En Holanda, un joven revolucionario llamado Johan Cruyff está cambiando el mundo del fútbol. Implantando un modelo conocido como el fútbol total, de la mano de Rinus Michels, Johan se convierte en el mejor jugador del planeta.

El FC Barcelona se interesó en el jugador tulipán y se llegó a un acuerdo. Armand Carabén se lo transmitió al entonces presidente del Barça, Agustí Montal: “Está hecho”. Cuando el Real Madrid se quiso entrometer en la negociación para intentar llevarse al holandés, Cruyff se escandalizó y acabó de rubricar su contrato con el club azulgrana. Gestos que honran a una persona, gestos que la afición culé siempre le agradecerá.

14 años después

Todo cambia con la llegada de Cruyff a la Ciudad Condal. Los culés vieron en él la única opción para cambiar el rumbo de un equipo que llevaba 14 años sin ganar la competición de Liga. Su debut fue ante el Granada CF, cuando el equipo andaba penúltimo con sólo 2 puntos en una competición que pintaba de la peor manera posible. El Flaco estuvo a la altura de las expectativas y marcó dos goles en un contundente 4-0.

Johan Cruyff durante el 0-5 | Foto: Sport
Johan Cruyff durante el 0-5 | Foto: Sport

El equipo alcanzó una velocidad de crucero (17 victorias y 5 empates), pero todos los males podían volver el 17 de febrero de 1974, cuando los azulgranas visitaban el templo maldito: el Santiago Bernabéu. El FC Barcelona salió al campo del eterno rival con una alineación imposible de olvidar: Mora; Rifé, Costas, De la Cruz, Torres, Asensi, Rexach, Juan Carlos, Sotil, Cruyff y Marcial. Todos aquellos que vieron el partido, se saben los once jugadores de carrerilla.

Marcial desbordó a Netzer por la banda derecha, y su centro acabó en el primer tanto de Asensi. Pero la obra de arte llegó con el segundo: Sotil cede el balón a Cruyff que supera a dos jugadores, el segundo de ellos con una fantástica que croqueta que sienta al defensor madridista, y dispara con la puntera para marcar el 0-2. El vendaval continúo en la segunda mitad, con Asensi marcando el tercero en una jugada individual y Juan Carlos anotando el cuarto con una maravillosa vaselina. Pero aún faltaba la guinda del pastel, y esta llegó con el tanto de Sotil a servicio de Johan. Tan épica fue aquella noche que Rifé explicó años después que un grupo se había ido a la Cibeles a ponerle una bufanda del Barça. En Barcelona, el Camp Nou se llenó de culés que saltaban alegres, no sólo por derrotar al Real Madrid, sino que también por ganar al gobierno.

En los aledaños del Camp Nou se gritaba una victoria al Madrid y al Régimen

Momentos para la posteridad llegarían luego, cuando Cruyff marcó el famoso tanto con el tacón desde una posición inverosímil, que le hizo ganarse el sobrenombre de ‘El holandés volador’. Finalmente, el 7 de abril se acabó por confirmar el título con una victoria en Gijón por 2-4, y quedó para la historia la famosa frase de Hugo Sotil: ‘¡Mamita, campeonamos!’. Una liga recordada por el 0-5.

Hugo Sotil marcó el quinto el Bernabéu | Foto: Sport
Hugo Sotil marcó el quinto el Bernabéu | Foto: Sport

Después de una Copa del Rey en las tres siguientes temporadas, Johan acabó marchando por desentendencias con el club. Pero Barcelona lo amaba, tal era su carácter que había conseguido llamar a su hijo Jordi, pese a que el régimen franquista no permitía los nombres en catalán. Cruyff decidió que su primogénito debía llamarse Jordi y no podía ser de otra manera, por lo que acabó siendo así. Su huella ya era imborrable, y aun quedaba por llegar la etapa como míster.

Vuelta a casa

10 años después de dejar la Ciudad Condal como jugador, volvió a ella para insuflar un aire nuevo al equipo en calidad de entrenador. Ya convertido en uno de los mejores entrenadores del mundo tras su paso por el banquillo del Ajax (según World Soccer ya era “el mejor entrenador del momento”), Cruyff recaló en Can Barça para volver a cambiar la historia del club azulgrana.

