El mercado de fichajes del club de Martiricos ha sido uno de los más movidos de todos los equipos que forman la liga española. En el capítulo de bajas, jugadores trascendentales abandonaron el barco durante el verano. Isco, Toulalan, Joaquín, Demichelis, Piazon, Iturra, Rubén, Seba, Recio, Baptista, Saviola, Lugano y Onyewu volaron lejos de Málaga respresentando cómo el club se vio obligado a soltar lastre antes de comenzar el nuevo proyecto encabezado por Bernd Schuster. El técnico alemán llegó en sustitución de Manuel Pellegrini, quien se marchó a entrenar al Manchester City.

Con Schuster al mando, llegaron las altas de Tissone, Flávio, Anderson, Angeleri, Pawlowski, Chen y El Hamdaoui. Este último era una de las incorporaciones que más esperanzaba a la afición malacitana.

Comienzo de temporada

Según afirmó el entrenador alemán, el cálculo de las tres primeras jornadas pasaba por sacar cero puntos. A poco estuvo de conseguirlo. En el primer duelo el Málaga tuvo que visitar tierras valencianas para medirse al Valencia.

Los recursos y el talento no eran los mismos que los vistos en la era Pellegrini, pero los andaluces dieron la cara ante un difícil rival. Tan solo un error de Willy Caballero, el que nunca falla, dejó escapar los puntos en el único tanto del encuentro. Otra derrota por la mínima, esta vez ante el todopoderoso Barcelona, dejaba en blanco el casillero del Málaga, que no puntuó ni anotó un solo gol hasta la jornada número tres.

En busca del equilibrio

Con la visita al estadio Ramón Sánchez Pizjuán el Málaga logró mirar hacia arriba en la clasificación. En aquel partido las ganas del equipo dieron sus frutos y comenzaron a llegar los goles, los primeros de Pedro Morales y Roque Santa Cruz, así como las asistencias de Duda. El capitán fue desde el comienzo de curso el encargado de llevar la batuta del juego blanquiazul. A pesar de los goles y de la buena imagen, el Málaga tuvo que conformarse con arañar un punto ante el Sevilla (2-2).

Se sucedió entonces una racha de empates y victorias, la más destacada la lograda ante el Rayo Vallecano en La Rosaleda que significó el debut de El Hamdaoui, quien anotó un hat trick que hizo rugir el feudo malaguista, uno de ellos tras un centro delicioso de Antunes. Los tantos de Eliseu y Portillo cerraron la goleada ante el equipo de Paco Jémez (5-0). La regularidad era el camino a seguir, pero fuera de La Rosaleda el equipo era otro. Aun así consiguió empatar en sus salidas a Anoeta y Pucela. Frente al Almería encadenaron dos victorias seguidas como local (con gol de Tissone incluido), un hecho que no se repitió hasta la jornada 34 del campeonato.

El comienzo de la crisis

Ocurrió de un día para otro. El Málaga finalizaba septiembre, un gran mes para creer en las posibilidades del nuevo proyecto y en la labor de Schuster. El alemán construyó un equipo sólido, vertical, repleto de confianza. Se escaparon dos puntos en Valladolid, pero el conjunto blanquiazul andaba con pies de plomo con el paso de las jornadas. El siguiente rival era Osasuna en La Rosaleda, idóneo para prolongar la buena racha dados los problemas del cuadro rojillo. Pero cuando y contra quién menos se lo esperaba el Málaga, pinchazo. Osasuna se adelantó con un gol de Oriol Riera en la primera parte, justificando la superioridad de los navarros ante un Málaga desconectado, al que quizá la confianza había sobrepasado el nivel permitido hasta caer en el exceso. No hubo manera frente al frontón de Javi Gracia ni en la segunda parte, con todos los estiletes ofensivos que habían guiado en partidos anteriores a los costasoleños.

