Protagonista en cada recodo del verde, Gavi asume con naturalidad su liderazgo en las internadas del FCB Cadete B de Sergi Milà y Pere Romeu. Indiscutible en cada plan de ataque trazado en la pizarra 'culé', el palaciego diseña con suma exquisitez cada jugada maestra abocada en la red.

Cobijando sus primeros pasos en el Liara Balompié pero horneado en la cantera del Real Betis Balompié, Gavi poco tardó en demostrar sus grandes dotes con el esférico en sus pies. Los 96 goles anotados en el campeonato doméstico con el Benjamín A de Fernando Cáceres despertaron los cánticos de sirena de los grandes clubes del panorama nacional. Villarreal CF, Real Madrid, Atlético de Madrid y FC Barcelona lanzaron sus redes sobre Gavi, que acabó decantándose por vestir sus sueños de azulgrana. Con apenas 10 años desplegados en sus botines, Gavi se incorporaba a la disciplina catalana la temporada 2015-2016 como el jugador más pequeño de La Masía y con la tediosa sanción FIFA sobrevolando los aledaños de ‘Can Barça’.

Gavi con el FCB Cadete B este curso. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

En las filas del FCB Alevín A de Marc Serra en su primera campaña como azulgrana, Gavi tropezaba con uno de los inicios más duros a su corta edad. Desde su llegada en el mercado estival en 2015 hasta la venida del mes de enero de 2016, el centrocampista azulgrana aguardaba con recelo su estreno con la elástica ‘culé’, perseverando en el fin de la sanción al club catalán. Sin embargo, una maltrecha lesión arrinconaría por un tiempo sus sueños. Sería en el III Torneo Solidario Vicente Ferrer – Sant Cugat Esport frente al RCD Espanyol dónde un fortuito choque con la pierna del arquero rival acabaría por fracturarle la nariz. Gavi logró deshacer las tablas en el marcador con su gol, sin embargo la salida del guardameta ‘perico’ exiliaría al andaluz fuera de los terrenos de juego poco más de un mes tras pasar por quirófano.

Su perseverancia, arma incontestable en su esencia, le permitía coronarse en su primera campaña con el FCB Alevín A con el título de campeón del Grupo 1 de la Preferente Alevín en el campo del Tecnofutbol (5-11) dónde lograba firmar un ‘doblete’ en un equipo capaz de ganar los 28 partidos disputados en su competición. Ese mismo año el caprichoso destino le encauzaría a disputar la final del Torneig de Falles en Burriana contra el Real Betis, anotando uno de los goles de la final que acabaría tiñéndose de azulgrana (2-1) y convirtiéndose en el jugador con más proyección del torneo.

Gavi esta temporada. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Desdeñado el duro arranque con el FC Barcelona, Gavi camina por su cuarta temporada como azulgrana fortaleciendo las cualidades que le permiten coronarse como uno de los jugadores más trascendentales de La Masía. Pese a moverse con suma belleza por cada rincón del verde tapiz, el juego pasa siempre por sus botas. Inscrito este inicio de curso con el FCB Infantil A de Álex Urrestarazu, sus grandes dotes en la medular le auparon a consagrarse como pieza clave en el FCB Cadete B de Sergi Milà. Además, sin ser el gol una de sus mejores armas, sus seis goles en los diez partidos de la competición regular le aúpan como segundo máximo artillero del equipo, empatado a goles con Toni Caravaca y a uno de Biel Vicens, con siete tantos, 'pichichi' del FCB Cadete B. 

La etiqueta del mejor alevín del fútbol andaluz no arrugó a Gavi, que supo dejar atrás la joven promesa de Sevilla para consumarse como una realidad. Su talento innato tampoco pasa desapercibido para Julen Guerrero, seleccionador nacional de la Sub15 en una toma de contacto para dar el gran salto a la Sub16, que sí compite en partidos oficiales y dónde el andaluz se forja bajo sus órdenes.

Gavi con el FCB Cadete B. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Su gran calidad técnica y su creatividad con el esférico cosido a sus pies le convierten en un jugador irremplazable sobre el césped. Omnipresente en cada jugada, transcendental en el manejo del 'tempo' y con gran manejo de las dos piernas, Gavi cuida el balón como su mayor tesoro capaz de detener el tiempo cuando el esférico toca sus pies. Fino de cara a portería y delicado a la hora de asistir a sus compañeros, el sevillano aflora con su polivalencia en los metros finales. La versatilidad en sus recursos cuando quebranta el área rival le dotan de la peligrosidad necesaria para armar la embestida final. El maestro de ceremonias dónde nada se entiende sin su presencia.