Era la temporada más complicada que viviría el Manzanares, pero aún no se sabía. Aunque quizás sí que se pudo empezar a percibir esto durante los últimos coletazos del curso, sobre todo cuando fue el propio Simeone el que lo declaró ante los periodistas en rueda de prensa. “Por lo que se consiguió el año pasado esta temporada es la más difícil de competir”, fueron las palabras del argentino. Porque el Atlético de Madrid se había marcado como objetivo del año balompédico 2014/2015 la tercera plaza y hubo que sudar mucho para hacerse con ella.

En Liga, derbis rojiblancos

Era el mes de agosto y la temporada se iniciaba con el adiós de Diego Costa, Filipe Luis, Courtois y otros tantos nombres; pero con la llegada de Griezmann, Mandzukic, Oblak y Moyá y demás fichajes que no dudaron en decir sí a la llamada del Campeón de Liga. Y así, como dueño del título liguero, se enfrentó el Atlético del Cholo al Campeón de Copa, el Real Madrid. Título menor o no, que decidan los hinchas, los rojiblancos pudieron protagonizar una pequeña venganza curándose la espinita de Lisboa –si esto es posible- ganándole a su máximo rival uno de los primeros títulos de la temporada – la Supercopa de Europa sí que la tiñieron de blanco los de Chamartín-.

El 19 de agosto el Real Madrid engalonaba el Santiago Bernabéu para la visita de sus vecinos rojiblancos. Un empate a uno con goles de James Rodríguez y Raúl García dejaba en el aire cualquier posibilidad para la vuelta y así fue. La noche del 22 de agosto Mandzukic se coronó en el Vicente Calderón como ‘Súper Mario’ y le dio a su nuevo equipo el primer y único título que conseguirían en el curso recién finiquitado.

Simeone cogió la medida al Madrid de Ancelotti y solo la perdió en la vuelta de Champions. Porque los derbis en Liga iban a ser rojiblancos. En la tercera jornada del torneo doméstico un nuevo duelo entre ambos conjuntos también caería a favor de los guerreros de Simeone. Arda Turan entró a la hora de partido para hacer y deshacer a su antojo y romper el empate a uno que Cristiano había conseguido de penalti tras el gol de Tiago. Y en la segunda vuelta más de lo mismo. El 4-0 que vivió el Vicente Calderón fue una auténtica fiesta ante un Real Madrid mermado que veía como una apisonadora rojiblanca le pasa por encima con cada gol que encajaba. Tiago el primero, Saúl con una soberbia chilena, y la pareja de ataque Griezmann y Madzukic fueron los goleadores de aquella majestuosa tarde rojiblanca en el Paseo de los Melancólicos

Un inicio ilusionante

Con la Supercopa de España ya en sus vitrinas el Atlético sonreí. La temporada no había podido comenzar mejor y la efusividad impregnaba a los colchoneros. Pero, como no, ahí estaba el jefe del equipo para pedir paciencia. Diego Pablo Simeone repetía por activa y por pasiva cuál era la Liga del Atlético de Madrid esta temporada: la de Sevilla y Valencia. Y una vez más el discurso de Simeone cobró vida el primer día de marzo cuando el luminoso del Sánchez Pizjuán mostraba el 0-0 y el Valencia apretaba a solo un punto.

Simeone reiteraba una y otra vez que la Liga del Atlético era la de Sevilla y Valencia

Pero hasta ese mes de marzo se vivieron muchos partidos a orillas del Manzanares y lejos de las murallas del Calderón. La Liga comenzó con la visita a Vallecas y un empate a cero en el que se evidenció la complejidad por competir en la nueva temporada. Simeone tuvo que ver desde la grada el estreno liguero por la sanción de ocho partidos que se le impuso tras ser expulsado en la Supercopa de España, y el ‘Mono’ Burgos tomó las riendas desde el banquillo.

Las primeras seis jornadas sirvieron para ver a un Atlético bien plantado. Cuatro victorias y dos empates colocaron a los rojiblancos terceros en la clasificación. El 4-0 en casa ante el Sevilla volvió a despertar el ánimo superior de la grada para con los andaluces, pero Simeone insistía en cuál era el campeonato de sus hombres. Sobre todo cuando llegaron a Mestalla.

Puntos de inflexión

Porque en la ciudad del Turia doblegó rodilla el Atlético. Y rápido, muy rápido le despachó el Valencia de Nuno que por aquel entonces habían quien le bautizaba como el nuevo Atlético. En 12 minutos, como decimos, se merendó aquella tarde el conjunto che a los madrileños, quienes no tuvieron su día. Porque si Miranda abrió el marcador en propia puerta, Siqueira falló el penalti que pudo meterles en el partido. André Gomes y Otamendi hicieron el resto, con solo un poco de maquillaje en el resultado por parte de Mandzukic para el 3-1 final.

