No cabe duda que no habrá otro como él. Los habrá distintos, pero no iguales. Todo lo que ha ofrecido durante casi 20 años al club de su vida lo distinguen de los demás, le dan un nombre. Y ese es y será recordado durante mucho tiempo.

Ser capitán del FC Barcelona es una gran responsabilidad. El que tiene la oportunidad de serlo cuenta con la obligación de tirar del equipo, de dar la cara, de seguir los ideales y de amar los colores. Pero Carles Puyol era mucho más que eso. Era un referente para los jóvenes de la cantera (como ya decía Marc Bartra, “jugar con mi ídolo es un sueño”) y los aficionados. Porque todos veían en él el alma del equipo, el afán de seguir creciendo y la vitalidad de formar parte de un club como el Barcelona.

Tal como lo definen sus ahora ya excompañeros, Gerard Piqué y Andrés Iniesta, “Puyol es líder, icono del fútbol, una leyenda para el club, un ejemplo” o muchos de sus preparadores físicos y técnicos, el hasta ahora ‘5’ del Barça, es “liderazgo, fuerza, superación, compromiso y alma”.

Carles Puyol, nacido en la Pobla de Segur, un pequeño pueblo cercano a Lérida, ha jugado un total de 593 partidos con la camiseta azulgrana, llegando a alzar 21 títulos y marcando 18 goles.

Sus inicios

Nacido el año 1978, empezó a jugar en el equipo de su pueblo en todas las demarcaciones. Portero, centrocampista, delantero,… era muy polivalente y, además, ambidiestro. Le sobraban cualidades para ser un joven con potencial. Sus profesores de la escuela reconocían que “le pegaba a la pelota toda la hora del patio”. Llevaba el fútbol en sus venas, en su ser. Un balón le hacía el chico más feliz del pueblo y pasaba horas y horas con sus amigos corriendo tras él.

En 1992 y en el programa “La Barberia” Llorenç Cortina, entonces presidente de la Peña Barcelonista de la Pobla de Segur (pueblo natal del defensa), presentaba al joven futbolista como alguien con futuro y potencial, comparándolo incluso con Romario.

Con 17 años, Puyol se estaba preparando física y mentalmente para hacer las pruebas de ingreso al Zaragoza CF, pero ahí cambió todo, y es que el FC Barcelona se cruzó en su camino.

El FC Barcelona llama a la puerta

Ramón Sostres, su actual representante, insistió en que se le hiciera una prueba para el FC Barcelona. El club le ofreció entrenar, y sesión tras sesión, el joven adolescente se aseguraba la participación el día siguiente. Hasta que un mes después y tras jugar un torneo, le ofrecieron el fichaje.

Carles no dudó, ni se lo pensó. Respondió rápidamente que quería formar parte del club de su vida. El 1 de septiembre de 1995, el sueño se hacía realidad. Ya formaba parte, oficialmente, del club que tanto amaba, de los colores que sentía desde pequeño y del fútbol que le gustaba ejercer. Su vida se teñía en clave azulgrana.

“Estoy orgulloso de haberte fichado. Tu esfuerzo y tu entrega me han demostrado que no me equivoqué” decía Joan Martínez Vilaseca, el entrenador que le trajo al club, el día que el actual exjugador anunciaba su retiro. Josep Mª Gonzalvo, su entrenador en el filial, le dedicaba “haber sido tu entrenador y ver hasta dónde has llegado es el mayor título de mi carrera”.

Carles Puyol se integró entonces a las categorías inferiores del club, concretamente en el juvenil. Tenía algo distinto al resto que hacía llamar la atención. Tenía ganas de comerse el mundo pese a su juventud y eso le hacía admirable. Era un extremo derecho intenso, rápido, de ida y vuelta. Se paseó por la cantera a pasos agigantados aunque a poco estuvo el club de traspasarlo al Málaga en una época no demasiado favorable.

2 de octubre de 1999: debut con el primer equipo

Durante la pretemporada 1999/2000, el titular indiscutible del primer equipo, Michael Reiziger, sufre una grave lesión y Van Gaal se queda con una plaza vacante. En ese momento, el técnico holandés decidió contar en el entrenamiento de su equipo con los “no-convocados” del FC Barcelona B, entre los cuales se encontraba Puyol.

Su esfuerzo, constancia, trabajo y superación fueron ganándose al técnico, que poco después haría el sueño del jugador realidad. El 2 de octubre de 1999 el FC Barcelona se enfrentaba al Real Valladolid en el estadio Zorrilla. En el segundo tiempo, el leridano entró en el terreno de juego por primera vez con la plantilla de élite del club y sintió lo que es ser jugador. Como él mismo reconocía, nunca antes había experimentado lo que llegó a sentir ese día, era impensable para el joven.

