Con 18 años Gustavito comenzó su carrera futbolística en Independiente de Avellaneda. Su padre, hijo de emigrantes gallegos, se convirtió en su agente y mejor aliado. Con Ricardo Bochini como técnico se empezó a forjar un extremo fino y hábil, con una pierna izquierda que conjugaba una mezcla especial de potencia y sensibilidad. Pero de su técnico aprendió también a levantar la cabeza y a trabajar su vista panorámica para integrar su riqueza futbolística dentro del colectivo. Fueron cuatro años en los que se ganó el puesto y también el corazón de los aficionados de Independiente, que conquistó cuatro títulos antes de ver cómo el Cuervo partía rumbo a Europa. Las secuelas de una grave lesión que sufrió en 1992 en una de sus rodillas estuvieron a punto de truncar su fichaje por el Real Zaragoza pero finalmente el club maño aceptó el pase del jugador argentino.

Gustavo López inició su carrera en Independiente de Avellaneda (Foto: espn.com.ar)
Gustavo López inició su carrera en Independiente de Avellaneda (Foto: espn.com.ar)

En diciembre de 1995 llegó a Zaragoza, donde inicialmente le costó entrar en el equipo. El club maño, por entonces con un enorme potencial, venía de ganar la Recopa al Arsenal y practicaba un fútbol tremendamente atractivo. En sus primeros meses el extremo recién llegado de Argentina tan solo pudo ser titular en nueve encuentros, circunstancia que iba a cambiar en la temporada 1996/97, la mejor de todas las que vistió la casaca blanquilla. Los más de 2.500 minutos que disputó en la competición liguera se vieron aderezados con cuatro tantos y, sobre todo, con 13 asistencias. Su capacidad para desequilibrar por el sector izquierdo quedó patente en esta campaña, si bien en ciertas ocasiones durante su carrera —también a lo largo de este año— se le achacó un excesivo individualismo. Aun con todo, la marcha de Víctor Fernández cuando se llevaban disputadas apenas 11 jornadas del curso 1997/98 frenó en cierto modo la progresión del extremo sudamericano, que se vio relegado a un papel secundario en sus dos últimas temporadas en Zaragoza.

Llegada a Vigo

En 1999 el Real Club Celta de Horacio Gómez, que se había quedado a un paso de clasificarse para la Liga de Campeones, tiró la casa por la ventana y decidió reforzar la práctica totalidad de sus demarcaciones. Gustavo López llegaba para competir con Haim Revivo por la titularidad en el sector izquierdo del ataque y en su primera temporada se impuso —hablando en términos estadísticos— con cierta claridad al israelí. Los seis tantos del argentino lo colocaron a la par de Valery Karpin y Alexander Mostovoi y solo dos unidades por debajo de las cifras anotadoras de Benny McCarthy.

Foto: rapidodebouzas.com
Foto: rapidodebouzas.com

El 24 de octubre de 1999, en partido disputado en Balaídos frente al Espanyol, el Cuervo convertía su primera diana en un encuentro oficial con el Celta. El equipo inició la temporada como un tiro y se instaló en la lucha por los primeros puestos. En Europa se vivió uno de los partidos más recordados del club, el 7-0 al Benfica a finales de noviembre. La borrachera de goles embriagó a los de celeste, que comenzaron a dar bandazos en la competición liguera y a alejarse progresivamente de las posiciones de cabeza. En febrero llegó el primer doblete de Gustavo López con la elástica azul cielo ante la Real Sociedad. Apenas un mes más tarde el celtismo vivió otra noche de gloria europea con el 4-0 a la Juventus, resultado que generó una ilusión que se vio rota pocos días más tarde en la eliminatoria frente al Lens.

Gol en La Rosaleda

Alineación Málaga-Celta (07/05/2000)
Alineación Málaga-Celta (07/05/2000)

En la liga la irregularidad continuó azotando al equipo, que llegó a la jornada 36 con 48 puntos, en una decepcionante octava plaza. Tocaba visitar La Rosaleda con el único objetivo de buscar un billete para la Copa Intertoto. Enfrente esperaba el Málaga de Joaquín Peiró, con futbolistas como Movilla, Rufete, Darío Silva o Catanha y en una gran racha de resultados que le llevaba a luchar por el mismo objetivo que el Celta. El partido no tuvo demasiada historia y fue claramente controlado por los visitantes, que se mostraron muy superiores al equipo blanquiazul. El único gol del partido lo convirtió el Cuervo al enganchar un disparo que fue desviado por Txomin Larraínzar y despistó a Contreras. Los de Vigo dispusieron de ocasiones para ampliar el marcador, que finalmente se quedó en un escueto 0-1 a la conclusión de los 90 minutos. Gracias a este resultado se consiguió asegurar el pase a la Copa Intertoto, un objetivo que figuraba muy lejos de los planteados al inicio del curso.

Madurez sin títulos

Para Gustavo López aquella no fue más que la primera de sus ocho temporadas en Vigo. Al año siguiente disputó 49 encuentros correspondientes a las competiciones de Liga, Copa del Rey, Copa de la UEFA y Copa Intertoto. Una verdadera maratón que no pudo concluir con éxito en la final copera disputada en Sevilla ante el Real Zaragoza. La remontada ante el Estrella Roja, con dos tantos y una brillante asistencia del argentino, es seguramente una de las noches más recordadas de su trayectoria como celeste. Más discreta resultó la campaña 2001/02, en la que el Cuervo no superó las 17 titularidades en liga. Fue la última campaña con Víctor Fernández, el técnico que marcó su carrera en España, al frente del Celta.

