Lo imposible se logró en la última jornada contra el rival más inesperado, el F.C. Barcelona. Pasará a la historia la temporada que acaba de terminar por lo negativa de la misma a todos los niveles, a excepción del económico: batiendo récords negativos en lo deportivo, en lo social con la mayor fractura de la historia reciente y sobre todo y por encima de todas las cosas por el asesinato de Jimmy.

Cuando Lopo pasó de villano a héroe

Tal vez el partido de San Mamés fuera el gran punto de inflexión para el Dépor de Víctor Sánchez, anímicamente hablando. Los envites anteriores, a pesar de alargar la tremenda racha de semanas sin perder, habían supuesto un cambio de tendencia basado en la reacción y el no rendirse, todo lo contrario a lo que pasaba con Víctor Fernández, cuando un gol en contra suponía una derrota al 80% de posibilidades. Pero fue en tierras vascas donde esto realmente motivó un cambio radical. El gol de Aritz Aduriz supuso un duro golpe para los intereses de supervivencia del Dépor, pero una vez más, y a pesar de ser evidentemente inferiores en peligrosidad al Athletic, los de Víctor empujaron hasta el final con las fuerzas al límite hasta que ocurrió lo que fue un premio al esfuerzo. Un milagro.

El gol de Lopo en el último segundo revivía a un Dépor prácticamente muerto. LFP.

Y el protagonista de esta gesta fue uno bastante inesperado. Como si fuera una especie de redención por el descenso de 2011 y la inmediata marcha del equipo, Alberto Lopo apareció de la nada para rematar un centro de Cavaleiro y devolverle unas posibilidades de salvación que hasta el minuto 92:58 de encuentro estaban muertas por completo. Fue así como Lopo pasó en un día de ser un jugador discutido tanto fuera como dentro del campo a un héroe, el que por aquel entonces era el responsable principal de la supervivencia del Deportivo. El fútbol siempre ha sido muy caprichoso para este tipo de cosas, y la semana siguiente a este empate se volvió a demostrar. Riazor esperaba al Levante.

Una victoria de sabor amargo

Ahora sí, ganar o ganar. Un tópico que esta vez debía convertirse en realidad tras más de dos meses sin conocer el dulce regusto de un triunfo. Sin embargo, la ironía quiso que lo que consiguió el Dépor ante el Levante dejara más gente insatisfecha y pesimista que alegre y positivista. Fue un 2-0 cómodo el que lograron los de Víctor, gracias a los tantos de Lopo nuevamente (que conseguía así su segundo gol consecutivo tras toda una temporada sin ver puerta) y Juanfran Moreno, con un zurdazo sublime. Pero, ¿cómo es posible que una victoria así acabara con las esperanzas de algunos? La respuesta, muy sencilla: los resultados de terceros.

A pesar de ganar con solvencia al Levante, la obligación de puntuar en el Camp Nou se convertía en un hecho. LFP.

Riazor vivió aquel día todo lo que implica una jornada unificada en la que se es protagonista de la lucha de abajo. Tensión y sobre todo los transistores y radios fueron los actores secundarios de una batalla más por vivir otro año en Primera, perteneciente a una guerra ganada en un frente pero perdida por varios otros. Por ello, un sector de la afición fue invadido por la depresión: la victoria contundente del Granada en Anoeta y el empate del Eibar contra el Getafe obligaban al Dépor a puntuar en el Camp Nou, feudo de un Barcelona que por suerte para los intereses blanquiazules jugaría ya con el título de campeón bajo el brazo. Un envite que, para bien o para mal, sería un antes y un después en el club de A Coruña.

El gran milagro

Vaya semanita, la que precedió a este partido. A Coruña fue durante seis días un mar de dudas tanto optimistas como pesimistas: ¿y si al Barcelona le da igual ser campeón y sale a ganar para contentar a su afición? ¿Y si juega el tridente? Pero, ¿podría ser la falta de motivación de los culés el factor determinante que permitiera al Dépor imponerse en intensidad? Todas estas preguntas solamente serían respondidas el 23 de mayo a las 18:30, cuando los 22 futbolistas pisaran el verde. Bastaron cinco minutos de juego para que el sector positivista de la ciudad se uniera a sus diferentes.

El Camp Nou presenció una fiesta doble: unos por títulos y otros por salvarse. LFP.

El gol de Lionel Messi nada más empezar el partido, juntado con el de Mikel Arruabarrena en Ipurúa, condenaba al Dépor al que sería tercer descenso consecutivo a Segunda; y al aficionado blanquiazul a una resignación que parecía irreversible.

¿Qué esperanzas quedaban? La mala primera parte que completaron los de Víctor Sánchez invitaba a todo excepto a un empate, algo parecido a lo que estaba ocurriendo en Eibar, donde los locales doblegaban por 3-0 de forma insultantemente sencilla al desahuciado Córdoba. No quedaba otra, puntuar debía ser un hecho.

Pero cuando el Dépor parecía empezar a reaccionar, con la gente esperándose un nuevo milagro como el de Bilbao, el segundo gol del astro argentino Messi elevaba la dificultad de la gesta hasta picos exagerados.