Pese a la derrota, cundía la calma. La idea era que era solo un traspiés y nadie presagió que fuese el fin del Málaga esperanzador de los primeros dos meses. Era un tiempo en el que Camacho y Duda eran suplentes, y otros nombres enfervorecían más a la afición, como El Hamdaoui, Portillo o Pawlowski . El tropiezo era inoportuno una semana antes de visitar el Santiago Bernabéu, ante un Real Madrid que estaba en fase de experimentación con Carlo Ancelotti. Entre medias, parón por selecciones y descanso para el equipo. El plan que Schuster diseñó en el Bernabéu soportó durante todo el partido al Madrid, que acabó resolviendo con un 2-0 corto debido a la prodigiosa actuación de Willy Caballero. En un partido de altos vuelos, el Málaga demostró no tener el nivel suficiente todavía. Un golpe de realidad para un Málaga que ya soñaba con volver a Europa.

Ni un solo gol a favor en octubre

Schuster empezaba entonces a replantearse las alineaciones, a “trastocar” mucho el equipo y a confundir a los jugadores. El Celta llegaba en horas bajas en La Rosaleda, pero fue quién propulsó el mayor descalabro de la temporada para el Málaga. Los vigueses humillaron al Málaga con un contundente 0-5 que dio al traste con el optimismo del primer tercio de liga. Fue el día en el que comenzó el divorcio de Schuster con la afición y se instaló la crisis, de juego y de identidad, en el Málaga. Se cuestionó la actitud y el compromiso, se señalaron a algunos jugadores después de aquello. En la siguiente jornada, se frenó la sangría de derrotas con un 0-0 insulso en Cornellá-El Prat, donde el Málaga tuvo opciones para ganar, pero le faltó gol como tantas otras veces. Ningún gol marcado en octubre.

Para la visita del Betis, Schuster recompuso el esquema. El Málaga trataba de despejar la fragilidad defensiva que estaba padeciendo con un 4-1-4-1, una idea más conservadora y precavida. El partido comenzó de cara con el gol de Roque Santa Cruz, pero Verdú lo igualó con un golazo de falta. Se repitió la historia en la segunda parte, cuando el gol de Eliseu encontró rápidamente respuesta en el Betis. En un final frenético, ambos pudieron ganar, pero el Betis perdonó y Samu García no lo hizo en el minuto 92 para darle una alegría al Málaga entre tanto alboroto. Victoria de alivio, no de recuperación inmediata.

Solo una victoria en noviembre

El mes de noviembre empezaba muy bien para el conjunto malaguista, la victoria en el derbi frente al Betis le dio aire a Schuster. Por desgracia, esa victoria sería la única en dicho mes. El Granada pasó por encima del Málaga en el derbi disputado en Los Cármenes, gracias a una exhibición de El Arabi, que anotó los tres goles del conjunto nazarí. 

En la jornada decimocuarta del campeonato, el Málaga recibía en La Rosaleda a un Athletic enrachado, un gol de Juanmi adelantó a los locales, San José empataría el partido y en la recta final del encuentro, Muniaín dio la victoria al conjunto vasco. Con esta derrota, La Rosaleda estallaba contra Schuster. El mes de noviembre finalizaba con un agónico empate en El Madrigal. Weligton consiguió rescatar un valioso punto en la última jugada del encuentro. De este modo se acababa el mes de noviembre.

Se acaba el año con victoria ante el Elche

En diciembre, el Málaga solo disputó dos partidos, en los que tan solo se anotó dos goles y en el que se consiguieron los seis puntos. Roque Santa Cruz daría los tres puntos al Málaga frente al Getafe, el paraguayo cabeceó magnifícamente un centro de Duda y conseguiría una victoria importantísima. El año acababa con una victoria ante el Elche en el Martínez Valero, dicha victoria también por la mínima. Duda volvía a sacar una falta lateral y Camacho anotaría su primer gol de la temporada para darle otros tres puntos de oro y terminar el 2013 con una victoria.

