Doce años. Doce largos y tortuosos años. Ese es el tiempo que le costó volver al Real Oviedo al lugar que abandonó en 2003, el fútbol profesional. Desde entonces, un largo camino por categorías inferiores que han convertido a este modesto club en algo inimaginable or aquel entonces.

En aquella fatídica temporada 2002/03, el conjunto asturiano era nuevamente uno de los candidatos al ascenso, tras un primer intento fallido de volver a Primera la temporada anterior.

Hasta el año 2001 habían sido doce las temporadas consecutivas que los carbayones habían disfrutado en la máxima categoría. Sin embargo, lejos de luchar por el ascenso, el Real Oviedo firmó una campaña desastrosa en la que sólo ganó nueve partidos, todos por un gol de diferencia, y certificó su descenso a Segunda B. Pero la cosa no quedó ahí, ya que los jugadores denunciaron al club por impagos. La falta de acuerdo entre ambas partes provocó que los jugadores no retiraran las denuncias y el Real Oviedo descendió administrativamente a Tercera por primera vez en su historia. De jugar en los grandes estadios de España en 2001 a hacerlo en el barro de los campos de la Tercera asturiana tan solo dos años después. Un desplome sin precedentes en la historia de nuestro fútbol.

Sin embargo, fue a partir de entonces cuando el Real Oviedo empezó a demostrar que se trataba de un club diferente, que tenía algo especial. No son pocos los clubes que han sufrido descensos administrativos tras endeudarse jugando en la LFP y que no han conseguido sobrevivir. El Real Oviedo, por su parte, a pesar de perder a todos sus jugadores sin cobrar ni un euro por traspaso, a pesar de ver como el ayuntamiento de la ciudad apoyaba la creación de un equipo que lo sustituyese, consiguió no sólo sobrevivir, sino también captar más de diez mil socios para su primera temporada en el infierno. Muchos lo daban por muerto, pero el club sólo estaba volviendo a nacer.

Tras confeccionar una plantilla a contrarreloj, sin poder hacer pretemporada y con una sanción de seis puntos menos en la clasificación, echó a andar el nuevo Real Oviedo. Además de haber batido el récord de abonados de la historia de la categoría, también hizo lo propio con el de asistencia a un partido de Tercera, con más de 16.000 espectadores presenciando el duelo en el Carlos Tartiere frente al Oviedo ACF, el club que pretendía sustituirle. A pesar de terminar como líder de grupo, no se conseguiría el ascenso, que llegaría la temporada siguiente, ante casi 30.000 personas que crearon un ambiente de Primera en el feudo carbayón.

Tras el ascenso parecía que ya se había hecho lo más difícil. Nada más lejos de la realidad. Sólo dos temporadas después, tras una nefasta planificación deportiva, el Real Oviedo volvía a dar con sus huesos en Tercera, esta vez tras un descenso deportivo. La temporada siguiente volvió a terminar campeón de su grupo de Tercera, pero nuevamente se le escapaba el ascenso en el playoff. Fue por fin en la temporada 2008/09 cuando el Real Oviedo, tras liderar nuevamente su grupo, llegando en esta ocasión a la centena de puntos, consiguió abandona definitivamente la cuarta categoría de nuestro fútbol tras una agónica tanda de penaltis en Mallorca, el mismo lugar donde ascendió a Primera por última vez.

Tras un ilusionante primer año en Segunda B, en el que el club finalizó subcampeón de grupo pero cayó nuevamente en el playoff, se sucedieron los fracasos los años siguientes, en los que el equipo no conseguía ni siquiera clasificarse para la lucha por el ascenso. La precaria situación económica hacía temer por la desaparición del club y en el año 2012 el Real Oviedo lanzó un llamamiento desesperado para reunir unos dos millones de euros en apenas dos semanas que necesitaba para evitar el triste final. Esto provocó no solo que la ciudad se volcara de nuevo con la salvación del club, sino que miles de personas de todo el mundo compraran también acciones para salvar a este histórico del fútbol español. Este movimiento global culminó con la compra del club por parte del Grupo Carso, del multimillonario Carlos Slim, que aseguró por fin la viabilidad económica del Real Oviedo.