Todo parecía perdido hasta que aparecieron dos hombres lastrados por las lesiones durante gran parte del curso, aquel día titulares: Lucas Pérez y Diogo Salomão, que contra todo pronóstico conseguían equilibrar el marcador con sendos zurdazos que terminarían manteniendo al Deportivo en Primera División. Si la hazaña de Bilbao parecía complicada de repetir, el destino quiso un 'más difícil todavía'. Fue tras un camino duro, lleno de baches y dificultades, pero A Coruña disfrutaría un año más de la división que le pertenece: la Primera.

Pero la temporada comenzó turbulenta

El 8 de julio por la mañana tuvo lugar en la sede del Deportivo de la Plaza de Pontevedra la reunión convocada por el Presidente, Tino Fernández, y Fernando Vázquez. Cuando esta hubo acabado se dio a conocer el desenlace de la misma, la destitución del entrenador que abanderó al equipo en el acenso a Primera División.

"La falta de confianza del Consejo de Administración hacia el entrenador ha provocado la toma de esta decisión"

Horas después el Deportivo emitió un comunicado en el que explicaba a grandes rasgos las razones que le habían llevado a tomar esta decisión tan precipitada. "La falta de confianza del Consejo de Administración hacia el entrenador ha provocado la toma de esta decisión", se explicaba en el escrito.

Además se añadía que la situaciación todavía se podía reconducir y que sus esfuerzos se centrarían en buscar un entrenador para comenzar la pretemporada con cierta normalidad el 14 de julio.

Tan solo dos días después de la noticia de que el Depor buscaba nuevo preparador, Tino Fernández cerró a las 19.00 horas el acuerdo con Víctor Fernández para ponerse al mando del banquillo blanquiazul.

Las razones que acabaron con Fernando Vázquez

La falta de entendimiento entre el nuevo Consejo de Administración, incluido el Presidente, con Vázquez era evidente. El de Castrofeito llegó al club en enero de la temporada 2012-2013, en la que no pudo evitar el descenso a Segunda División. Durante la 2013-2014, el Depor cambió de Presidente y de Consejo de Administración, pero Fernando Vázquez continuó como entrenador. Se confiaba en él aunque su personalidad le llevaba a hablar más de la cuenta en ocasiones, algo con lo que la Directiva no estaba de acuerdo.

Fernando Vázquez: "La opción uno podría ser la bomba, pero generalmente vamos siempre a la opción cinco, seis, siete..."

El fin de semana anterior al 8 de julio la gota colmó el vaso. Vázquez hizo unas declaraciones en el campus Pablo Insua en Arzúa, que fueron recogidas por la TVG y que removieron aún más el conflicto. “La opción uno podría ser la bomba, pero generalmente vamos siempre a la opción cinco, la opción seis, siete… Nunca conseguimos de verdad lo que nos proponemos. Está claro que este año tenemos una cantidad de dinero decente para gastar, no es como el año pasado, que teníamos que ir por las puertas pidiendo”, expresó Vázquez. También dio los nombres de algunos de los fichajes que llegarían a La Coruña, Lucas Pérez, Canella y Cuenca. Estas insinuaciones produjeron, incluso, que se complicara el fichaje de Lucas Pérez por el Deportivo.

Fernando Vázquez: "Estoy en estado de 'shock'. Creo que mis palabras se han interpretado de forma sesgada. No he criticado al Consejo”

Todo ello llevó al la Junta a plantearse la continuidad de Fernando Vázquez en el banquillo coruñés. Tras la reunión del 8 de julio en la que finalmente fue cesado, Vázquez no daba crédito a una decisión tan precipitada y- según su criterio-tan desmesurada. "Estoy en estado de 'shock'. Creo que mis palabras se han interpretado de forma sesgada. No he criticado al Consejo” declaraba esa misma mañana en rueda de prensa.

Tras una nefasta temporada a pesar de lograr la salvación, al deportivismo solo le queda preguntarse qué hubiese pasado si....

La pretemporada con la gira colombiana

La gira que el Deportivo tuvo que realizar a tierras colombianas enmarcada en la LFP World Challenge ha marcado la preparación del equipo en el primer tramo de competición. La fecha inoportuna de la misma, siendo la primera semana de pretemporada, las lesiones y los fichajes en puestos clave tardíos han supuesto partir con desventaja respecto al resto de rivales.

Casi sin entrenamientos el equipo herculino tuvo que cruzar el charco para disputar dos encuentros frente a equipos colombianos. Las lesiones de Insua, Lux y Cuenca fueron lo más destacado además del estreno de la segunda equipación con la bandera gallega.

Jugadores como Rudy, Arizmendi o Borja Bastón tuvieron muchos minutos para intentar convencer a un debutante Víctor Fernández. Finalmente no fueron elegidos para formar parte del Deportivo 14/15.

