Nacido en las proximidades de Amorebieta en 1930, Carmelo recibió desde muy joven buenas ofertas para abandonar su localidad natal. Sus 187 centímetros de estatura dibujaban una planta que iba acompañada de madera de buen portero. Las suyas eran unas condiciones naturales que llamaron la atención, por entonces, de clubes como Oviedo y Valladolid. Pero iba a ser finalmente el Athletic el equipo que se hiciese con sus servicios en la temporada 1947/48. Su nuevo club, además, tuvo el detalle de cambiar la inicial de su primer apellido para evitar que tuviese que cumplir el servicio militar en África. El original, Sedrún, se transformó en Cedrún entonces y para siempre. El joven guardameta se dedicó durante sus primeros años a aprender de su maestro Raimundo Pérez Lezama para terminar arrebatándole la titularidad en el club de sus amores. Carmelo se convirtió en referencia rojiblanca bajo palos durante 12 temporadas a lo largo de las cuales conquistó un título de liga y tres de copa.

Carmelo Cedrún ocupó la portería del Athletic entre la época de Lezama y la de Iríbar (Foto: anecdotariodeporteria.blogspot.com)
Carmelo Cedrún ocupó la portería del Athletic entre la época de Lezama y la de Iríbar (Foto: anecdotariodeporteria.blogspot.com)

Y al igual que él desbancó a Lezama, en el curso 1963/64 se vio obligado a ceder su puesto a José Ángel Iríbar. Ley de vida. El Txopo venía pisando fuerte pero Cedrún, a sus 33 años, encontró una buena oportunidad de rentabilizar su última etapa como futbolista en activo en el Espanyol. El punto final a su carrera bajo palos lo puso en la liga norteamericana, en las filas del Baltimore Bays. Internacional con España en el Mundial de 1962 disputado en Chile, jugó en total 15 encuentros con La Roja entre 1954 y 1963.

Del País Vasco a Vigo

En 1969 inició su carrera como técnico en Durango y en Barakaldo. La oportunidad de entrenar a un equipo de Segunda División le llegaba en la temporada 1972/73 de la mano del Logroñés pero, tras no lograr victoria alguna en las seis primeras jornadas, fue rápidamente reemplazado por León Lasa. Tampoco resultó gratificante su papel como técnico de la Cultural Leonesa en la campaña 1974/75, con una nueva destitución tras la jornada 20, momento en que el equipo se encontraba en zona de descenso.

Carmelo Cedrún, a sus 85 años, continúa con una salud envidiable

Y así se presentaba el curso 1975/76, en el que el Celta se encontraba nuevamente en la División de Plata después de una muy buena racha de seis temporadas entre los grandes. Tras las nueve primeras jornadas el equipo, dirigido por Mariano Moreno, comenzaba a alejarse peligrosamente de la cabeza. El rumbo para encarar el ascenso no llevaba la dirección adecuada y el técnico madrileño presentaba su dimisión. Llegaba entonces Pepe Villar, el ‘apagafuegos’ oficial, quien tan solo iba a permanecer en el cargo durante dos jornadas. Entonces el Celta apostó por Carmelo Cedrún, cuyo fichaje se oficializaba el 29 de noviembre de 1975, apenas nueve días después del fallecimiento del general Franco. Corrían nuevos tiempos para España y también para el club olívico.

Éxito sin continuidad

Con todo, los inicios del de Amorebieta en el banquillo de Balaídos no resultaron fáciles. Tres reveses en los cinco primeros partidos provocaron que el equipo, lejos de situarse en la zona noble de la tabla, mirase de reojo al descenso. Una derrota por 0-1 ante el Tenerife en Balaídos hizo tocar fondo a los de celeste, que a partir de ahí se pusieron las pilas. La rectitud del técnico vasco transformó la desidia de sus jugadores en seriedad hasta el punto de que el Celta no volvió a perder un partido hasta la penúltima jornada de liga, en la que el ascenso ya estaba completamente asegurado. Las victorias por la mínima se alternaron con productivos empates que sirvieron para que los de Vigo completasen una escalada paulatina a la vez que imparable hacia un liderato que solo abandonarían en las últimas dos jornadas. El fenomenal trabajo de Carmelo ofrecía como resultado un ascenso que ni los más optimistas esperaban en las navidades.

Carmelo Cedrún, a la izquierda de Pepe Villar, con la plantilla que afrontó la temporada 1976/77 (Foto: halacelta.com)
Carmelo Cedrún, a la izquierda de Pepe Villar, con la plantilla que afrontó la temporada 1976/77 (Foto: halacelta.com)

De cara a la campaña 1976/77 el estratega vasco solicitó refuerzos para afrontar con garantías el retorno a la máxima categoría que no le fueron concedidos. Las bajas de jugadores históricos en aquella década como Rivas, Lezcano, Rodilla o Antonio Hidalgo no fueron reemplazadas con futbolistas contrastados. El zaguero uruguayo Richard Camera supuso la única contratación del club en aquella pretemporada, al margen de la incorporación de varios canteranos entre los que figuraba un jovencísimo Nene Suárez. Y como suele suceder, las consecuencias se pagaron. Los esfuerzos de Carmelo Cedrún en aquella temporada no resultaron suficientes para salvar a un equipo muy justito de mimbres que, no obstante, llegó a la última jornada de liga sin depender de otros para lograr la salvación. Una victoria en La Romareda hubiese certificado una permanencia que no fue posible tras perder por 1-0. Finalizaba así la primera etapa de Carmelo como preparador del Celta, que recuperaría la categoría perdida 12 meses más tarde.

