En uno de los momentos de más incertidumbre en la historia del Real Zaragoza, tanto a nivel deportivo como institucional, Gabriel Fernández, más conocido como Gabi, consiguió hacerse un hueco entre los futbolistas que serán recordados durante mucho tiempo por la hinchada blanquilla.

La garra, el coraje, el carisma, el liderazgo y el corazón, unidos a su gran crecimiento como futbolista, convirtieron a Gabi en uno de los pilares del Real Zaragoza durante las cuatro campañas que permaneció a orillas del Ebro. Tanto es así, que su marcha hace tres años y medio, unida a la de Ander Herrera, supuso la última despedida de los que a día de hoy, en una institución marcada por la falta de identidad, tendrán siempre un hueco en el corazón y la mente del zaragocismo.

El comienzo de un sueño

Pero para llegar a ser el futbolista que es hoy, Gabi no lo tuvo nada sencillo. Su carrera empezó a forjarse en campos de arena, concretamente en el San Eladio, equipo de uno de los barrios de Leganés, desde donde dio el salto a las categorías base del Atlético de Madrid.

Sus inicios como jugador colchonero se produjeron en el Amorós, hasta que definitivamente pasó a formar parte del equipo Cadete. Su entonces técnico, Abraham García Aliaga, todavía guarda un grato recuerdo del centrocampista: "Nunca fue uno de esos chicos que asombran por sus malabarismos, pero Gabi es distinto, un tipo peculiar, con talento y una muy buena visión de juego. Es muy técnico y tiene un gran último pase".

Tras un periodo en el que no contó con demasiada continuidad y vinieron momentos complicados, Gabi no perdió las ganas y siguió peleando hasta ascender al conjunto de juvenil nacional, donde coincidió con una de las grandes leyendas vivas del Atleti, Fernando Torres.

Llegada a la élite colmada de idas y venidas

En el 2003 pasó a formar parte del primer equipo, después de dos años en el filial rojiblanco. Debutó en competición oficial el 21 de enero de 2004, en el partido correspondiente a la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey en la derrota frente al Sevilla FC (4-0); por aquel entonces, sus entrenadores actuales, Simeone y el 'Mono' Burgos, también formaban parte del equipo. Para verle jugar en Primera División hubo que esperar hasta el 7 de febrero de 2004, ante el Valencia CF.

Gabi también formó parte de las categorías inferiores de la Selección Española, concretamente de la sub-20 y sub-21. Con la primera de ellas llegó a disputar el Mundial de 2003, en el que la selección quedó subcampeona del mundo al perder frente a Brasil.

Foto: AS.

Tras un año y medio complicado, en el que apenas jugó en el cuadro rojiblanco (cuatro partidos más, sin contar el del debut, sumando un total de 220 minutos), salió cedido en 2004 al Getafe CF, con la intención de crecer como futbolista.

En la escuadra azulona se consagró como una de las revelaciones de la Liga, disputando 32 partidos y anotando dos goles. Sus buenos números en un equipo que terminó la campaña en mitad de tabla, le permitieron volver a orillas del Manzanares en 2005.

Allí permaneció hasta la temporada 2006/07, completando una primera campaña notable en la que disputó 32 partidos ligueros y sumó un total de 1.969 minutos. Pero su progesión en Madrid se vio truncada por una aparatosa fractura en la clavícula izquierda en un accidente de tráfico. Ésta le obligó a parar durante un tiempo, y tras ello solo disputó 892 minutos en los que no brilló como se esperaba. Ante eso, el club rojiblanco y Gabi terminaron por no renovar su vinculación (que terminaba en junio de ese mismo año), y apareció el Real Zaragoza para hacerse con sus servicios.

Crecimiento a pasos agigantados en el Real Zaragoza

El conjunto aragonés había completado una meritoria campaña en la que se clasificó para disputar la Copa de la UEFA, y en el verano de 2007, reforzó su plantilla con jugadores que mezclaban juventud y veteranía. Gabi pertenecía al primer grupo, y no dudó en marcharse a un club que apostó fuerte por él desde comienzos de año.

