La Copa Mundial, torneo que escenifica a la máxima potencia la pasión y competitividad que algunos llaman fútbol. Este campeonato está reservado para elevar a la eternidad del Olimpo a los mejores jugadores y equipos de la historia, siendo igual de duradera la espina clavada para aquellas leyendas que no pudieron levantar el trofeo dorado.

Así es el fenómeno único y especial de convertir a tu país en la mejor selección del mundo por cuatro años. Al menos por ese tiempo es lo que dura el brillo de la estrella bordada sobre el escudo de los combinados nacionales, dado que como en tantas facetas de la vida, el fútbol solo entiende del presente y el ayer no es sinónimo de mañana.

Esto ya lo han sufrido en sus carnes tres de los cuatro últimos campeones europeos, pues en su defensa de la corona Mundial sucumbieron a las primeras de cambio sin poder superar la fase de grupos. Por lo tanto, es un factor muy a tener en cuenta por el campeón vigente: Alemania.

Por ello, ahora la alargada sombra de esta  maldición acecha a la selección de Joachim Löw, quien tras ganar en Brasil luchará en tierras rusas contra los usurpadores del trono y, al mismo tiempo, contra el propio destino.

Francia 1998: como en casa, en ningún sitio.

Zinedine Zidane alzando la Copa del Mundo a los cielos de París. Fuente: FIFA.
Zinedine Zidane alzando la Copa del Mundo a los cielos de París. Fuente: FIFA.

Tal y cómo definía el propio Laurent Blanc el pasado mes de febrero ante los medios oficiales de la FIFA, aquella selección francesa se compuso de "trabajo, alegría y victoria". 

La fase de grupos no pudo ir mejor para los intereses franceses: tres contundentes victorias ante Sudáfrica (4-0), Arabia Saudí (3-0) y Dinamarca (2-1) y los primeros alardes de calidad de dos jovencísimos delanteros de 21 años: Thierry Henry y David Trezeguet, aportando dos goles cada uno en la fase inagural.

En octavos esperaba  la Paraguay de José Luis Chilavert, contra quien no podrían contar con Zidane (sancionado con dos partidos por agresión). Como no podía ser de otra manera notaron de forma sensible su baja, pues no sería hasta el minuto 114 en el que Trezeguet bajó magistralmente el esférico con la testa para que el propio Laurent Blanc fusilara al arquero paraguayo y consiguiera el billete a cuartos.

Lilliam Thuram salvando una entrada del capitán italiano, Paolo Maldini. Fuente: FIFA.
Lilliam Thuram salvando una entrada del capitán italiano, Paolo Maldini. Fuente: FIFA.

La competición siguió su curso y en cuartos se cruzaron con Italia, en un encuentro que se decantó irremediablemente en los penaltis. Zidane (de vuelta tras su sanción), Trezeguet y Henry (partiendo desde el banquillo) y de nuevo Blanc, con el decisivo, cumplieron con  sus lanzamientos desde los once metros.

Por la parte italiana, Roberto Baggio, Costacurta y Vieri hicieron lo propio. No obstante, los porteros también fueron protagonistas y Pagliuca detuvo el disparo de Lizarazu y Barthez el de Albertini. Todo quedaba en los pies de Luigi Di Biagio pero el travesaño se entrometió para salvar a los anfitriones y otorgarles el pase a semifinales. 

Así pues el último obstáculo antes de la final sería la sorprendente Croacia -su primer mundial desde la separación de Yugoslavia- del posterior pichichi de la competeción: Davor Suker (6 goles).

De esta manera, la selección francesa tuvo que sobreponerse al tanto inicial del delantero del Real Madrid. En esta ocasión la figura que se agigantaría para alzarse como salvador galo sería la de Lilliam Thuram, quien con dos zarpazos dio la vuelta al marcador. 

Sin embargo, también habrían sombras en esta victoria pues expulsaron a Laurent Blanc por agredir a un rival, perdiéndose la final por ello, esperaba la Brasil de "O fenomeno": Ronaldo Nazario

De forma paradójica, en la final se vería el marcador más abultado de las eliminatorias a favor de los anfitriones. Un partido que pasó a la eternidad del recuerdo del país francés con los dos únicos -y calcados -goles en la competición de Zinedine Zidane y el tanto definitivo de Emmanuel Petit

Corea/Japón 2002: el origen de la maldición.

El Hadji Diouf gritó su nombre al mundo entero con su gol al combinado francés. Fuente: FIFA.
Bouba Diop marcando su gol al combinado francés en el primer partido de la fase de grupos. Fuente: FIFA.

El Mundial de 2002, disputado en Corea y Japón, fue donde comenzó la maldición del campeón. Y es que tal y como demuestra la historia más reciente, la defensa del trono siendo un combinado europeo lleva a la mayor de las decepciones al caer derrotado a las primeras de cambio. 

Ubicados en el Grupo A con Uruguay, Dinamarca y Senegal, la selección -en aquel entonces- dirigida por Roger Lemene no consiguió ni siquiera una victoria. 

