La rivalidad entre el Fútbol Club Barcelona y el Espanyol ha quedado archivada en los anales de la historia y en cada uno de los enfrentamientos que ambos clubes catalanes disputan, surge un espíritu de batalla digno de ver en los jugadores, que al salir al césped, se transforman para intentar conseguir una victoria que les de ventaja en unas estadísticas marcadas por la polémica.

La rivalidad que hay entre los culés y los pericos es una rivalidad con antecedentes y que todavía está presente

El fútbol en Cataluña tiene sus orígenes hace varias decenas de años. En el siglo XIX, debido al clamor que generó una colonia inglesa y debido a la influencia de los universitarios catalanes, Hans Gamper, un empresario suizo afincado en Barcelona, fundaba el club azulgrana que tiempo después estaría vinculado por un fenómeno de rivalidad a una sociedad deportiva que en sus orígenes se denominó Sociedad Española de Foot-ball y que llevaba la firma de Ángel Rodríguez Ruíz, un estudiante de la Universidad de Barcelona que fundó el club perico junto a sus compañeros en el siglo XX. 

El enfrentamiento y el espíritu de revancha no habían hecho más que empezar. En los años 20, cuando este deporte cogió más popularidad en Cataluña, en un contexto político y social de gran convulsión, se disputó un Campeonato de Cataluña en el que ya se comenzaron a registrar los primeros incidentes violentos entre los aficionados de ambos clubes y que a posteriori, llevaron a la suspensión del partido con una reanudación a puerta cerrada.

La historia de una rivalidad que se hace cada vez más fuerte

La violencia ha sido siempre el principal resultado de la rivalidad que ha habido entre ambos clubes. En un torneo amistoso, celebrado en la temporada 1908/09 y organizado por el conjunto perico, se comenzó a presenciar con claridad lo que fue el prólogo de una enemistad anunciada que cada año coge más fuerza y que se ha convertido en inmemorable y en una rutina que está cada vez más en el punto de mira de unas aficiones con lazos intratables.

Crónica de una rivalidad anunciada

La cronología de los encuentros se ve marcada por numerosos acontecimientos que han quedado registrados en la historia de ambos clubes. Prevaleciendo durante todo este tiempo, estos acontecimientos han sido presenciados en derbis marcados por la faceta más polémica, que se ve aliviada por pequeñas excepciones en las que todavía priman la deportividad y la profesionalidad.

Derbis de alto voltaje y provocación

El comienzo de este enfrentamiento deportivo comienza a reforzarse en acontecimientos deportivos como el de la polémica Copa Ciutat-La Riva, celebrada en el año 1912. En este trofeo, organizado por el Espanyol, hubo una ruptura mutua de relaciones entre ambos clubes. En el primer choque disputado, no hubo otra cosa más que insultos, dureza y agresiones entre los futbolistas de ambos equipos. 

El derbi de la calderilla fue el primer gran escándalo del fútbol catalán. En un encuentro correspondiente al Campeonato de Catalunya, celebrado en el campo de Les Corts, el primer tiempo del encuentro fue marrullero y originó un encontronazo entre ambas aficiones tras la lesión de Alcántara, que tuvo que abandonar el terreno de juego por una dura entrada de Saprissa y la patada que Caicedo recibió por parte de Samitier. El ambiente marcado por una lluvia de monedas y alguna que otra piedra, traspasó las puertas de los vestuarios antes de que el partido se reanudara a puerta cerrada y sin público, una actitud que sigue vigente en el público más ultra de este deporte y que en ocasiones, eclipsa la actualidad y la deportividad que debería presenciarse en cualquier terreno de juego.

Unos derbis inolvidables e imperdonables

Y del eclipse del caos, a otro derbi trágico que tuvo lugar en el año 1952. El Espanyol visitaba el estadio de Les Corts como líder, con seis puntos de ventaja, algo a lo que la afición blaugrana respondió con contundencia, reventando las gradas del estadio. El balance de víctimas habla de un muerto y decenas de heridos. Las cifras más clamorosas fueron tapadas por una remontada azulgrana un tanto polémica, encabezada por Hanke y Moreno.

