La temporada 14/15 fue un antes y un después en el Barça que llegaba de una etapa bastante complicada marcada por la resaca creada por la salida de Pep Guardiola rumbo al Bayern de Munich. Una salida que creó un problema a la directiva y a la secretaria técnica del Barça, que acabó eligiendo al discípulo del mismo, Francesc ‘Tito’ Vilanova, que hizo todo lo que su enfermedad le permitió para mantener la línea originada por Pep en el inicio de su andadura en el primer equipo azulgrana en el 2010. Una vez la temporada terminó, ‘Tito’ decidió no continuar en el banquillo, lo que abrió la puerta a un nuevo entrenador, Gerardo ‘Tata’ Martino, que pasó sin pena ni gloria por el banquillo acabando la temporada sin ningún título. Precisamente esto fue lo que aceleró el desembarco de Luis Enrique, que llegaba de hacer una muy buena temporada al mando del Celta de Viga.

En una reunión con Andoni Zubizarreta, secretario técnico del equipo azulgrana en esos tiempos, se acabó de fraguar una de las incorporaciones que daría más ilusiones y logros al Barça. El 19 de mayo de 2014, cuatro días después de que el mismo Luis Enrique anunciara que abandonaba el Celta, el club culé hizo oficial la llegada del técnico asturiano al Camp Nou. Una llegada que sorprendió a muchos, pero que con el paso del tiempo fue cogiendo normalidad al ver la gran eficacia y competitividad que demostraba en cada entrenamiento y partido su equipo. Ese hambre de triunfos y la alta intensidad auguraba un futuro inmediato muy bueno para el Barça de Luis Enrique, que acabó la temporada consiguiendo los tres principales títulos, un logro que nadie había conseguido desde Pep Guardiola. Pues la etapa del asturiano en el banquillo azulgrana fue gloriosa y sin duda alguna, una de las mejores de la historia del Barça.

  • Un método guerrero y competitivo


Luis Enrique si algo busca en sus equipos es que luchen cada balón y busquen la portería contraria en todo momento, algo que concuerda con la filosofía establecida en el club por Johan Cruyff hace ya casi dos décadas. Esa filosofía ha permanecido durante muchos años en el club gracias a la formación que recibían los jugadores en los filiales, y a la multitud de entrenadores con el mismo pensamiento que han pasado por el banquillo. Luis Enrique, no iba a ser menos y encajó de maravilla con el estilo de fútbol azulgrana con alguna que otra variante que hizo que el Camp Nou vibrará con el futbol de su equipo dirigido desde la batuta del asturiano.

Luis Enrique, principal artífice del triplete 'culé'. Foto: FCBarcelona
Luis Enrique, principal artífice del triplete 'culé'. Foto: FCBarcelona

El Barça de Lucho destacaba por transmitir principalmente la competitividad y a ambición como valores, una declaración de intenciones que no admitía transiciones, tampoco pausa y tiempo, solo vértigo y exigencia desde el inicio. Y así fue, las intenciones del entrenador asturiano se vieron reflejadas en el equipo nada más empezar la temporada mostrando una cara nueva que no se le había visto en los dos últimos años al mando de ‘Tito’ y el ‘Tata’. El equipo mostraba un plus de competitividad y motivación en cada balón que se jugaba sobre el campo, como si fueran a una marcha más que el rival. Eso fue algo determinante en la conquista de los tres principales títulos, el hecho de que los jugadores estuvieran al cien por cien con Luis Enrique, que incluso en algunos momentos parecía uno más en el campo al verse reflejadas sobre él sus indicaciones.

Este método aplicado por el entrenador de Gijón acabó por hacer de un equipo dormido por la falta de títulos en las dos últimas temporadas, a un súperequipo competitivo el cual temía toda Europa por su gran juego y eficacia a la hora de atacar y defender.

  • El camino a la gloria

Jugadores del Barça celebrando el titulo de Liga. Foto: FCBarcelona
Jugadores del Barça celebrando el titulo de Liga. Foto: FCBarcelona

El recorrido que tuvo que pasar el equipo azulgrana para llegar a la consecución de los tres títulos no fue fácil, con multitud de partidos y con muchas complicaciones durante el paso de la temporada. No fue ni mucho menos un paseo rodeado de rosas y claveles, todo lo contrario, el trayecto hacia el triplete estuvo plagado de obstáculos y problemas que tuvo que paliar Luis Enrique desde el banquillo con la ayuda de sus jugadores desde el campo.

La temporada empezó con problemas, ya que uno de sus principales fichajes y referentes de la delantera, Luis Suárez no podía jugar hasta octubre por culpa de una sanción de la FIFA por el ya conocido incidente con Chiellini en el mundial de 2014 de Brasil. El entrenador asturiano tuvo que optar con otras opciones de la cantera como fueron las incorporaciones al primer equipo de dos de los jugadores que más despuntaban en el Barça B, como Munir y Sandro. El primero tuvo más relevancia al destacar de forma inmediata marcando goles con las estrellas del Barça a sus 18 años. Algo muy parecido a lo que está sucediendo en la actual temporada con Ansu Fati, que ante los problemas de lesiones en la delantera está teniendo oportunidades para jugar en el primer equipo. El problema de la sanción no supuso mucho problema ya que llegó en la primera parte de la temporada, donde no había aún ningún titulo en juego. El delantero uruguayo debutó con la elástica azulgrana en una gran cita, como era un clásico ante el Real Madrid, que sumó la primera derrota azulgrana en liga, lo que hizo también que el equipo blanco se adelantara en la tabla, pero no por mucho tiempo ya que poco a poco el equipo fue cogiendo ritmo y tras una cuantas victorias consecutivas consiguió colocarse de nuevo en la primera posición.