Después de caminar sobre el alambre durante sus dos primeras temporadas, en las que conquistó una Recopa y una Copa del Rey, el técnico holandés acabó por plasmar sus ideas en su tercer campeonato de Liga. Tal fue la superioridad del Barça, que el alirón acabó sucediendo en Atocha, cuando la Real Sociedad superó al Atlético de Madrid por 2-1, después de una derrota por 4-0 de los azulgranas en Cádiz.

Johan en Wembley, una noche para el recuerdo | Foto: Sport
Johan en Wembley, una noche para el recuerdo | Foto: Sport

La única espina clavada en el corazón de los barcelonistas seguía siendo la Copa de Europa, y todo cambió en la cuarta campaña del holandés. Después de una magnífica competición, el FC Barcelona acabó derrotando a la Sampdoria en una pragmática final con el maravilloso gol de Koeman en el minuto 111. El discurso de Cruyff antes del partido, cuando los jugadores esperaban una larga charla, “Salid y disfrutad”, aún es recordado. Sólo un genio podía hacer cosas así.

Encima el campeonato liguero parecía imposible de conseguir, pero una recta final sin precedentes dejó a los azulgranas con opciones en la última jornada. Todas ellas pasaban por un tropiezo del Madrid en Tenerife. El milagro se consumó en una de las noches más espectaculares para el barcelonismo. Por si fuera poco, la siguiente temporada se volvió a revalidar el título con otra derrota del Madrid en Tenerife en la última jornada del campeonato. Un guión hollywoodiense.

La otra manita

Parecía impensable cuando empezó la década de los 90 que el Barça ganaría cuatro ligas consecutivas, pero una vez ya se llevaban tres a la espalda, todo podía pasar. Más aún cuando el Barça cerró el fichaje de Romario, con lo que tenía a Koeman, Stoichkov, Laudrup y Romario entre sus filas, probablemente los cuatro mejores jugadores del momento. Por aquél entonces, sólo se podían alinear a tres, pero no fue problema para que el equipo se entendiera.

La noche cumbre de aquella plantilla de ensueño llegó en el Camp Nou con la visita del Real Madrid. La alineación para aquél partido fue: Zubizarreta; Ferrer, Guardiola, Sergi, Bakero, Goikoetxea, Stoichkov, Amor y Romario. El partido era trascendental, pues el Deportivo de la Coruña era líder con dos puntos de ventaja respecto al Barça, y el Real Madrid sólo estaba dos puntos por detrás de los azulgranas.

Los hombres de Johan Cruyff dominaron el encuentro desde el principio, aunque el resultado al descanso fue corto. Fue corto porque las obras de arte sólo valen por un gol, pero lo que hizo Romario aquella noche se recordará toda una vida. En la frontal del área rival se inventó una ‘cola de vaca’ para superar a Alkorta y batir a Buyo con el exterior: una genialidad.

La mítica cola de vaca de Romario | Foto: Antena3
La mítica cola de vaca de Romario | Foto: Antena3

En la segunda mitad los azulgranas pusieron el acelerador. Koeman disparó un misil para anotar el segundo, y Nadal sirvió en bandeja el tercero a Romario. A falta de diez minutos, la gente soñaba con un resultado orgásmico. Finalmente, Laudrup le robó la cartera a Luis Enrique, cuando el actual técnico del Barça vestía de blanco, y le regaló un balón a Romario para que el brasileño firmara su triplete. El quinto fue obra de un canterano: Iván Iglesias.

El gesto para la memoria fue la mano de Bruins Slot, enseñando los cinco goles que el Barça le acababa de endosar al eterno rival. Al finalizar el encuentro, Johan se mostro como “un hombre muy feliz, totalmente feliz”. Pero el flaco ya sabía lo que iba a pasar: “Esto era exactamente lo que esperaba. Hacía bastante tiempo que tenía esperanzas de conseguirlo.”

Sólo un genio como Johan Cruyff podía brindarle dos clásicos así a la afición azulgrana. Sólo el puto cáncer se lo ha podido llevar. Pero Cruyff nunca dejará de estar en Barcelona, porque sus ideas siempre estarán vivas. 

Gracias Johan | Foto: Pulsoslp
Gracias Johan | Foto: Pulsoslp