El primer enfrentamiento del 2014 fue en La Rosaleda frente al Atleti, los de Simeone consiguieron ganar 0-1 gracias a un tanto de Koke. Schuster sorprendió al alinear a 5 defensas y casi consigue sacar algo positivo frente al equipo que acabaría la temporada como campeón.

Año nuevo, misma vida

Tras caer en el primer partido de 2014 en La Rosaleda, el equipo tampoco mejoró su imagen en las visitas a domicilio. Perdió en la visita al campo del Levante por 1-0 con un gol de David Barral en el minuto 19 que los de Schuster no supieron remontar. Un partido en el que el Málaga jugó mejor pero no pudo alcanzar el empate. La visita del Valencia a La Rosaleda era el primero de muchos partidos difíciles para los de Martiricos, un 0-0 protagonizado por los dos muros de las porterías, Willy Caballero y Diego Alves.

La visita al Camp Nou cumplió el guión que se esperaba, 3-0 con goles de Piqué, Pedrito y Alexis. Sin embargo, la sorpresa llegó en la siguiente jornada en La Rosaleda. El Sevilla visitaba a un Málaga en horas bajas, que empezó ganando el partido con un gol de penalti de Duda, pero los de Nervión remontaron en la segunda parte con goles de Bacca y Fazio y se echaron atrás, momento que aprovechó Samu para devolver el empate al luminoso y ya en el 83, Duda para volver a adelantar a los locales. Fue una victoria balsámica ante el eterno rival que animó a la afición.

El Rayo parte al Málaga

La visita a Vallecas no auguraba un varapalo tan grande para los de Schuster. El Rayo Vallecano apagó el fuego de la ilusión que había prendido en los blanquiazules la jornada anterior y con un 4-1 para olvidar abrumó al Málaga. Por suerte, Iakovenko puso el gol del honor y evitó que voltearan el gol average.

La vigésimo cuarta jornada desplazó a la Costa del Sol a la Real Sociedad, que con una jugada antológica a los diez minutos de juego marcó el único gol del encuentro desde las botas de Carlos Vela. La buena noticia del partido fue el debut de Flàvio Ferreira. La Real acabó atrás y pasándolo muy mal, con Duda y Santa Cruz buscando el empate, pero Bravo lo evitó y dejó al Málaga muy tocado. La visita a Almería fue un empate en un partido con más bostezos que fútbol.

La Rosaleda pierde la paciencia

El Málaga tampoco pudo con el Valladolid en casa. Santa Cruz adelantó a los locales pero Larsson empató el partido en el 30. Los blanquiazules no supieron mantener el ritmo y los aficionados despidieron al entrenador a gritos de “Schuster, vete ya”. La visita al campo del Osasuna fue un revulsivo para el equipo. Consciente de la situación insostenible en la que se encontraba, los jugadores salieron a jugar con coraje y consiguieron una victoria por 0-2 con goles de Samuel y Amrabat que oxigenaba al equipo.

El Real Madrid visitaba La Rosaleda en plena carrera por el título liguero y con hambre de goles, sin embargo, se encontró con un Málaga que vendió cara la derrota por 0-1, de Ronaldo. La visita a Balaídos fue una lección de fútbol del Málaga como hacía mucho tiempo que no veían los aficionados blanquiazules. Dos centros del eterno capitán, Duda, y dos goles de Camacho sirvieron para capear el temporal. Sin embargo, y como durante toda la temporada, llegó el encuentro en el que el Málaga mostró otra vez su peor cara. Los pericos visitaron La Rosaleda y se llevaban la victoria por 1-2 (Sergio García y Pizzi, y Pablo Pérez).

El mes de marzo acabó para el Málaga con luces y sombras. El equipo seguía buscando la permanencia cuanto antes y ofrecía minutos y síntomas de estar bien conjuntado, pero por otro lado, su mala racha en casa seguía prolongándose en exceso. Desde el 2 de febrero no salían los blanquiazules de su feudo con los tres puntos bajo el brazo. La enésima derrota en casa ante el Espanyol siguió acrecentando las dudas malaguistas y ayudaron a poner aún más a su técnico, Bernd Schuster, en el disparadero.