Los fichajes fueron llegando a cuentagotas. Los retornos de las cesiones de la anterior temporada, los fichajes iniciales de Canella, Cuenca y Lucas junto con José Rodríguez que no llegó a tiempo para la gira, dieron paso a un período sin novedades y con muchos nombres encima de la mesa. Fariña, Cavaleiro y Medunjanin pusieron el punto y final a los fichajes hasta el último día de mercado. ​

Tres fueron los principales nombres que ilusionaron al deportivismo pero todo quedó en un sueño. Zuculini, Bojan y Mitroglou estuvieron a punto de vestir la elástica blanquiazul. El dinero en los casos de los delanteros y la convicción con la que Ayala para que el argentino eligiese el Valencia fueron determinantes.

Las filtraciones de estos nombres y el complicado mercado anglosajón de fichajes fueron dos de los caballos de batalla para el actual consejo del que se espera que hayan aprendido para esta nueva oportunidad que se le presenta con el mercado invernal.

Cuatro fueron los jugadores que llegaron con el cierre del período de fichajes. Juanfran, Diakité, Sidnei y Postiga pusieron el broche final a una plantilla que de inicio parecía que podría no pasar apuros en la Liga BBVA, aunque desde el principio se echó en falta a un delantero de mayor nivel.

Foto: R.C.Deportivo de la Coruña

En cuanto a las salidas, es un punto a mejorar del actual consejo de administración. Solventó a tiempo los contratos con Borja Bastón, Rudy y Arizmendi, más la cesión lograda para Luis Fernández con el Lugo. Sin embargo Juan Carlos y Seoane no encontraron equipo y ocuparon dos fichas y el consiguiente sueldo durante estos meses de competición.

El arranque en Primera

El conjunto herculino comenzó la liga a finales de agosto con la sensación de que el pistoletazo de salida llegaba demasiado pronto para los pupilos de Víctor Fernández. La falta de refuerzos y una no demasiado convincente pretemporada dejaron un regusto amargo justo antes de empezar a competir. Solo las ilusionantes incorporaciones de Isaac Cuenca y Lucas Pérez y las pinceladas que dejó Fariña en el Teresa Herrera daban un aspecto positivo a la atmósfera que rodeaba la Plaza de Pontevedra.

El debut en Granada confirmó las sospechas. Tras unos primeros cuarenta minutos donde el equipo herculino dominó -más por demérito del Granada que por mérito propio-, el centro del campo se deshizo. El equipo quedó a merced del rival y el poco acierto en las jugadas a balón parado hicieron que el Dépor se fuera de vacío de la ciudad de la Alhambra.

Debut en Riazor

Víctor Fernández repitió hasta la saciedad que la plantilla necesitaba refuerzos para poder competir con garantías. Incorporaciones que a la postre acabarían llegando sin resultados inmediatos. Una semana después, en Riazor, bajo el amparo de su afición, solo una desafortunada actuación del central del Rayo Vallecano Abdoulaye Ba permitió a los gallegos rescatar su primer punto. El Dépor era un mar de dudas, no convencía en los metros finales y la defensa hacía aguas por todas partes. La primera victoria de la temporada, en una plaza difícil como Ipurúa, logró capear el temporal. Al menos por unos días más.

El punto de inflexión llegó a finales de septiembre. Una derrota ante el Real Madrid, actual Campeón de Europa, entraba en los planes de cualquiera pero encajar ocho goles fue un mazazo demasiado duro para un equipo que ya venía caminando sobre el alambre a pesar de llevar solo un mes de competición. Cristiano Ronaldo, James Rodríguez y 'Chicharito' Hernández sacaron a relucir sus mejores galas mientras que la afición deportivista aplaudía a los suyos contra viento y marea. Fue el principio de una racha de cuatro derrotas consecutivas que dejaron muy tocado al equipo y sobre todo a su entrenador.

En caída libre

Los once metros pudieron cambiar esta dinámica, pero Haris Medunjanin marró el penalti y solo pudo pedir disculpas a los aficionados deportivistas que se desplazaron a Balaídos para ver a su equipo caer por 2-1 ante su eterno rival, el Celta de Vigo. Durante algunos tramos del duelo ante el Almería se vislumbró un pequeño oasis de esperanza. Un atisbo de ilusión que apagó Édgar con un gol en las postrimerías del encuentro. La derrota ante un conjunto que tardaría más de dos meses en volver a ganar dejó muy tocado al equipo anímicamente.

Dicho equipo comparecería totalmente desalmado en su visita al Ramón Sánchez Pizjuán. Durante todo el encuentro los pupilos de Víctor Fernández fueron un juguete en manos de un Sevilla que jugó a placer. Fueron cuatro, pudieron ser algunos más. La peor imagen del Dépor, carente de gen competitivo, precedió a un parón de dos semanas por compromisos de la Selección Nacional. Ese tiempo se emplearía para la reflexión, al igual que las vísperas de las elecciones políticas. A la vuelta esperaba el Valencia de Nuno, que llegaba a Riazor lanzado. Lo que pasara en ese duelo sería decisivo, para bien o para mal, de cara al devenir de los herculinos en la Liga BBVA 2014/15.

