Uno de los aspectos más elogiables de don Javier Pérez, presidente del CD Tenerife entre 1986 y 2002, fue su carácter innovador, moderno y vanguardista, algo que convirtió al conjunto insular en uno de los más adelantados de su época en nuestro país; espots publicitarios en los que se instaba a la afición chicharrera a "reventar" el Heliodoro, grandiosas presentaciones de plantilla en el estadio, organización de torneos veraniegos con rivales galácticos, reparto masivo de revistas relacionadas con el entorno blanquiazul, etc.

En este contexto, que coincidió con la época más destacada a nivel deportivo del "Tete", se pretendió en todo momento ser un referente y no estar a la cola en asuntos que llamaran la atención de todo aquel que quisiera espectáculo y fútbol, un tándem imprescindible desde hace unos pocos años debido al crecimiento de los medios de comunicación, las redes sociales, el cambio de mentalidad de la sociedad, entre otros. 


Siguiendo esta línea que tantos éxitos aportó a la entidad, a principios de la década de los noventa se apostó decididamente por dotar al Tenerife de una mascota que acercara el club a la masa social y se convirtiera en un símbolo que uniera al tinerfeñismo, sobre todo a los más jóvenes.

Aún hoy no se conocen los motivos que llevaron a la directiva a elegir un elefante como animal del equipo -una especie que nada tiene que ver con la isla-. Lo que en un primer momento se criticó por ridículo, inútil e innecesario pronto se convirtió en todo un reclamo para niños, padres y abuelos que veían en Elio-Doro, el peculiar nombre escogido, una atracción desenfadada y divertida que dinamizaba el recinto capitalino en cada partido.


Así pues, se comenzaron a vender todo tipo de artículos con la mascota de protagonista: desde un pin para los señores de Tribuna hasta un libro infantil titulado "Las aventuras de Elio-Doro", donde se explicaba que el carismático elefante había llegado a Tenerife desde la conocida playa de Las Teresitas. Un auténtico éxito que aún pervive en el recuerdo de muchos chicharreros que conservan revistas, bufandas o pósters del animal más popular de la década. 


A pesar de esto, se desconoce de igual modo por qué progresivamente se fue dejando en el olvido todo este tema; ya no se veían revistas narrando las hazañas del mamífero, los niños preferían jugar con dinosaurios y los señores de Tribuna no querían saber nada de unas orejas tan voluminosas en sus impolutos trajes de charol. Sorprendentemente, Elio-Doro era cosa del pasado. 


Pasaron los años y cada vez se acentuaba más ese olvido. Preguntabas a los adolescentes por la mascota del "Tete" y te respondían que el club no tenía, ibas al estadio con una bufanda del animal y te miraban como si fueses un trasnochado que aún cree en la vuelta de ABBA. Estábamos en la época de las redes sociales, pero nadie tenía unas cuantas líneas para rememorar esas tardes llenas de historia en pleno Santa Cruz. 


Cuando se había perdido la esperanza, hace alrededor de un año apareció en Twitter una plataforma que, bajo el nombre de usuario @mascotatete, propone "recuperar la mítica mascota del CD Tenerife". Sin hacer ruido, como quien no quiere la cosa, se ha conseguido sacar del olvido al elefante más simpático de Canarias y recoger diversos testimonios de aficionados blanquiazules que en su día vivieron la "fiebre Elio-Doro". El CA Osasuna recuperó en similares circunstancias a "Rojillo", su joven animador que vivió el olvido de la entidad durante más de una década. 


Aunque todavía no se ha logrado una respuesta del club, recientemente ha comenzado una recogida de firmas online que busca llamar la atención del club y lograr que, por fin, Elio-Doro vuelva a su casa, el Heliodoro Rodríguez López.