Todos los que conocen el engranaje de la Liga Iberdrola, saben que es muy difícil llegar a imperar en el trono español por la alta competencia que hay entre los equipos. Uno de los duelos más intensos es el disputado entre el Club Atlético de Madrid y el Fútbol Club Barcelona. En él, está en juego el orgullo competitivo de ambos equipos, pero también, el liderazgo en una tabla clasificatoria que hasta el final de la temporada no conoce su sentencia definitiva.

Entre tanta lucha, es imprescindible darlo todo para evitar caer antes de tiempo. Un pequeño fallo puede dejarte fuera de las aspiraciones fijadas al principio de la temporada. Víctima de ello ha sido el conjunto liderado por Lluís Cortés. Al principio, con Fran Sánchez a la cabeza, las azulgranas comenzaron la competición de la regularidad de la misma forma en la que lo han hecho en temporadas anteriores y ya con el técnico de Balaguer, comenzaron a pisar los talones del conjunto rojiblanco, que con José Luis Sánchez a la cabeza, ha vuelto a proclamarse campeón con una ventaja más que contundente, pero imprecisa hasta el tramo final.

Con el que fuera asistente dentro del staff del primer equipo, la plantilla ha conseguido ponerle las cosas difíciles a su máximo rival en una temporada en la que la caída en la Copa del Rey terminó siendo eclipsada por la gesta conseguida en la máxima competición continental.

Una final anticipada en las semifinales de la Copa de la Reina

A pesar de la dificultad que suponía el enfrentarse a las rojiblancas, las azulgranas afrontaban las semifinales de la competición nacional con ganas de revancha por lo sucedido en la competición doméstica y también, con pies de plomo.

Habiéndose enfrentado en las últimas tres finales disputadas de forma consecutiva, los partidos de las semifinales podrían resultar ser la sentencia definitiva de una competición en la que el azar siempre suele sorprender. En esa eliminatoria, las vigentes campeonas sucumbían ante la efectividad de cara a portería mostrada por Ludmila Da Silva, que con un doblete, llegaba a una final en la que la Real Sociedad de Fútbol terminaría imponiéndose con claridad para conseguir su primer título nacional.

Las pupilas de Lluís Cortés caían en la competición nacional y de esta forma, comenzaron a centrarse en la máxima competición continental. La UEFA Women’s Champions League pasó a ser un objetivo más que deseado por las azulgranas en el momento en el que el título copero y el título liguero pasaron a ser imperceptibles.

Un balance positivo que sirvió para coger rodaje de cara a Europa

El balance conseguido por las azulgranas en la Liga Iberdrola ha resultado ser más que positivo si globalizamos todo lo confeccionado por la plantilla durante la temporada. De los treinta partidos disputados y persiguiendo muy de cerca al Club Atlético de Madrid, monopolio personificado y ganador, las de Lluís Cortés han conseguido la victoria hasta en veinticinco ocasiones, han firmado tres empates y han cosechado dos derrotas.

Ante la imposibilidad de conseguir el título en el tramo final, cuando el conjunto rojiblanco puso tierra de por medio, el Fútbol Club Barcelona comenzó a centrarse en coger rodaje de cara a avanzar en la máxima competición continental.

Con setenta y ocho puntos, las azulgranas se han quedado muy cerca de batir al conjunto rojiblanco, que con ochenta y cuatro y algo más de experiencia, ha revalidado lo conseguido en temporadas anteriores.

Más que una gesta: un sueño

Nadie pensaba que el Fútbol Club Barcelona de Lluís Cortés iba a llegar a la final de la UEFA Women’s Champions League. Después de haber quedado eliminadas de forma tempranera en temporadas anteriores, las azulgranas afrontaban la nueva temporada europea con algo más de optimismo y sintiéndose capaces de poder hacer algo ante tanta competencia. Ante la imposibilidad de triunfar en la Copa de la Reina y en la Liga Iberdrola, comenzaron a centrarse en la máxima competición continental y con perseverancia y resiliencia, supieron eclipsar el inexistente palmarés conseguido durante la temporada llegando a la gran final.

Los goles marcados por Kheira Hamraoui y Mariona Caldentey ante el Bayern de Múnich en las semifinales pusieron al conjunto azulgrana en los focos de atención de cara a la gran final que se viviría en Budapest el 25 de mayo. Los aficionados blaugrana estallaron de emoción cuando la delantera mallorquina les dio el pase al duelo más importante de la temporada, a sabiendas de que a su vez, la victoria significaba que habían hecho historia.

Con Lluís Cortés a la cabeza, las azulgranas conseguían cumplir un sueño y hacían que el fútbol femenino español quedara grabado en la órbita europea. Con el técnico de Balaguer, el Fútbol Club Barcelona llegaba a su primera final de la UEFA Women’s Champions League y sin jugarla, ya habían hecho historia.

Finalmente, el broche de oro no llegó, ya que el reto era más que difícil. Enfrente, las de Lluís Cortés tenían al Olympique Lyonnais Féminin, el vigente campeón de la competición que había alcanzado cinco veces el trofeo. Con el pitido final, las azulgranas no se quedaron con un mal sabor de boca. Las azulgranas consiguieron franquear lo infranqueable: el fútbol español también tiene cabida en la gloria europea.