El Barça ganó la Liga y celebró con moderación; sumó la Copa del Rey, y se dio un poco más a la alegría, sin excederse; sin embargo, al alcanzar la gloria de su quinta Champions, estalló la algarabía: los jugadores, y el cuerpo técnico, con Luis Enrique a la cabeza, se desinhibieron para darle a los logros de esta temporada su justo reconocimiento.

Tras festejar sobre el césped del Olímpico de Berlín, donde un extraordinario Barça se impuso a la Juventus de Pirlo y compañía por 1-3, con goles de Rakitic, Luis Suárez y Neymar, y posteriormente en la ciudad alemana, hasta el regreso de la expedición a Barcelona en la tarde del domingo, los azulgranas lo pasaron en grande con su afición, primero en una divertida rua que recorrió algunas calles de la Ciudad Condal, y después en el Camp Nou.

El central Marc Bartra fue uno de los más animados de principio a fin. Cantó, animó a los aficionados, tirándoles confeti, saltó de un  lado a otro del bus que llevaba a los jugadores, lanzó zapatillas de deporte al aire e incluso se atrevió a ponerse detrás de una cámara, ante la mirada del grancanario Sandro Ramírez.

Si para alguien fue especial esta temporada, más allá de los títulos conseguidos, fue para el capitán Xavi Hernández, que con su breve actuación en la final de Champions, en la que sustituyó a Iniesta, cerró el telón a su etapa como jugador del FC Barcelona. El manchego fue nombrado MVP del partido, y también vivió de manera muy especial su cuarta orejona con la azulgrana.

Leo Messi, algo discreto en un principio, rió junto a Neymar y Luis Suárez, un tridente que funciona dentro y fuera del campo, ya que demuestra llevarse a las mil maravillas. Tanto el uruguayo como el brasileño, protagonistas en Berlín, no tan acostumbrados como el argentino a celebrar hazañas de este calibre, se entregaron a la afición con cariño y simpatía.

Siempre inseparables, complices y amigos, los cariocas del equipo bailaron al ritmo de batucada y disfrutaron del gran ambiente que se respiraba en las calles, haciendo guiños a los fans. Dani Alves fue el alma de la fiesta, como ya es habitual.

El gran ausente de la celebración del triplete fue el guardameta Claudio Bravo, quien viajó a Chile directamente desde Alemania. Quienes sí estuvieron fueron Mathieu, el deseado de Luis Enrique, el defensa central por el que tanto pedía el técnico asturiano, y Vermaelen, que una vez recuperado de su lesión, tuvo algunos minutos antes de cerrar la campaña. También presentes estaban los jugadores del filial Sandro y Samper, así como Munir.

El míster no perdió la ocasión para fotografiarse con los tres trofeos, junto a su mano derecha, Juan Carlos Unzúe, ni se quedó sin inmortalizar ese momento con su móvil, como mismo hacía Pedro Rodríguez. Eran instantes para la historia, muy difíciles de repetir.

Y mientras Bartra se encargaba de recordar el número exacto de copas que celebraban los barcelonistas, Xavi Hernández - también conocido como Pelopo, o Peter Pan - saludaba a todos desde su Olimpo particular. El de Terrassa se despedía del club de sus amores con un hasta pronto, porque su corazón es y será siempre azulgrana.