Cinco redactores de Villarreal VAVEL han opinado sobre los dos últimos entrenadores amarillos y han tratado de llegar a la conclusión sobre cual de ellos es el más adecuado para morar el puesto de mando del Submarino.

La opinión de Carlos Cifuentes

La respuesta es un rotundo ‘No’. Si bien, Fran Escribá ha hecho cosas interesantes en los cuatro meses y medio que lleva como entrenador y su estilo de juego es más elegante que el que proponía Marcelino, no puede decirse que ya haya superado a su antecesor. García Toral cosechó logros históricos con la escuadra de Castellón durante sus tres años y medio de gestión.

Hay muchas cosas qué reconocerle. La primera fue ayudar a ascender al equipo a la máxima categoría del fútbol español. Si bien, no consiguió romper la sequía de títulos y alzar el trofeo de la Liga Adelante, rescató al equipo cuando tocó fondo.

Una vez de regreso en Primera División, su gestión hizo que el equipo ‘Groguet’ clasificara a copas europeas en las tres temporadas restantes que él estuvo en el banquillo. A eso, cabe destacar los resultados obtenidos en el plano internacional. Unos decorosos octavos de final, de Europa League, y una histórica semifinal del mismo torneo pusieron al Villarreal en la boca del continente. Eso sin mencionar, aquella semifinal de la Copa del Rey 2014-15, en la que cayó ante el Barcelona.

Ese conjunto de buenas actuaciones hizo que la afición volviera a creer en la posibilidad de ganar un título a corto plazo. Por ahora, no puede equipararse el trabajo de Escribá al de Marcelino. El nuevo entrenador tiene la tarea de sostener y superar la gran labor de su antecesor, tanto en el ámbito local, como en el internacional. Sin embargo, va por buen camino, los resultados se están dando y el equipo parece coger forma poco a poco. Veremos si ‘Fran’ logra seguir avanzando en el frente que le queda (Europa League), y por qué no, dar ese paso definitivo y llegar a una final.

La opinión de Juan Villarroya

No es una cuestión fácil de responder, en cuanto a estadísticas es indudable que Fran Escribá ha mejorado levemente a su homólogo en la primera vuelta recientemente terminada, pero da la sensación que con Marcelino el equipo siempre competía a su máximo nivel. Sinceramente creo que más que el cambio de entrenador, el hecho de que los jugadores sigan estando igual de comprometidos, hace que el nivel competitivo se siga manteniendo a pesar de la salida traumática en verano del entrenador asturiano.

Foto: Gema Gil (VAVEL España)
Foto: Gema Gil (VAVEL España)

La opinión de Manrique Barbero

Después de intensa etapa de tres años y medio del técnico Marcelino García Toral, que cogió al equipo de La Plana en segunda división y acabó dejándolo en zona Champions y a punto de jugar una final europea, su fulminante destitución en agosto aun da que hablar entre la afición grogueta

Tanto es así que ésta parece dividirse en dos sectores: los detractores del asturiano, que no gustaban de su trato a ciertos ¨pesos pesados¨ del vestuario o de sus extrañas rotaciones, y los que siguen defendiéndole en cualquier debate, ya que provocó un salto de nivel exponencial en el equipo al que dirigió de 2013 a 2016.

Con la llegada del ex míster de Elche y Getafe, Fran Escribà, el equipo se mantiene en una buena dinámica de resultados que le lleva a situarse quinto clasificado, en dieciseisavos de Europa League y con opciones de estar en cuartos de final de Copa. No obstante, ciertos hinchas groguets no están del todo contentos con el valenciano; sus alineaciones extremadamente defensivas en choques relativamente asequibles, unidas a la excesiva tranquilidad que siempre le acompaña (en este sentido, Marcelino era su antítesis) aunque se encuentre en momentos de alta tensión les hacen pensar que Fernando Roig y sus ayudantes no acertaron del todo con la elección del nuevo entrenador. Ahora bien, ¿está resultando Fran Escribà más efectivo que Marcelino?

Lo cierto es que se antoja complicado comparar objetivamente los primeros 28 partidos en que Escribà se ha sentado en el banquillo del Estadio de La Cerámica con los primeros 28 partidos oficiales de Marcelino, ya que este llegó en el ecuador de la temporada 2012-13, cuando el ´Submarino Amarillo´ se ubicaba en la segunda división. Por tanto, quizá sea más fiable para estimar la diferencia de rentabilidad entre ambos técnicos contrastar los primeros duelos dirigidos en la máxima categoría, si bien es cierto que la plantilla de que disponía el asturiano en la temporada 2013-14 no poseía, a priori, el nivel de la actual.

