Vigués de nacimiento, comenzó a despuntar a una edad temprana en equipos modestos de la ciudad como el Sárdoma y el Berbés. Corrían los últimos años de la década de los 40 y el Celta lanzó rápidamente sus redes sobre él. Mauro se inició como volante pero poco a poco fue evolucionando hasta acabar formando parte de la línea más avanzada. El club olívico se hizo muy pronto con sus servicios, cediéndole con 18 años a la Ponferradina. En el Bierzo se mantuvo durante dos campañas jugando en Tercera, para continuar su formación durante la temporada 1952-53 en el Avilés, que competía en la Segunda División. Allí el joven Mauro se convirtió en el máximo goleador del Grupo Norte totalizando 19 tantos, una bonita cifra que le catapultó a la élite.

Primeros goles como celeste

Foto: fameceleste.blogspot.com

Aquella fue la señal que advirtió al Celta de que el momento idóneo para incorporar al chaval a la plantilla había llegado. No obstante no hubo precipitaciones y Mauro participó muy poco en su primer ejercicio vestido de celeste. Debutó en Balaídos en septiembre de 1953 en una victoria por 3-1 sobre el Deportivo, encadenando cinco partidos seguidos como titular. Sin embargo, una vez concluida la séptima jornada Mauro no volvería a pisar el verde hasta el mes de abril, cuando se estrenó como goleador ante Osasuna en el viejo campo de San Juan. Allí marcó los dos tantos con los que el equipo logró empatar, antes de marcharse a la ducha expulsado. Seis encuentros disputados y dos goles fue el balance de Mauro en su primer curso como jugador del Celta.

En el ejercicio 1954-55 su participación ya no sería en absoluto testimonial. Hermidita quemaba sus últimos cartuchos como futbolista y se hacía necesaria la aparición de savia nueva. La consolidación de Mauro en el once inicial se complementó con el fichaje de Carlos Torres. Ambos futbolistas se convirtieron, junto con Pablo Olmedo, en protagonistas de una maravillosa delantera que dejó momentos grandiosos desde 1954 hasta 1959, año del descenso a Segunda. En su primera temporada juntos anotaron 37 goles en liga, 12 de los cuales fueron obra de Mauro, quien se apuntó dobletes ante Alavés, Las Palmas y Málaga.

La regularidad de un 'killer'

Foto: fameceleste.blogspot.com

Al año siguiente Mauro cuajaría su temporada más completa, disputando 28 encuentros y convirtiéndose en máximo goleador del equipo con 23 dianas. Tan solo un gol le separó de Alfredo di Stéfano, quien se hizo finalmente con el trofeo 'Pichichi' pese a una polémica por concedérsele algún tanto cuya autoría no quedaba claro que fuese suya.

Durante la temporada 1956-57 el equipo sufrió, salvándose del descenso por apenas un punto. Mauro repitió como máximo anotador celeste, esta vez con 16 tantos en su haber. El vigués, alto y espigado, destacaba por su instinto a la hora de anticiparse a los zagueros. Sabía desmarcarse en profundidad y poseía un gran disparo así como un muy buen remate de cabeza. Se le echaba en cara que en su estilo no brillaba la técnica sino más bien la practicidad, lo cual no a todo el mundo agradaba. Era ante todo un delantero con oficio, rápido y con ese don que solo tienen algunos para enviar la pelota lejos del alcance del portero rival. Un verdadero rematador. Un 'killer' de área.

'Hat-trick' para la historia

Once inicial ante el FC Barcelona (01/12/1957)

El ejercicio 1957-58 sería el último para Mauro con la camiseta del Celta. En la undécima jornada de aquella temporada visitaba Balaídos el FC Barcelona. Los culés llegaban como segundos clasificados, con 15 puntos en su haber. En sus filas brillaban auténticos 'cracks' como Luis Suárez, Ladislao Kubala, Antonio Ramallets o Estanislao Basora. Toda una constelación de estrellas. Mientras, los de Vigo eran cuartos, con 11 puntos tras un muy buen inicio de temporada. Luis Casas Pasarín dirigía al equipo en la que sería su última etapa al frente del club olívico.

