Lucas Olaza fue una de las incorporaciones invernales del Celta de Vigo. Venía para reforzar una posición que flaqueaba en Balaídos, el lateral izquierdo. Si bien es cierto que tras la salida del canterano Jonny llegó David Juncà, en lo que va de curso el catalán no ha mostrado el nivel que se le pedía. Por esta razón, la llegada de Olaza, que venía de jugar la final de la Copa Libertadores, despertó ilusión entre el celtismo.

Sin embargo, el charrúa no contaba en absoluto para Cardoso, siendo un descarte habitual en las convocatorias. Tras la llegada de Escribá, la situación parecía no mejorar, pero todo cambiaría el 16 de marzo en el Bernabéu, pues en el minuto dos de partido, Juncà sufrió una lesión que aún lo tiene apartado del verde a día de hoy, lo que le abrió la puerta a Olaza.

El uruguayo debutó en Balaídos contra el Villarreal, en el que sería el punto de inflexión que iniciaría la buena racha del Celta, aún vigente. El lateral disputó un magnífico partido, sobre todo en labores ofensivas, llegando a culminar su noche con una asistencia que suponía el 2-2 en el marcador. Desde ese partido jugado el 30 de marzo, el uruguayo se ha asentado en el puesto del lateral izquierdo y todo indica que relegará a Juncà al banquillo en cuanto regrese de lesión.

Una dupla de oro con Maxi Gómez

Maxi Gómez celebrando su tanto ante el Villarreal | Fuente: LaLiga
Maxi Gómez celebrando su tanto ante el Villarreal | Fuente: LaLiga

El delantero de 22 años parece haber encontrado un gran socio de su mismo país. La pareja Maxi-Olaza está destinada a dar tardes de gloria en Vigo, pues el lateral domina la faceta de centrar balones envenenados al área, un lujo para un cabeceador nato como Maximiliano Gómez.

De momento, el delantero ya ha marcado un gol de cabeza tras centro de Olaza, además de rematar unos cuantos más a puerta. Asimismo, los dos charrúas alardean día a día de su gran relación personal en redes sociales.