Remontada en el Villamarín

Fue entonces cuando el Málaga visitó el Benito Villamarín para enfrentarse al Betis, en un partido señalado en el calendario del equipo sevillano como clave de cara a lograr una permanencia que parecía una quimera. El encuentro en Heliópolis tuvo claro color verdiblanco. Los de Calderón pusieron en todo momento una marcha más y suyas fueron las mejores ocasiones, que le permitieron ir por delante en el marcador gracias al tanto de Lolo Reyes en la primera mitad. Sin embargo, todo se torció en la recta final para los intereses béticos y Juanmi y Darder voltearon el marcador in extremis para darle una victoria al Málaga con claro carácter épico y, encima, en un derbi que dejaba al Betis mirando hacia la Segunda División.

La victoria en el Villamarín significó un soplo de aire fresco e inyección de moral para los costasoleños. El Granada visitaría La Rosaleda una semana después en lo que sería el segundo derbi consecutivo y el Málaga cerró filas durante toda la semana con el objetivo de brindar ese partido mágico en su campo que tanto tiempo llevaba esperando la parroquia malaguista. Y llegó, vaya que si llegó. Los blanquiazules dieron buena cuenta de su rival endosándole un 4-1. Fue un partido en el que el equipo de Schuster cuidó los detalles, como fueron las jugadas a balón parado, que le dieron tres de los cuatro goles frente a los nazaríes. Camacho sería el hombre del partido gracias a sus dos goles de cabeza, suerte que ha demostrado dominar a la perfección el centrocampista maño.

Acariciando la permanencia

Se llegaba a mediados de abril con la batería de optimismo rebosante. El Málaga acariciaba la permanencia con los dedos y debía rendir visita al nuevo San Mamés, un campo en el que prácticamente nadie había rascado algo positivo. Las apuestas daban claros favoritos a los leones y así fue. Los de Valverde dieron una clase maestra de fútbol de vértigo y efectivo y ajusticiaron al Málaga por un contundente 3-0, en un partido en el que la figura de Aritz Aduriz se erigió por encima de cualquier otra. Los vascos tuvieron todo ese partido, todo lo contrario que el Málaga, que no tuvo argumento alguno al que agarrarse.

El mejor partido de los malaguistas estaba por llegar. El Villarreal llegaba a La Rosaleda con el objetivo de recuperar la inercia ganadora y buen futbol que ostentó durante toda la primera vuelta y que le valió para ocupar una plaza europea en la clasificación. El Málaga por su parte llegaba con la premisa de enlazar dos victorias seguidas como local, además de lograr la salvación virtual. No decepcionaron a su gente los jugadores malaguistas y ganaron por 2-0 al ‘submarino’ amarillo con goles de Santa Cruz y de la joya de la corona, Sergi Darder. Fue una victoria doblemente positiva.

Por un lado, el Málaga podía respirar tranquilo y saberse salvado a cuatro jornadas para el final de Liga  en una temporada que había sido de todo menos tranquila; y por el otro, el equipo mostró una versión excelsa, de equipo sólido y fiable. Se echaba en falta un partido así de los de Schuster y llegó casi al final de la temporada.

La permanencia se hace desear

Toda vez que el Málaga había conseguido el objetivo primordial, que no era otro que la salvación, el equipo entró en una especie de espiral de relajación en el que salía a los encuentros con una marcha menos o sin la ambición necesaria para ganar. Así fue como en Getafe perdió 1-0 en un partido absolutamente anodino y aburrido, en el que solo Colunga encontró la luz al final del túnel para un equipo madrileño que se jugaba el todo por el todo.

