Temporada realmente complicada la del capitán madridista. Las continuas críticas reclamándole el nivel mostrado en el pasado, unido a su mala relación con un sector de la afición, han convertido la 2014/2015 en una campaña que Iker Casillas no guardará con especial cariño. A pesar de esto la temporada comenzó con buenas noticias para el portero: recuperaba la titularidad en Liga.

Con la salida de Diego López al Milan, y la llegada de Keylor Navas tras un fantástico Mundial, la entrada en el once de Casillas volvía a ser dudosa. Con la Supercopa de Europa y de España, Ancelotti comenzó a mostrar que el portero titular sería el español. Ante el Córdoba en la primera jornada, esto se confirmó, aunque más tarde llegaría la famosa política de darle a Navas partidos sueltos para que no perdiera ritmo.

De menos a mas

Casillas estaba donde deseaba. Titular en Liga y Champions, con la confianza de su entrenador y sus compañeros. Todo parecía indicar que por fín retomaría el nivel perdido, pero el inicio fue desastroso. Señalado en la Supercopa ante el Atleti, y más tarde con un mal partido en Anoeta, las críticas se incrementaron.

En la jornada cinco Iker se reencontraba con el banquillo para darle entrada a Navas ante el Elche. El descanso pareció sentarle bien, ya que incrementó su nivel, con buenas actuaciones ante Villarreal y Athletic, hasta llegar al Clásico, donde realizó una gran parada a Messi con 0-1 en contra. El Madrid ganó, y las cosas empezaban a salirle a Iker.

Casillas detenía dos penaltis en menos de una semana, el primero a Verza y el segundo a Torrado.

Su gran momento de forma a finales de 2014 quedó evidenciado parando dos penaltis en la misma semana, ambos vitales, ante el Almería para salvar el empate, y contra Cruz Azul en las semifinales del Mundialito de Clubes. El Madrid solo ganaba y Casillas estaba jugando bien, aunque con el final de año, todo empezó a torcerse.

Cuesta abajo

Perdió en Madrid en Mestalla y comenzó la caída, reflejada en Iker Casillas en el partido del Calderón con una derrota por 4-0. Un error de Casillas propició el primer gol colchonero, y todas las críticas, ocultas hasta ese momento, se volvieron contra el capitán. A partir de ese momento, cada intervención de Casillas era mirada con lupa.

Llegaron más ataques con las derrota en San Mamés y especialmente ante el Schalke, y aún más con el 2-1 frente al Barcelona donde Iker no fue el Iker de siempre en el segundo gol de Luis Suárez. El Madrid peridó comba en la Liga, y se agarró a la que siempre ha sido su competición favorita, la Champions League.

Tras pasar in extremis ante el Atlético, llegaba la Juve con el papel de cenicienta. No fue así y en Turín demostrarían su calidad. Un buen partido de Casillas, poco habitual en ese momento de la temporada, no podía evitar la derrota por 2-1. Una semana más tarde en el Bernabeu, hecatombe. Otro buen partido de Casillas, a destacar un paradón a Marchisio, pero el Madrid eliminado de Europa.

Reacción humana

La recta final de campeonato tampoco fue tranquila para el guardameta. Con un 0-2 en contra ante el Valencia, Casillas recibió una pitada que va a ser recordada durante mucho tiempo por su intensidad. El capitán llegó a su límite y se dejó llevar por sus sentimientos, reclamando a la grada en un gesto claro de hastío algo poco habitual en la figura de un jugador y más si cabe en la del capitán del Real Madrid.

"No concibo no seguir en el Real Madrid" aseguraba Casillas sobre su futuro.

Sin Liga y sin Champions terminaba el año, y con la seria continuidad de Casillas, aunque en los últimos días el portero ha expresado su deseo de seguir ligado al Real Madrid y cumplir su contrato. Veremos si con la marcha de Ancelotti mantiene la titularidad, y lo que es más importante, si vuelve el mejor Casillas.