Y llegó la temporada 2014/15, la primera en la que el grupo Carso se implicaba directamente en la planificación deportiva. Y con ellos llegaba el fichaje más ilusionante para la afición.

Esteban dejaba el Almería en Primera División para ayudar a devolver al club de sus amores a la LFP. Con él, llegaron más ilustres de categorías superiores como Generelo y Font. Otros como Vila, Linares o Dani Bautista, que tenían ofertas para jugar más arriba, se decantaron por el proyecto de Carso. Al igual que jóvenes como Nacho López o Borja Valle, que tendrían un papel fundamental también dentro del equipo. Todos juntos llevaron al Real Oviedo a su mejor temporada en Segunda B, en la que, tras un inicio algo irregular fuera de casa, se asentó en el liderato y no lo soltó, proclamándose campeón de grupo a falta de dos jornadas para el final.

Los partidos en campos pequeños que antes se perdían siempre, ahora se ganaban. Eso sí, con sangre sudor y lágrimas. Los equipos ya no humillaban al Real Oviedo en el Tartiere, sino que se sucedían las goleadas locales. Parecía que era el año. Y se confirmó. El 31 de mayo de 2015 el Real Oviedo consiguió en el Estadio Ramón de Carranza de Cádiz el tan ansiado ascenso a Segunda División. Doce años en categorías no profesionales que forjaron un carácter, una identidad. El Real Oviedo se marchó del fútbol profesional como un equipo sin alma, en la ruina, y regresaba más de una década después como un club respaldado económicamente por un grupo de uno de los hombres más ricos del mundo y con miles de nuevos accionistas repartidos por 125 países. Comenzaba así una de las etapas más ilusionantes para eloviedismo.

2016/2017, una ilusión llamada ascenso

La competición liguera daba comienzo y el Real Oviedo se mostraba con pie firme para adaptarse a esta nueva categoría para los asturianos. Los primeros resultados invitaron a pensar que quizá esta temporada se pasaría algún que otro apuro para lograr una sólida permanencia. La suerte carbayona sería bien distinta, pues con el paso de las jornadas la dinámica comenzó a cambiar y las aspiraciones del club azul irían creciendo.

Foto: LFP.
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El comienzo de temporada fue un simple adelanto de lo que sería la campaña del Real Oviedo en su regreso al fútbol profesional. El Carlos Tartiere pronto se convertiría en un fortín para el equipo orquestado por Sergio Egea. Una derrota en catorce jornadas confirmaban que el Oviedo sería uno de los destacados como locales en esta tan igualada Liga Adelante. Esta única derrota sería contra el Girona, uno de los peores partidos del conjunto de Egea, aunque en las jornadas posteriores no se volvería a repetir hasta la determinante derrota frente al Real Valladolid. No todo serían disgustos jugando como local puesto que una de las mejores versiones de los azules sería contra el Elche, un partido que ganaron por 3­0 mostrando una gran superioridad.

Como visitantes la cosa cambiaría puesto que el equipo carbayón mostraría su doble cara fuera de su feudo. En los trece partidos que disputaron como visitantes, sólo pudieron en cuatro ocasiones llevarse los tres puntos a la capital del Principado de Asturias. Un Sergio Egea que no sería capaz de encontrar la explicación a esta doble cara de su equipo pero que sí podría conseguir, al menos, rascar algo en sus salidas. Compitiendo como visitante, el Real Oviedo mostraba su versión más débil justo cuando tenía que demostrar que era fuerte, es decir, contra rivales cuyo objetivo era el ascenso directo: Alavés o Córdoba. En el periodo en el que consiguieron estar invictos, cabe destacar la victoria frente al Mirandés, remontada incluida, una de las más destacadas lejos del Tartiere.

