a ningún jugador más que a Neymar, que llevaba firmado, y presentado, desde el mes de junio. Ante la necesidad de fichar a un central, Martino rechazó la opción y decidió esperar a Carles Puyol, decisión que dejaba muchas dudas puesto que el eterno capitán llevaba meses en el dique seco y se estaba planteando la retirada.

Foto: Laia Cervelló - VAVEL

En el aspecto puramente futbolístico, el mes de agosto estuvo marcado por el exceso de viajes y la falta de entrenamiento que sufrió el equipo. Una pretemporada a base de actos y partidos que no servían más que para llenar algo las arcas y para cargar unas piernas que más tarde se resintieron. Entre un amistoso en Múnich ante el Bayern (derrota 2-0) y un empate en Polonia (2-0), llegó la primera victoria en la preparación (0-7, Valerenga) y con esos resultados llegó un Gamper que venía con el Santos, exequipo de Neymar, en el cartel. Un contundente 8-0 con buenas maneras y así marcharon de viaje a Asia para seguir con los actos y la publicidad, dejando de banda la preparación. Dos amistosos y dos victorias por Malasia y Tailandia para volver a la Ciudad Condal. El incio de Liga y la Supercopa esperaban.

Goleada para comenzar el torneo de la regularidad (7-0) con doblete de Leo Messi y debut, como suplente, de Neymar Jr en partido oficial. Así fue el primer partido de la 'era Martino' y como antesala de su primer, y a la postre, único título azulgrana. La Supercopa de España.

El rival del Barcelona, campeón de Liga, era el Atlético de Madrid, que había ganado la Copa del Rey al Real Madrid. Dos partidos broncos, feos, con muchas interrupciones y un mismo resultado, empate, terminaron por decantar la final gracias al solitario gol de Neymar en el Calderón que hizo valer el valor doble de los goles marcados en campo contrario. Un cabezado, un gol, un título. El comienzo de Neymar Jr en el FC Barcelona no podía haber comenzado mejor.

Foto: Jaime Del Campo - VAVEL

Mejores resultados que sensaciones

Se sabe que para que el FC Barcelona acabe ganando tiene que jugar bien, notable incluso. No tiene el conjunto azulgrana esa capacidad para levantar títulos, ni ganar encuentros, sin ser superiores y merecedores ante el rival. Pues bien, esa máxima parecía incumplirse en el primer tramo de la campaña. El juego azulgrana carecía de precisión, magia, de alma en la mayor parte del primer tramo de campaña y en todo el 2014. Antes del descalabro final, el equipo de Martino enlazaba goleadas con juego pobre con algún partido de nivel, incluso con fútbol notable, pero éstos siendo los menos habituales.

La baja de Messi, casi en blanco en el primer tramo del año, la adaptación de Neymar, incluso las bajas en defensa fueron algunas de las excusas que se utilizaron. En un partido en Vallecas, que finalizó con un contundente 0-4 para los catalanes, este mismo medio relataba así lo sucedido: "Así el Barcelona volvió a ganar, con contundencia pero sin brillo, sin precisión, sin alma. Y es que aunque ganen tres puntos han perdido lo más importante, lo que les hizo los mejores del mundo, lo que les hizo eternos. El Barcelona ha perdido la esencia del toque, del fútbol".

Un juego apático e insuficiente que se ganaban críticas desde el sector más exigente de la grada de un Camp Nou que añoraba el fútbol del que no hace mucho consiguió ganar la Champions en Roma y en Wembley y que alzó, en dos ocasiones, el Mundial de Clubes. Sin embargo los resultados iban llegando y el Barcelona, tras vencer con sufrimiento al Real Madrid con goles de Neymar y Alexis, éste último de una tremenda bella factura, parecía encarrilar el título ya que se distanciaba en cinco puntos del Real Madrid y el Atlético molestaba pese a que todo el mundo pensaba que terminaría cayendo como tantas otras veces había ocurrido.

Dos serios avisos que se obviaron

El Barcelona seguía dejando rivales a su paso pese a que el fútbol que se practicaba era más bien rácano, pobre, para lo acostumbrado a disfrutar. En la última semana de noviembre, y cuando las vacaciones navideñas ya asomaban, llegarían los dos primeros tropiezos, que más allá de las derrotas, nada significantes para esa época, servían para demostrar que las cosas no se hacían nada bien.

Primero fue en Europa, en Amsterdam. La primera vez que el equipo culé visitaba en partido oficial el campo de un club "hermano" como el Ajax salió humillado, más que por el resultado, 2-1, por el juego mostrado por unos y otros. Los de Frank De Boer, con mucho menos recorrido que los culés, aplastaron con un fútbol vertiginoso y atractivo a un paupérrimo conjunto que no fue ni la sombra de lo que se esperaba y que apenas pudo recortar diferencias pese a jugar con uno más durante 40 minutos. Cuatro días después, fue el Athletic el que pintó la cara al equipo de Martino, incapaz de generar ocasiones desde el 1-0 de Muniain en el minuto 70.

Para recuperar sensaciones, entró en liza la otra competición que faltaba, la Copa del Rey. Pese a la facilidad de la primera eliminatoria, el Cartagena fue capaz de adelantarse en su estadio y de sembrar dudas en el cuadro catalán. Finalmente dos goleadas en Copa, una en Champions con hat-trick de Neymar y una remontada de dos goles en Getafe dejaron al Barcelona en buena situación en las fechas navideñas.