El Villarreal de la temporada 2013-14 se situaba en una brillante quinta posición tras 17 encuentros disputados; 8 victorias, 4 empates y 5 derrotas no resultaban malos números para un recién ascendido, que cosechó en difíciles duelos grandes resultados; los empates ante Real Madrid (2-2) y Atlético (1-1) en El Madrigal o la victoria por 4-1 ante el Valencia daban fe de que el equipo volvía para quedarse. Por otra parte, los amarillos doblegaron al Elche en dieciseisavos de final de la copa del Rey (2-2 y 0-1), pero cayeron en la siguiente ronda, curiosamente, ante el rival de este curso, la Real Sociedad. Tras un empate sin goles en Anoeta, un solitario gol de Javi Ros en Vila-Real eliminó a los amarillos. Los castellonenses no disputaban competiciones europeas debido a su fugaz paso por la Liga Adelante.

Por su parte, Escribà ha retomado el vuelo después de caer en la fase previa de Champions ante el Mónaco: en 17 partidos de liga ha salido victorioso en 8, con tablas en 6 y derrotado en 3, y se sitúa también en quinta posición. Sus grandes actuaciones ante equipos de renombre como Real Madrid (1-1), Sevilla (0-0), Barcelona (1-1) o Atleti (3-0) se contrastan con tropiezos inesperados como ante Eibar (2-1), Granada (1-1) o Leganés (0-0); partidos donde, quizá, le lastraron sistemas demasiado defensivos. Ha superado la fase de grupos de la Europa League con más apuros de los esperados en un grupo en el que era claro favorito, mientras que en Copa del Rey superó sin problemas a Toledo (0-3 y 1-1) y  perdió por (3-1 y 1-1) ante la Real Sociedad, quedando pues eliminado.

Marcelino era un entrenador que se ceñía más a las tácticas, anclado en su 4-4-2 y en sus rotaciones radicales y cuyos prontos trajeron más de un problema a su equipo, pero cuyo bagaje en los amarillos es objetivamente muy meritorio. Por otro lado, Escribà es un hombre sereno, con mano izquierda, poco amigo de excesivas rotaciones y más flexible tácticamente, pero al que a veces condena la falta de ambición. ¿Quién ha aportado más al Villarreal, o quién aspira a aportar más? Juzguen ustedes mismos.

La opinión de Arturo Encinar

Marcelino y Fran Escribà, dos estilos, dos personalidades y dos caracteres diferentes. Sin duda discernir entre cual de los dos ha dado un mejor rendimiento al frente del Villarreal se antoja una tarea complicada.

Marcelino era y es un entrenador con mucha personalidad, cuyo paso por el banquillo amarillo no dejó indiferente a ningún aficionado. Carácter fuerte, algo autoritario y caracterizado por un alto nivel de exigencia, Sus equipos funcionan como relojes, con los movimientos automatizados y muy eficaz. Un estilo de juego basado en la solidez defensiva y la efectividad en ataque que hizo brillar y triunfar en Vila-Real como no pudo hacer en ningún otro equipo. Quizás algo falto de ambición, pero era capaz de imprimir intensidad y actitud a sus jugadores.

Esta precisamente es la principal carencia de su sucesor, Fran Escribà, un entrenador que se muestra impasible en la banda y sin la capacidad de insuflar intensidad ambición a su equipo cuando este lo requiere. Algo conservador y defensivo con sus planteamientos para los partidos fuera de casa, pero con una propuesta más ofensiva y vistosa que la de Marcelino. Al contrario que el asturiano, es capaz de mantenerse al margen de exabruptos y polémicas, pero se le requiere más carácter y esencia ganadora si quiere ser el entrenador que lleve al Villarreal hacia un título.

Quizás ahora sea pronto para juzgar, pero los guarismos del valenciano son más positivos que los de Marcelino, pero su carácter y su forma de afrontar los partidos siembra desconfianza entre la afición. Habrá que volver a hacer un análisis crítico a finl de campaña, pero la alargada sombra de Marcelino (a juicio de un servidor) aún se cierne sobre un Escribà, que todavía tiene trabajo por delante si quiere dejar huella en el club.