El partido se puso de cara muy pronto para los locales, con un Mauro que desde el primer minuto se convirtió en una pesadilla para la zaga blaugrana, de manera especial para el central Joaquim Brugué. A los 15 minutos, tras jugada personal, el delantero vigués cruzaba el balón ante un Ramallets impotente. Era el 1-0. El Barcelona buscaba controlar el juego a través de una red de pases cortos en los que la profundidad brillaba por su ausencia. El Celta, con un fútbol más sencillo, rompía en mil pedazos la estructura blaugrana con balones largos bien tirados a la espalda de la retaguardia visitante. Al filo de la media hora, una nueva acción de Mauro iba a provocar la salida desesperada de Ramallets, que se vio obligado a cometer falta. El árbitro cobró libre indirecto en el área, que fue perfectamente ejecutado por Olmedo —pase— y Mauro —remate—. 2-0 y el Celta se marchaba a vestuarios con la maravillosa sensación de imponerse a un verdadero gigante.

Ramallets encajó cuatro goles en Balaídos en diciembre de 1957 (Foto: libertaddigital.com)

Al volver de la caseta, por si quedaba alguna duda, se iba a gestar el 3-0. Una veloz carrera de Azpeitia terminó en un pase que Ramallets rechazó para que Mauro fusilase sin compasión. El punta gallego completaba su 'hat-trick' y convertía los 45 minutos restantes en un mero trámite. El Barcelona insistía una y otra vez en la exasperante fórmula de sobar la pelota, sin que se intuyese el más mínimo atisbo de peligrosidad sobre el área local. El trabajo oscuro de Pablo Olmedo, que jugó más retrasado que de costumbre, hizo que Luis Suárez y Ladislao Kubala pasasen completamente desapercibidos. El Celta, cómodamente replegado, enseñaba las uñas en rápidos contragolpes que sembraban la zozobra en territorio blaugrana. Gausí cerraría la goleada con un cuarto tanto que no hacía más que confirmar el naufragio culé. Han pasado más de 57 años y el club olívico no ha vuelto a lograr una victoria tan abultada sobre los de la Ciudad Condal.

Gausí, Hermidita, Mauro, Outerelo y Carlos Torres, una delantera de 1954 (Foto: yojugueenelcelta.com)

El Celta consolidaba de esta forma la cuarta plaza en una temporada en la que se mantendría siempre en la zona alta de la tabla. Sin embargo una mala racha a pocas jornadas de finalizar el campeonato terminaría por situar a los de Balaídos finalmente en la séptima plaza. Mauro volvió a destacar como máximo goleador del equipo, en esta ocasión con 15 tantos en 22 partidos. El Barcelona se quedó finalmente tercero en la clasificación, con siete puntos menos que el Real Madrid, a la postre campeón.

El gran olvidado

Lamentablemente las cosas no se hicieron bien en el verano de 1958 y el Celta se deshizo de varios futbolistas importantes, entre ellos Mauro. El ariete gallego fichaba por el Real Zaragoza, equipo en el que militaría durante dos campañas en las que no iba a triunfar, totalizando apenas diez tantos a lo largo de su estancia en la capital aragonesa. En 1960 dejaba el club maño y recalaba en el Levante, para disputar sus dos últimas temporadas en la División de Plata. Allí anotó sus últimos goles, siete en la campaña 1960-61 y ocho en la 1961-62, dejando al club granota en una cómoda sexta posición en la tabla.

Posiblemente se le pueda considerar uno de los grandes olvidados en la historia del celtismo. Hasta el punto de que no existen referencias de su vida tras abandonar el fútbol. Pero Mauro Rodríguez Cuesta cuenta con el honor de ser el máximo realizador del Celta durante la década de los 50, por delante de los Hermidita, Olmedo, Carlos Torres o Atienza. Sus 68 tantos en cinco temporadas le convierten en el último gran goleador de los años dorados, los cuales terminaron de manera abrupta con el triste descenso de 1959. La espigada figura del delantero vigués disfrutó de gran protagonismo en una época en la que en la ciudad se acostumbraron a ver al equipo entre los grandes. Y buena parte de la responsabilidad del rendimiento de aquel gran Celta recayó sobre sus hombros.

VAVEL Logo
Sobre el autor
José Luis Rodríguez Sánchez
Soy farmacéutico hospitalario