Con ilusión y con el '14' a la espalda, número que ya nunca ha abandonado, a lo largo de la campaña 2007/2008, Gabi comenzó a ocupar un papel protagonista en el equipo aragonés, pese a que la campaña fue para olvidar. Acumuló 32 encuentros ligueros, dos de UEFA y tres de Copa del Rey. El Real Zaragoza fue eliminado de la competición europea tras caer en primera ronda ante el Aris de Salónica, también de la Copa del Rey al ganarle la partida en octavos el Racing de Santander, y terminó por descender a Segunda División al perder en Son Moix ante el Malloca (3-2). Un proyecto ilusionante meses atrás, que terminó por convertirse en una pesadilla.

Foto: lavozdigital.es.

Pese a la pérdida de la categoría, el centrocampista no quiso abandonar el barco y permaneció en las filas zaragocistas para devolver al equipo a la élite del fútbol español. Durante esa temporada en la liga de plata, Gabi empezó a liderar a los blanquillos. Desempeñó un papel fundamental al disputar 35 partidos ligueros y anotar cuatro tantos. Con el paso de los meses, destapó su eficacia en el último pase, su capacidad de creación y su habilidad para mandar en la medular. También derrochó gran despliegue físico en cada choque, siendo ésta una de las causas por las que el equipo maño se mantuvo fuerte en la competición y consiguió el objetivo de ascender en un solo año.

La eficacia en el último pase, la capacidad de creación y el gran despligue físico de Gabi fueron algunas de las causas del ascenso.

Ya de vuelta a la máxima categoría del fútbol español en la temporada 2008/09, el madrileño estrenó el brazalete de capitán zaragocista. Brazalete que siempre defendió con orgullo y casta, siendo el pulmón de un equipo que tiraba de él cuando las piernas flojeaban. A pocos sorprendían, ya por aquel entonces, las cualidades que Gabi mostraba jornada tras jornada.

Durante esa campaña, disputó 32 partidos ligueros y dos coperos. Anotó cuatro goles y apenas se perdió algún encuentro, salvo por imperiosa necesidad, ocupando un puesto fijo en la medular del Real Zaragoza. Su constante entrega crecía partido a partido, y eso le llevó a ganarse el apoyo incondicional de La Romareda.

Campaña 2010/2011: la consolidación

Ya en su último curso en la capital del Ebro, se erigió como auténtico ídolo de La Romareda y cuajó una campaña brillante. El centrocampista de Leganés parecía no tener techo y pasó a ser el verdadero motor del equipo maño. Tanta fue la confianza depositada en él, que hasta se consolidó como el lanzador oficial de penas máximas del equipo. Lanzó seis, anotó las seis. Todo un experto desde los 11 metros.

Gabi destapó su vena goleadora (11), siendo los dos goles frente al Levante el broche de oro a una temporada para enmarcar, sobre todo en el plano personal.

Pese a que la temporada fue muy complicada y la escuadra zaragocista pendió de un hilo en muchos momentos, se consiguió salir a flote con esfuerzo y casta. Gabi, como buen capitán luciendo la cuatribarrada en su brazo, se dejó el alma en cada partido para que el Real Zaragoza pudiera continuar en Liga BBVA.

Acumuló un total de 3228 minutos en Liga, repartidos en 36 partidos, hecho que le convirtió en el segundo jugador que más minutos disputó esa campaña. Además, terminó el curso como máximo goleador del equipo aragonés con once dianas y fue elegido como el mejor lanzador de faltas de Primera División.

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El broche de oro a su espectacular campaña a nivel personal coincidió con el feliz final a nivel coletivo. El equipo aragonés se jugaba la permanencia en el feudo del Levante en la última jornada. Más de 11.000 zaragocistas se desplazaron a tierras valencianas para apoyar a su equipo, en un partido que tuvo un nombre propio, el de Gabi. El madrileño consiguió anotar los dos tantos que darían la salvación al Real Zaragoza.

En una despedida que emocionó a la que siempre será su afición, el futbolista derrochó cariño y buenas palabras: "Quiero dar las gracias a todo el mundo que me ha hecho sentir bien, que me hizo recuperar la ilusión y creer en mí mismo. Gracias a estos años en el Real Zaragoza he conseguido volver al Atlético de Madrid, y voy a intentar triunfar allí".

