El equipo dirigido por Marcelino ha sido una de las grandes revelaciones de la Liga. Ante el asombro de muchos, los de la Plana han ido ganándose jornada tras jornada el privilegio de poder aspirar por cotas europeas y en la última jornada se alcanzó el cénit cuando los amarillos le arrebataron la sexta plaza a la Real Sociedad en su propio estadio. Una magnífica temporada digna de alabar. Especialmente del centro del campo amarillo.

La campaña se antojaba dura y complicada para el Villarreal. Después de más de diez temporadas en el club, Marcos Senna se despedía del equipo de su vida. El eterno capitán se marchaba dejando huérfano un medio campo que recordaría siempre las tardes de gloria del hispanobrasileño. Sin embargo, un jugador de Artana no estaba dispuesto a dejar vacío esa vacante en la medular y, junto a sus compañeros, asumió los galones de este nuevo 'Submarino' para llevarlo ni más ni menos que a Europa.

Bruno Soriano, el líder

Ya había demostrado en la anterior etapa del Villarreal en Primera su enorme valía como acompañante de Senna en el centro de campo y ya había sido uno de los pilares del ascenso, pero esta ha sido la temporada de su consagración. Le correspondía tomar el relevo y llevar a buen recaudo la nave que lideró Senna durante tantos años. Era su momento: el brazalete le pertenecía. Un capitán de la casa marcado por el sentimiento 'groguet'.

A lo largo de los 36 partidos que ha disputado esta temporada, el centrocampista de Artana ha demostrado que es un jugador indispensable y único en este equipo. Garra, tesón, lucha y entrega son sus credenciales sobre el terreno de juego. Es el alma y el motor que engrasa y hace carburar a este 'Submarino'.

Bruno es el eje que vertebra el armazón amarillo. Su cometido es esencialmente la contención y la recuperación de balones, pero este año también se ha prodigado en su faceta ofensiva y ha dinamitado sus registros goleadores. Granada, Levante, Málaga, Almería, Betis y Rayo han visto perforadas sus redes por los disparos del jugador castellonense.

Pese a que en el último tramo de temporada el desgaste y las lesiones le han hecho mella en su rendimiento, su extraordinario inicio de temporada unido al buen fútbol desplegado por el equipo le hizo méritos para que su nombre sonara con fuerza para jugar con la Selección. Muchos incluso califican de injusta su no inclusión en la lista de preseleccionados para el Mundial, pero su trabajo no ha pasado desapercibido a los ojos de los aficionados. A base de humildad y esfuerzo ha sabido ganarse la admiración de todo el fútbol español.

Cani, el mago

Muchos jugadores explotan a una edad precoz y luego se van diluyendo poco a poco. Otros, en cambio, mantienen un ritmo constante hasta que llegan a un momento de plenitud futbolística en que la que la calidad se hace más palpable que nunca. Es el caso de Rubén García Calmache. En su retorno a Primera, el aragonés ha sabido conjugar su madurez con uno de sus mejores momentos de su carrera deportiva. Cani ha deslumbrado a todos con una clarividencia y una clase exquisitas solo al alcance de pocos jugadores.

Sus tres goles y seis asistencias han encandilado a una afición rendida a su talento. El gran momento de forma por el que atravesaba durante la primera vuelta le hacían ser un jugador desequilibrante e imprevisible para las defensas rivales. Nadie podía frenar la magia del zaragozano.

Lo que sí pudo frenarle fue una lesión en la rodilla derecha que sufrió en diciembre y lo apartó más de tres meses de los terrenos de juego. Reapareció en marzo contra el Granada, pero la falta de inactividad le pasó factura y ya no pudo ser el mismo de principio de temporada. Pese a todo, el comienzo de curso del aragonés será recordado como uno de sus mejores momentos con la camiseta del Villarreal. Los aficionados amarillos pueden estar de enhorabuena: Cani renovó su contrato con la entidad 'grogueta' y serán tres años más los que El Madrigal podrá seguir disfrutando del talento de este gran jugador.

Manu Trigueros, la revelación

El toledano ha corroborado esta temporada con creces lo que demostró la anterior campaña en Segunda División. Algunos pensaban que la categoría le vendría grande o que su juventud le podría jugar malas pasadas. Sin embargo, el de Talavera se ha limitado a hacer lo que sabe: jugar al fútbol y aportar al equipo ese toque de pausa y templanza que le caracterizan.

Ha mantenido con Pina una sana competencia durante todo el año por hacerse con un puesto en el once titular, y su alternancia ha favorecido al equipo. Su fulgurante debut en Liga dejó boquiabierto a más de uno. Dos tantos ante Osasuna y Barcelona han sido su registro goleador en su primera temporada en la élite.

Tomás Pina, el canalizador

Llegaba procedente del Mallorca con la vitola de convertirse en uno de los jugadores referencia del nuevo proyecto en Primera del 'Submarino'. Durante el primer tramo de temporada, Trigueros le ganó partida, pero poco a poco el balear se ha ido haciendo un sitio en la titularidad.

Es un jugador multiusos en la medular. Resulta eficaz y efectivo tanto en la presión como la circulación del balón. Su tarea es esencialmente contemporizadora, pero posee la capacidad suficiente como para salir con el balón controlado y distribuir con criterio.

Sus grandes tardes de gloria esta temporada han sido ante Granada y Athletic en el Madrigal, en las que hasta la fecha ha marcado sus dos únicos goles con la camiseta amarilla.

Aquino, la chispa mexicana

En su segunda temporada en el club, el jugador azteca ha dado un paso al frente y se ha convertido en uno de los jugadores más utilizados. Pese a haber sido uno de los hombres más sustituidos por Marcelino, Aquino es una pieza clave en el entramado ofensivo de este Villarreal. Su rapidez y su desborde por la banda, sus principales virtudes.

Un gol ante Osasuna y cinco asistencias han sido su aportación ofensiva esta temporada. Veremos si la temporada que viene consigue ampliar y mejorar sus registros.

Moi Gómez, la constancia

El joven de Rojales no empezó siendo un jugador habitual en los esquemas de Marcelino, pero la lesión de gravedad de Cani le abrió una puerta a la titularidad. Y Moi no la desaprovechó. En sus dos primeras apariciones en el once (jornadas 18 y 19), dos asistencias ante el Rayo y un gol contra la Real Sociedad le hicieron acreedor de ese puesto de inicio.

Óliver Torres y Nahuel Leiva, talentos emergentes

Ambos han intervenido durante la temporada a cuentagotas. El primero llegó cedido en el Atlético de Madrid en el mercado de invierno, y el otro consiguió dar el salto al primer equipo con tan solo 17 años. No obstante, pese a los pocos minutos que han disputado, tanto Óliver como Nahuel han dejado destellos de auténticos 'cracks'.

Aún son muy jóvenes y les falta mucho por aprender, pero los dos han dejado huella de su inmensa calidad. Muy prometedores.

Fotos: Carla Cortés | VAVEL.com.