El equipo de Nervión se jugaba mucho en este encuentro tras la goleada que sufrió en el Otkrytie Arena en la tercera jornada de la Champions, mazazo que derrumbó al conjunto de Berizzo que en este gran encuentro logró reconstruirse nuevamente.

Los de Berizzo van a por todas

En una noche sevillana donde el público de Nervión colapsaba las gradas se veía tras el pitido inicial un Sevilla cargado de energía y llegando constantemente al campo del rival, tanto es así que nada más comenzar, Banega, disparaba a puerta después de haberse introducido entre la defensa rusa.

Los de Carreras intentaban cerrar la defensa pero siempre de una manera u otra los del Pizjuán se abrían paso para causarles algún que otro susto. Conforme el reloj corría el equipo de Moscú iba abarcando terreno aunque no conseguían dar el centro correcto ya que la defensa sevillana estaba muy atenta a cada uno de los atacantes.

Los de Berizzo mostraban un juego con el que hace tiempo no deleitaban a su público, pases en profundidad que se introducían entre Tasoi y Dzhikiya, centros que rozaban por muy poco la cabeza de los rematadores rojiblancos, y una continuidad en la posesión que se echaba de menos en las filas del conjunto sevillista. Lo único que les faltaba era el disparo final que no era del todo acertado.

El Spartak daba la otra cara, quizás una no tan positiva como la de los locales, mostrando pocas llegadas y una coordinación entre ellos que era escasa, haciendo que muchos pases se fueran largos y no consiguiendo causar peligro bajo palos a Sergio Rico. Estaba mostrando un juego muy diferente al que ofreció en Moscú y el Sevilla lo estaba aprovechando.

El conjunto del técnico argentino no hacía más que causar peligro por la banda de Sarabia, jugador que con cada jugada se crecía más y más volviendo loco al lateral ruso, Kombarov. Los locales se veían asentados en el campo pero sin terminar de anotar el tanto, esto cambió en el minuto 29 cuando Banega se dispuso a centrar un Corner que cayo justó encima de Lenglet, este saltó cabeceando el balón y subiendo el 1-0 al marcador.

Se acercaban los últimos minutos de juego y los de Carrera tan solo tuvieron una jugada clave en la que se vio obligado a intervenir el guardamenta rojiblanco, fue de las botas de Fernando, que tras una falta desde fuera del área consiguió que los sevillistas tragaran saliva.

Choque de trenes

El conjunto de Moscú salió con otra mentalidad, decidido a hacer algo más en la segunda parte e intentó con todas sus fuerzas llegar con más contundencia al área rojiblanca, ya que la lectura que hicieron en casa del Spartak no era similar a la que hoy se estaba viviendo en el Sánchez Pizjuán.

Los primeros sustos vinieron por parte de los jugadores de Nervión, más concretamente de las botas de Mercado, que tras irse de la defensa rusa al completo disparaba haciendo que el esférico se fuera rozando el palo derecho. Los corner a favor de los locales eran algo habitual pero no estaban teniendo tanta suerte como en el primer periodo.

El equipo sevillano consiguió nuevamente lo que quería en el minuto 59 subía al marcador el 2-0 gracias a un disparo ejemplar de Banega, Selikhov no se lo esperaba y por lo tanto cuando se intentó estirar para interceptarlo no lo consiguió. Se estaba viendo cada vez más cerca el sueño de llevarse la victoria.

La felicidad sevillana cada vez era mayor pero se acabó cuando en el minuto 75 el recién cambiado, Zé Luís, anotó el 2-1 tras un remate con la derecha desde el centro del área al centro de la portería. Es aquí cuando el conjunto visitante estuvo más peligroso que nunca con numerosas llegadas que esta vez si que causaban peligro.

El final del encuentro se vivió con mucha tensión, tanto por parte de los jugadores como de la afición, pero ya no había más que decir. Ambos conjuntos pusieron lo mejor de si en el terreno de juego pero al final esta batalla la ganó el Sevilla FC frente a un rival un tanto diferente al de la derrota en Moscú.