Ganar, ganar, ganar y volver a ganar. Las famosas palabras de Luis Aragonés que han inspirado a tantos atléticos podrían describir a las mil maravillas lo que está siendo el Barcelona de la última década. Tras hacerse la campaña pasada con su segundo triplete, lo que podría ser una pérdida de hambre dentro de los jugadores culés acabó derivando en otro año de éxitos al que sólo faltó ponerle la guinda: la final de Milan. Campeones de Liga y Copa tras coronar el mundo en Japón, el Barcelona ha demostrado vivir el mejor momento de su historia.

La temporada del FC Barcelona empezó con la Supercopa de Europa. Tras una temporada de ensueño con el segundo triplete de la historia del club, el equipo podía hacer crecer el palmarés aún más con el primer título de la campaña 2015-2016.

El Sevilla llegaba de ganar su cuarta Europa League ante el Dnipro Dnipropetrovsk, mientras que el FC Barcelona le había ganado a la Juventus para conseguir su quinta Champions League. El partido empezó de cara para los sevillistas, Banega anotaba el gol inicial para el conjunto hispalense. Al poco tiempo Messi empató el duelo. En ese misma parte Lionel Messi y Rafinha marcaron dos goles más. Al término de la primera mitad del partido el partido tenía un marcador de 3-1 a favor de los culés. Al iniciarse la segunda mitad Luis Suárez marcaba el cuarto gol y parecía que sentenciaba la Supercopa.

Pero el Sevilla no había dicho la última y consiguió remontar el resultado y al final de los 90 minutos el partido estaba en un empate a cuatro. En la prorróga el FC Barcelona consiguió volver a desempatar. Pedro Rodríguez salió en el minuto 93 para salir de revulsivo y consiguió en el 115 el gol que inclinaba la balanza al lado de los azulgranas. El FC Barcelona consiguió el primero de los cuatro de esta temporada.

El siguiente título en juego fue ante el Athletic Club de Bilbao. El subcampeón de copa se enfrentaba al campeón del triplete. El primer partido del torneo fue en el nuevo San Mamés. Los bilbaínos plantaron cara al equipo de Luis Enrique y lejos amedrentarse fueron a por todas. Mikel San José adelantó a su equipo en la primera parte con un chut muy lejano que sorprendió a Ter Stegen. Pero lo peor para el Barça fue en la segunda parte. Aritz Aduriz fue un suplicio para la defensa culé, que no supo como evitar que el ariete marcara.

En la vuelta en el Camp Nou el partido fue más igualado y el FC Barcelona fue incapaz de anotar más de un gol. Además Aduriz volvió a anotar, complicando aún más la remontada al Barça y le quitó la posibilidad de poder repetir la hazaña del sextete que ganó en la era Guardiola.

Primeros pasos en Liga

Pocas semanas después empezaría la liga BBVA. El primer partido que jugó el Barça fue justamente ante el conjunto bilbaíno. Se jugaba en San Mamés otra vez. Los azulgranas se “vengaron” del Athletic ganando esta vez, por tan solo un gol a cero. Lo marcó el uruguayo Luis Suárez a pase de Jordi Alba.

Primera gran victoria en el Vicente Calderón

Los siguientes partidos del Barça acabaron en victoria. En casa se ganó al Málaga (1-0), con gol del defensa belga Thomas Vermaelen. Luego jugarían en el Vicente Calderón contra el Atlético de Madrid (1-2). De esto dos partidos el más complicado fue el que les enfrentó al equipo del Cholo Simeone. Fernando Torres marcó un gol en el minuto 52 pero Messi y Neymar marcaron dos goles que cambiaron el destino del partido.

Estreno de la Champions

En la competición europea, el periplo del Barça empezó en septiembre. El sorteo de la fase de grupos lo juntó con el Bayer Leverkusen, el BATE Borisov y la AS Roma. El primero de ellos en recibir al FC Barcelona fue el conjunto italiano. El partido que se jugó en Roma se decidió en la primera parte. El “9” del Barça avanzó al equipo en el minuto 21 pero tan solo diez minutos más tarde, Florenzi disparó con la precisión de un francotirador y dejó en evidencia al guardameta alemán del FC Barcelona. Ter Stegen volvía a fallar en el posicionamiento, otra vez como ya le pasó en Bilbao. Esto le conllevó muchas críticas de los aficionados. Pero el punto más negativo de la jornada fue la lesión de Rafinha. El brasileño se lesionó del ligamento cruzado tras una patada de Naiggnolan y tuvo que pasar por el quirófano. Estuvo sin jugar la mayor parte de la temporada, perdiéndose 6 meses. Eso supuso un golpe al medio del campo que perdía a uno de sus opciones. El siguiente rival fue el Levante. Un 4-1 en el Camp Nou que fue fácil para los de Luis Enrique. Los goles los anotaron Bartra, Neymar y Messi.

