Compromiso, perseverancia y símbolo. Esas palabras son las que mejor definen al capitán del primer equipo, Andrés Iniesta.

La trayectoria de la elegancia y la moderación personificada se labró en una historia de humildad con comienzo en Fuentealbilla, donde en el Torneo Nacional Alevín de Fútbol 7 de Brunete, un joven centrocampista sensacionó en las filas del Albacete, donde comenzó el duro camino a recorrer del vivo ejemplo de una lucha continua en la que poco a poco fue naciendo el barcelonismo dentro del que pronto portaría el brazalete de capitán de un barco en el que el compromiso fue la clave del crecimiento de un equipo.

Con lágrimas y sudor, 'Don Andrés' ha calado dentro de los amantes del buen fútbol y ha dejado huella en Can Barça, donde con apenas 12 años, se fue integrando en la disciplina de La Masia, la fábrica de talentos que comenzó a echar humo con progresión de por medio, sacando a la luz la deportividad y la leyenda de uno de los jugadores que más partidos han disputado con la elástica blaugrana.

Andrés Iniesta en La Masia | Foto de Andrés Iniesta
Andrés Iniesta en La Masia | Foto de Andrés Iniesta

Compromiso e insistencia

A principios de la temporada 2000/01, la pieza clave de la medular culé ascendía al filial, donde poco a poco fue asumiendo el rol de cerebro de un equipo en el que su sueño siempre fue debutar de forma oficial con la plantilla profesional. Con empeño y resistencia, el manchego se fue abriendo paso con calidad de por medio y alcanzó sus expectativas en el mes de octubre de 2002, cuando debutó con Louis Van Gaal.

Como jugador de la primera plantilla, Iniesta supo ganarse el cariño de todo el barcelonismo con calidad, compromiso y trabajo de por medio, adquiriendo el prestigio de una de las piezas básicas en la lucha de los títulos que poco a poco, y con la cantera como base, fue alzando el plantel blaugrana. Con Rijkaard manejando el timón desde la zona técnica, Andrés fue labrando su futuro en la plantilla consiguiendo la confianza en la medular y teniendo todos los minutos posibles, disputando 35 partidos de los 38 en la competición doméstica de la temporada 2004/05.

Referente para todos los canteranos culés

La consagración del espectáculo con el que poco a poco fue dejando boquiabierto a cualquier aficionado se forjó en la temporada 2005/06, cuando como mediocentro y aprovechando el tiempo de ausencia de Xavi por lesión, adquirió el rol de referente, alzándose con el título liguero y con la máxima competición continental, jugando en total 33 partidos.
La magia en el Camp Nou no pasaría desapercibida y tampoco sería intermitente. La evolución del centrocampista manchego seguiría siendo el engrase del engranaje culé durante el resto de temporadas, en las que con el técnico holandés, portó el dorsal número 8 en su espalda, alzando el ritmo de participación y explotando su calidad entre las cuatro paredes de un estadio que le vería crecer a nivel personal y profesional, al lado de verdaderas leyendas.

Como interior o extremo izquierdo, el de Fuentealbilla era capaz de maravillar hasta al más rival con su capacidad de regate, su desparpajo y su solvencia en la medular. Con verticalidad, asumió el rol de motor culé y pasó a ser referente para todos aquellos canteranos que poco a poco, iban encontrando esperanza en la historia de humildad del que hoy en día es capitán, en el momento en el que fue capaz de conducir a su equipo a la final de la competición europea celebrada en Roma con un gol en el que el mito de Stamford Bridge caló hondo en el sistema de juego de una plantilla en la que el trono europeo sería alcanzado por la épica del Pep Team.

Perseverancia y superación con récords incluidos

A pesar de que las lesiones minaron su rendimiento durante la temporada 2009/10, Andrés siguió luchando y continuó siendo un símbolo del barcelonismo. Jugando 29 partidos en total, su gran papel con la rojigualda fue providencial para que pudiera estar en la lucha por el podio en el Balón de Oro, detrás de su compañero Leo Messi, quedando como segundo mejor jugador del mundo y marcando un antes y un después en su trayectoria: diciendo adiós a las lesiones y ayudando al equipo a alzarse con un nuevo alirón y otra Champions en la temporada 2010/11, el de Fuentealbilla logró su mejor registro como azulgrana disputando un total de 50 partidos.