Vuelta a casa por la puerta grande

Cuatro años inmejorables fuera de Madrid hicieron que el Atlético volviera a por él. Fue entonces, en el verano de 2011, cuando Gabi volvió a la que es su casa, para defender el escudo que lleva en el corazón. Años atrás, se había marchado del Vicente Calderón como uno más, sin hacer ruido, y volvía por la puerta grande, con la estela de jugador importante.

En su temporada de vuelta, se convirtió en el segundo capitán, solo por detrás de Antonio López. Nadie mejor que él. Y pese a que su llegada no causó mucha expectación en un verano en el que multitud de ventas importantes mermaron al equipo de la capital, poco tardó Gabi en ganarse el respeto de la hinchada colchonera y demostrar que nada tenía que ver con el futbolista que cuatro años atrás había tenido que marcharse para seguir creciendo.

2012: Campeón de la Europa League y de la Supercopa de Europa

Tanto fue así, que tan solo unos meses después fue Campeón de la Europa League, tras imponerse por tres goles a cero al Athletic de Bilbao, y, ese mismo verano, consiguió alzarse con el segundo título consecutivo en sus dos primeras finales, la Supercopa de Europa que le ganó al Chelsea tras el 0-2 final. Fue en esta segunda ocasión, cuando Gabi, como capitán, se subió por primera vez a Neptuno para enfundarle la bufanda y bandera rojiblancas, y coronarlo como 'rey de Madrid'.

2013: Campeón de la Copa de SM El Rey

En la campaña siguiente, el Atleti llegó a la final de la Copa del Rey para enfrentarse al Real Madrid. En un partido de máxima igualdad, fueron los rojiblancos los que terminaron por llevarse el título gracias a un gol de Miranda en la prórroga. En solo dos temporadas, Gabi ya había levantado tres títulos como capitán del conjunto madrileño.

2014: Campeón de Liga, Finalista de Champions y Supercampeón de España

Un Atlético de Madrid imparable, comenzó la temporada 2013/2014 con ganas de seguir creciendo. La mentalidad de Simeone al frente del banquillo convirtió al equipo rojiblanco en un conjunto con sed continua de victoria. El argentino, además, encontró en Gabi su prolongación sobre el verde, y no ha dudado en aprovecharlo. También a comienzos del 2014, el centrocampista fue catalogado por el CIES (Centro Internacional de Estudios del Deporte) como el segundo mejor centrocampista de Europa, solo por detrás de Marco Verratti.

Con la filosofía del "partido a partido", el equipo del Manzanares fue situándose a lo largo de toda la temporada en la zona más alta de la tabla, disputándole el liderato a FC Barcelona y Real Madrid. Fue precisamente en la última jornada liguera, frente al cojunto blaugrana, cuando Gabi se proclamó Campeón de Liga con el Atlético de Madrid en el Camp Nou.

Pese a disputar también la final de la Champions ante el Real Madrid, el equipo colchonero no pudo hacerse con el máximo título europeo. Con sed de revancha tras caer en ese partido, se volvían a enfrentar los rojiblancos al equipo merengue en el primer título en juego de este curso futbolero: la Supercopa de España.

Gabi, primer capitán en la historia del Atlético que ha sido capaz de levantar UEFA Europa League, Supercopa de Europa, Copa del Rey, Liga y Supercopa de España

En el partido de ida, disputado en el Bernabéu, un empate a uno hizo confiar al Atlético de Madrid en sus posibilidades de conquistar el trofeo tan solo tres días después. Y así fue. Con el gol de Mandzukic en los primeros minutos del choque, el equipo capitaneado por Gabi se hizo con la Supercopa de España ante el eterno rival.

Cinco títulos en tres años. Cinco veces las que Gabi Fernández ha subido a recoger un trofeo como líder del equipo rojiblanco.

Con todo lo conseguido en tan poco tiempo, la escuadra colchonera quiso ampliar su vinculación con el pulmón del equipo este verano, y Gabi firmó su renovación hasta 2017.

Actualmente, y pese a haber tenido un comienzo de temporada algo dubitativo, Gabi parece hacer vuelto a recuperar su esencia y seguirá luchando por volver a llevar al Atleti a lo más alto del panorama nacional e internacional.

Mientras tanto, en Zaragoza, una afición que jamás podrá olvidar su esfuerzo y entrega defendiendo el escudo del león, como si la sangre blanquiazul corriera por sus venas, continuará alegrándose de sus éxitos como si fueran propios.