La agresión de Kubala a Aguirre ha quedado en el subconsciente de todos los pericos. En un encuentro en el que el arbitraje pasó a ser un nefasto recuerdo para la afición azulgrana, el momento de más renombre llegó en el minuto en el que con una agresión del jugador húngaro, el conjunto azulgrana reivindicaba al equipo arbitral su desacuerdo con las decisiones tomadas por el colegiado, Ortiz de Mendíbil.

Estos encuentros han tenido también su parte de provocación. La amistad entre Johan Cruyff y el defensa de las filas blanquiazules, Fernando Molinos, fue la gota que colmó el vaso de la zaga perica. Los duelos entre ambos jugadores fueron tan épicos, que el holandés le llegaba a hacer gestos al defensa blanquiazul sacándole de sus casillas. Cruyff era un tipo que congeniaba a la perfección con todo el mundo y que en el césped de un campo de fútbol, te maravillaba con su zancada, su rapidez y su toque, con la esencia que tanto ha caracterizado al Barça durante tantos años y que ha quedado grabada en el esquema táctico de Can Barça. Con el tiempo, Cruyff y Molinos consolidaron una amistad que siempre terminaba en los terrenos de juego y de la que el que fuera jugador perico, siempre ha comentado: "Cuando cubría a Johan, sabía a lo que me exponía. Si no le entraba duro, se iba, y mi misión era que nunca se fuera. Por eso le entraba fuerte".

Una historia con comienzo en el siglo XIX se cerraba después de un siglo con la anécdota más curiosa, la de Heredia y su clavo. El hispano-argentino siempre advertía a sus marcadores con un clavo bajo el vendaje que siempre llevaba en la muñeca.

El comienzo de una nueva década

La década del 2000 comenzaba con una prolongación de una rivalidad que ya era más que vigente. 

En el año 2003, el derbi catalán estuvo marcado por las seis expulsiones que el colegiado, Pino Zamorano, realizó durante el partido. Tres futbolistas de cada bando tuvieron que abandonar el terreno de juego por el alto voltaje que se estaba presenciando a pie de campo.

Ronaldinho podría contar a la perfección cómo se vive a pie de campo un derbi catalán. En el verano de 2004, ambos equipos disputaron la final de la Copa Catalunya. Este enfrentamiento estuvo marcado por la entrada que Soldevilla le hizo a Ronnie, que cayó lesionado y que hizo que se tuviera que perder las dos primeras jornadas de la competición liguera. Las declaraciones polémicas no sólo se han presenciado en la actualidad, sino que tanto en un bando como en el otro, se han presenciado en todo momento. Al terminar el encuentro, Joan Gaspart, el presidente del club azulgrana, visitaba el Estadi Olímpic en posiciones de descenso, algo celebrado por el central blanquiazul que arrolló a Ronaldinho en pleno partido y que provocó que el Barça reaccionara a tiempo con un resultado a favor que terminó hundiendo a los pericos.

Las relaciones se rompieron del todo en el verano de 2005. El club blanquiazul tenía apalabrada con Can Barça la cesión del ariete argentino Javier Saviola, y la decisión final del club azulgrana de cederlo a Nervión, enfureció al presidente del conjunto albiazul, Daniel Sánchez Llibre, que desde ese momento, decidió no acudir a los derbis que se celebrasen en el Camp Nou.

En 2008, la despedida al Estado Olímpic del Espanyol previa a la inauguración de Cornellà-El Prat, estuvo marcada por el lanzamiento de bengalas. Los radicales azulgranas lanzaron bengalas encendidas contra los aficionados pericos y este incidente hizo que el encuentro se suspendiese durante diez minutos, dando una prórroga a ambos bandos para que volviera la calma. Este derbi siempre será reconocido como el derbi de la vergüenza y el derbi que se jugó en las calles en vez de en el césped, con más fanatismo y menos cabeza.

"El Tamudazo", siempre en el subconsciente del más culé

El 9 de junio de 2007 se hizo el silencio en el Camp Nou. El delantero español Raúl Tamudo mandó callar a toda la afición azulgrana en el minuto 90. El gol que marcó en tiempo ajustado fue el que firmaba el empate del derbi catalán, mediante el cual, el Fútbol Club Barcelonaperdía el liderato a falta de una jornada para que se terminara la competición liguera y lo que le dio el título al Madrid de Capello.