Grandes dosis de fútbol

Con el tiempo a contracorriente, el 14 de abril de 2012, el 8 alcanzaría la leyenda en el club azulgrana con sus 400 partidos oficiales, convirtiéndose en el décimo jugador de la historia que alcanzaba esa cifra.

En la figura de la medular azulgrana recobraría vida algunos récords como el de imbatibilidad de la temporada 2011/12, en la que ante el Real Madrid, cumplía 55 partidos sin perder en la competición doméstica desde la derrota con la que cayeron ante el Hércules.

Lo de Iniesta no tenía parangón y poco a poco, empezó a ser partícipe de la consecución de más títulos con grandes dosis de fútbol que a su vez, permitieron a la entidad azulgrana alzarse con la Supercopa de España, la Supercopa de Europa, el Mundial de Clubes y la Copa del Rey, firmando su temporada más goleadora en Europa con tres dianas.

En la temporada 2014/15, el centrocampista manchego recobró la magia futbolística alcanzando la marca de 549 partidos de Migueli y entrando en el podio histórico del club, únicamente superado por los 767 de Xavi y los 593 de Puyol.

Gloria con la rojigualda

Andrés Iniesta ha sido, es y será un referente para las futuras generaciones de España. Jugando el Mundial de 2006, el de Fuentealbilla alcanzó en el año 2010 la gloria con la rojigualda en tierras sudafricanas, cuando ante Holanda, los de Vicente del Bosque se alzaban con la primera Copa del Mundo. Aquella celebración conmocionó a todos los aficionados mundialistas; con la camiseta en su mano izquierda y la leyenda en recuerdo de Dani Jarque, el capitán del Espanyol, el centrocampista azulgrana celebraba el triunfo pensando en su amigo.

Ocho años después, las piernas de la magia se apagan y aunque siga siendo un jugador importante y vital para Lopetegui, él mismo sabe que por el momento y por naturaleza, posiblemente el Mundial de Rusia será su última aparición como internacional.

Andrés Iniesta, símbolo del fútbol español | Foto del Fútbol Club Barcelona
Andrés Iniesta, símbolo del fútbol español | Foto del Fútbol Club Barcelona

Coutinho cogerá su testigo

El millonario fichaje del crack brasileño ha sido otro paso más en la renovación del centrocampista y pieza clave de la medular culé. Con total seguridad y dejando en buenas manos el regate y el buen fútbol, Andrés Iniesta dejará el testigo a la magia personificada del joven de Río de Janeiro e internacional con 'La Canarinha', quien poco a poco está dejando buenas sensaciones con la elástica blaugrana y driblando a cualquier rival con buenas asistencias a sus socios en la zona de ataque.

El adiós de Iniesta comenzó con sus prolegómenos en el momento en el que poco a poco, comenzó a ser cambiado en el minuto 65 de todos y cada uno de los partidos, siendo titular en los más esenciales y siendo significativo en los 19 de los 29 jugados. Andrés ya no es capaz de aguantar un partido entero y después de haber estado en el contexto de su regate a su adiós culé, saldrá por la puerta grande de un equipo al que se lo ha dado todo y por el que ha luchado con uñas y dientes.

De la inexperiencia a la experiencia siendo testigo de grandes momentos

Andrés Iniesta ha sido testigo de los mejores momentos por los que ha pasado el conjunto azulgrana. De la inexperiencia a la experiencia; así se define una trayectoria en la que con buen fútbol, el de Fuentealbilla cogió el testigo de las auténticas leyendas culés forjándose como capitán en el mes de enero de 2009 y marcando su primer gol contra el Levante en el mes de enero de 2004 en la Copa del Rey.

El 2 de mayo de 2009, el Fútbol Club Barcelona goleaba con un 2-6 en el marcador al Real Madrid. Con Pep Guardiola, Andrés Iniesta, Xavi Hernández y Leo Messi comenzaron a dictar sentencia de una épica que poco a poco se convertiría en mordiente ante cualquier rival. Con el gol de Stamford Bridge en la recámara y con la calificación de memorable, el "le pegué con el alma" del manchego demostró el compromiso del talento en la medular con el que barcelonistas y los más aficionados, presenciaron la relación musical del mago con el balón.

Ver jugar a la moderación a pie de campo ha sido un regalo y así se ha demostrado en todos y cada uno de los estadios en los que ha sido aclamado, arrastrando una historia en la que un chico sencillo, terminó convirtiéndose en ídolo.