Y una vez más el Cádiz CF sale mal parado de Asturias. No sabemos si es el frío del norte, si el almuerzo les habrá sentado mal o si, como parece más lógico, la actitud y aptitud de algunos jugadores durante el partido dejaron bastante que desear si pretendían llevarse una victoria.

Álvaro Cervera apostaba fuerte en el inicio y ponía en liza a un equipo que parecía buscar el ataque. José Mari volvía al centro del campo junto a Garrido en detrimento de Álex Fernández y por Jairo, que estaba sancionado, entraba la sensación del mercado invernal, el venezolano Darwin Machís. En el centro de la zaga lo que todo el mundo esperaba, Sergio Sánchez sustituía a Marcos Mauro y Carmona haría lo propio en el lateral derecho en lugar de Rober Correa.

Inicio esperanzador

El partido empezaba bien para los de la Tacita de Plata y la primera jugada clara era para los visitantes en una cabalgada del extremo venezolano por la banda izquierda. El ex del Granada empezaba a demostrar lo que es capaz de hacer y centraba con maestría un balón a la cabeza de Manu Vallejo para que rematara con potencia. Champagne sacaba el esférico de dentro de la portería en lo que fue un gol fantasma y el árbitro, como viene siendo habitual, pitaba en contra del conjunto amarillo cada vez que había una duda.

Pero ahí no paraba la cosa, una tarjeta amarilla a Kecojevic por una ¿falta? demostraba que de nuevo, los gaditanos se enfrentarían una vez más a un arbitraje casero cuando llega como visitante.

Cuando la afición cadista todavía buscaba una repetición buena para resolver si el gol de su equipo debió subir o no al marcador, marcaba el Oviedo en un saque de córner. Cifuentes conseguía despegar como podía el primer remate pero lo dejaba muerto dentro del área para que Carlos Hernández marcara a placer sin que nade le molestara. El equipo local metía el miedo cada vez que ponía una pelota a balón parado pero el Cádiz seguía metido en el partido durante estos minutos.

La primera iba llegando a su fin cuando el conjunto amarillo realizaba la mejor jugada del partido. Triangulación de tiralíneas entre Manu Vallejo, Lekic y Machís para que este último marcara el gol del empate en el día de su debut. Se conseguía lo más difícil y el gol parecía llegar en el mejor momento antes del descanso.

Pero la alegría duraba bien poco con un fallo clamoroso de la defensa cadista. A Carmona le robaban la bola y permitía el ataque de Bárcenas, que disparaba a puerta para que, una vez más, Cifuentes no lograra despejarla fuera de su alcanza y la dejara muerta para que Diegui fuera quien marcara a placer. Mazazo para los visitantes justo antes del descanso.

Segunda parte tirada a la basura

Y si en la primera parte daba la sensación de que el Cádiz mereció más y era castigado por fallos puntuales, la segunda podrían habérsela ahorrado ambos equipos. Un nuevo disparo peligroso de Machís al comienzo daba esperanzas de que la remontada era posible, pero sólo era un espejismo.

El míster hacía un doble cambio en el que daba entrada a Álex y Querol, que también debutaba. La escuadra amarilla lo intentaba sin mucha convicción y exceptuando alguna jugada aislada no daba sensación alguna de peligro. Mientras, el Real Oviedo malograba alguna contra clara para poner tierra de por medio pero no lograba matar el partido.

El equipo local dejaba pasar los minutos hasta el final y el Cádiz seguía con numerosos fallos en el pase desde el principio de la jugada. Los cadistas se desquiciaban con el árbitro, que seguía haciendo de las suyas y parecía loco por pitar el final del partido para que los de casa se llevaran los tres puntos. Mucho ha de mejorar el Cádiz si no quiere verse alejado de los puestos de playoff pronto, aunque lo mejor sería centrarse en los 50 puntos visto lo visto y luego ya se verá.