Foto: LFP.
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Logrando esta racha como visitante y sumado a las victorias en el Carlos Tartiere, poco a poco el Real Oviedo iría escalando posiciones en la clasificación ilusionando a su afición. La comunión entre Sergio Egea, la plantilla y la afición era perfecta y todo parecía indicar que repetir la anterior temporada podía hacerse realidad. Esto nos dejaba la primera vuelta de la competición liguera, haciendo que la afición se ilusionase con un ascenso hasta el punto de verlo como real.

Dos rondas de Copa con orgullo, valor y garra

El Real Oviedo inició su andadura en la Copa del Rey 2015/16 con el anhelo de alcanzar la tercera ronda y lograr un enfrentamiento ante un equipo de Primera División y si el sorteo fuese caprichoso que ese rival fuese el eterno rival, el Sporting de Gijón. Sin embargo el camino oviedista por la Copa solo duró dos rondas y las dos ante rivales de su propia categoría: Real Valladolid y Mirandés.

Foto: LFP.
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Los oviedistas, por aquel entonces entrenados por Sergio Egea, disputaron sus dos eliminatorias en el Carlos Tartiere. La primera frente al Real Valladolid permitió al entrenador argentino dar minutos a jugadores que aún no habían disputado partido alguno o escasos minutos en una Segunda División en la que se llevaban disputadas apenas cuatro jornadas.

El Real Oviedo superó por 2 a 1 al equipo pucelano con tantos de Toché, de penalti, y de Pablo Hervías a los tres minutos de anotarse el primero para los oviedistas, sin embargo pese a estar con diez jugadores por expulsión de Juanpe el Valladolid acortó distancias por mediación de Alfaro poniendo incertidumbre en el marcador, todos los goles fueron en la segunda parte.

El sorteo de la siguiente ronda copera depararía un nuevo partido en el Carlos Tartiere, esta vez frente al Mirandes y sin duda fue uno de los partidos en el que los jugadores del Real Oviedo pusieron mayor entrega de toda la temporada tras llegar a la prórroga con nueve jugadores sobre el césped y prácticamente rozar la tanda de penalties.

Foto: LFP.
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Los azules con una alineación nuevamente con suplentes pronto se pondrían con una clara desventaja en el marcador tras sendos goles de Abdon Prats (0-2 para el Mirandés), sin embargo cuando todo apuntaba a un partido plácido para los de Carlos Terrazas la entrada de Koné revolucionó un partido que los de Sergio Egea ya enfrentaban con 10 jugadores por expulsión de Dani Bautista.

Sería el costamarfileño quien acortaría distancias poniendo el 1-2 en el marcador y poco a poco el partido se convirtió en un correcalles, las contras hacia una u otra portería fueron constantes y en una de ellas Héctor Font vio la roja directa por una fea entrada a Lago Junior –minuto 83-, en cambio el partido aun iba a dar mucho más de si. En el minuto 87 Verdés anotaba el gol del empate y metia al Real Oviedo de lleno en la prórroga, una prórroga polémica sin lugar a dudas.

Los oviedistas afrontaron los 30 minutos de añadido con la idea de aprovechar alguna oportunidad si aparecía pero tratando de conceder ocasiones al Mirandés dado que estaban con 9 jugadores sobre el césped, se logró durante los primeros 15 minutos de la prórroga pero en la reanudación un gol de Abdon Prats en clarísimo fuera de juego permitió al Mirandés llevarse la eliminatoria que los azules no se resignaron a perder hasta el minuto final. Los aficionados oviedistas despidieron a los suyos con aplausos pese a la derrota tras ver que habían dado todo en el campo y que habían hecho honor al lema oviedista por excelencia: habían jugado con orgullo, valor y garra.

Adiós a Sergio Egea, adiós al ascenso

Más de tres meses en liga sin perder funcionaban como la semilla de un sueño que se tornó en pesadilla. Dos derrotas consecutivas ante Mallorca y Valladolid, dejaron de ser meros tropiezos para convertirse en el detonante de la tormenta. Silenciados al exterior, los problemas internos devoraron toda opción de ascender. Los caprichos de algunos futbolistas produjeron el fracaso en el que desembocó la temporada. Llegando junio a su fin, aún no se conoce la verdad de lo sucedido.

