La temporada no acababa, pero al jugador blanco le tocaba despedirse debido a la lesión de tobillo. Se despidió con unas duras palabras, “Lo que mejor le venía al club y lo que mejor le venía a Raúl era que se tomara este camino”, así dijo adiós a 16 temporadas, 741 encuentros oficiales y 323 goles que convirtieron al madridista en el segundo máximo goleador de la historia del Real Madrid.

“Zaragoza… Fíjate cómo son las cosas, allí jugué mi primer y mi último partido. En el primero tuve muchas ocasiones y no marqué ningún gol, y en mi último partido con la camiseta del Real Madrid, lesionado en el tobillo en una jugada antes de que se hiciese el cambio, corrí hacia la portería, Cristiano me pasó el balón y pude marcar ese último gol y fue en el mismo escenario. Mi primer y mi último partido con la camiseta del Real Madrid fueron en Zaragoza”, declaró Raúl cuando se cumplían 25 años de su debut el año pasado.

Tras una temporada en la que el jugador blanco había perdido la titularidad de la que había gozado toda su carrera, la inesperada lesión de Van der Vaart le abrió las puertas para saltar al terreno de juego. Esto permitió cerrar su etapa de sequía de goles que venía arrastrando dos meses. 

El partido comenzó con dureza, 47 faltas realizadas. A punto de marcharse el jugador blanco tras la lesión de tobillo, se acercó a la portería y con el pase de Ronaldo consiguió encajar el balón en las redes blanquillas. Se retiró con su cojera, pero como tercer máximo goleador de la historia de La Liga. El merengue se marchó ampliando la historia del dorsal número 7 y dejaría ese legado a la persona que le ayudó a marcar su último tanto.

La posibilidad de jugar con el primer equipo, se la dio Jorge Valdano, le dio la llave para lograr su sueño, el de ser futbolista y jugar en el Bernabéu. Raúl no tuvo suerte en su primer encuentro contra el Real Zaragoza, ya que no consiguió marcar ningún tanto. Pero tras 16 años la ciudad zaragozana le brindó lo que se merecía, y le dio la posibilidad de acabar con buen sabor de boca el partido.

“Tengo mucho cariño a esa ciudad y al estadio de La Romareda”, como él mismo ha afirmado en entrevistas el ahora entrenador del Castilla en Segunda B, por todo lo que le ha dado el estadio zaragozano. El 24 de abril de 2010 es una fecha que se quedará grabada para la historia del fútbol. Uno de los más grandes de la historia jugaba su último partido, y por si fuera poco, lo hizo lesionado, marcando el último gol de su vida y dando el último beso a su anillo. Decidió cerrar el ciclo de su carrera en el mismo sitio donde lo empezó, en La Romareda.

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