La derrota en Mestalla fue el primer punto de inflexión en la lucha por la tercera plaza

Se recompuso el Atlético y no evidenció herida alguna tras esta dolorosa derrota que tocó su orgullo. A la parroquia colchonera eso de que comparasen a los valencianistas con ‘su’ Atleti, ese que se había convertido en Campeón de Liga y Subcampeón de Europa gracia no le hacía gracia alguna. El equipo siguió demostrando poderío a orillas del Manzanares y sumó dos victorias en sus tres siguientes salidas a domicilio. Ganó al Getafe (0-1) y al Elche (0-2), pero se les escaparon los tres puntos en Anoeta, donde el conjunto vasco remontó un tempranero gol de Mandzukic y donde Siqueira volvió a ser protagonista por su expulsión.

Con Champions y Copa de por medio, la exigencia del Manzanares cada vez crecía más. El equipo llevaba 27 partidos de Liga sin perder en casa y la afición quería más. Pero aquel día el joven Vietto se convirtió en el Judas particular de Simeone, entrenador con el que debutó en Argentina, para poner fin a la majestuosa racha en casa y frenar al Atlético. El delantero del Villarreal se sacó de la chistera un auténtico golazo con el que superó a Moyá y dio la sorpresa en el Calderón.

Era el mes de diciembre y Simeone luchaba por encontrar el mejor once y ese depende de cada partido. El Cholo finiquitó la Liga sin repetir alineación en las 38 jornadas de la misma. Se dice pronto. Una de las posiciones en las que más dudas había fue la banda izquierda. Con Siqueira como una caja de sorpresas por si un día hacía el partido de su vida y otro no era capaz de templarse; con un auténtico ‘expediente’ Ansaldi ; con un lateral derecho, Jesús Gámez, reconvertido al izquierdo y en el que sus saques de banda se pusieron de moda como asistencias; y con la sorpresa de que un canterano del filial, Lucas Hernández, pudiera ganar la partida a todos ellos, no es de extrañar.

Mientras Griezmann se adaptabastante a su nueva posición, Mandzukic se encargaba de marcar los goles... hasta San Mamés

En la delantera Mandzukic era indiscutible mientras que Griezmann ‘partido a partido’ iba haciéndose a su nuevo puesto. El francés era fiel a su juego de banda, pero Simeone sabía que de punta podría dar mucho más y así fue. Tardó diez jornadas en estrenarse como goleado en Liga y anotó uno más antes de llegar a San Mamés, donde el galo rugió cual león en La Catedral y se doctoró como goleador artífice del Atlético. Un hat-trick que le dio alas para comenzar el año con hambre de gol y convertirse en el máximo artillero del equipo, ante la sequía que viviría el ‘9’ rojiblanco desde el mes de febrero.

Más que fútbol

Porque el Atlético de Madrid es más que fútbol y así se demostró aquel 4 de febrero. Fernando Torres volvía a casa después de siete años y en el Manzanares no cabía ni un alma más para darle una bienvenida como nunca antes se había visto. Cerci, sus declaraciones, su poco juego y su nerviosismo en el banquillo hicieron sus maletas y viajaron a Milan y su sitio en el campo y más aún en el corazón rojiblanco lo ocupó El Niño.

Y menos mal. Porque los números en Liga de Fernando cierto es que no son para tirar cohetes. Apenas tres goles desde enero, pero dos de ellos de tal importancia que probablemente la tercera plaza, reiteramos, objetivo de la temporada, no se hubiese conseguido. Primero ante el Villarreal y luego en el Ciutat de Valencia. Torres salió pasada la hora del encuentro para hacer algo que a los delanteros por mucho que pasen los años no se les olvida: marcar. El ahora ‘19’ rojiblanco evitó con estos dos goles un empate y una derrota, dio a su equipo cuatro puntos y mantuvo la posición de bronce de colores rojo y blanco.

Ya con Torres bajo las órdenes del Cholo, al igual que Cani, y Cerci en Italia se retomó la Liga para el Atlético, que también vio al ‘Cebolla’ Rodríguez decir adiós. Ante las pocas oportunidades con las que contaba, el uruguayo marchó al Calcio para reforzar el plantel del Parma. Se fue ajeno a la mala situación en la que estaba inmerso el club italiano, pero cuando lo comprobó una vez en sus filas decidió desvincularse y firmar por el Gremio brasileño para poco después rescindir su contrato y decidir ponerse a punto para la Copa de América que se celebrará en Chile.

