Un 1 de mayo de 1776, en un bosque al sur de Alemania fue fundada la Orden de los Perfectibilistas o Illuminati, una sociedad secreta para masónica creada con el propósito de derrocar gobiernos, religiones, creencias y reinos del mundo. Aquel pequeño grupo de hombres juraron cumplir los propósitos de la misma, cuyo objetivo principal era el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial. Estableciendo una moneda única y una religión universal, pues siguiendo sus propias creencias, cada persona lograría la perfección.

El fútbol como reflejo activo de la sociedad hace tiempo que quedó regido por un orden futbolístico mundial al que es sumamente complicado acceder sin el peso del poder económico. Por ello, por el mero hecho de que en un bosque verde de Baviera, pocas lunas más tarde de la noche de Walpurgis, el Cholo Simeone y sus chicos intenten una vez más el establecimiento de un nuevo orden futbolístico, ya merece la pena la mención de la gesta. Los illuminatis rojiblancos lo dejarán todo sobre el césped muniqués, donde intentarán desarrollar el Rito de Los Iluminados colchoneros. En la citada alfombra un pequeño grupo de hombres jurarán y pelearán por establecer los propósitos de la sociedad atlética. El establecimiento de un Nuevo Orden futbolístico en el que el Atlético de Madrid brille como referencia del fútbol europeo, pasando por encima de clubes como Barcelona, Bayern, Real Madrid, Juventus, Paris Saint Germain, Chelsea, United, Manchester City…

Los trece grados de iniciación colchonera

Los Torres, Godín, Griezman y compañía querrán establecer el ‘cholismo’ como moneda única y el Atleti como religión universal, siguiendo sus propias creencias. Basando su paganismo ancestral en trece grados de iniciación (el Atleti tiene 113 años de historia) trece conceptos propios: 

Partiendo desde el punto de que Jan Oblak, el dorsal número trece del equipo, es el tapón de la bañera de las ilusiones, no existe concepto conspirativo sin el alto secreto colchonero: su organización defensiva, altamente perfectibilista (el primer grado). En el segundo grado de iniciación encontramos al ‘Profe’ Ortega, en la personalidad de Ortega reside el alma de un equipo que se llama Simeone y se apellida Burgos, que son el tercer y cuarto grado de iniciación. Dicen que Simeone es sinónimo del verbo ganar, pues ganar, ganar y volver a ganar, forman parte del quinto grado. En el sexto grado está el resultadismo, que en el caso de la filosofía del entrenador argentino suele estar por encima de la estética. El partido a partido es tan irrenunciable como el esfuerzo, que son el séptimo y octavo grado de iniciación colchonera. En el fútbol el balón suele ser un grado, pero en el caso del Atleti del Cholo es  el sin balón’ el noveno grado de la filosofía colchonera. La estrategia a pelota parada es el décimo grado y los balones aéreos forman parte del undécimo grado. El contragolpe es el duodécimo grado de la iniciación atlética, cerrando la citada iniciación con el decimotercero, que no es otro que el corazón colchonero, que es su afición, aquella que jamás deja de latir, ya sea en el infierno o en el cielo. Independientemente de su ubicación espiritual siempre fue el latido a latido, el motor de la ilusión de un equipo que aspira al establecimiento de un nuevo orden futbolístico.

Un nuevo orden futbolístico

Pocas veces en la historia del fútbol existieron paralelismos tan claros entre cielo e infierno, puede que la flameante, la ardiente filosofía del Cholo Simeone represente al infierno, él mismo al anticristo del fútbol, y sus jugadores a los ángeles caídos de la pelota; puede que Guardiola, su filosofía represente al cielo, él mismo a un arcángel del balón, y sus jugadores a querubines de la estética, pero resulta absurdo no aceptar que existen muchas formas y caminos para llegar a la meta. Por tanto será tan apasionante como cautivador el hecho de comprobar si en Múnich el mundo asistirá al uso de la última bala bávara en la recámara de Pep Guardiola, tan habituado a ganar con las alas de la pelota, que tan solo Real Madrid, Barcelona y ahora Atleti habrían podido acabar con su hegemonía, o a un nuevo latido de los pupilos del Cholo, ‘Los iluminados de Baviera’, en su camino hacia el establecimiento de un nuevo orden futbolístico mundial. Un nuevo orden en el que a ritmo de contragolpe, Leicester y Atlético mediante, toda conspiración siga siendo posible.