Nacido en 1927, Dagoberto Moll pasó de promesa a realidad en el Club Sportivo Miramar de su ciudad natal. Allí saltó a la fama a mediados de la década de 1940, hasta el punto de lograr la internacionalidad con Uruguay apenas superados los veinte años de edad. El salto a Europa estaba servido y el Deportivo de La Coruña iba a ser el primer club en hacerse con sus servicios. Moll poseía una interesante mezcla de técnica y poderío físico que cuajó en tierras coruñesas, donde permaneció durante cinco cursos seguidos. Eran los tiempos de la Orquesta Canaro, con un Deportivo firmemente instalado en la Primera División y que consiguió un subcampeonato en la campaña 1949/50, la primera en la que el atacante charrúa jugó en España. Alejandro Scopelli, por entonces técnico blanquiazul, no paró hasta conseguir su contratación y el club coruñés no se iba a arrepentir.

De Barcelona a Vigo

El salto a un club de los denominados 'grandes' parecía cuestión de tiempo y terminó por suceder en 1954, cuando el Barcelona de Ramallets y Kubala se llevó al uruguayo. No tuvo demasiada fortuna Moll en la ciudad condal ya que los culés no lograron ganar la liga aquel año y en la competición copera cayeron en semifinales ante el Athletic. Por si fuera poco una inoportuna lesión terminó por condenarle a jugar durante dos temporadas en el Condal —la primera de ellas todavía con la denominación de España Industrial—, por entonces filial del FC Barcelona.

Dagoberto Moll, segundo por la derecha, junto a los integrantes de la 'Orquesta Canaro' (Foto: laopinioncoruna.es)
Dagoberto Moll, segundo por la derecha, junto a los integrantes de la 'Orquesta Canaro' (Foto: laopinioncoruna.es)

En 1957, con 30 años cumplidos, Dagoberto Moll fichaba por el Celta de Luis Casas Pasarín. Aquel equipo mantenía a Olmedo, Gausí y Mauro como grandes nombres en su línea más avanzada, a la cual se incorporaba entonces como complemento el interior sudamericano.

Goleada insular

Recién iniciado el mes de octubre el Celta visitaba el Estadio Insular de Las Palmas. La competición liguera acababa de echar a andar y ambos equipos habían sumado una victoria en tres partidos. El conjunto local llegaba al encuentro con varios futbolistas convalecientes tras haber sufrido la gripe asiática. Los de celeste se presentaron con todo en Gran Canaria aunque de inicio retrasaron a Toni y a Dagoberto Moll, lo que les llevó a adoptar una disposición más parecida a un 4-2-4 que al habitual 3-2-5 de la época.

Alineación Las Palmas-Celta 06/10/1957
Alineación Las Palmas-Celta 06/10/1957

En el minuto ocho se produjo la lesión del zaguero local Campa, circunstancia que marcó el resto del choque al dejar a los de amarillo en inferioridad numérica. Sin embargo el Celta no adelantó líneas y exhibió un tono muy conservador durante la primera media hora de juego. Fue entonces cuando llegó una galopada del extremo brasileño Braga, quien sirvió un balón perfecto para que Mauro cabecease a las redes defendidas por Pepín. El gol allanó el terreno para los de celeste, que antes del intermedio iban a conseguir dos tantos más. El 0-2 lo anotaba Dagoberto Moll tras recoger un rechace en el área canaria. El tercer tanto lo iba a marcar Gausí al filo del descanso, tras una buena jugada individual que terminó con un disparo raso.

Un once de la temporada 1957/58 (Foto: todocoleccion.net)
Un once de la temporada 1957/58 (Foto: todocoleccion.net)

 Así las cosas, la segunda mitad se convirtió en un mero trámite. Braga y Mauro incrementaron el tanteador céltico pasado el primer cuarto de hora de la continuación. Justo un minuto más tarde llegaba el gol del honor de los de amarillo, anotado por Manuel Torres tras una gran jugada individual. En el último minuto de juego Mauro redondeaba la goleada con un nuevo cabezazo que ponía el 1-6 definitivo. Fue un triunfo claro ante un rival enormemente mermado por las circunstancias y, sobre todo, por la imposibilidad de hacer cambios. El Celta se colocaba en la sexta posición y la UD Las Palmas se situaba en la penúltima plaza aunque el paso de las jornadas y la llegada de Luis Molowny al banquillo le permitirían finalmente lograr una trabajada permanencia.

Por la puerta de atrás

Para Dagoberto Moll la temporada transcurrió a las mil maravillas hasta la jornada 23, en la que el equipo recibió al Granada. El uruguayo gozó hasta entonces de la absoluta confianza de su técnico, lo que le llevó a registrar un pleno de minutos complementado con cinco goles. Pero la tarde del 2 de marzo de 1958 algo se rompió en Balaídos. Las crónicas hablan de una actuación bochornosa del equipo local, cuyos futbolistas mostraron una indolencia impropia de cualquier jugador que haya contado con el honor de vestir la casaca azul cielo. Señalados quedaron Pablo Olmedo, Dagoberto Moll y Antonio Gausí, quienes completaron un encuentro desastroso. Los tres fueron acusados de falta de profesionalidad y recibieron durísimas sanciones por parte de la directiva del club olívico.

El charrúa siempre justificó su mal partido alegando que se vio obligado a jugar sin haber podido entrenar por enfermedad. Pero el resultado final no fue otro que una suspensión de empleo y sueldo, mismo castigo que sufrió Pablo Olmedo. Gausí se llevó una multa e incluso Pasarín recibió acusaciones de regalar el partido al equipo nazarí. El disgusto para el uruguayo fue tal que pidió la carta de libertad, lo que le obligó a dejar de percibir 70.000 pesetas que le correspondían por contrato. Fue un episodio verdaderamente desagradable que empañó una temporada en la que el Celta terminó en una notable séptima plaza. Todo un logro si se revisa la tabla clasificatoria tan solo un año después, cuando los de Vigo se fueron con absoluta justicia a la División de Plata.

Dagoberto Moll en la conmemoración del 50 aniversario de la SD Compostela (Foto: yojugueenelcelta.com)
Dagoberto Moll en la conmemoración del 50 aniversario de la SD Compostela (Foto: yojugueenelcelta.com)

Fue un triste final para el interior uruguayo, quien no guarda un buen recuerdo de su paso por el Celta. Deportivo, Elche y Albacete fueron los últimos equipos en los que se desenvolvió como futbolista. En el club manchego dio el salto a los banquillos, lo que le llevaría a entrenar a equipos como la SD Compostela —de quien fue su primer técnico—, la Gimnástica de Torrelavega o el Deportivo. Pero su carrera en los banquillos no resultó todo lo brillante que cabría haber esperado a la vista de su sapiencia futbolística.

La tarde del 2 de marzo de 1958 algo se rompió en Balaídos

En la actualidad Dagoberto Moll vive en A Coruña y tiene 88 años. Casado con una coruñesa, todos sus hijos y nietos han nacido en la ciudad herculina. Quizás su amor por los colores blanquiazules hubiese resultado diferente de haber triunfado en Vigo. O tal vez simplemente su corazón no era celeste. El haberse marchado del Celta por la puerta de atrás significó un borrón importante, tanto en su carrera como en la historia del club olívico. No cabe duda de que un futbolista con su empaque y su trayectoria debería haber dejado sobre el verde de Balaídos muchas más cosas positivas que las que hoy en día se pueden recuperar de las hemerotecas.

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Sobre el autor
José Luis Rodríguez Sánchez
Soy farmacéutico hospitalario