El partido frente al Valencia

Real Madrid, Celta, Getafe y Sevilla. Eran cuatro derrotas consecutivas que exigían a Víctor Fernández lo que hasta el momento no había mostrado, y desde luego la visita del Valencia de Nuno (por aquel entonces invicto) no era la mejor oportunidad para cambiar el nefasto rumbo que había tomado el Deportivo. Para ello, el técnico maño llevó a cabo una revolución en el once que otorgaba protagonismo a mucha gente que todavía no había aparecido en demasía. Tres de esos jugadores eran Fabricio, Cezary Wilk y el ya recuperado Lucas Pérez.

La reacción fue imponente. El Dépor, protagonista hasta ese momento por sus malas imágenes y su facilidad para encajar goles, efectuó un partido modélico poniendo contra las cuerdas a un Valencia que en ningún momento supo qué hacer para contrarrestarlo. Los goles no tardaron en aparecer. El primero subió al marcador tras un córner en el que la defensa ché terminó metiéndose el balón en la portería, y la alegría ya contagiaba Riazor hasta que el tanto que todos querían ver eclipsó por unos momentos al partido y puso en todos los focos a un Lucas Pérez que lograba el sueño de todo deportivista: marcar un gol en el coliseo blanquiazul. Por último, el cada vez más apreciado Toché se encargaba de finiquitar una gloriosa tarde de fútbol en la que, sin embargo, salía una pregunta: ¿sería todo lo vivido un espejismo, o el cambio definitivo? Cornellà respondería.

De Lucas a Fabricio

El resultado de la especulación finalmente acabó en la opción negativa, ya que la visita del Dépor al Espanyol dejó a las claras de forma contundente que ese estado de forma mostrado en el choque del Valencia había sido flor de un día. Sin embargo, el encuentro de Cornellà-El Prat sirvió para comenzar a darse cuenta de que uno de los hombres que a priori menos protagonismo prometía podía ser capaz de hacer muchas cosas. Fue el día de Fabricio. El ex fabrilista dio en Barcelona una clase maestra de seguridad y eficiencia al blocar todas las ocasiones y acercamientos de los pericos que, a pesar de no gozar de la presencia de Sergio García por lesión, utilizaron una cantidad alternativa de argumentos ofensivos envidiable. Milagrosamente, el Dépor conseguía llevarse a Coruña un punto de oro.

La nota negativa residió en la figura de la semana anterior: Lucas Pérez. El extremo, que ya había pasado varias semanas de baja por culpa de sus dolencias de rodilla, recibió un golpe en la zona que provocó su abandono del terreno de juego. El coruñés no volvería a participar en un encuentro con el Deportivo durante el resto de 2014.

La consolidación de la decepción

Los siguientes tres partidos ante Getafe, Córdoba y una cada vez más debilitada Real Sociedad, a pesar de presentarse razonablemente asequibles para los de Víctor Fernández, no hicieron más que acentuar la sensación de decepción en el deportivismo, que preguntaba con cada vez más frecuencia hacia dónde había ido aquel Dépor dominador y efectivo del día del Valencia.

Los getafenses fueron los primeros en visitar Riazor tras aquel día, pero la inoperancia defensiva del Deportivo convirtió un partido inicialmente ganable en una dolorosa derrota que como única nota positiva dejaría el estreno goleador de Hélder Postiga, aunque la importancia de su tanto no fue todo lo buena que él y todos hubieran deseado. Más tarde, la visita al Nuevo Arcángel (hogar de un Córdoba que aún no sabía lo que era ganar) agravó la sensación de preocupación. La cosecha en este caso fue de otro valioso empate, no por ser lo que el deportivismo esperaba de aquel partido, sino por las dificultades que se le presentaron a los de Víctor Fernández, personificadas en sendas acciones de Postiga. El portugués no tuvo precisamente una buena noche, al ser el autor de un penalti en contra que atajaría el cada vez más vital Fabricio y de una expulsión que, aunque rigurosa, dejó al Deportivo con un jugador menos durante algo más de una parte.

El próximo rival: la Real Sociedad del recién llegado David Moyes, que retornaba a los banquillos después de su desastrosa etapa en el Manchester United. El Dépor necesitaba ganar más que nunca, además, por la gran dificultad que tendría su próxima visita al Calderón; pero aquel lluvioso sábado Riazor presenció el segundo empate consecutivo de un Víctor Fernández cada vez más cuestionado y con los méritos del Valencia ya totalmente olvidados. El descenso, a pesar de no haber transcurrido ni la mitad de la competición, era una amenaza cada vez más factible, no solo por los malos resultados, sino también por el empeoramiento que la imagen del Dépor había sufrido en el último mes. Y por si fuera poco, la visita a Madrid terminaría de crear los problemas que le faltaban al deportivismo.

'Jimmy' y la lobreguez del fútbol

Cuando no solo ignoras, sino que facilitas la existencia de grupos radicales en el fútbol, alfombra roja bajo sus pies, a las catástrofes solo les queda fluir. Nadie esperaba que volviese a ocurrír, pero ocurrió. La violencia en el deporte se cobró una nueva vida el pasado 30 de noviembre en el entorno de Madrid Río. Franciso Javier Romero Taboada "Jimmy" falleció a consecuencia de los golpes recibidos en una pelea entre ultras deportivistas y atléticos. Los Riazor Blues fueron abordados por el Frente Atlético al salir del autocar, al margen de cábalas sobre la premeditación del evento, originando una tumultultuosa disputa en torno a la inmundicia y la insensatez. Mientras la LFP tardaba una eternidad en mover ficha y Villar ni siquiera daba la cara, los clubs hacían oídos sordos a la reprobación generalizada. Perfectamente conscientes del contubernio y sin remordimiento aparente.