Foto: LFP.
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Nadie ha dado un paso al frente para explicar por qué Sergio Egea tuvo que dimitir. Quizá Carmelo del Pozo se preocupó más por el bien de sus amigos que por proteger al escudo. Tal vez Del Olmo fue el consentidor de determinadas cuestiones que facilitaron el poder a los futbolistas. Probablemente hubiese jugadores cuyo único atisbo de profesionalidad residiera en la categoría en la cual militaban. Fuera cual fuese el motivo, solamente unas imágenes llegaron al aficionado. Una bronca entre algunos miembros del primer equipo con el entrenador, el mismo día que este decidiría abandonar el barco. El tiempo que tardaría en naufragar este último, sería inversamente proporcional al rendimiento del argentino al frente del banquillo.

Al día siguiente tendría lugar la rueda de prensa de despedida. Sergio Egea comparecería acompañado de sus dos verdugos, uno por acción y el otro por omisión. Sus palabras se resumirían en puro sentimiento. Sentimiento de lealtad, de pasión, de emoción. Sin una mala palabra, sin un mal gesto, solamente buscando que el club consiguiera ese ansiado ascenso.

Foto: LFP.
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Para ello llamaría a la unidad aunque esta no responde a peticiones sino a hechos. A pesar de que el argentino hizo todo lo posible porque el apoyo a los jugadores no cesase, este se resentiría cuando David Generelo, su sucesor, no fuese capaz de articular dos victorias consecutivas en sus trece intentos. Hombres importantes para Egea desaparecerían dejando su sitio a otros que destacaron más por sus salidas de tono que por su rendimiento deportivo. El calor de la grada se enfriaría con la despedida en la mañana de la citada rueda de prensa. Un millar de espectadores agradecía con cánticos el trabajo impecable del técnico.

La jornada matinal amanecía en el Requexón con una pancarta que recogía la última lección que este señor les proporcionó: “Entrenen, compitan y callénse la boca”. En dicha pancarta se les añadía un cuarto punto que demandaba el ascenso. Obviamente si no consiguieron completar ninguno de los tres anteriores, subir de categoría era toda una odisea, tal y como el tiempo demostró. A la semana, toda la plantilla aparecería para leer el comunicado de la vergüenza.

Foto: LFP.
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Aprovechando que es uno de los ídolos de la afición, se le pediría a Diego Cervero que leyera una nota informativa sin preguntas para cerrar en falso el episodio vivido. Sin embargo, las acciones no se corrigen con mensajes, sino asumiendo las consecuencias. Se le hizo la vida imposible a un hombre cuyos resultados y trabajo funcionaron a la perfección. Uno de los rumores por los que se justificaba la decisión de la plantilla era porque este grupo de jugadores necesitaba a un técnico que no les limitara, que les permitiera jugar siempre para adquirir los tres puntos, libres de contenciones, con ambición. Pensaron que eran muy buenos, tanto que creyeron que Sergio Egea no estaba a la altura de ellos. Al final el tiempo coloca a cada uno en su sitio. A las “figuras” en la novena posición y gracias a que no hay más jornadas, al argentino en un verdadero pedestal.

Generelo, de héroe a villano

Cuando el Real Oviedo consiguió el ascenso ante el Cádiz para abandonar la división de bronce, dos jugadores se erigieron como claros protagonistas. El primero fue Diego Cervero, el ariete azul fue el salvador de los carbayones en el partido de ida al conseguir neutralizar la ventaja de los gaditanos y dar esperanzas para la vuelta.

Foto: LFP.
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Evidentemente, el segundo nombre es el de David Fernández. El central madrileño fue el encargado, con su brillante cabezazo, de certificar el tan ansiado ascenso. Pero hubo un nombre que acompañó a estos dos en el podium de hombres determinantes en esta eliminatoria.