La AS Roma finalizó segunda en la fase grupos / Rodrigo - Vavel
La AS Roma finalizó segunda en la fase grupos / Rodrigo - Vavel

Derrota sonada

El Celta de Vigo llevaba una buena racha inicial que lo ponía como equipo de Champions, aunque aún era muy temprano. No habían perdido ningún partido. Con este balance positivo, los de Berizzo recibían a un Barça que venía dudando en los últimos partidos.

Los celestes ganaron el partido desde el principio. Ejercieron una buena presión y dominaron el juego. Tuvieron la posesión del balón y supieron sentenciar al Barça. En la primera parte Nolito anotó un gran gol colocando el balón desde dentro del área. El andaluz puso más precisión que potencia y Ter Stegen no pudo evitar el gol.

Poco después, Piqué perdería el balón y en una contra veloz Iago Aspas definió con una gran vaselina ante el guardameta alemán. El FC Barcelona se iba al vestuario con un 2-0 en contra. En la segunda parte el conjunto azulgrana siguió intentándolo pero el Celta lo remató con una contra en la que Aspas le hacía un sombrero a Dani Alves para quedarse solo delante de Ter Stegen nuevamente y volvería a marcar.

Los hombres de Luis Enrique necesitaban anotar si querían remontar el partido y al menos salvar un punto. Neymar consiguió anotar el 3-1 y dio falsas esperanzas a los culés porqué Guidetti anotaría otro tanto y certificaría el gran partido del conjunto vigués.

En el siguiente partido el Barça se reharía de esa derrota y ganaría a la UD Las Palmas por dos goles a uno. La nota negativa de ese partido sería la lesión de Lionel Messi en el minuto 10. El argentino tuvo que abandonar el terreno de juego por una lesión de rodilla. Se perdió los partidos ante el Sevilla, el Rayo Vallecano, el Eibar, el Getafe y el Villarreal.

El conjunto de Luis Enrique en estos partidos consiguió ganar sin el astro de Rosario excepto contra el Sevilla. El equipo hispalense se vengó por lo de la Supercopa y le metió dos goles al Barça. Neymar anotó otro para el Barça pero fue insuficiente y los tres puntos se quedaron en Sevilla.

El Sevilla volvería enfrentarse al Barça en la final de la Copa del Rey / Fuente: Rodri J.Torrellas - Vavel
El Sevilla volvería enfrentarse al Barça en la final de la Copa del Rey / Fuente: Rodri J.Torrellas - Vavel

El último partido antes del Clásico fue ante el Villarreal. El submarino amarrillo amarraba en Barcelona tras ganar al Sevilla en casa. Neymar fue el hombre del partido. Fue el más desequilibrante. Marcó dos goles. El Villarreal puso difíciles las cosas al Barça, supo defender bien hasta que se produjo el primer gol. Hasta ese momento la defensa había sido una muralla. Tras ello, vino el segundo con un penalti que provocó Munir. Luis Suárez lo chutó y no perdonó. Más tarde Neymar anotaría el tercero para su cuenta particular.

Orgasmo azulgrana

Un Barça en estado de gracia se presentó en el Bernabéu encadenando once partidos consecutivos sin conocer la derrota. El equipo de Luis Enrique había sabido convivir con la baja de Messi sin pasar demasiados apuros. Neymar y Suárez adquirieron un peso en el equipo impagable y sacaron adelante los partidos con sus goles, en el Bernabéu no iba a ser menos.

Lionel Messi volvía dos meses después

Messi inició el partido des del banquillo y contempló durante 60 minutos el traje que le hizo el Barça al Madrid. A medida, con sus puntas retocadas e incluso con un resultado corto. Doblete de Suárez, magia de Neymar que bailó a Danilo y anotó su golito, recital de Iniesta en el centro del campo con un auténtico golazo por toda la escuadra después de una asistencia de tacón de Neymar para enmarcar.