Regreso

Mientras, el técnico vasco vivió dos temporadas muy diferentes al frente del Murcia. Durante la campaña 1977/78 mantuvo al equipo en la zona alta de la División de Plata, mientras que al año siguiente los resultados no le acompañaron y ni siquiera pudo completar el curso.

Carmelo Cedrún, en una foto reciente (Foto: athletic.club.net)
Carmelo Cedrún, en una foto reciente (Foto: athletic.club.net)

Así las cosas le surgió una nueva oportunidad de entrenar al Celta. A finales de 1979 los de Vigo, metidos de lleno en el ascensor típico de aquellos años, habían vuelto a caer a Segunda. Una única victoria en ocho jornadas terminó con el fugaz periplo de Pedrito como técnico celeste y dejó paso a Carmelo Cedrún. El de Amorebieta no comenzó mal en esta ocasión. Seis puntos de ocho posibles sirvieron para que los de celeste abandonasen los últimos puestos de la tabla pero lo cierto es que el equipo nunca llegó a coger una buena velocidad de crucero.

Mal presagio en Las Margaritas

Al paso por la jornada 29 tocaba visitar Las Margaritas, donde esperaba un Getafe situado en la zona templada de la tabla, con dos puntos más que los de Vigo. El encuentro se disputó en una calurosa mañana de finales de marzo de 1980 y, tal y como relatan las crónicas de la época, el espectáculo brilló por su ausencia. Como curiosidad cabe destacar la sustitución a los 17 minutos de Vicente por Culafic, detalle bastante habitual en una temporada que obligaba a los clubes a situar de inicio a dos futbolistas con menos de 20 años de edad. Una ocasión por bando fue el magro bagaje de una primera mitad muy floja por ambas partes.

Alineación Getafe-Celta (30/03/1980)
Alineación Getafe-Celta (30/03/1980)

En el segundo tiempo el ingreso del delantero Juan Mata cambió el signo del choque y dotó de mayor profundidad a los de casa. En el minuto 60 llegaba el primer tanto, obra de Mata, quien recogió un rechace del larguero y batió a Capó. La sentencia llegaba en el 84, de nuevo por mediación de Mata, tras rematar a puerta vacía un servicio de su compañero Cino. El Celta no encontró en ningún momento su lugar en el partido y regresó de vacío a Vigo, algo que no iba a resultar una excepción durante aquella temporada. Tan solo siete días más tarde una derrota en Balaídos por 1-2 ante el Sabadell provocó la dimisión de Carmelo Cedrún, que fue aceptada por la junta directiva presidida por Elías Alonso Riego. El técnico vasco consideraba necesario un revulsivo y se marchaba con la idea de que llegase un nuevo técnico capaz de dar la vuelta a una situación muy complicada. Lamentablemente, la llegada de Juan Arza no resolvió el problema y el Celta se marchó durante una temporada al purgatorio de la Segunda B.

La vida sigue

Fue una triste despedida para el de Amorebieta, quien con posterioridad todavía entrenó al Barakaldo, al Jaén y a la Balompédica Linense, equipo al que dirigió entre 1985 y 1988.

Carmelo, en una imagen como técnico de la Balompédica Linense (Foto: la-goleada.com)
Carmelo, en una imagen como técnico de la Balompédica Linense (Foto: la-goleada.com)

Su hijo Andoni, también gran portero, no consiguió hacerse con un hueco en el Athletic pero jugó muchos años en el Real Zaragoza, con el que llegó a ganar una Recopa. Carmelo Cedrún, a sus 85 años, continúa con una salud envidiable que todavía le permite acudir a San Mamés, tal y como hizo en el reciente enfrentamiento copero entre el Athletic y la Balompédica Linense.

La rectitud del técnico vasco transformó la desidia de sus jugadores en seriedad

Y es que la relación del Celta con el fútbol vasco tiene mucho que ver con la historia de unos cuantos técnicos que dejaron su sello en Balaídos. Carmelo Cedrún Ochandategui, como sucedió con otros, no dejó indiferente a nadie. Una manera de trabajar que se basaba en la rectitud se topó con el inconveniente de unas plantillas muy limitadas en cuanto a recursos futbolísticos. El fulgurante comienzo de la década de los 70 no se pudo mantener en el tiempo a pesar de la meritoria labor de este antiguo gran guardameta.

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Sobre el autor
José Luis Rodríguez Sánchez
Soy farmacéutico hospitalario