En primer lugar, una sorprendente Senegal (que caería en cuartos contra Turquía) se impuso por 0-1 con gol de Bouba Diop. Tras un empate a nada contra los sudamericanos, la debacle se confirmaría con la derrota por 2-0 ante los daneses.  

Cero goles a favor fue el pobre balance para una selección que supo extender su éxito ganando también la Eurocopa del 2000 a Italia, precisamente el rival que obtendría su vendetta en el siguiente Mundial. ​

Plantillas.

Alemania 2006: Italia, los gladiadores que van a vencer, te saludan.

La escuadra italiana alzando, cual comandante romano, al posterior Balón de Oro, Fabio Cannavaro. Fuente: FIFA.
La escuadra italiana alzando, cual comandante romano, al posterior Balón de Oro, Fabio Cannavaro. Fuente: FIFA.

No hay mejor manera para entender la grandeza de la Italia victoriosa que repasar los jugadores que conquistaron Alemania como legionarios del antiguo Imperio Romano: Del Piero, Totti, Cannavaro, Buffon, Gattuso, Pirlo, Materazzi y un largo etcétera de un ejército que tras sucumbir ante el muro francés, por fin pudo obtener la corona de laurel más prestigiosa. 

De esta manera, remando todos en la misma dirección, los azzurri lideraron su grupo integrado por Ghana, USA y República Checa cediendo solo un empate ante los norteamericanos para medirse a Australia en octavos.

Como se ha mencionado anteriormente, el banquillo italiano era amplio en auténticos gladiadores que se transformaron en leyenda y una de las mayores de su historia, sin ser titular, atendería la llamada de socorro del Imperio: Francesco Totti anotaría a sangre fría el penalti señalado sobre Grosso (no exento de polémica) en el minuto 93 de partido.

Más adelante -con el eterno capitán romano ya de la partida- los pupilos de Lippi arrollarían a la Ucraina de Andriy Shevchenko por 3-0, siendo Zambrotta y el doblete de Luca Toni los goleadores. A continuación tocaba volver a enfrentarse a los anfitriones del mundial, esta vez Alemania, sin embargo, las filas italianas aprendieron la lección de ocho años antes. 

Trío de leyendas en el campo de batalla: Ballack, Pirlo y Totti. Fuente: FIFA.
Trío de leyendas en el campo de batalla: Ballack, Pirlo y Totti. Fuente: FIFA.

En las semifinales los transalpinos sacaron a relucir lo más primario de su gen competitivo, demostrando la resistencia suficiente para no bajar los brazos ante ningún rival sin importar las circunstancias. 

Esta vez la batalla se marchó a la prórroga, donde los nervios de acero de los descendientes del catenaccio brillaron con luz propia y muestra de ello fue el temple que exhibió Pirlo para servirle una magistral asistencia a Grosso, en el minuto 119, que de primeras perforó la portería defendida de Lehmann.

Si anteriormente surgió la figura de Totti, esta vez fue otra leyenda como Del Piero quien se encargaría de cerrar el marcador definitivo a través de un lanzamiento de calidad propio de unos pocos elegidos como el propio mito bianconeri.

En la final se volvía a cruzar en su camino la Francia de Zidane y como bien escenificó Marco Materazzi: "la venganza es un plato que se sirve frío". Más allá del famoso incidente entre ambos, los dos fueron protagonistas por ser los goleadores del encuentro

Nuevamente una tanda de penaltis contra los franceses, pero en esta ocasión Fortuna, diosa romana de la suerte, estaría presente al lado de los suyos. Muestra de ello fue el abandono de esta hacia David Trezeguet, verdugo goleador de Italia en Francia 98 y Bélgica 2000, quien esta vez estrellaría su lanzamiento en el travesaño. Por parte italiana no habría errores y el resto ya es historia.

Sudáfrica 2010: la caída del Imperio Italiano.

Robert Vittek fue elegido el mejor del partido en la eliminación italiana. Fuente: FIFA.
Robert Vittek fue elegido el mejor del partido en la eliminación italiana. Fuente: FIFA.

Lo que no intuían los italianos es que al cobrarse su esperada venganza, los galos les traspasarían la maldición e irrevocablemente sufrieron el mismo destino que su antecesor europeo en el trono. 

Emparejados en el Grupo F junto a Paraguay, Nueva Zelanda y Eslovaquia, las filas azzurri -muy esquilmadas en cuanto a calidad sin referentes de la dimensión de Totti, Del Piero ni Inzaghi- fueron incapaces de sumar un triunfo. Histórico costalazo frente al combinado eslovaco, que siempre fue por delante en el marcador      (3-2) en el partido definitivo y que sí alcanzó la eliminatoria de octavos.

Plantillas.

Sudáfrica 2010 (España): ganar, ganar, ganar y volver a ganar.

El primer mundial teñido de rojo español para la mejor generación. Fuente: FIFA.
El primer mundial teñido de rojo español para la mejor generación. Fuente: FIFA.

El legado de Luis Aragonés en 2008 tuvo el mejor de los homenajes al volver a tocar la gloria en la cita mundialista. Conscientes de la oportunidad de oro que tenían frente a ellos, la mejor generación de futbolistas españoles, luchó con sudor, lágrimas y sangre para alzarse con su primera Copa del Mundo.

