Empieza a ser muy preocupante la situación del Trival Valderas. Los madrileños están instalados en el último puesto de la clasificación y su desventaja con respecto a los puestos que le salvarían del descenso es cada vez mayor. Y eso que, al menos en casa, no juega mal; seguramente habría merecido mejor fortuna en algunos de los partidos que ha empatado, por ejemplo este. Pero, sea por mala suerte o por falta de precisión en ataque, las jornadas van pasando y el arreglo no se encuentra. El rival, la Real Sociedad B, no parecía el más propicio para cambiar la tendencia, en vista de su cómoda posición en mitad de la tabla y de sus buenos resultados en las últimas salidas.

La hinchada más bulliciosa del Trival, los Valdarras, estaba como siempre en la grada desde minutos antes de empezar el partido para dar ánimos a sus jugadores.

También había representación del equipo vasco, aunque mucho menos numerosa.

Los jugadores procedieron al habitual saludo y al posado para la prensa (esto último, curiosamente, sólo los locales) antes de poner el balón en juego.

Ya desde los primeros minutos se vio que iba a ser un enfrentamiento muy disputado, con mucha presión por ambos bandos en el centro del campo.

Las defensas se empleaban con contundencia y no dudaban en recurrir al pelotazo si no tenían más remedio, como aquí el realista Abu Diarra.

Fruto de esos patadones, el balón se iba muchas veces fuera y había que volver a ponerlo en juego mediante saques de banda. De los del costado derecho del ataque del Trival se encargaba normalmente el lateral Raúl.

La delantera alcorconera lo intentaba, pero le costaba mucho superar la última línea del equipo que hoy vestía con un vivo color anaranjado.

Y en caso de necesidad el guardameta Marcillán estaba atento para evitar cualquier peligro.

El juego en la primera mitad no era muy vistoso: se veía interrumpido con frecuencia por faltas que eran muy protestadas por los jugadores, especialmente los del Trival. Aquí se ve a Gonzalo, con el número 8, discrepar de una decisión del colegiado Artacho Cobo.

No obstante, de vez en cuando se veían destellos de calidad, como este buen control de Óscar.

De vez en cuando, la Real se permitía también el lujo de protagonizar algún ataque. Aquí en primer plano aparece Héctor Hernández efectuando un saque de banda.

En una de las subidas de los naranjas llegó lo inesperado: el tanto visitante. Un disparo de Sanz rebotó en un defensa y Kike no pudo hacer nada para detenerlo.

Mientras la Real celebraba el 0-1, los jugadores del Valderas se lamentaban por lo desafortunado de la acción.

El Trival siguió atacando, aunque de forma un tanto desordenada. El capitán Joaquín recibió la primera tarjeta del partido por fingir, a juicio del árbitro, una falta dentro del área.

El primer tiempo acabó con una ocasión de Raúl que no pudo transformarse en el empate.

Ya en la segunda mitad, la situación avanzaba por el mismo camino, con el Trival atacando pero sin ver portería...

...hasta que, en un córner, Propín encontró el hueco y puso la igualada en el marcador con un certero cabezazo.

El Trival siguió probando. Ahora es Gonzalo el que intenta el disparo.

Inciso: el partido se disputó a las 12, en lugar de a las 11.30 habituales, porque fue televisado. Los compañeros de Detercera.es lo retransmitieron en directo a través de su página web, en inline.

Volviendo al fútbol, aunque la iniciativa en ataque la llevaba el Trival, no era raro ver intentos de contraataque donostiarras. El propio Propín, en su calidad de central, tuvo que emplearse a fondo para cortarlos: no se dejó desbordar por Oiartzun.

Poco a poco los entrenadores fueron haciendo los cambios reglamentarios. El visitante Muguruza fue el primero, al dejar su puesto a Odriozola.

A La Canaleja no han llegado aún las tablillas electrónicas para indicar las sustituciones, pero sí se dispone de otros adelantos, como el spray que emplean los árbitros cuando tienen que marcar la distancia a la que se coloca la barrera en un golpe franco. Artacho Cobo hubo de usarlo varias veces.

En una de esas faltas estuvo a punto de llegar el gol de la victoria para el Trival, pero el pelotazo de Herrero impactó contra el poste.

Los suplentes del club madrileño comprobaban con impotencia desde el banquillo cómo no parecía haber manera de volver a perforar la portería de Marcillán.

Mínguez, entrado en la segunda mitad, probaba a colgar balones al área en busca de un remate que no llegaba.

Más bien al contrario: en los últimos minutos era el equipo de San Sebastián el que intentaba romper el empate, aunque con poca convicción. En la imagen Kike coloca su barrera en un saque de falta contra los locales.

Y aquí se lanza al suelo para atrapar el balón ante otro acercamiento visitante.

En los instantes finales el juego volvió a ser algo más duro de la cuenta, como ya ocurriera en el primer tiempo. Se notaba la tensión.

Finalmente no se pasó a mayores y al concluir el partido todos se saludaron y felicitaron como buenos deportistas, pese a que la Real acabó mucho más contenta con el resultado que el Trival Valderas.

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