Los deportivistas se debatían entre la censura y la empatía hacia un padre de familia aficionado al fútbol. Lendoiro personificó la disyuntiva en la que la afición se encontraba, siendo destituido de su cargo en la LFP por ofrecer sus respetos a la familia de la víctima. Durante unas cuantas semanas Riazor se mostró irreconocible, ajeno al ejemplo dado en los últimos años y viendo torcida su tan anhelada conducta. La crisis de identidad del deportivista medio convergió con el importante descontento hacia la gestión del nuevo presidente Tino Fernández, amén de las pobres cosechas del equipo en lo que va de campaña; algo que, sin duda, hizo hipérbole tales dilemas.

Victoria con Elche y Victor continúa

No era un partido más el que enfrentó al Deportivo y al Elche en Riazor. Todo lo que rodeaba al encuentro la hacía especial y transcendente. En un estadio más tranquilo pero con mucho cemento el Deportivo con un espectacular gol de Fariña, primero de la temporada, lograba tres puntos vitales tanto para el club como para el futuro de Víctor Fernández.

Había superado su segundo 'match ball' de la temporada tras el encuentro con el Valencia. Enfocaba el Deportivo dos partidos para terminar el año 2014 que podrían continuar con la sensación de mejoría que mostró el equipo en los dos encuentros en Riazor con el Málaga.

El equipo andaluz y el Villarreal los rivales de la última semana de competición antes de las navidades. El balance no puede ser peor en todos los sentidos. Numéricamente hablando el equipo encajó siete goles y anotó uno y quedó eliminado de la Copa del Rey. Pero lo peor quizás no son los resultados. Lo más preocupante son las sensaciones.

La mejoría en defensa desde la llegada de Fabricio era realmente destacable con cinco partidos sin encajar ningún gol. Esta sensación de equipo sólido, solidario y sin fisuras se rompió en mil pedazos en estos dos encuentros.

Muy frágil, lento y concediento muchas oportunidades se mostró el Deportivo. Esto se entendería si la causa fuese que el equipo estuvo volcado en el área rival, pero nada más lejos de la realidad.

Foto: R.C.Deportivo de la Coruña

Prácticamente desparecidos los delanteros, Fariña, Cuenca y Cavaleiro sin ideas y un centro del campo que cinco meses después está por definir no presagian un buen futuro para el combinado blanquiazul si nada cambia.

Las necesidades económicas para incorporar futbolistas podrían ser la causa de que Tino Fernández y la junta directiva no tomaran la desición de cesar a Víctor Fernández.

Borges y Riera, indiscutibles desde enero

Se movió con celeridad el Deportivo de la Coruña en el mercado invernal y Oriol Riera y Diakité desembarcaron ambos en los primeros días del mercado invernal. A diferencia de anteriores ventanas de fichajes donde todo se hacía a última hora, en esta ocasión los tiempos fueron los correctos.

Completaron las llegados dos extraños fichajes como posteriormente se demostró. Helder Costa y Borja también aterrizaron en la ciudad herculina y aunque el portugués si dispuso de oportunidades, el central ha terminado su etapa en A Coruña sin debutar en partido oficial.

Las salidas de Diakité, Seoane y Juan Carlos facilitarán el encaje de bolillos que el la directiva tendrá que afrontar para cuadrar los números que le permitan contratar a ese delantero goleador.

Análisis de los fichajes de la temporada 2014-15

Empezando 2015 con buen pie

El 2014, el año del retorno a la Liga BBVA, había dejado un regusto amargo en la Plaza de Pontevedra. La hinchada se llenó de optimismo en el último partido en Riazor, donde una victoria ante un rival directo, el Elche, hizo olvidar por unos días la tormentosa temporada acaecida hasta el momento. Esa misma semana, la última antes del parón navideño, el Dépor viajó a Málaga y a Villarreal para ser derrotados con cierta claridad tanto en Copa como en Liga.

Pero la llegada del nuevo año deparaba unas cuantas más alegrías a la afición deportivista. Sin duda algunas más de las que habían disfrutado en el primer tramo de la competición. El Athletic de Bilbao visitó el coliseo herculino durante los primeros días de enero. Un tempranero penalti metió en calor al público pero la pena máxima marrada por Iván Cavaleiro volvería a desatar el frío invernal en todo el estadio. El propio ariete luso tendría tiempo para redimirse, ya que un tanto suyo pondría por delante en el marcador a los gallegos y amarraría, a la postre, los tres puntos a A Coruña. El conjunto entonces entrenador por Víctor Fernández inauguraba el año con buen pie, ante un rival correoso.