David Generelo, fue clave en el partido disputado en el Ramón de Carranza dando una auténtica lección de fútbol. La rodilla del pacense provocó que durante la campaña regular tuviese escaso protagonismo, su objetivo pasó a ser el de estar a punto para el playoff de ascenso y lo consiguió con creces. En el Tartiere ya disputó unos minutos, pero una semana después, en el partido de vuelta llevó el peso del equipo y fue el centro de operaciones de los oviedistas.

Foto: LFP.
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Con el equipo ya en Segunda División, Generelo siguió en la plantilla azul, pero su maltrecha rodilla provocó que no pudiese jugar y que tuviese que tomar la decisión de retirarse de la práctica del fútbol en el mes de diciembre. Tras esto, las redes sociales relacionadas con elequipo de la capital del Principado de Asturias se llenaron de muestras de cariño hacia Generelo, todo esto culminó con el de Badajoz haciendo el saque de honor en el partido ante el Almería.Pero tan solo unos meses después, David Generelo y el Real Oviedo volvían a unir su caminos.

La marcha de Sergio Egea fue el factor clave para que esto se produjese, en un principio parecía que Generelo asumiría el cargo de manera interina hasta que se encontrase un sustituto: Schuster, Paulo Bento... fueron alguno de los candidatos, pero finalmente no llegó a ningún acuerdo con nadie, por lo que con el tiempo desde el Grupo Carso se decidiría apostar por Generelo.

El primer partido del de Badajoz como entrenador no fue bueno, los azules perdieron en Alcorcón por 1-0 con un gol de David Rodríguez desde los once metros. Una semana después, la Ponferradina visitaba el Tartiere en plena celebración por el 90 aniversario del conjunto azul. La fiesta fue completa para los asturianos ya que consiguieron imponerse con un contundente 3-0 desplegando un buen juego.

Foto: LFP.
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Pero este partido fue solo un espejismo, los azules se desplazaron la jornada siguiente hasta San Mamés para medirse ante un Bilbao Athletic que agonizaba como equipo de plata. El cuadro carbayón tenía un gran oportunidad de dar un golpe de autoridad, Toché adelantaba a los de Generelo, pero tras esto el equipo se desvaneció y terminó perdiendo el partido y dejando una pobre imagen.

Una jornada más tarde los azules volvían a su feudo, donde se sentían más seguros para vencer por la mínima al Numancia en un partido en el que el resultado fue lo único positivo. En la siguiente fecha, esperaba el Gimnástic en un partido entre equipos de la zona alta. El choque resultó ser bastante descafeinado y el marcador no se movió en ningún momento.

Cuatro puntos de seis posibles en las dos últimas fechas y con dos partidos en el Tartiere hacían presagiar un futuro esperanzador en el camino hacia un posible ascenso. Pero el primer golpe de realidad llegó cuando menos se esperaba, la SD Huesca llegaba a tierras azules peleando por evitar el descenso, todo apuntaba a victoria local pero los oscenses se llevaban los tres puntos al ganar por 0-1. La oportunidad de redimirse llegaba ante el Córdoba, otro choque entre candidatos al ascenso, era la oportunidad de oro para los de Generelo que se adelantaban pronto en el marcador gracias a un tanto de Josete. Poco después del descanso, Héctor Verdés era expulsado en plena avalancha de los andaluces, los carbayones consiguieron resistir y mantener su ventaja en el marcador y, lo más importante, recuperar la comunión con la grada.

Foto: LFP.
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Tras esto impulso, se volvería a repetir la situación vivida ante el filial bilbaíno. Los oviedistas viajaban a Llagostera para medirse a un equipo prácticamente desahuciado, imagen pobre y resultado adverso de 2-0 aunque quizá algo injusto. Una semana después, los pupilos de Generelo vencían por 4-0 en su casa al Mirandés en un ejercicio extraordinario de pegada pero que invitaba al inicio del fin.

Almería puede ser el punto de inflexión de Generelo como entrenador azul, la derrota por 3-1 ante el cuadro andaluz tras adelantarse en el marcador suponía que los asturianos dejaban de ocupar puestos de promoción de acenso tras 23 jornadas en las mismas. Pero no todo estaba perdido, quedaban tres partidos para poder volver a esos puestos de privilegio.