Una de cal y otra de arena

El 2014 del FC Barcelona fue, como poco, irregular. Dos encuentros con buenos resultados, un pinchazo, y así sucesivamente. El empate en el Vicente Calderón venía a demostrar que el Atlético de Madrid estaría ahí hasta el final pero por aquellas fechas el líder era un Barcelona intratable que no se dejaba puntos. En enero, y con una facilidad pasmosa, el equipo de Gerardo Martino superaba a sus rivales y a su propio fútbol con goleadas y victorias de la mano de un Leo Messi que había vuelto enchufado tras la lesión muscular sufrida en el Benito Villamarín.

Elche y Málaga en Liga y Levante y Getafe en Copa eran víctimas de la pegada azulgrana, que se había perdido en el propio Ciutat de Valencia en un empate sin apenas fútbol. Con el pase a semifinales de la Copa del Rey y la "fuga" de Sandro Rosell en la presidencia, se llegó a un mes de febrero que apenas dejó alguna noticia positiva y que, por contra, evidenció los malos síntomas del equipo.

Derrotas en el Camp Nou frente al Valencia (2-3) y en Anoeta, de forma bochornosa, ante la Real Sociedad (3-1), dejaron al Barcelona momentáneamente sin liderato ya que el Atlético de Madrid se mostraba imparable hacia el título pero que a la que se vio arriba, perdió fuelle y el primer puesto. Sin embargo, la derrota en Pucela (1-0) fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los seguidores, que señalaron claramente a técnicos y jugadores de semejante falta de actitud.

Las críticas, cada vez más notorias, se diluyeron momentáneamente en un notable mes de marzo en el que se consumó el pase a cuartos de final de la UEFA Champions League tras una buena eliminatoria ante el Manchester City y en el que se consiguió asaltar el Santiago Bernabéu en Liga gracias a un hat-trick de Leo Messi, que había firmado otro siete días antes ante Osasuna en el Camp Nou.

Foto: Reuters

Siete días que marcan una temporada

Tras conquistar el Bernabéu y Cornellà ante un duro Espanyol, llegó el Atlético de Madrid en Champions League y todo cambió para los intereses azulgranas. Esa durísima elimiantoria, que acabó decantándose para el bando colchonero por un global de 2-1, fue apenas un preludio de lo que se avecinaba.

Esa eliminación llegó una vez aprobado el nuevo Camp Nou, un proyecto de 600 millones de euros impulsado por el presidente que había salido por la puerta de atrás meses antes. Pese a eso, y a las mil y una dudas que dejaba el proyecto, se consiguió sacar adelante en un referéndum en el Camp Nou.

Una vez se perdió en el Calderón, al Barcelona no le quedaba otra que refugiarse en las competiciones nacionales para seguir soñando con algún título pero nada más lejos de la realidad, en los posteriores tres días se dejaron ir los otros dos, pese a que en la Liga les esperaba una repesca inesperada.

Derrota en Los Cármenes ante el Granada (1-0) y una Final de Copa ante el eterno rival que se fue en el minuto 82 pero que terminó de desquiciar a un aficionado, el culé, muy esocido tras el mal hacer del equipo, que se ganó una pañolada en el Barcelona - Athletic que terminó con remontada "in extremis" del equipo catalán.

La peor derrota de la temporada

Tras ese triunfo llegó la peor derrota. Cinco días más tarde se confirmaba la noticia que nadie quería anunciar. Tito Vilanova, exentrenador azulgrana y que había comenzado la temporada como máximo responsable del banco culé, había fallecido tras no superar la durísima enfermedad contra la que luchó.

El golpe, dos días antes de un importante Villarreal - Barcelona, fue una losa que parecía imposible de superar. Sin embargo este equipo se ha caracterizado en el último lustro por vivir entre semejantes noticias y consiguió sacar fuerzas de donde no las habían para remontar un 2-0 y seguir, de lejos, aspirando al título.

El día que el Camp Nou homenajeaba a su exentrenador, el Barcelona parecía despedirse de la Liga tras empatar a dos goles ante un Getafe que buscaba salvarse. Sin embargo, la derrota colchonera ante el Levante y el empate del Madrid ante el Valencia hizo que el Barcelona dependiese de sí mismo para ser campeón si el Madrid pinchaba en Pucela, hecho que ocurrió tres días más tarde. Así, el Barcelona tenía que repetir el resultado de la penúltima jornada para después vencer al Atlético de Madrid en la última ante el Camp Nou para ser campeón.

El trabajo no parecía imposible pero, en ese momento, el Barcelona volvió a decepcionar. El primer objetivo, pese a resolverlo de manera lamentable, se acabó cumpliendo y es que no fueron capaces de vencer al Elche (0-0) el día que el Atlético tampoco pudo con el Málaga (1-1). Así pues, el Barcelona - Atlético de Madrid sería una improvisada y novedosa final de Liga.

Foto: Carla Cortés - VAVEL

El Camp Nou se vistió de gala para dicho encuentro y jugadores como Piqué, Neymar y Alba quisieron forzar con sus respectivas lesiones para ayudar al equipo. El Atlético, que necesitaba empatar, vio como Costa y Arda se lesionaban antes del minuto 23.

Cerca de llegar al descanso un misil estratosférico de Alexis Sánchez puso el 1-0 en el marcador. El Barcelona era campeón, sin embargo, el descanso sirvió para serenar los nervios colchoneros y un cabezado de Godín en el segundo tiempo dejó al Barcelona en blanco por primera vez desde 2008. Los aficionados, que llenaron el Camp Nou, abuchearon a los suyos y Martino terminó despidiéndose en sala de prensa del que ya no es su equipo.

Análisis individual de la plantilla 2013/14