El calendario fue magnánimo con el Deportivo. Si bien durante la primera vuelta el equipo arrancó con una plantilla de circunstancias, esperando refuerzos hasta última hora -literalmente-, en esta segunda mitad de la competición no había excusas. La siguiente piedra en el camino fue el Levante. Un equipo en plena tormenta deportiva que acababa de destituir a José Luis Mendilibar. El nuevo conjunto granota no terminaba de carburar de la mano de Lucas Alcaraz y el Dépor intentó aprovecharlo. En Orriols se repartieron los puntos tras un empate sin goles nada merecido. Los gallegos vieron como su falta de acierto de cara a portería les privaba de volver a casa con un botín mayor, a pesar del debut de Oriol Riera con la elástica blanquiazul.

Comparecencia ante el Barça y un punto vital

Dos partidos consecutivos en Riazor dejaron un saldo de un punto en las necesitadas arcas de los gallegos. Una derrota, 0-4, ante el F.C.Barcelona entraba dentro de los planes. Más aún teniendo en cuenta que el conjunto de Luis Enrique empezaba a tomar el relevo del Real Madrid como equipo más en forma de la competición. Los blaugranas no dieron opción a un Dépor que ya estaba pensando en el trascendental partido ante el Granada antes del pitido final. Y es que comenzaba oficialmente la segunda vuelta, y con la visita de un rival directo las calculadores del golaveraje empezaron a funcionar. José Rodríguez y Lucas Pérez voltearon el tanto inicial de Piti en tan solo cuatro minutos, provocando la euforia en las gradas. El Granada de Abel Resino, que volvía al banquillo de los andaluces, rescataría un punto gracias a un gol de Ibáñez. Un gol que eliminaba de un plumazo dos puntos vitales del casillero local y a su vez volvía a darle al conjunto nazarí ventaja en el golaverage particular. Un gol del que la afición deportivista ha estado acordándose hasta el último día de la competición.

Sumando de tres en tres

A pesar de haber sumado solo un punto, el Dépor sabía que estaba en el camino. Las sensaciones habían sido buenas y los buenos resultados no tardarían en llegar. La siguiente parada fue Vallecas. El día de Celso Borges. El costarricense debutaba con el conjunto gallego con un doblete que le daba tres puntos de oro al equipo de Víctor Fernández. Los presagios se confirmaban y el Dépor iba mostrando poco a poco su mejor cara. Rendimiento que alcanzó sus cotas más altas la siguiente jornada, ante el Éibar en Riazor. Lucas Pérez e Iván Cavaleiro pusieron el 2-0 en el electrónico, logrando así que el Deportivo de la Coruña sumara dos victorias de forma consecutiva por primera vez en la temporada. Esta victoria supuso un punto de inflexión, tanto para armeros como herculinos. El conjunto de Gaizka Garitano comenzaba así su irremediable descenso que ha acabado con el descenso del equipo eibarrés. Por su parte, jugadores y aficionados del Dépor paladeaban la victoria. Una victoria que merecía ser saboreada ya que hasta mediado el mes de mayo, casi tres meses después, los blanquiazules no volverían a ganar un partido.

El fin de Víctor Fernández

“Lo tuve difícil desde el primer momento”. Esas fueron las últimas palabras de Víctor Fernández en la rueda de prensa posterior al encuentro frente al Córdoba en Riazor. El Deportivo de La Coruña miraba de reojo a los puestos de descenso y el Consejo de Administración decidió no poner tierra de por medio y comenzar la revolución desde el banquillo, destituyendo más al entrenador aragonés.

La marcha de Víctor Fernández dejó un poso de incertidumbre, la incógnita de si el nuevo entrenador podría remontar el vuelo de este equipo sobrevolaba la mente del aficionado coruñés. Si bien es cierto que el aragonés mantuvo al conjunto blanquiazul fuera de los puestos de del descenso, las sensaciones que desprendía el equipo no hacían presagiar un final feliz. Los tres match-balls (Valencia, Athletic Club y Elche) que tuvo que solventar Víctor Fernández hicieron mella en él, tal y como reconoció él mismo. “Los ultimátums han sido una pérdida de energía. Viví ese infierno personalmente, tratando de aislar a los jugadores. El día a día fue más duro, pero siempre fui a trabajar con ilusión”.

El periplo de Víctor Fernández al mando del Deportivo de La Coruña tampoco empezó de la forma en la que comienzan las mejores historias de amor. Sino más bien todo lo contrario. Lastrado por la abrupta salida de Fernando Vázquez, el técnico aragonés cogió las riendas del equipo dispuesto a emular las gestas de Zaragoza y Celta de Vigo, preparado para encandilar al espectador con su juego de toque, animado y valiente.

Sin embargo, el verano no se dio de la manera que él mismo esperaba. Los fichajes de renombre no acababan de llegar y el recibimiento nada entusiasta de la parroquia coruñesa no eran síntomas que hicieran presagiar una temporada estable y tranquila para los intereses deportivistas. Si a todo esto se le suma la barbarie vivida en Madrid Río aquel 30 de noviembre con el asesinato de Jimmy, hincha deportivista, el escenario sobre el que se encontraba Víctor Fernández, con la división directiva y afición, no era el más propicio para realizar la labor propia del entrenador.