La primera final, entre semana y ante el Leganés fue el mazazo definitivo para la afición azul. Los pepineros ganaban gracias a un gol de Gabriel ante un inoperante equipo carbayón que se mostró falto de ideas. Pocos días después los asturianos se despedían definitivamente de cualquier opción de clasificarse para los playoffs tras caer derrotados en La Romareda ante un Zaragoza que tras este importante paso se 'suicidaría' en la última jornada.

Foto: LFP.
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Sin nada ya en juego, el Real Oviedo recibía en la última jornada a un Osasuna que necesitaba una auténtica cábala para acabar entre los seis primeros. Los de Pamplona endosaron un 0-5 a los de Generelo y consiguieron clasificarse para la fase de ascenso gracias a un gol del Girona en los últimos minutos de su partido en Ponferrada.

No cabe dudas de que el balance como entrenador es totalmente negativo para Generelo, el pacense cogió al equipo en tercera posición para concluir la temporada en una triste novenaposición. Su balance final fue de ocho partidos perdidos en trece encuentros, cuatro triunfos y un empate, lo que supone haber conseguido 13 puntos de 39 posibles, si se tomasen en cuenta solo los partidos disputados en la era Generelo, los azules habrían terminado en puestos de descenso.

Foto: LFP.
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Además también falló en su misión de dotar de carácter y disciplina a sus jugadores, la mayoría de los jugadores señalados por la grada fueron, sorprendentemente, del gusto de Generelo para ser fijos en sus alineaciones. Otro de los aspectos en el debe del pacense fue la falta de capacidad de reacción a la hora de saber interpretar los partidos, ya que en la mayoría de las ocasiones , sus decisiones fueron equivocadas provocando que el equipo fuese a peor.

Su falta de comunión con la grada fue haciéndose cada vez más grande, lejos de arreglarlo, Generelo terminó la liga echando más leña al fuego en el partido ante Osasuna. Sin nada ya en juego, el de Badajoz decidió poner en liza a los jugadores menos habituales en sus planes como Esteban, Cervero u Omgba además de varios jugadores de las categorías inferiores. Esto destapó las iras del aficionado azul ya que consideró como una falta de respeto que los jugadores que habían sido más habituales en sus planes desapareciesen, misteriosamente, de la última alineación de Generelo para dejar paso a jugadores con menos minutos y que la grada había demandado su participación varias jornadas antes.

Las ausencias, un ostracismo incomprensible 

El final de temporada, si se tiene en cuenta la buena regularidad que mostró el Oviedo a lo largo de gran parte de la campaña, fue decepcionante para la afición. A este asunto, hay que añadirle la desconexión total con buena parte de la plantilla, acusados de su escaso compromiso con la entidad, en detrimento de varios jugadores con los que la grada sí tenía una conexión especial. Es el caso de Esteban, Diegui Johanesson, Héctor Font, Omgba, Cristian Rivera y Diego Cervero. Determinadas decisiones técnicas tomadas tanto por Sergio Egea primero, como por Generelo despúes, sobre estos jugadores, han acabado con la paciencia del respetable. Decisiones que la grada del Tartiere no ha sabido digerir y que, en varias ocasiones, se ha manifestado en señal de descontento motivado por el bajo rendimiento en el tramo final de la temporada de los más habituales unido al exceso de oportunidades.

Foto: LFP.
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En el caso de Esteban, el portero avilesino ha venido disputando hasta la llegada de David Generelo todos los minutos ligueros desde el comienzo del campeonato. Sin embargo, curiosamente en el último partido de Sergio Egea al cargo del conjunto carbayón frente al Valladolid el 12 de marzo, el meta asturiano caería lesionado y su puesto fue reemplazado por Rubén Miño.