Suárez celebrando uno de sus goles en el Bernabéu I Foto: Dani Mullor (VAVEL)
Suárez celebrando uno de sus goles en el Bernabéu I Foto: Dani Mullor (VAVEL)

Faltó el la cereza del pastel, el toque final a un baño de fútbol en toda regla, la manita. La vio Piqué y todo el barcelonismo, pero apareció Munir, le quitó el gol en bandeja al central azulgrana y mandó el balón rozando el palo. De haber marcado el quinto Piqué… hipótesis que todo culé imagina con placer y el madridismo con alivio. Un 4-0 que sentenciaba a Benítez y dejó un recuerdo para los aficionados barcelonistas que tienen grabado como otro título de esta temporada.

Campeones del mundo

El equipo de Luis Enrique se embarcó en la búsqueda de su tercer Mundialito de Clubes de su historia. La victoria en Berlín en la final de la Champions League le da este pasaporte a Japón. El Barça es el mejor equipo del mundo futbolísticamente, faltaba plasmarlo en la competición que lo acredita. Y claro, un Barça en estado de gracia es imparable y con un cazador como Suárez en la delantera más. Un hattrick del uruguayo le valió al Barça para eliminar al campeón chino, el Guanghzou Evergrande. Chino por decirle de alguna forma porque el equipo estaba plagado de brasileños, empezando por su entrenador, Scolari.

Luis Suárez, máximo goleador con cinco dianas

Se vio la final que todo el mundo esperaba, la que se llevaba anunciando meses antes. River-Barça. Un partido muy duro físicamente, con muchos contactos. Pero cuando arriba hay tres delanteros que son 3 de los mejores jugadores del mundo no hay de qué preocuparse. Messi y Suárez por partida doble solucionaron el encuentro. El tercer gol especialmente bello, con un asistencia de Neymar milimétrica, a la cabeza del charrúa, que en el aire da un cabezazo perfecto a la escuadra de Barovero, quién tan sólo puede mirar como el balón vuela camino de la red.

¡Qué el ritmo no pare!

Volvieron de las navidades tal y como se fueron, ganando. El Barça se convirtió en una apisonadora que arrollaba todo lo que se encontraba por el camino. Iba haciéndose paso entre los rivales y aplanaba el paso hacia una reedición del triplete del año pasado. Se cargó a Espanyol y Bilbao para plantarse en semifinales de Copa del Rey.

Al Valencia le tocó bailar con la más fea en semis. La palabra arrollar adquirió una nueva dimensión. No sólo lo vapuleó futbolísticamente, sino que le endosó la friolera de 7 goles sólo en la ida. 7-0. Una auténtica humillación para cualquier valencianista. Messi y Suárez jugaron con el Valencia como si de un juguete se tratase, póker del uruguayo y hattrick del argentino. El Barça pasaba a la final de Copa que le enfrentaría al Sevilla.

El juego del Barcelona vivía su momento más dulce

En liga la cosa era igual. Victoria tras victoria el Barça era más líder cada jornada. Llegó a tener 10 puntos de ventaja con el atlético de Madrid y 12 sobre el real Madrid. ¿Quién se iba a imaginar el sufrimiento final? La Liga estaba considerada como ganada, nadie dudaba eso. Incluso los jugadores se permitían frivolidades como el penalti de Messi al Celta. Eso es fútbol. Para quién no se acuerde, Messi tiró el penalti al bautizado estilo Cruyff, que consiste en tocar el balón en forma de pase para que un compañero venga des de detrás y fusile al portero. Esto lo hacen los genios, los superdotados del fútbol. Lo hizo Cruyff en su día y Messi no podía ser menos. Toque suave a su derecha y Suárez que cuando huele gol no falla, la remata. La octava maravilla.

La Champions, un toque de atención

En octavos esperaba el Arsenal, un equipo que en la teoría debía ser inferior al club azulgrana, pero que puso a los culés en más de un aprieto sobre todo en la vuelta. La eliminatoria estuvo bajo control de los hombres de Luis Enrique en todo momento en cuanto a marcador. El 0-2 en la ida con doblete de Messi dejaban con pie y medio al Barça en cuartos de final.

