Momentos Betis - Celta: un talento incomprendido

No resulta infrecuente asociar la incomprensión con la calidad técnica. La afición pocas veces discute a un futbolista que se deja la piel en el campo aunque sus centros terminen en la grada. Por el contrario, si un jugador fino e imaginativo desaparece del terreno de juego durante demasiados minutos se expone a que la afición se lo recrimine con dureza. Con este problema se encontró uno de los mejores productos de la cantera céltica de los años 70. José Carlos 'Nene' Suárez jugó en el Celta en una etapa marcada por la irregularidad del equipo y terminó por salir del club por la puerta de atrás.

Momentos Betis - Celta: un talento incomprendido
Nene Suárez nunca llegó a triunfar plenamente en el Celta (Foto: yojugueenelcelta.com)
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Por José Luis Rodríguez Sánchez

Formado en las categorías inferiores del club, Suárez se incorporó a la primera plantilla durante la campaña 1976/77. Nacido en Vigo en abril de 1957, su talento para desenvolverse como centrocampista ofensivo se fue moldeando a lo largo de las distintas etapas de su formación hasta que llegó el momento en que Carmelo Cedrún le brindó la oportunidad de jugar en Primera División. Fue un ya lejano 12 de septiembre de 1976 en un choque ante el Atlético de Madrid, en el que el vigués participó apenas durante cuatro minutos. Su mejor tramo del campeonato lo iba a vivir entre las jornadas 23 y 28, en las que además de contar con la confianza del míster consiguió su primer doblete con la elástica azul cielo. Fue en un partido contra el Racing de Santander que se disputó en Balaídos y que finalizó con 2-0 para los de casa.

Suárez y Arteche, capitanes en un Celta-Atlético de Madrid (Foto: halacelta.com)

Nene Suárez disponía de las condiciones adecuadas para ejercer la función de diez. Clase, visión de juego, llegada, pase y gol formaban parte de un repertorio que le llevó a ser considerado el futbolista con más proyección del Celta en la segunda mitad de los 70. Pero su inconstancia, lógica en sus inicios, no desapareció con el paso de los años y levantó un muro entre él y una afición que en muchas ocasiones terminaba por castigar su indolencia.

Progresión a golpe de ascenso

Lo cierto es que hasta que cumplió los 22 años Suárez no consiguió una estabilidad en forma de minutos. El Celta ascensor de finales de los 70 tampoco se acababa de amoldar a ninguna categoría, lo que terminó con la caída a la Segunda B en 1980. El cumplimiento del servicio militar evitó que el vigués viviese de cerca el amargor del segundo descenso consecutivo y le permitió evadirse de la realidad olívica mientras jugaba cedido en el Torrejón

Suárez, tercero por la derecha en la fila superior, en una alineación de 1983 (Foto: asiesono.blogspot.com)

En 1980 regresó a Vigo y por fin se ganó un puesto en el once de Milorad Pavic, aunque para ello tuviese que bajar al fango de la categoría de bronce. 31 partidos y 13 goles ya se podían considerar cifras que sintonizaban con lo que se esperaba del mediapunta gallego. El equipo recuperaba su puesto en la Segunda División A y Suárez continuaba con su crecimiento. La temporada 1981/82 fue la mejor de toda su carrera deportiva, con 15 dianas convertidas en 28 partidos. Linares y Getafe se llevaron sendos hat-trick del vigués, pieza fundamental para que el Celta retornase a la máxima categoría apenas dos años después del hundimiento en Segunda B.

Nene Suárez tenía condiciones para haber llegado mucho más lejos de lo que lo hizo

De nuevo en Primera, los de Pavic no comenzaron con buen pie el curso. Cinco derrotas, dos empates y tan solo una victoria supusieron una cosecha realmente pobre para los primeros ocho encuentros. El equipo se encontraba ubicado en la penúltima posición en el momento de visitar al Real Betis —dirigido por entonces por el húngaro Antal Dunai— que totalizaba tres puntos más que los celestes. El 31 de octubre de 1982 el estadio Benito Villamarín se preparaba para ver a su equipo conseguir una victoria más ante un rival que acudía como víctima propiciatoria.