Sin embargo, una vez recuperado y con Generelo en el banquillo, fue el portero catalán el que continuó ocupándose de defender el marco azul, mientras que la participación de Esteban solamente se ha reducido a la última jornada de liga frente al Osasuna. Cabe decir que el rendimiento por parte de Miño ha sido bueno, sin embargo, la afición azul ha echado de menos la figura del jugador que en su día rechazó un contrato en primera por venir a jugar al Real Oviedo.

Por su parte, Diegui Johanesson también ha sufrido negativamente el cambio de entrenador. Con la llegada de Generelo, el pacense ha optado por poner en su puesto a Fernández. Esta decisión no fue bien encajada por la afición por dos razones. La primera, por considerar que el rendimiento del canterano con Egea fue óptimo. Y la segunda, porque la grada del Tartiere acusaba a Fernández como uno de los máximos responsables de la dimisión del técnico argentino.

Foto: LFP.
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Las soluciones a los notables problemas en el centro del campo no pasaron precisamente ni por Omgba ni Héctor Font. Los casos de estos dos futbolistas son muy similares. Ambos jugadores fueron piezas claves en la temporada del retorno del Real Oviedo al fútbol profesional, sin embargo esta campaña sus figuras han caído al ostracismo.

En el caso de Omgba, su último partido, sin tener en cuenta el de Osasuna, se reduce al 17 de abril cuando el camerunés salió quedando nueve minutos en el encuentro frente al Nástic. En total, el mediocentro africano disputó siete partidos, cinco de ellos como titular.

En el caso de Héctor Font, para señalar su último encuentro con la camiseta azul hay que remontarse hasta el 23 de enero frente al Lugo. El de Villarreal disputó un total de 13 partidos, tres de ellos como titular. La llegada de Míchel en el mercado de invierno y su lesión no ayudó al retorno al pasto de un jugador con una calidad irrefutable y muy querido por la afición carbayona.

Foto: LFP.
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El concurso de Cristian Rivera no se vio truncado con la llegada de Generelo al banquillo azul, sino que ya venía de atrás con Egea. Su última participación se reduce a febrero en el choque frente al Girona. Hasta entonces únicamente hubo participado en once encuentros, cuatro de ellos como titular. El portento físico del asturiano, sumado a su juventud y a la convocatoria con la selección española sub-19, parecía presagiar que iba a ser clave en los planes del míster argentino, sin embargo, ha sido Erice quien ha ocupado su lugar. Con Generelo, no ha habido sorpresas. 

En cuanto a Diego Cervero, su participación ha sido cuando menos escasa, si se compara con la temporada pasada. El jugador ovetense ha jugado un total de 188 minutos, 90 de ellos en el último partido frente a Osasuna cuando el equipo no tenía nada en juego. La llegada a principio de temporada de Toché y Koné afectó seriamente a su protagonismo, lo que le lastró a tener que asumir su rol de cuarto delantero por detrás de Linares. Lo que está claro es que gran parte de la afición, gracias a su excelente comunión con el jugador, demandó un mayor protagonismo del delantero carbayón.

Ilusiones renovadas con Fernando Hierro

El Real Oviedo afrontará la próxima temporada con el exjugador del Real Madrid Fernando Hierro al frente de la nave azul. La mano derecha de Carlo Ancelotti en su última temporada en el Real Madrid afrontará su primera experiencia como primer entrenador y tendrá que lidiar con una plaza complicada. El Carlos Tartiere es un feudo que se entrega si las cosas van bien, y ese será el objetivo del andaluz.

Foto: Real Oviedo.
Foto: Real Oviedo.

Poner punto y final a los problemas de vestuario y a unir a plantilla y afición como hace un año para que juntos remen en la misma dirección. Hierro no estará solo, tendrá un cuerpo ténico digno de Champions League. Julian Calero, ex del Oporto, Roberto Ovejero, ex del Real Madrid, y Xavi Valero, ex de Liverpool o Inter de Milán.

Hierro goza de la confianza de México y su fama de jugador luchador, duro y con amplia experiencia gracias a sus varias Champions League y capitanía con la Selección Española. Un entrenador digno de un lema, 'Orgullo, valor y garra', que pretende revivir para lograr el ascenso a la Primera División.