Joaquín Fernández Santomé, más conocido como Quinocho nació en Vigo el 17 de mayo de 1932. Empezó a jugar al fútbol en el equipo de su barrio, en el juvenil del Casablanca, y a los 19 años fue fichado por el Celta, gracias a Yayo, exjugador del propio equipo y entrenador de esa época. Quinocho jugaba de extremo, tanto por la banda derecha como por la izquierda, pero Yayo, lo reconvirtió en defensa. Dado que Joaquín aún era joven, el club vigués decidió cederlo al Racing de Ferrol, donde tan solo duró tres meses por sus altos progresos y volvió a Vigo, donde estuvo diez temporadas. En las temporadas en las que estuvo en el club vigués, disputó 202 partidos, tanto en Primera como en Segunda, y en los que marcó cuatro goles.

En 1962 quedó en libertad y fichó por el Castellón. Permaneció en él, primero como jugador y luego como secretario técnico, hasta que en 1974 el entonces presidente céltico, Antonio Vázquez, le propuso hacerse cargo de la gerencia del club. Quinocho, vigués y celtista, no lo pensó dos veces y aceptó volver a la que había sido su casa.

Quinocho antes de un partido. | Foto: yojugueenelcelta
Quinocho antes de un partido. | Foto: yojugueenelcelta

Joaquín era querido y respetado por los jugadores, técnicos, directivos y empleados, tanto del club vigués como del Castellón, adorado por el mundo del fútbol que veía en él un hombre honesto, comprensivo y con una sólida preparación.

Desgraciadamente, el jueves 20 de octubre de 1988 a las 18:30 de la tarde, dos encapuchados entraron en la sede del Real Club Celta, en el estadio de Balaídos, mientras el gerente del club y antiguo jugador, Joaquín Fernández Santomé, Quinocho, se encontraba preparando el desplazamiento que el Celta tenía que efectuar a San Sebastián. Quinocho, en un acto de heroicidad se encaró con uno de los ladrones, pero el encapuchado sucumbió a los nervios y acabó con la vida del heroico Quinocho. El encuentro contra la Real Sociedad fue suspendido en señal de duelo.

En 1995 el club olívico decidió hacer un partido homenaje a Quinocho cada año por esta heroicidad, y desde entonces se ha jugado el memorial 20 veces, y el Celta lo ha ganado en 18 ocasiones. Los otros dos partidos los ganó el Vitória Sport Clube y el Paços de Ferreira.

Quinocho no fue un jugador histórico, pero sí fue un jugador honesto, humilde y respetado en toda España, un jugador y gerente que defendió al Celta tanto en el terreno de juego como en las oficinas de Balaídos, y que siempre será recordado en Vigo y por todo el celtismo.