Solo en diez temporadas el Rayo Vallecano y el Málaga CF han coincidido en Primera División. Una serie de veinte partidos, con balance favorable a los madrileños (11-7), que se iniciaron en una tarde madrileña del noviembre de 1979. En la octava jornada del Campeonato de 1979/80, se citaban dos equipos que se encontraban a mitad de la tabla de dieciocho equipos, pero que acabarían sucumbiendo al descenso a Segunda a final de campaña. 

Primer Rayo - Málaga: 5-1

El Rayo Vallecano, entrenado por el uruguayo Héctor Núñez, cortaría una racha de seis duelos sin conocer la victoria con una manita al equipo andaluz de Sebastián Humberto Viberti, técnico argentino con quien el Málaga había vuelto al máximo estrato y que al contrario que Núñez (Rafael Iriondo sustituyó al interino Felines Bardera en la jornada 20) permaneció en el cargo hasta el final de curso. 

El gran culpable de la placentera tarde ante el Málaga y también de esa elevada cifra para un equipo que se vería abocado al descenso tendría nombres y apellidos uruguayos. Del Club Atlético Peñarol había llegado ese mismo verano del 79 el máximo goleador de los precedentes seis campeonatos uruguayos y de dos Copas Libertadores (1974 y 1975). Un jugador que había conseguido marcar siete tantos en un mismo partido y 36 en un solo campeonato, justo el anterior a su llegada a España. El futbolista por quien el Rayo había desembolsado 750 mil dólares americanos y que lucharía con los mejores goleadores de la Liga por el Pichichi 1979/80.

Respondía al nombre de Fernando Morena, pero le llamaban Nando o Potrillo. Había nacido el dos del dos del 52 en el arrabal montevideano de Punta Gorda para acabar siendo uno de los puntas más gordos (y no por su corpulencia: 1.77m) de la Historia del Fútbol. En ese primer duelo entre rayistas y malagueños, Morena anotó su primer hat-trick en España. Adelantó (9') y dobló (15') la ventaja pronto y selló el marcador (89') que Robles y Manuel Clares se habían encargado de profundizar en la reanudación. De poco sirvió que Javi Nevado acortase el 2-0 antes del descanso, era la tarde del Potrillo de Montevideo.

En su año en Vallecas marcó 21 goles en Liga, el 45% del equipo

El Rayo había fichado en Morena un nueve de renombre que respondió a la perfección tras el cambio de continentes y que siguió marcando como si aún jugara de aurinegro. A final de temporada, el zurdo había celebrado 21 veces (seis de penalti) en 14 fechas alternas quedándose a tres goles de Enrique Castro Quini (pichichi con el Sporting de Gijón), dos de Carlos Santillana (campeón con el Real Madrid), a uno de Mario Kempes (quien sería su compañero en el Valencia) y empatado con Dani Ruiz (Athletic Club). Moreno consiguió el 45% de los goles del Rayo aquella infausta temporada para el colectivo.

Si bien hubo problemas aquel año para cerrar la propia portería (61 goles encajados) y para conseguir victorias (solo nueve), se aprecia que la capacidad goleadora no limitó al conjunto franjirrojo. Se repitieron goleadas ante el Atlético de Madrid dos jornadas después (4-1) con dato curioso de nuestro protagonista y el Burgos, que acompañaría a Málaga y Rayo a Segunda, con el otro hat-trick del año de Nando (5-2). Los 46 tantos a favor, el séptimo mejor bagaje del torneo mejorando incluso al Barcelona, no fueron rentabilizados y el Rayo bajó a Segunda.

Salida de Vallecas

Con la franja en Segunda, el uruguayo hizo las maletas para Mestalla. El Valencia CF desembolsó "200 o 250 mil dólares" más de lo que le había costado al Rayo para fichar al acompañante o sustituto de Kempes, quien tuvo problemas en el hombro aquel año. Tras ganar la Supercopa de Europa con los ches (1-0 ante el Nottingham Forest con gol suyo), marcar 16 goles en Liga y otros cuatro en Europa, volvió a su club de toda la vida.

De nuevo en Peñarol, acabaría ganando más campeonatos uruguayos (siete en total) y la Copa Libertadores y Copa Intercontinental de 1982. Una rotura de tibia y peroné durante la Copa América ganada por Uruguay en 1983 precipitó su retirada un año después tras jugar de manera breve en Boca Juniors y de nuevo Peñarol, al que ayudaría, regresando al ruedo, en 1986 para la Copa Libertadores. Al final, en los 450 partidos oficiales que disputó entre la selección celeste y sus diferentes clubes anotó 334 goles.

Fernando Morena,  el Potrillo, aquel que en el día de su boda también marcó gol antes de dar el sí quiero, fue el primer protagonista de un duelo que el próximo domingo vivirá un nuevo capítulo. Concretamente, el número 21. Exactamente los goles que marcó Morena de rayista.