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Paso a paso fue haciendo su camino

La temporada 2000/2001 fue la explosión para que se diera a conocer el nombre de Carles Puyol y su participación con el FC Barcelona.

El 21 de octubre del 2000, se celebraba, a las 21h y en el Camp Nou, el clásico FC Barcelona- Real Madrid CF correspondiente a la competición de la Liga española. Pero no era un clásico más. Ese partido deslumbraba por ser el retorno de Luis Figo al Camp Nou, pero con la camiseta blanca.

Los jugadores de la capital española saltaron al césped para calentar, media hora previa al encuentro aproximadamente, y los más de 120000 aficionados culés que aguardaban en sus asientos empezaron a silbar, abuchear y gritar al jugador portugués. El ánimo se crispaba y se hacía insostenible. Como reconoció Luis Enrique, “ni los propios jugadores podíamos escuchar lo que nos decíamos”.

Ese día, recordado por gran parte de la afición azulgrana, el ‘24’ de Van Gaal, Carles Puyol, era el encargado de marcar al odiado. Él se encargaría de un marcaje individual a Figo, de seguirlo y anularlo, de evitar que mostrase sus cualidades.

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Fue inmejorable. Rapidez, velocidad, agresividad mesurada, calidad o miles de adjetivos más calificarían el trabajo del joven ese día. Todo el mundo había descubierto su potencial: era capaz de anular al mejor jugador del equipo contrario.

Horas bajas

El FC Barcelona encarriló 5 temporadas consecutivas sin conseguir ningún título. Era algo impensable para un club de la talla del Barcelona, que vio cómo su trabajo y su fútbol no le eran recompensados con suficientes victorias.

Puyol se desesperaba. Solo pensaba en el Barça, cuidaba su forma física, su alimentación, sus detalles. Sufría al ver la situación. Llegó a pensar en irse, en buscar otro club que le permitiera alcanzar la gloria, saciar el hambre de títulos pero sus ideales, su pasión, le hicieron pausar su mente y aguardar a tiempos mejores.

Como él mismo reconocía en el momento, “no me veo jugando con la camiseta de otro club. El Barça es el equipo de mi vida, el que siento dentro. Sería raro irme para ganar títulos”.

Llega la capitanía y se reaviva el equipo

En 2004, Luis Enrique le cede el brazalete de capitán a Puyol, quien entonces debía tirar del carro y llevar su equipo al nivel propio del FC Barcelona.

En mayo de 2005, ya con Frank Rijkaard liderando la plantilla, todo cambia. Exhibición de buen fútbol, dominio del juego y una plantilla renovada consiguieron ganar la Liga 2004/2005, el primer título de Puyol como capitán.

Era rápido, anticipado, seguro. Marcaba a los rivales con admiración y no con rabia u odio. Ha llegado a convertirse en un defensa que apenas comete faltas, acumulando únicamente 2 tarjetas rojas en toda su carrera y 78 amarillas.

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Su referente

Aunque el defensa del AC Milán, Paolo Maldini, fuese muy admirado por Puyol debido a ser muy claro a sus ideales, su referente ha sido y siempre será su padre.

Lo escuchaba, lo aconsejaba, sabía cómo tratarlo. Para el futbolista, su progenitor era un ejemplo a seguir y una figura en su mente. De él le viene la ambición, la constancia y el trabajo. Como su padre le decía cuando Carles era un adolescente, “si sales de la Masía y vuelves a casa será porque ya lo has dado todo y no puedes aportar nada más”.

Pero en noviembre de 2006 Josep Puyol, padre del exfutbolista, sufrió un accidente laboral y perdió la vida a los 56 años de edad. Esto supuso un golpe anímico muy fuerte para el jugador que, además, se vio aumentado con su primera lesión grave: rotura de ligamento, que le obligó a tener que pasar por quirófano.

En verano de 2007, el joven catalán pasó por sus peores momentos tanto futbolísticamente como anímicamente. La pérdida de su padre y el nivel futbolístico le acechaban. Perdió mucho peso, se debilitó, perdió parte de la esencia que lo había llevado a un nivel tan alto. Pero también fue el fútbol lo que le ayudó. Juanjo Brau, ex fisioterapeuta del FC Barcelona y amigo de Puyol, le ayudó a ver que debía recuperar la ilusión que siete años atrás había cautivado a todo el mundo. Debía regresar ese “Puyol” en los que todos los niños veían a su referente.