Neymar en el partido de vuelta de octavos I Foto: Alex Gallardo (VAVEL)
Neymar en el partido de vuelta de octavos I Foto: Alex Gallardo (VAVEL)

Pero el partido de vuelta en el Camp Nou no fue todo lo tranquilo que un 0-2 en la ida te permite estar. Quizás los culés pecaron precisamente de eso, de tranquilidad. El Arsenal salió con todo y monopolizó las oportunidades de cara a gol, algunas de muy peligrosas. Pero la pólvora gunner no tiene la precisión y la finalización que la azulgrana, y eso marcó la diferencia. El 3-1 final no reflejaba lo visto en el campo, y mandaba un toque de atención a los azulgrana. Las malas sensaciones se mantuvieron en el Madrigal.

Fantasmas del Madrigal a la Ciudad Condal

El Barça tiró un 0-2 a favor en uno de los campos más difíciles de la Liga, dejándose empatar. El 2-2 dejaba el ambiente enrarecido. El Barça había perdido esa chispa, ese toque físico, la fluidez del juego. Ya no era una apisonadora, y eso que llevaba 39 partidos consecutivos sin perder, sí, 39. Un récord increíble. Pero daba la sensación que a la apisonadora se le acababa la gasolina, y quedaba la parte más importante de la temporada.

Tras haber vivido unos primeros dos tercios de competición de forma excepcional, una masa social que históricamente ha sido tildada de insegura y pesimista, observaba con orgullo como la marcha de su equipo había logrado acabar con los viejos fantasmas que asociaban el sentimiento culé al sufrimiento, marchando con un imponente paso hacia la consecución de un nuevo triplete.

El cruce con el Atlético resultó ser definitivo

Con el equipo clasificado para la final de Copa del Rey y una ventaja más que holgada en Liga, tan solo quedaba por certificar la candidatura en Champions League, donde el FC Barcelona resultaba ser el rival más temido. El bombo quiso que los azulgranas tuvieran que bailar con la más fea, o mejor dicho con la más incómoda, un Atlético de Madrid que resultó ser el antídoto perfecto a la picadura mortal del equipo barcelonista.

Un “Clásico” con desenlace inesperado

Barrera del Madrid en el clásico I Foto: Alex Gallardo (VAVEL)
Barrera del Madrid en el clásico I Foto: Alex Gallardo (VAVEL)

Antes de la eliminatoria europea de cuartos de final ante los “colchoneros”, el FC Barcelona debía afrontar el “Clásico” perteneciente a la segunda vuelta de Liga, un encuentro descafeinado ante un eterno rival que apenas aguardaba opciones de alzarse con el campeonato puesto que 10 puntos lo separaban del liderato.

Mayúscula sorpresa en el Camp Nou

A pesar de que los tres puntos no eran de vital importancia de cara a la lucha por el título, el aficionado culé deseaba incrementar la ventaja sobre el Real Madrid, más por demostrar la superioridad azulgrana sobre el conjunto blanco que por la imperiosa necesidad de lograr la victoria. Pero una vez más dos dinámicas completamente opuestas quedaron igualadas sobre el terreno de juego, Barça y Real Madrid disputaron un partido poco vistoso, plagado de imprecisiones y falto de ritmo. Un tanto de Gerard Piqué al inicio del segundo tiempo hizo creer a la afición barcelonista que todo estaba hecho, que el conjunto merengue sería incapaz de remontar un resultado adverso ante un Barça invicto a lo largo de 39 partidos, pero no fue así.

Ante el asombro del público que llenaba el Camp Nou, los hombres de Zidenide Zidane le dieron la vuelta al partido. Primero Karim Benzema y más tarde Cristiano Ronaldo colocaron un 1 a 2 en el marcador que a la postre sería definitivo, sellando una sorprendente victoria blanca en feudo culé que iniciaría un preocupante ciclo de resultados negativos en Can Barça.

Sin Champions y sin margen en Liga

La inesperada derrota culé ante el Real Madrid creó una pequeña incertidumbre. La relajación que provocaba tener un buen colchón de puntos sobre los inmediatos perseguidores acaparó todas las teorías acerca de dicho tropiezo, de modo que se esperaba la vuelta de la mejor versión del equipo en la eliminatoria europea ante el Atlético de Madrid. En parte así ocurrió, el Barça logró remontar un tanto inicial de Fernando Torres para viajar al Vicente Calderón con una mínima ventaja, pero el resultado ajustado impedía dar por zanjada la clasificación.