Sorpresa en Heliópolis

Alineación Betis-Celta (31/10/1982)

El choque respondió al patrón predeterminado que decía que los locales asumirían la iniciativa y a los de Pavic les tocaba aguardar su oportunidad con un repliegue intensivo. El conjunto verdiblanco se equivocó en su estrategia y no generó el fútbol suficiente para que los Rincón, Cardeñosa o Lobo Diarte dispusiesen de ocasiones claras ante la portería de Capó. El arquero celeste se hinchó a sacar balones colgados sin demasiada dificultad aunque también acertó a tapar peligrosos disparos de Ortega y Cardeñosa. Los visitantes apenas se aproximaron a la meta defendida por Esnaola aunque cuando lo hicieron fue para dar un golpe sobre la mesa. Corría el minuto 80 de juego, momento en el que Suárez iba a dejar su sello en el Villamarín. El vigués recogió un balón suelto y tras amagar, realizó un recorte y disparó ajustado para batir a Esnaola. El gol dejó muda a la afición verdiblanca, que al finalizar el partido se dirigió hacia el palco para pedir cabezas ante lo que consideraba una derrota inadmisible. Por su parte los visitantes veían cómo su carga de negativos se reducía a solo dos unidades, lo que le permitía escalar hasta la decimoquinta posición en la tabla clasificatoria. Dos meses más tarde los célticos iban a conseguir cuatro victorias consecutivas, que les iban a colocar en una excelente undécima plaza nada más arrancar la segunda vuelta. Lamentablemente una debacle durante los últimos diez partidos, en los que apenas se pudieron sumar cuatro puntos, devolvió a los de Pavic a la División de Plata.

Final gris sobre verde y blanco

En el apartado individual la temporada de Suárez fue buena y le llevó a disputar 31 encuentros. Fue el máximo goleador de los celestes con siete dianas pese a lo cual continuaba permanentemente en la picota a causa de su irregularidad. Al finalizar el curso expresó su deseo de abandonar el club y José Luis Rivadulla aceptó la oferta que puso el Real Betis encima de la mesa. Los andaluces no se habían olvidado de aquel fino mediapunta que les había birlado los dos puntos en la primera vuelta y no dudaron en hacerse con sus servicios. El club vigués se embolsaba unos 25 millones de pesetas, menos de la mitad de la cantidad ofrecida por el Sevilla un año antes y que había sido rechazada por la directiva céltica. Quinocho, gerente del club por entonces, acompañó a Suárez a Sevilla para la firma del contrato y expresó su sorpresa ante una operación inesperada incluso para él.

En el Real Betis jugó durante tres temporadas. En la foto, al lado de Rafael Gordillo (Foto: manquepierda.com)

En la ciudad hispalense Nene Suárez iba a establecerse durante tres temporadas en las que no brilló lo que se esperaba. Los siete tantos que marcó en la 1983/84 no tuvieron continuidad en las dos campañas siguientes, en las que no pasó de un gol por curso. En la 1985/86 apenas sumó seis titularidades, lo que le llevó a abandonar el club bético y regresar al norte, en este caso al Racing de Santander. En el equipo cántabro asumió un protagonismo claro durante las primeras 15 jornadas, en las que contó con la confianza de José María Maguregui y consiguió cuatro tantos. A partir de la jornada 16 su participación fue testimonial y los santanderinos terminaron en Segunda. Sin duda el perfil del futbolista vigués no parecía el más adecuado para los planteamientos conservadores del técnico vasco y el paso de las jornadas terminó por confirmarlo.

La temporada 1981/82 fue la mejor de toda su carrera deportiva, con 15 dianas convertidas en 28 partidos

Hasta ahí iba a llegar la carrera del prometedor mediapunta gallego, quien finalmente no logró colmar las expectativas que en él se habían depositado. Quizás no llegó al primer equipo en la mejor época para poder exhibir sus dotes, siempre más próximas al virtuosismo que a las labores de pico y pala. Posiblemente echó en falta un poco más de cariño y de abrigo por parte de una grada que no aceptaba sus desapariciones en el terreno de juego. Sus características hubieran encajado mejor en un equipo de corte más técnico y menos obrero que aquel irregular Celta de finales de los 70 y principios de los 80. José Carlos Suárez —Nene Suárez— tenía condiciones para haber llegado mucho más lejos de lo que lo hizo.