Con la 'Albiceleste' no llegó a despuntar (Foto: undergroundfootball.com)
Con la 'Albiceleste' no llegó a despuntar (Foto: undergroundfootball.com)

Aquel verano acudió con la selección argentina al Mundial de Corea y Japón 2002 aunque no llegó a jugar ningún partido. En total alcanzó las 34 internacionalidades y formó parte del equipo que logró la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Atlanta, además de disputar dos ediciones de la Copa América a finales de la década de 1990. Su currículum con la albiceleste, sin alcanzar el suspenso, sí deja un poco frío al que le vio jugar durante tantos años. Gustavo López tenía carácter y calidad para haber asumido un mayor protagonismo del que finalmente logró.

Siempre que tiene oportunidad habla con un enorme cariño de su paso por el Celta y de Vigo

Con Miguel Ángel Lotina la importancia del extremo argentino en el Celta no disminuyó un ápice. Apenas pudo lograr un gol a lo largo del ejercicio 2002/03 pero participó en 39 encuentros a lo largo de una temporada que colocó a los de Vigo en la Liga de Campeones. Gustavo López estuvo presente en los históricos encuentros frente a Brujas, Ajax y Milan, incluida la victoria en San Siro por 1-2. Sin embargo en la liga las cosas no fueron bien. El equipo se resquebrajó y comenzó a recibir dolorosas goleadas que culminaron con la destitución del técnico de Meñaka. El Celta perdió la categoría, pese a lo cual el argentino reafirmó su compromiso con el equipo y decidió jugar en Segunda División. Resulta obvio que no hubiese tenido ningún problema para encontrar acomodo en cualquier equipo de la máxima categoría, por lo que su gesto fue siempre muy valorado por la afición céltica.

Lágrimas de profesionalidad

Con 31 años Gustavo López peleó como el que más por un ascenso que terminó por consumarse por dos veces, tras el famoso 'caso Toni Moral'. El Cuervo fue pieza fundamental en el equipo de Fernando Vázquez, que regresaba a Primera por la vía rápida. Fue a partir de aquí que los problemas físicos del argentino comenzaron a hacerle perder peso en el equipo. Tan solo seis titularidades en la liga 2005/06 anunciaban un final que todavía se iba a demorar una temporada más. Y es que en la 2006/07 al equipo, inmerso en tres competiciones, le fue mucho peor que a él en el aspecto individual. Gustavo volvió a sentirse importante y participó en 38 encuentros, además de convertir cuatro tantos más. Su triste despedida tuvo lugar en el encuentro ante el Getafe en Balaídos, que supuso el segundo descenso para el equipo en tres años.

El 'Cuervo' colgó las botas tras jugar en el Cádiz (Foto: portalcadista.com)
El 'Cuervo' colgó las botas tras jugar en el Cádiz (Foto: portalcadista.com)

Gustavo López anhelaba fervientemente poner el punto final a su carrera en el Celta pero su deseo no se iba a cumplir. El Consejo de Administración presidido por Carlos Mouriño le presentó una oferta de renovación que se basaba en cantidades a cobrar en función del número de partidos jugados, algo que el argentino no aceptó. Como alternativa le surgió una propuesta del sur, con lo que decidió preparar las maletas y enviarlas rumbo a Cádiz. En la Tacita de Plata el atacante sudamericano disputó su última temporada como futbolista en activo, en la cual rozó los 2.400 minutos a sus 34 años. Las sensaciones fueron muy parecidas a las de su último año en Vigo, con un buen rendimiento en el apartado individual dentro de un equipo que perdía la categoría. El Cuervo todavía inició negociaciones para regresar a Argentina y terminar su carrera en Independiente pero el acuerdo con su padre no llegó a buen puerto, por lo que decidió colgar definitivamente las botas.

Ligado al fútbol de por vida

Siete años después, Gustavo López trabaja como comentarista en un canal de televisión. Siempre que tiene oportunidad habla con un enorme cariño de su paso por el Celta y de Vigo, una ciudad que le acogió —le acoge— con los brazos abiertos. No guarda rencor al club olívico por la forma en que se produjo su salida y en su corazón ganan por goleada los buenos momentos vividos en Balaídos.  No descarta dedicarse en el futuro al mundo de los banquillos, hasta el punto de que en los últimos meses ha aprobado el curso de entrenador, lo que en la actualidad le permite colaborar con las categorías inferiores del Coruxo vigués. En definitiva, lo suyo siempre ha sido el fútbol y parece que lo seguirá siendo durante muchos años.

Su reciente colaboración con el Coruxo augura un futuro en los banquillos (Foto: stadiosport.es)
Su reciente colaboración con el Coruxo augura un futuro en los banquillos (Foto: stadiosport.es)

Se trata, sin duda, de un futbolista inolvidable. Su privilegiada pierna izquierda se sumaba a un carácter ganador por naturaleza y a la enorme peligrosidad que siempre mostraba en línea de tres cuartos. En Vigo se le quiere por todo ello. Pero sin duda, si hay que quedarse con algún rasgo de su persona hay que hacerlo con ese sentimiento celtista que lleva tan arraigado en su corazón. Las lágrimas de amargura tras caer en La Cartuja en 2001 o en los descensos dicen mucho más de un hombre que de un futbolista. Gustavito tiene alma celeste pero el celtismo tampoco olvidará jamás a Gustavo Adrián López Pablo.