Seis victorias, nueve empates y quince derrotas después, el presidente del Deportivo, Tino Fernández, decidió que el partido ante el conjunto califal fuera el último de Víctor Fernández al mando de la nave herculina. Con la salvación sellada tan solo queda reflexionar si ésta destitución no debió ejecutarse mucho tiempo atrás, cuando los plazos para remontar el vuelo todavía se presumían suficientes como para no encomendarse a un milagro. Tan caprichoso es el destino que el milagro vino de la mano de otro Víctor, el de casa, el de toda la vida, el de la banda derecha, Víctor Sánchez del Amo.

Y Víctor, vuelve a casa

Víctor Fernández opositó al cese con el rendimiento del equipo en sus últimos patidos frente a Espanyol, Getafe y Córdoba. Aunque muchas eran las voces que pedían el cese del entrenador tras concluir el encuentro en Getafe, el Consejo de Administración decidió que el aragonés dirigiese al Deportivo también contra el Córdoba.

El resultado y el análisis del juego no pudo ser peor contra un colista sentenciado. El Dépor arañó un empate gracias a un gol en propia puerta de Florin Andone que también anotó en aquel encuentro a favor El cese era inmediato y el propio Víctor Fernández lo anunció en rueda de prensa. Muchos nombres habían sido los que sonaran para el relevo y finalmente, Víctor Sánchez que no había sonado en los últimos días fue la elección del consejo.

Fué unánime la acogida positiva de Víctor, con la única salvedad de la duda sobre su inexperiencia en el fútbol profesional como primer entrenador. Finalmente todo salió bien pero no fue nada fácil lograr el objetivo final de la permanencia. De hecho, tardó mucho en llegar su primera victoria, con el lunar negro del partido con el Elche. Su mayor acierto fue la reacción táctica que tuvo el propio Víctor al introducir a Laure y Manuel Pablo en los laterales y buscar profundidad en ataque con Juanfran y Luisinho por delante.

El bloque lo agradeció y el equipo parecía mucho más lógico y con muchas menos fisuras.Tras el fallido intento de jugarle al Atlético de Madrid con dos puntas, sin explotar en ningún momento la pareja atacante, su principal novedad táctica fue con la que terminó la temporada.

Otro de los nombres que irrumpió justo al final fue Salomâo. Al margen del gol en el último encuentro, cuajó un buen partido como titular frente al Levante en Riazor. Con este tramo final, el portugués suavizó su mala temporada, tanto en números como en sensaciones.

Con el objetivo logrado, ahora le toca el turno de formar un equipo, forjar un estilo de juego y terminar de culminar las buenas sensaciones que el equipo mostró en las jugadas de estrategia en el tramo final, tan importantes para decantar el resultado para un lado o para el otro si el partido se atasca.

Los 14 partidos del sonrojo

Si en la primera vuelta fueron cuatro las derrotas consecutivas que cosechó el Deportivo y en su día ya sentó como un jarro de agua fría entre el equipo y la afición, en la segunda vuelta el Deportivo de la Coruña con sus pésimos resultados se superó a lo grande. Tras firmar un gran arranque de año 2015 con tres victorias, dos empates y una derrota, afrontaba con optimismo la fase del calendario donde en la primera vuelta patinó con estrépito. En el Bernabéu comenzó la peor racha de partidos sin ganar de la historia blanquiazul en Primera División.

Partido 1 | Real Madrid - Deportivo (2-0)

Muchos pensaron que aquel encuentro sería el último de Manuel Pablo con la elástica blanquiazul por la tendencia de la fase previa de la temporada. Sin oportunidades en los laterales, le llegó su momento para jugar de central ante las bajas de Insua y Sidnei para el Bernabeu. Prácticamente sin fallos, cuajó un gran partido el veterano futbolista canario. También el propio Deportivo realizó un magnífico encuentro en Madrid pero la pegada blanca decidió en un muy mal partido de la escuadra dirigida por Ancelotti.

Pudo adelantarse el conjunto herculino en varias ocasiones en el tramo inicial pero la falta de precisión privó al equipo de un primer tanto. Isco y Benzema decantaron el partido, sin opción de puntuar a pesar de un disparo al palo de Borges.

Partido 2 | Deportivo - Celta de Vigo (0-2)

Año de dominio celeste en Galicia, sin lugar a dudas. Treinta minutos fue rival el Deportivo de la Coruña ante un Celta más superior y sobre todo más seguro de si mismo. Mientras que el conjunto olívico no ajustó el centro del campo que estaba totalmente maniatado, el Deportivo si metía en apuros al Celta con llegadas y presión intensa. Desde el minuto 30 el Deportivo desapareció del encuentro.

En el recuerdo el enorme fallo de Oriol Riera delante de la portería, que podía haber supuesto su primer gol de la temporada. Una expulsión de Lopo a los pocos minutos de este fallo sentenciaban el choque y con posterioridad llegaría el segundo tanto de Larrivey que anotaba tras muchas semanas sin lograrlo.

