La década de los 70 de la historia de la UD Las Palmas estuvo marcada por dos importantes acontecimientos: las tragedias de Guedes y Tonono y el renacer del equipo con los cuatro argentinos. Tonono y Guedes fallecieron trágicamente por sendas enfermedades cuando aún estaban destacando en el equipo, creando un vacío en el vestuario amarillo muy difícil de llenar. El equipo necesitaba una renovación profunda si quería mantener el gran nivel que llevaba demostrando durante años en la máxima categoría del fútbol español. Fue entonces cuando los argentinos Carnevali, Wolff, Morete y Brindisi dieron un golpe sobre la mesa y recondujeron al equipo a la senda del éxito.

Inicios en una época convulsa

En estas dos etapas diferenciadas en los años 70, hubo un jugador que destacaría en ambas. Un defensa criado y formado en la isla, y que jugaría toda su carrera deportiva en el conjunto canario. Federico Páez fue uno de los defensas más destacados de la UD Las Palmas durante toda la década de los 70 y principios de los 80. Su espléndida capacidad defensiva, su enorme talento de anticiparse al balón y su gran peso dentro del vestuario han hecho de Páez uno de los futbolistas más importantes de la historia del club.

Páez destacó en una de las etapas más difíciles de la historia del club

Páez, nacido en un muy lejano 18 de febrero de 1928, fue uno de las perlas de cantera amarilla. Desde su niñez hasta su debut como profesional, el defensa siempre destacó en el fútbol base canario, desde alevines hasta su primer partido con el primer equipo. Federico debutó con los amarillos en la temporada 1971-72, el mismo año donde fallecería el mítico Juan Guedes. El famoso jugador había fallecido por culpa de una enfermedad vírica después de un encuentro copero contra el Málaga, y con la llegada a los banquillos del francés Pierre Sinibaldi, Páez debutó en una de las temporadas más recordadas de aquella gloriosa época amarilla.Caption

Páez y Olmo en el Bracelona-Las Palmas. Foto del archivo personal del jugador

Después de varios años de intento y fracaso, el equipo amarillo volvía a disputar una competición europea. La Copa de la UEFA fue siempre un torneo especial, de gran expectación para toda la isla y donde equipos muy reconocidos en el panorama europeo jugaban en el Estadio Insular.

Aquella participación del equipo en la competición superó con creces a la primera vez. El equipo de Paéz llegaba por primera a la tercera ronda del torneo de la mejor de las maneras posibles. En primera ronda el equipo viajó primeramente a la ciudad italiana de Torino, mientras que en la segunda jugaron en la antigua Yugoslavia para medirse al Slovan de Bratislava. En ambas eliminatorias, el equipo tuvo que recurrir a la épica del Insular, dado que en los dos partidos disputados fuera se saldaron con sendas derrotas y el club amarillo tuvo que tirar de casta y orgullo para remontar. Y aunque en tercera ronda Las Palmas dijo adiós tras ser superado justamente con el Twente holandés, esa temporada será recordada como una de las mejores del cuadro canario.

Los inicios de Federico Páez

Temporada Partidos Minutos
1971-72 8 441
1972-73 25 2250
1973-74 24 2067
1974-75 28 2309
1975-76 24 2004
1976-77 19 1529
Total 128 10600

En esa temporada, Páez sólo disputaría ocho partidos. 441 minutos en los que ofrecería su candidatura como titular. Una titularidad que certificaría la temporada siguiente, jugando el triple de encuentros que en el año de su debut (25) y compartiendo posición en la zaga con el mítico Tonono. Hasta 1975, la pareja Páez-Tonono fue de las mejores de la Primera División española, recibiendo una muy buena crítica tanto de la prensa provincial como nacional. Sin embargo, Federico vería como se quedaba sin su gran compañero. Una repentina enfermedad hepática se llevó a Tonono en la recta final de la temporada 1974-75. En menos de cinco años, dos de los jugadores más importantes de la historia de la UD Las Palmas fallecían de forma repentina, dejando muy tocado al vestuario y a la directiva amarilla.

En 1975 fallecía Tonono, compañero de posición de Páez

El club sabía que hacía falta una renovación profunda ya desde el fallecimiento de Guedes, y los canarios, viendo el auge que estaba alcanzando el fútbol sudamericano, empezaron a invertir su presupuesto en los fichajes de jugadores argentinos. El primero en llegar sería el histórico portero de la Albiceleste Daniel Carnevali, que ficharía un año antes de la muerte de Tonono. Con el fallecimiento de éste llegarían 'Quique' Wolff, Carlos Morete y Miguel Ángel Brindisi. La escuela argentina destacó en el equipo amarillo con grandes actuaciones, dejando en un segundo plano a Páez, que pese a ello siguió contando con minutos para demostrar su talento.

La cumbre en la carrera de Federico llegó en la temporada 1977-78, cuando el equipo disputa por tercera y última vez la Copa de la UEFA. Con los argentinos a la cabeza, Las Palmas inició su andadura en el torneo con una soberana manita en el Insular ante el Sloboda de Tuzla. Parecía que con esta histórica goleada el equipo podría llegar más lejos que en el 72, pero se encontraron con Sir Bobby Robson y su Ipswich Town que les eliminaría en segunda ronda (1-2 en tierras inglesas y 3-3 en el Insular). La gran temporada también se hizo visible en la Copa del Rey, llegando a la final, donde los hombres dirigidos por Miguel Muñoz cayeron ante el Barcelona (3-1).

Muy tentadoras fueron las ofertas de diferentes clubes por los argentinos, y en el 77 Quique Wolff abandonaba el equipo, haciendo lo propio Brindisi y Carnevali cuatro años más tarde. Morete solo estaría un año más, pero Federico Páez se mostró fiel a la elástica amarilla, afirmando que toda su carrera la iba a vestir de amarillo. Y así fue. A los 32 años y once temporadas después, el jugador colgaba las botas a finales de la temporada 1982-83, el mismo año en el que el equipo amarillo descendería a la Segunda División 19 años después.

Sería la temporada pasada, la 2013/14, cuando el Estadio de Gran Canaria se pondría en pie para homenajear a Páez, que recibía el 30 de noviembre la insignia de oro y brillantes del club, otorgada por Germán Dévora, presidente de honor del club en los prolegómenos del encuentro liguero frente al Real Zaragoza, realizando el saque de honor del partido Se homenajeaba y recordaba de esta manera las grandes tardes de gloria que ofreció al equipo amarillo.