Neymar en el césped del Calderón I Foto: Rodri J Torrellas (VAVEL)
Neymar en el césped del Calderón I Foto: Rodri J Torrellas (VAVEL)

Antes de jugarse el pasaporte a semifinales en El Manzanares, el conjunto barcelonista debía viajar a Anoeta, donde la Real Sociedad de Eusebio Sacristán se encargó de encender todas las señales de alarma acerca de la salud del equipo. El Barça apenas disparó a puerta, transmitiendo un terrible sensación de apatía e impotencia, cayendo en tierras vascas por un resultado de 1 a 0 y viendo recortada su ventaja como líder de la competición a tan solo tres puntos.

Suplicio en el Vicente Calderón

Los malos augurios acabaron por ser una realidad, el partido de vuelta de cuartos de final de Champions supuso un suplicio para un grupo que había perdido todos sus recursos en apenas siete días, cayendo ante el Atlético de Simeone por 2 a 0 y quedando apeado de la lucha por el máximo trofeo continental. El varapalo de la eliminación resultó de extrema dureza, no por el resultado cosechado sino por las sensaciones transmitidas por el equipo, cuya afición tildó de justo el pase de los rojiblancos a la siguiente ronda.

El infierno culé todavía no había llegado a su fin. A la tarta de la desesperación le faltaba la guinda, la cual llegó en forma de derrota en el siguiente compromiso liguero. El Valencia asaltó el Camp Nou, alzándose con el triunfo por un resultado de 1 a 2, dejando a los hombres de Luis Enrique sin margen de error de cara a las cinco jornadas que restaban por disputarse. En apenas 15 días el FC Barcelona pasó del cielo al infierno sin previo aviso, una dura caída de la que a pesar de todo, todavía estaban a tiempo de levantarse.

Resurrección y doblete

El único aliado azulgrana de cara a la recta final de campeonato era el calendario. Los cinco últimos rivales del equipo eran conjuntos de la zona media baja de la clasificación, algunos de ellos con poco o nada en juego. Deportivo, Sporting, Betis, Espanyol y Granada separaban a los hombres de Luis Enrique de un nuevo título de Liga, un título que acabaría en las vitrinas del museo culé tras cinco encuentros solventes en los que el Barça no se dejó sorprender. 24 goles a favor y ninguno en contra convirtieron los cinco último partidos de campeonato en plácidos, valiendo para levantar un trofeo que llegó a peligrar a pocas jornadas del final.

Suárez celebrando un gol en Liga I Foto: Juan Ignacio Lechuga (VAVEL)
Suárez celebrando un gol en Liga I Foto: Juan Ignacio Lechuga (VAVEL)

Final heroica ante el Sevilla

Con la tranquilidad que otorgaba haber conquistado la Liga, al FC Barcelona le restaba un encuentro para dar por finalizada la temporada 2015/16, una final de Copa del Rey ante el Sevilla que podía redondear un gran año con un magnífico doblete. Con un rival extremadamente duro, coronado como campeón de la Europa League por tercer año consecutivo, el Barça debía rayar un gran nivel si quería superar el escollo de la final, un partido que se puso muy cuesta arriba desde el mismo inicio.

Con la expulsión de Mascherano al borde del descanso, al conjunto azulgrana le tocó jugar a algo a lo que no está acostumbrado. Con una posesión del balón inferior a la habitual al Barça le tocó juntar lineas, evitar los espacios que está acostumbrado a crear, cediendo terreno al rival agazapado en su campo. Aguantó estoicamente las acometidas sevillistas, para forzar una prórroga que se afrontaría en igualdad de condiciones debido a la expulsión de Banega en los último minutos de tiempo reglamentario.

En el tiempo añadido el Barça fue otro, tiró de casta y de la calidad individual de sus hombres para menguar a un Sevilla mermado físicamente. Con el partido en un toma y daca constante llegó el golpe certero culé, una asistencia magistral de Leo Messi que habilitó a un incisivo Jordi Alba para que este batiera a un impotente Sergio Rico. El Sevilla se tambaleó durante varios minutos, para acabar cayendo al borde del pitido final con un tanto de Neymar que finquitó la final, consumando el doblete de Liga y Copa.

Piqué en la celebración del doblete I Foto: Noelia Déniz (VAVEL)
Piqué en la celebración del doblete I Foto: Noelia Déniz (VAVEL)

A pesar del bache sufrido semanas atrás, el final de campaña en Can Barça certificó el gran trabajo del equipo barcelonista, volviendo a cerrar el año con éxitos deportivos y una gran imagen transmitida a nivel internacional. El FC Barcelona supo levantarse tras la caída, una muestra más de que la “Edad de Oro” del club azulgrana continúa su marcha triunfal.