Partido 3 | Almería - Deportivo (0-0)

El Deportivo de la Coruña solo pudo arañar un empate en Almería con más de veinte tiros a puerta. Seguía con la pólvora mojada Oriol Riera y ninguno de sus compañeros logró tampoco anotar ni un sólo tanto. Curiosamente, cuando peor estuvo el equipo fue al quedar el Almería sin un futbolista por expulsión. Sin capacidad de probar cosas nuevas, el equipo fue más plano que nunca.

Partidos 4-5 | Sevilla y Valencia

No hubo sorpresa y los actuales tetracampeones de la Europa League y el Valencia de Champions vencieron sin paliativos al Deportivo. No llegó el doblete de Riera para ni tan siquiera puntuar.Termino aquel encuentro 3-4 con un maquillaje final de Lucas con el penalti.

En Mestalla, el equipo compitió sólido sesenta minutos hasta el primer gol de penalti. Sin capacidad ninguna de reacción, el Valencia no perdonó su oportunidad para sumar otros tres puntos.

Partidos 6-7-8 | Espanyol - Getafe - Córdoba

Tres partidos que marcaron el destino de Víctor Fernández. Dos puntos de nueve posibles contra estos rivales sentenciaron al técnico maño y se confirmó el cese. Los tres partidos fueron de un nivel paupérrimo, sin intensidad, sin ritmo, sin intensidad defensiva ni mordiente en ataque.

Partidos 9-10-11-12 | R.Sociedad - Atlético de Madrid - Málaga - Elche

Con Víctor Sánchez comenzaba un fase complicada con un calendario difícil y duro el banquillo. Comenzaron las 'remontadas mini' que se dieron en primer lugar en Anoeta tras levantar por dos veces un marcador adverso.

Frente al Atlético y Málaga , dos golazos de Griezmann abrían la lata, que ya no se pudo cerrar y un trabajado empate llenaba de esperanza para enfocar el undécimo partido del que esperaran,como la mayoría, los tres puntos.

Partidos 13-14 | Villarreal y Athletic Club

Primera prueba de Víctor con Luisinho y Juanfran en banda y con Laure y Manuel Pablo como laterales. Dos puntos de oro, ante rivales teóricamente algo más complicados.

El punto de inflexión entre equipo y afición

Parecía que con la llegada de Víctor Sánchez el Deportivo de La Coruña resurgía. Venía de cosechar dos empates frente a Real Sociedad y Málaga y una derrota ante todo un campeón de la Liga BBVA, el Atlético de Madrid. Todos los aficionados tenían la vista puesta en lograr un triunfo, o cuándo menos puntuar, frente al Elche. Pero nada más lejos de la realidad. El equipo se dio un batacazo, salió a especular, sin intensidad, sin decisión y se volvió para Galicia con un 4-0 en contra.

Era la jornada 34, ya no quedaba mucho margen de maniobra y se trataba de una abultada derrota frente a un rival directo. Un gol en el minuto 6 y una pena máxima en el 20 sentenciaron a los gallegos, que se encontraron con un resultado de 2-0 al descanso. En la segunda mitad no fueron quien de reaccionar y recibieron otros dos goles.

Las críticas no se hicieron esperar por parte de los aficionados. Los Riazor Blues fueron los primeros en protestar y lo hicieron de forma original plantándose el día posterior al encuentro en Abegondo, vestidos de corto y retando a los jugadores a una “pachanga”.

Lo que parecía una protesta original se tornó en un enfrentamiento entre aficionados y jugadores que acabó con insultos y reproches por parte de los primeros. Algunos jugadores tuvieron que intervenir y mediar en la disputa, como el caso de Álex Bergantiños. El canterano y coruñés intentó mediar pero fue el jugador más insultado y criticado por parte de los aficionados blanquiazules, que lo increparon hasta que se fue a los vestuarios.

El mediocentro salió ese mismo día a rueda de prensa y comentó que lo “increpan desde hace tiempo por unas declaraciones mal interpretadas”. El coruñés hizo autocrítica y reconoció que el partido frente al Elche no había sido digno de jugadores de Primera División y que veía normal que la gente se hubiese cabreado, pero siempre desde el respeto.

A raíz de ese incidente el Dépor fue capaz de reponerse de la dura derrota y de hacer autocrítica. Sus aficionados consiguieron subirse al carro de la permanencia y remaron todos juntos, jugadores, cuerpo técnico, directiva y afición. Para lograr que el Deportivo de La Coruña permaneciese en la Liga BBVA. Gran culpa de esto radicó en el cambió de actitud del equipo, que a su vez le permitió lograr dos grandes milagros: uno en San Mamés y otro en el Camp Nou.

Las sensaciones tras los primeros partidos de Víctor Sánchez del Amo en el banquillo (exceptuando obviamente el accidente de Elche) mejoraron indudablemente lo mostrado por su tocayo Fernández, pero seguía existiendo un gran problema de base: las victorias no llegaban, y el número de partidos restantes cada vez era menor. Había que sumar de tres en tres sí o sí, aunque el mal nivel de la zona baja convertía un empate casi en oro. Llegó así mayo con los últimos tres compromisos de la temporada: Athletic, Levante y Barcelona. En juego una supervivencia en Primera, con todo lo que conlleva.

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