De esta manera, los de Vicente del Bosque comenzaron su andadura de menos a más: perdiendo por la mínima en un fatídico partido inaugural contra Suiza y venciendo gracias a su juego colectivo y al olfato goleador de David Villa (quien acabaría como máximo artillero de la competición) a Honduras y Chile.

Al fin de cuentas pasaron primeros de grupo y la Portugal de Cristiano Ronaldo se presentaba como su nuevo obstáculo. Sin embargo, sería nuevamente el siete de España quien declinaría la balanza en favor de los suyos.

Seguidamente, el reto de pasar de cuartos, siendo el rival de turno una muy buena trabajada tácticamente Paraguay, quien hizo esforzarse hasta la extenuación al combinado español. Sin lugar a dudas un partido no apto para cardíacos: Casillas agrandó su leyenda parando un penalti a Cardozo, X.Alonso falló el suyo después de que le anularan el primer intento y un gol –¿de quién sino?- del Guaje Villa que dio hasta tres veces en la madera antes de entrar.

Carles Puyol elevándose más que nadie para batir la meta alemana. Fuente: FIFA.
Carles Puyol elevándose más que nadie para batir la meta alemana. Fuente: FIFA.

Dejada atrás tal locura, en semifinales tocaba un viejo conocido: la Alemania de Löw. Afortunadamente para los españoles se volvería a repetir el marcador de la anterior Eurocopa, pero en vez de Fernando Torres sería un Carles Puyol con motor a propulsión quien se elevaría a los cielos de Sudáfrica para cazar un centro perfecto de Xavi Hernández desde el saque de esquina.

España se metía en la final del Mundial por primera vez en su historia, el rival sería la Holanda de Sneijder, Robben y Van Persie entre otros, pero eso no fue impedimento para que la Roja se alzara con el título. En esta ocasión sería Andrés Iniesta quien grabaría su nombre a fuego en la historia, confirmándose así como un auténtico emblema de este deporte

Brasil 2014: la venganza mecánica.

Robin Van Persie lideró la revancha tras la final perdida cuatro años antes. Fuente: FIFA.
Robin Van Persie lideró la revancha tras la final perdida cuatro años antes. Fuente: FIFA.

Los lectores de este reportaje ya sabrán cual es el siguiente capítulo de esta historia. Efectivamente, la maldición volvió a actuar para convertir la gloria en ruina y España no pudo salvarse.

Como los italianos ante los franceses, Holanda se cobró su venganza al humillar a los de Del Bosque con un contundente 1-5, propinándoles una estocada mortal de la cual no se recompondrían.

Además, dado que las penas nunca vienen solas, Chile también se desquitó de su derrota en el Mundial de 2010 y dio la puntilla con los goles de Vargas y Aránguiz.

La última jornada frente Australia fue un compromiso tedioso, dada la estéril victoria por 0-3,  para los futbolistas españoles que evidenció el adiós de muchos de sus estandartes como Villa, Alonso, Xavi o Casillas

Plantillas.

Rusia 2018: Alemania, ¿la excepción que confirma la regla?

Tras siete semifinales entre Mundial y Eurocopa, Alemania alzó su cuarto título. Fuente: FIFA.

La eficiencia y constancia alemana tuvo su premio en Brasil después de llegar en siete ocasiones (al menos) a las semifinales, tanto en Eurocopa como en Mundial, desde la final perdida contra la canarinha en 2002.

Su victoria ante la Argentina de Leo Messi supuso la recompensa a la regularidad ofrecida por una generación comandada por futbolistas del calibre de Lahm, Schweinsteiger, Özil, Kroos, Müller, Podolski y el máximo anotador de los mundiales: Miroslav Klose con 16 dianas

Sin embargo, la pregunta clave ahora es: ¿caerá Alemania presa de la maldición del campeón europeo? Pues para empezar hay un dato que llama a la esperanza para el pueblo germano: la regeneración de plantilla.

Así como sus antecesores no supieron nutrir de recambios de calidad a los soldados que se alzaron como campeones, Joachim Löw ha dado paso a la nueva camada en vez de sobreexigir a los veteranos. Tal y como se ha mostrado en las listas de convocados, Alemania es quien posee la media de edad más joven en el mundial conseguido y en el posterior torneo (tomando como referencia su última convocatoria).

En los dos casos, esa cifra se ubica en los 26 años de edad mientras que Francia pasó de 27 a 29España de 26 a 28. Mención aparte merece Italia, ya que aunque la rebajó, su media como campeona ya era la más elevada con 28 y los sustitutos nunca estuvieron a la altura de sus antecesores, confirmándose esta teoría al ser la única de las selecciones citadas que no estará en Rusia.

A pesar de todo lo expuesto, solo el tirano tiempo nombrará un nuevo dueño del trono mundial del fútbol, aportando nuevas alegrías y decepciones igual de intensas a los participantes. Lo que resulta inevitable es que solo una única selección conseguirá bordar la estrella de la victoria sobre su escudo para la posteridad

Plantillas.

 

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