Espíritu Puyol

“No salir al campo y darlo todo es imperdonable” es una de las frases que más veces llegó a repetir el futbolista. Es una persona constante y que no deja medias tintas. Nunca se da por vencido, lucha día tras días por conseguir sus objetivos y le caracteriza una humanidad incomparable.

Foto: barcelonapro.com

La llegada de Gerard Piqué el verano de 2008 supuso un golpe fresco para Carles Puyol. Juventud e ilusión de un joven de 21 años le contagiaron las ganas de seguir haciendo magia. Se convirtieron rápidamente en la pareja de centrales perfecta: muy distintos personalmente pero complementados encima del césped, aunque el recién llegado no se ahorró ninguno de sus enfados. Ejercía de líder en la medida correcta. Los ponía a todos en su sitio sin dejar que nada abatiera el objetivo.

Incluso en el Bernabéu, la temporada 2008/2009, salió al rescate del equipo cuando el Madrid se ponía por delante del marcador en un clásico que podía decantar la Liga para los azulgranas. Un remate perfecto de cabeza subió el segundo gol para los de Guardiola al marcador.

No cabe duda que será su gol más recordado. Un 2-6 en el Bernabéu y el beso posterior a su brazalete con la señera es una de las imágenes que con más cariño se le otorgan. Todo esto le hace único e irrepetible.

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Pero “tiburón Puyol” también ejercía de líder en los momentos más duros. El golpe del tumor en el hígado de Éric Abidal fue muy duro para el vestuario azulgrana. El francés luchó con uñas y dientes por volver a sentirse futbolista, y lo consiguió un mes y medio después. El capitán se lo quiso recompensar con un gesto muy valioso en Londres. Le permitió al defensa levantar la cuarta Champions League del club en Wembley (2011) después de imponerse ante el Manchester United de Fergusson por 3-1.

Pero las malas noticias seguían en el entorno del Barcelona y entonces fue la mano derecha de Guardiola, el segundo técnico, Tito Vilanova, quien era diagnosticado con una patología en su glándula tiroidea. La “Liga de los 100 puntos”, la “Liga de Tito”, se consiguió y el ‘5’ no dudó un instante en pronunciar que “hemos ganado el título, pero también hemos ganado que Tito y Abi sigan con nosotros” y les cedió todo el protagonismo en levantar el trofeo ante la afición que había acudido al estadio.

Los que lo conocen, deportistas, rivales o compañeros, coinciden en que la nobleza del jugador es admirable. Es futbolista y sobre el césped no hay rival que sea amigo, pero siempre juega con cabeza y corazón. De eso no le faltan.

Las lesiones: gato negro en su carrera

No cabe duda que Puyol tenía un estilo muy característico. “Se lo juega todo por conseguir que el balón no salga del terreno de juego y va al límite en cada acción” declaraba Iker Casillas, capitán y excompañero de la selección española de fútbol.

Esa manera de jugar le ocasionó más de 40 lesiones al ahora ya exfutbolista. Pero él nunca se daba por vencido y conseguía acortar todos los plazos previstos para la recuperación. Como si de milagros se tratase. “Siempre busca el beneficio de su equipo por encima del suyo” decía Luis Enrique cuando observaba que el central volvía a los terrenos de juegos una y otra vez.

Los dos últimos años como jugador fueron marcados por los problemas con su rodilla derecha. En mayo de 2013 se planteó colgar las botas porque no podía seguir. “Prefiero jugar 3 partidos al 100% que 10 al 70%” decía el propio Puyol, pero 2 meses después reapareció a la cancha, aunque su rodilla no respondía como siempre.

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A finales de la temporada 2013/2014, el jugador dejaba el club. Salió en rueda de prensa diciendo que ya no podía darlo todo en los entrenamientos y partidos. Se sentó solo, frente a la mirada de los periodistas, técnicos y compañeros asistentes a la despedida, y pronunció que “el motivo de la convocatoria de hoy es comunicaros que a final de temporada dejaré de ser jugador del FC Barcelona”.

Fin del camino

El jugador que llegó con 17 años, que jugaba con el corazón y el alma, el mejor capitán de la historia del FC Barcelona, dejaba casi 20 años de fútbol atrás y colgaba las botas habiendo realizado su sueño.

“Jugar en el Barcelona, el club de toda mi vida, es un sueño hecho realidad” pronunciaba Carles Puyol el día de su retiro. Atrás queda ya su figura. Será recordada y seguida por muchos. Atrás queda la magia de Puyol. El camino azulgrana del '5' ha dejado huella en todos los que han fijado sus ojos en él. Él es fútbol.