Torres y Cani fueron las altas en el mercado invernal; Cerci y Cebolla las bajas

El mes de enero, como decimos, se volvió del parón invernal y comenzó la carga de partidos para el Atlético de Madrid. Entre todas las competiciones la muchachada de Simeone disputó nueve partidos, ganando cinco de ellos, empatando uno y perdiendo tres, los tres contra el Barça. Porque si ante el Real Madrid Simeone le ganaba la partida a Ancelotti, no así a Luis Enrique, quien conseguía sobreponerse a cualquiera de los planteamientos que ideaba el Cholo.

Así pues, tras ganar al Levante (3-1), apear al Real Madrid del torneo del KO y llevarse los tres puntos contra el Granada (2-0), el Atlético cerró la primera vuelta como tercero en la clasificación con 40 puntos. No pudo eliminar al Barça de la Copa, pero encarriló un gran inicio de segunda vuelta con 12 puntos de 15 posibles y disfrutando de lo lindo con el ya descrito 4-0 ante el Real Madrid en el Calderón.

EL Atlético encarriló un gran inicio de segunda vuelta con 12 puntos de 15 posibles

Defendía el Atlético la tercera plaza con uñas y dientes ante un Valencia que asomaba a cada jornada sin perder la esperanza de arrebatar a los rojiblancos el pase directo a la Champions. Era mediados de febrero cuando los tropiezos comenzaron. Las salidas a domicilio empezaron a atragantarse. El Celta de Vigo dejó en su feudo tres puntos en un gran partido ante un Atleti desconocido. De Sevilla y en Cornellá Simeone y los suyos solo pudieron volver con un punto por empatar a cero en ambos partidos. Y a todo esto hay que sumar que en Alemania, en Champions, el equipo perdió. Cuatro visitas sin ganar, dos puntos de nueve posibles. Se compensaba, cierto es, con los buenos resultados que el equipo seguía firmando al calor de su gente: 3-0 ante el Almería, un empate a uno más que importante para mantener la distancia en el duelo directo contra el Valencia, el 1-0 que llevó a la prórroga en Europa contra el Leverkusen y el 2-0 contra el Getafe.

Renovación para crecer

24 de marzo en el Estadio Vicente Calderón. El abarrotado palco de honor fue testigo de la renovación hasta junio de 2020 del artífice del milagro del Manzanares. Diego Pablo Simeone extendió su contrato con el Atlético de Madrid por cinco años más. El Cholo quiere que el equipo crezca y el equipo quiere que él sea la batuta que dirija ese crecimiento. "En la vida hay que elegir y yo elijan estar aquí", se refirió el Cholo.

Así se echó el cerrojo a marzo y empezó abril con, de nuevo, una importante carga de partidos en los que cada resultado contaba y mucho. Durante este mes el Atlético jugó ocho partidos, dos de ellos de Champions ante el Real Madrid que les dio el pase a los blancos y dejaba a los de Simeone vivos en una única competición. Centrándonos en Liga, seis fueron los choques que protagonizó el Atético, haciéndose con 16 puntos de 18 posibles. En las salidas a Córdoba, Riazor y El Madrigal los tres puntos viajaron a Madrid; no así en Málaga, donde el equipo castizo no pudo pasar del empate a dos. En casa, Real Sociedad y Elche se vieron superados por el todoterreno rojiblanco con un parcial de cinco goles a favor y ni uno solo en contra.

Y llegó mayo y la cosa se torció. Se logró el objetivo, la tercera plaza, pero costó. Costó porque el equipo de Simeone no fue capaz de ganar ni un solo encuentro de los cuatro que jugó. Ni en casa, ni fuera, ni nada. La temporada al vestuario se le estaba haciendo larga y el objetivo temblaba. Un empate sin goles contra el Athletic, el 2-2 en el ‘maldito’ Ciutat de Valencia y la maldita jornada 36, y la derrota ante el FC Barcelona por una obra de arte de Messi que les valió la Liga a los blaugranas dejaba todo por decidir en la última jornada.

El Atlético logró la tercera plaza en la última jornada sin ganar ningún partido en mayo

Viajó el Atlético a Granada donde el equipo de Sandoval estaba viviendo una primavera idónea. El equipo andaluz había ganado tan solo cuatro partidos en 34 jornadas, pero con la llegada del nuevo técnico a Los Cármenes el Granada ganó los tres partidos que habían jugado. Se jugaban la permanencia y el Atlético lo sabía. El Atlético se jugaba el pase directo a Champions y los granadinos lo sabían. Un empate favorecía a los dos así que el resultado de 0-0 contentó a ambos conjuntos.