Abril acababa con buen sabor de boca para el Málaga, consciente de que tan solo debía lograr un punto para sellar de manera matemática su salvación. El Elche visitó La Rosaleda con la flagrante e imperiosa necesidad de puntuar para lograr ese mismo fin. Los de Escribá se llevaron la victoria por 0-1 en un partido en el que hubo expulsiones, tanganas, pérdidas de tiempo etc. En definitiva, de todo menos fútbol. Gámez fue expulsado por roja directa.

No era motivo de preocupación en demasía el lograr ese punto necesario para la salvación, ya que tan solo una carambola muy rocambolesca podía dar con los huesos del Málaga en Segunda División. El equipo se preparó durante la semana posterior al partido contra el Elche para rendir visita al Vicente Calderón, donde les esperaba un Atlético de Madrid en plena lucha por el título liguero.

Ante el campeón de Liga

El Málaga necesitaba, tras haber tocado al permanencia venciendo al Villarreal por 2-0 en La Rosaleda en la jornada 34, el equipo, que solo necesitaba un punto para asegurarse matemáticamente la permanencia, perdió los dos partidos siguientes frente al Getafe en el Coliseo Alfonso Pérez y Elche en La Rosaleda, poniendo en peligro su permanencia en primera a tan solo dos jornadas del final de la liga.

Tras una semana difícil de entrenamientos, y con el futuro de Schuster en el aire, el Málaga comenzaba el partido en el Calderón sufriendo un acoso del Atlético que no consigue perforar la portería de Willy Caballero. En la segunda parte, un Málaga ordenado y trabajador se adelantaba en el marcador con un gol de Juanmi que aprovechaba un fallo en cadena de la defensa rojiblanca. En los minutos finales, Toby Alderweireld conseguía empatar el encuentro marcando de cabeza tras rematar un córner. Con el equipo del Cholo Simeone yéndose descaradamente al ataque la defensa malacitana consiguió aguantar el resultado, destaca una mano que Willy Caballero sacó a un remate a la escuadra de Adrián en el tiempo de descuento. 1-1, el Málaga se aseguraba matemáticamente su permanencia en primera. La mala noticia fue la expulsión de Angeleri.

Con la salvación ya asegurada, el Málaga vivió una semana relajada. Schuster, al que el club había comunicado que no continuaría la temporada que viene, dirigía sus últimos entrenamientos, y se confirmaban los fichajes del central marfileño Boka, procedente del Stuttgart, y del lateral derecho del Twente, el venezolano Roberto Rosales. También se iniciaron los contactos con jugadores como Eliseu y Sergio Sánchez a los que el club quiere renovar, aunque todavía no hay nada oficial.

Último partido plácido

La visita del Jeque Al-Thani, dueño del club, fue una de las grandes sorpresas de la semana, el jeque fue muy bien recibido por la afición que incluso coreó su nombre. Al-Thani también anunció que presidiría el encuentro del viernes en La Rosaleda frente al Levante, partido con el que despedía la temporada el conjunto blanquiazul.

Por fin llegó el encuentro de despedida, Schuster puso en la alineación titular a jugadores que no habían disputado muchos minutos a lo largo del año, como Pablo López o Rescaldani. Desde que el balón empezó a rodar por el terreno de juego, el Málaga tuvo la intención de ganar el encuentro, un Amrabat muy activo hizo temblar a la defensa del Levante, Pablo López dio muestras de su talento, Rescaldani hizo todo lo posible por anotar un gol, aunque la fortuna no estuvo de su lado. Finalmente fue el canterano Francisco Portillo el que consiguió perforar la meta de un gran Keylor Navas, aprovechando un rechace de la defensa granota.

En un partido plácido y con un Levante bajo de intensidad, el técnico del Málaga acabó expulsado por protestar al cuarto árbitro una dura entrada que había recibido Amrabat. Schuster no tuvo la despedida soñada. Al final del partido el Málaga pudo aumentar su ventaja de penalti, pero Casado, que había pasado un mal año por culpa de las lesiones, mandó el balón a las nubes, aunque contó en todo momento con el apoyo de la afición malaguista. 1-0, el Málaga despedía la temporada con una victoria.