"El Tamudazo", la herida perica más profunda en Can Barça

"El Tamudazo" tiene una larga y memorable intrahistoria. En un encuentro en el que se colgó el cartel de sold out en el Camp Nou tras venderse las casi 12.000 entradas que se pusieron a la venta para el derbi, estuvo presente la sospecha de los maletines. Al final de una temporada, siempre se suele hablar de primas y esta temporada no fue una excepción. El conjunto perico llegaba al Camp Nou en el mismo día en el que el Real Zaragoza se enfrentaba al Real Madrid, algo que fue puntualizado por el capitán perico, Dani Jarque, que recordaba el objetivo del Espanyol: "Queremos ganar por nosotros. Nada más".

En una noche de locura, los transistores jugaron un papel fundamental. Muchos aficionados estaban pegados a la radio para informarse de lo que parecía ser una crónica de una pérdida anunciada. De estar con 75 puntos y el Madrid con 72, tras el gol de Tamudo, el Fútbol Club Barcelona se quedó en los 73 y la afición del Camp Nou quedó helada.

Rivalidad a pie de campo, pero también entre directivas

La rivalidad entre ambas entidades no sólo se ha vivido a pie de campo. El enfrentamiento ha traspasado la frontera de las directivas. Desde la declaración de Joan Gaspart como persona non grata en Cornellà, hasta el pique de Sánchez Llibre con Laporta por el caso Saviola, la rivalidad, además, ha traspasado fronteras como la de los mercados de fichajes, en los que los acuerdos entre ambos clubes siempre se llegaban a quebrantar. Uno de los casos más sonados ha sido el de Baena, y otro más reciente aún, el de Adrià Bernabé. Una de las perlas de la plantilla perica, cambió de "samarreta" en 2013. De Sant Adrià a Sant Joan Despí, el joven de doce años firmó por el club azulgrana.

Las excepciones en las que primaron el compañerismo y la profesionalidad

Los años pasarán en el mundo del fútbol, pero siempre se tendrá un tierno recuerdo de aquellas personas que se han ido quedando por el camino

En el momento en el que la tragedia sacude a un deporte tan bonito como el fútbol, todos los jugadores y aficionados permanecen unidos en bloque. Los blanquiazules siempre tendrán en su memoria a Dani Jarque, su capitán de corazón blanquiazul.

Cada 8 de agosto, los aficionados pericos rinden homenaje al que fuera su capitán en el minuto 21. 

Andrés Iniesta es una de las excepciones en las que ha primado el compañerismo y la profesionalidad. El centrocampista manchego siempre ha dicho que nunca fue consciente de haberse quitado la camiseta en la final del Mundial de 2010

Cuando la tragedia sacude a un deporte tan bonito como el fútbol, todos los jugadores y aficionados permanecen unidos en bloque

El capitán del Fútbol Club Barcelona ha reconocido más de una vez que la muerte de su amigo, Dani Jarque, le pilló en el peor momento anímico posible. En la final del Mundial de 2010, Iniesta marcó el único gol que le daba la victoria a España. En la celebración, el capitán de la rojigualda se acordó de su amigo fallecido, Dani Jarque, y levantándose la camiseta, dejó que se viera un homenaje que le quiso hacer con el corazón: "Dani Jarque, siempre con nosotros". Esa frase conquistó a una afición blanquiazul que desde ese momento, siempre ha recibido con ovación al manchego, rememorando la importancia que tenía el capitán blanquiazul en el equipo, tan respetado por todos. La familia del jugador blanquiazul, quiso agradecer las muestras de cariño y la mujer de Dani Jarque, simbolizó lo que tanto tiene que prevalecer en el fútbol: la deportividad

La mujer del deportista catalán siempre le ha estado agradecida a Andrés Iniesta y en una carta que le envió al futbolista manchego, comentó: "Fuiste una persona muy especial en la vida de Dani porque él así lo sentía, y de ese mismo modo, nos lo quiso transmitir. Si tuviera que hacer un repaso de momentos que tienen que ver contigo, todos ellos serían capaces de dibujarme una sonrisa".

Iniesta siempre ha ido dando lecciones allí por donde ha pisado y una de las más vigentes ha sido, es y será la que dice: "El compañerismo también es la clave del éxito".

El homenaje de Andrés Iniesta a Dani Jarque en el Mundial de 2010 | Foto del Fútbol Club Barcelona
El homenaje de Andrés Iniesta a Dani Jarque en el Mundial de 2010 | Foto del Fútbol Club Barcelona
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