La evolución del Villarreal en las últimas décadas ha sido un espejo para muchos equipos, ya que el conjunto castellonense pasó de ser un equipo que disputaba competiciones regionales a jugar unas semifinales de la máxima competición europea, la UEFA Champions League. Para lograr ese hito, en primer lugar, la disciplina amarilla tuvo que asentarse en la categoría de oro del fútbol español y, para ello, necesitó una plantilla con jugadores con calidad.

Un pequeño club con menos de 50.000 habitantes comenzaba a codearse entre los grandes equipos del panorama nacional en los inicios del siglo XXI. En febrero de 2011 se escribiría una nueva página en la historia del club, ya que por primera vez un tripulante del submarino amarillo era citado para un choque de la selección española, en aquel momento entrenada por José Antonio Camacho. El afortunado, Unai Vergara, más conocido como Torpedo para la afición grogueta.

En cuatro años dio el salto de regional a Primera División

El central nacido en Portugalete daba síntomas de superioridad futbolística respecto a sus compañeros desde que comenzó en la UE Sant Andreu en categoría regional. Una valía que le sirvió para que en cuatro años el futbolista vasco diera el salto a primera división con su llegada al Villarreal, recién ascendido. Eso sí, gran parte de este refuerzo se dio gracias a su gran temporada en el Mérida CP, que militaba en la división de plata y con el que se convirtió en uno de los jugadores revelación de esa campaña. Sus actuaciones le sirvieron para ser alagado por técnicos y futbolistas rivales, además de tener a la afición entregada.

Entró en la lista de Iñaki Saéz para los Juegos Olímpicos de 2000 en Sidney

Su mayor recompensa llegaría en verano con su entrada en la lista de Iñaki Saéz para los Juegos Olímpicos de 2000 en Sidney. Una oportunidad que le blindó compartir vestuarios en aquella sub-21 con jugadores como: Xavi Hernández, Carles Puyol, Aranzubia o Tamudo, además de otros futbolistas que han pasado por la disciplina amarilla como han sido Capdevila, Marchena, Albelda o José Mari. Con la ilusión llegó el evento donde España cumplió, pero no pudo en la final con Camerún, que ganó en la tanda de penaltis a pesar de que España se colocó 2-0 en el marcador.

Tras los Juegos Olímpicos aterrizó en tierras castellonenses para ilusionar a un equipo que soñaba con mantenerse en la máxima categoría y hacer disfrutar a su afición, sin imaginarse los hitos que lograría en los consiguientes años. Unai Vergara no tendría problemas para adapatarse al juego de Víctor Muñoz y se ganaría la titularidad en el centro de la zaga tras un excelente inicio de temporada del equipo. El central mantendría la regularidad a lo largo de la campaña y ello provocaría rumores acerca de la salida de Torpedo Vergara a un equipo con mayores objetivos.

Cara y cruz en la vida de Unai Vergara

Las noticias acerca del jugador se multiplicarían tras conocerse que el zaguero entraba en la convocatoria de José Antonio Camacho para enfrentarse en un amistoso a Inglaterra en Villa Park (Birmingham). Tras este suceso, Unai Vergara se convertía en el primer futbolista de la historia del Villarreal en entrar en una convocatoria de la selección española. Un hito que se agrandaría tras contar con minutos en dicho partido en tierras inglesas. El estado del defensor estaba creando grandes expectaciones entre la afición amarilla que veía como poco a poco, el conjunto castellonense se estaba haciendo un hueco entre los grandes.

Sin embargo, pocos días tras cumplir el sueño de debutar con España, el prometedor central sufría una grave lesión de rodilla en un encuentro ante el Málaga que le apartaba de los terrenos de juego durante lo que restaba de campeonato. Un período de baja que aumentó tras verse obligado a pasar por el quirófano. Aquella mala noticia obligó en el mercado de fichajes hacerse con los servicios de Sergio Ballesteros para suplir la baja del jugador vasco.

La llegada de Benito Floro, el principio del fin

En una complicada temporada donde el Villarreal logró la salvación en las últimas fechas, Ballesteros y Vergara fueron turnando titularidad impidiendo al segundo volver a ofrecer el nivel que desempeñó durante la primera temporada antes de la grave lesión. La destitución de Víctor Muñoz y la llegada de Benito Floro en su puesto, provocaban el final de Torpedo en la entidad castellonense. Con la llegada del técnico asturiano, el central se vería relegado a un protagonismo secundario viendo gran parte de los partidos desde el banquillo.

Tras su función secundaría, el jugador aceptó la oferta de cesión al Albacete. El club manchego acababa de conseguir el ascenso a la máxima categoría y veía al central con buenos ojos para buscar el objetivo de mantener la división. Sin embargo, el jugador no recuperó el nivel y se volvió a ver relegado al banquillo en favor de Pablo Ibáñez, un canterano que estaba cuajando un gran año. El jugador decidió bajar de categoría a la Segunda División y firmó con el Elche para recuperar las sensaciones, sin éxito.

Finalmente, en la filas del Gavà y tras una buena temporada, el central sorprendió anunciando su retirada del fútbol con 31 años. Una carrera prometedora que se vio torcida por una grave lesión en su mejor momento futbolísticamente. Eso sí, el de Portugalete siempre quedará en el recuerdo del aficionado amarillo por ser el primer futbolista que jugó con la 'Roja' en nombre del Villarreal CF.