Aquel 16 de noviembre

No, nos hemos olvidado. No nos hemos olvidado porque aquel 16 de noviembre el Atlético vivió una amarga victoria sin alegría. Algo impensable, pero así fue. El Deportivo de La Coruña visitaba el Calderón y se marchó con derrota (2-0), pero eso fue lo menos importante del partido. Porque horas antes de aquella mañana que amanecía bonita de fútbol ultras de ambos equipos se enzarzaron en una multitudinaria pelea que terminó con la muerte de Jimmy, hincha del Deportivo.

Era mediodía y las ganas de fútbol se evaporaban a cada paso de los minutos. Saúl y Arda Turan fueron los goleadores de aquella mañana, pero la cabeza aquel día estaba en otro sitio, lejos del fútbol, a pesar de estar en un estadio como el Vicente Calderón. Porque ni Atleti ni Depor se merecían ser tristes protagonistas aquel fin de semana por una violencia callejera. Porque el fútbol del Atlético y el fútbol del Deportivo no se merecían estar vigilados durante las jornadas siguientes. Porque Atlético de Madrid y Deportivo de La Coruña son equipos de fútbol. Porque el fútbol español no se caracteriza por las actuaciones de aquellos que sobran por amargar la mañana futbolera a miles de aficionados. Porque Atlético y Deportivo volvieron a verse las caras meses después y lo único que pasó fue fútbol.

CHAMPIONS: de nuevo, entre los ocho mejores de Europa

En su segunda temporada consecutiva en la máxima competición europea, el Atlético volvió a responder como uno de los grandes. Pocos recuerdan ya aquel equipo al que no hace mucho le costaba sudor y lágrimas pasar una eliminatoria de Europa League o caía en Copa ante un Segunda B. Las cosas han cambiado. Ahora, liderados por Simeone desde la banda, el conjunto rojiblanco compite con los mejores de Europa. Durante esta temporada, el 'Cholo' volvió a colocar a los suyos entre los mejores equipos del continente, y el verdugo volvió a ser el mismo: el Real Madrid. El Atlético pecó de defensivo en la eliminatoria ante los blancos y se quedó a las puertas de una nueva semifinal. Aún así, Simeone ha impregnado a su equipo de una filosofía ganadora. Podrá vencer o perder, pero los suyos siempren compiten.

Es evidente que la herida de Lisboa será incurable. Pero el Atlético parecía haber consumado su venganza ante el Real Madrid como mejor sabía: partido a partido. Hasta que volvieron a encontrarse en Europa. Colchoneros y merengues llegaron a su cruce de cuartos de final de la Champions tras seis duelos a lo largo de la temporada en los que siempre salió victorioso Simeone: la Supercopa de España cayó del lado rojiblanco nada más comenzar la temporada, el cruce de octavos de final de Copa del Rey volvió a caer del lado colchonero y en Liga, el Atlético se impuso 1-2 en el Bernabéu y endosó un resultado histórico en el Vicente Calderón: 4-0.

El verdugo volvió a ser el mismo, pero la senda atlética sigue intacta. Un año más, se consolidó como uno de los grandes de Europa y volvió a estar entre los ocho mejores. El título más ansiado se sigue resistiendo, pero el camino, con un trazado firme, sigue gozando de sólidos cimientos.

COPA: sonrisas y lágrimas

Como una buena película del género bélico, todas las copas del rey esconden una historia detrás, y la que nos ha dejado esta temporada 2014/15 ha traído, cuanto menos, venganza, pasión, furia y alegría a partes iguales. Uno de sus muchos protagonistas ha sido el Atlético de Madrid que no ha llegado a hacerse con uno de los papeles de protagonista principal, pero sí ha dejado su huella en la obra.

Muchos son los años que en las calles de Madrid se llevan escuchando discusiones por establecer el color de la capital de España: unos afirman que blanca y otros opinan que se le debe añadir unas rayas rojas. Es un conflicto que tiene difícil solución, pero este año se han librado varias batallas muy relevantes y dos de las más importantes han venido dadas por la Copa del Rey.

En un 'torneo del K.O', que arrancó eliminando al Hospitalet en dieciseisavos de final, los colchoneros sacaron hacia adelante los octavos contra el Real Madrid, tras una sensacional ida en el Vicente Calderón y rematada en el Santiago Bernabéu con un glorioso doblete de Fernando Torres, y se terminó en cuartos contra el FC Barcelona, que venía de la debacle de Anoeta y cogió moral y ritmo a costa del equipo de Diego Pablo Simeone, que acabó desquiciado ante un Messi imparable y un Neymar de fútbol alegre.