Tras esta derrota, el Barça cosechó numerosas victorias en todas las competiciones, algunas con goleadas con el tridente formado por Messi, Luis Suárez y Neymar que disponían de mucha pólvora en sus botas, complementandose entre ellos y sumando goles para el equipo azulgrana. Pero todo cambió una vez empezó el 2015, en un partido en Anoeta en el que parecía que todo el trabajo de la primera parte de la temporada se tiraba por la borda por una decisión de mucho carácter y valentía de Luis Enrique dejando en el banquillo a multitud de jugadores importantes en el sistema del asturiano con tal de rotar a la plantilla. El Barça finalmente perdió por 1-0, y desaprovechó la derrota del Real Madrid en esa misma jornada. Eso hizo que se crearan una serie de movimientos que acabaron con el despido de Zubizarreta, máximo confidente de Lucho en el club, y con el aumento de confianza entre jugadores y staff técnico. Luis Enrique dejó de lado las rotaciones en el resto de la temporada y hubo más comunicación en el vestuario. Esa derrota supuso un punto de inflexión en el equipo azulgrana.

El Barça seguia ganando y demostrando que era uno de los mejores equipos del mundo. Llegó la fase final de la temporada con un clásico decisivo para la consecución del título liguero, y unas dobles semifinales en copa ante el Villarreal y en Champions ante el Bayern de Pep, otro de los grandes candidatos al máximo titulo europeo. El Barça superó el clásico con un 2-1 en el Camp Nou, que alimentó aún más la moral y las ganas de conseguir el titulo por parte de los jugadores azulgranas. En las semifinales de Champions, el Barça con un Leo Messi como buque insignia hizo una gran actuación tanto en el partido de ida como en el de vuelta sumando un 5-3 en el global, que certificó la clasificación del equipo azulgrana a la gran final de Berlin. Para poner la guinda del pastel, el Barça se clasificó también para la final de la Copa del Rey con contundente 6-2 en el global de la eliminatoria frente al Villarreal.

  • El triplete, el broche de oro a una temporada magnifica

El triplete cosechado por el Barça de Luis Enrique. Foto: FCBarcelona
El triplete cosechado por el Barça de Luis Enrique. Foto: FCBarcelona


El Barça estaba clasificado para dos finales y a un simple paso de conseguir el titulo liguero en una dura lucha contra su máximo rival, el Real Madrid, al cual dejó con las vitrinas vacías en esa temporada. Los aficionados azulgranas consideraban la posibilidad de ganar los tres títulos como una clara oportunidad de dejar tocado a su rival de cara a la próxima temporada. La liga, llegaba a la penúltima jornada con el Barça liderando la liga con 90 puntos a cuatro del Real Madrid, con la posibilidad de dar la estocada final y certificar matemáticamente la consecución del título. Pero antes se tenían que enfrentar al Atlético, que la temporada pasada ya le creó problemas en la fase final del campeonato, pero esta vez era diferente, era un Atlético muy debilitado a casi 13 puntos del líder. Messi, liderando una vez más al cuadro azulgrana anotó el gol que le daría el titulo liguero al Barça, el vigésimo tercero en su historia y la primera pieza del puzzle del triplete.

Poco después llegaría una de las finales de la temporada, la final de la Copa del Rey, frente al Athletic Club, que nada pudo hacer frente a la magia del ’10’ azulgrana que se disfrazó de superhéroe y en una jugada maradoniana acabó por romper en pedazos las esperanzas de los leones. Un nuevo titulo en el palmarés del Barça, y otro titulo más para Luis Enrique, que estaba ante la oportunidad de hacer historia y conseguir el triplete. Pero antes tenia que enfrentarse a la Juventus de Massimiliano Allegri, que también optaba al triplete, en la final de Champions League en Berlin. El Barça no tuvo mucho problema y con los goles de Rakitic, Luis Suárez y Neymar cerró un 3-1 que le dio al equipo azulgrana el titulo que los reconocía como los mejores de Europa, y que les daba el soñado triplete.

Con la consecución de la Champions League, el equipo azulgrana con Luis Enrique al mando cerraron una temporada de ensueño e histórica, al convertirse en el segundo entrenador en conseguir el triplete en su primera temporada al mando del primer equipo azulgrana, solo superado por Pep Guardiola, al cual muchos le compararon. La llegada de Lucho al banquillo del Barça marcó un antes y un después en el club azulgrana, tras varias temporadas de sequía y de transición. Un triplete muy significativo.